PERDÓNAME (JiKook) - Capítulo 8
Capítulo 8
Jimin POV:
Abro los ojos lentamente sintiendo los
párpados pesados. La radiante luz de la ventana me permite ver a mi pequeño,
acurrucado a mi lado dormido plácidamente. Es inexplicable el sentimiento que
me recorre, porque quiero levantarme para no interrumpir su sueño pero por nada
del mundo me moveré privándole de la comodidad y el calor de mi cuerpo. Aunque
un impulso egoísta me sorprende queriendo abrazarle sin que me importe
despertarle, solo quiero sentir su cuerpo siendo presionado junto al mío. Pero
lo evito.
Vuelvo a cerrar los ojos pero su
cuerpecillo revolviéndose allí en mi pecho me obliga a mirarle. Es demasiado
tierno, gira una, dos, tres veces hasta que se da cuenta de que está despierto
y se obliga a abrir sus ojos siendo yo la primera imagen que estos ven.
—Buenos días Hyung… —Dice adormecido.
—¿Cómo has dormido?
—Muy bien… gracias por dormir conmigo.
—No hay de qué… vamos a desayunar…
…
Hoy ya no llueve, el día parece agradable
sin embargo preferí no salir. De nuevo sus padres llaman pero esta vez preferí
no sacar el tema ya que lo más probable es que no me hicieran caso, como la
última vez. No importa. Yo mismo tengo pensado tomar medidas en el asunto.
Pero eso ahora no es importante, estoy
sentado en el sofá mientras Kookie está en el cuarto buscando un libro que
trajo para leer. Viene corriendo una vez lo ha encontrado y se tira a mi lado
en el sillón. Lo miro sonriendo y me responde el gesto tumbándose allí y
colocando su cabeza en mi pierna, de manera que
me permite acariciarle los brazos, atusarle el pelo, jugar de manera muy
disimulada con cada parte de su pequeño cuerpo que dejaba a mi alcance.
Él coloca el libro a varios centímetros de
su cabeza y comienza a leerlo para él solo emitiendo sonidos que no podía pasar
por alto. Escuché la historia de una princesa que encuentra a su príncipe
atrapado en el cuerpo de una rana. Un cuento que yo también conocía pero que
jamás llegué a creerme.
—Eres muy hermoso Jungkookie… —Digo
esperando que no le dé demasiada importancia a eso.
—No tanto como este príncipe.
—Un día serás tan hermoso como él…
—Soy como este feo sapo. –Dice haciendo un
mohín con sus labios y señalando la rana en el dibujo.
—Debes ser besado por una princesa
entonces… —Asintió alicaído—. ¿Puedo intentarlo? –Me mira sin comprender pero
luego cuando encuentra sentido a mis palabras ríe descosidamente.
—Hyung… ¿eres una princesa? –Aparto el
libro de sus manos teniendo su cara libre y su pequeña cabeza apoyada sobre mi
muslo está perfecta.
Inclino mi cuerpo y él no se resiste, tal
vez sabe que no puede o confíe lo suficiente en mí como para no temer nada en
absoluto pero cuando por fin está a menos de un milímetro de mí, su caliente
aliento desata en mí todo lo que he intentado guardar por mucho tiempo.
Nuestras narices se encuentran las primeras y me ayudan a juntar nuestros
labios. Y por fin, lo hago, le beso.
Sus pequeños labios se ven insignificantes
en comparación con los míos pero aun así los disfruto como la mejor droga que
haya pasado por mis venas. La adrenalina que esto me provoca es demasiado
intensa para controlarla. Él no se mueve y yo tan solo me limito a mover mis
labios de la manera más dulce, esperando que le resulte agradable. Su boca con
sabor a leche con galletas me enloquece. Es el mejor sentimiento de inocencia
que he catado y no puedo evitar continuar hasta que me detengo movido por el
remordimiento que supone para mí verle a él tan cohibido conmigo.
Me separo comprobando que había cerrado
sus ojos durante el beso. Sonrío a él de la manera más inocente que pude y
retomo el motivo de mi beso.
—Ves… Eres un príncipe de verdad… —Me mira
sorprendido y animado al mismo tiempo y se levanta de su lugar en mi sofá para
correr al espejo más cercano y comprobar mi teoría pero se ve sumido en la
decepción cuando se da cuenta de que no ha cambiado en absoluto. Regresa al
salón enfadado.
—Eres un mentiroso hyung… —Su puchero me
conmueve y no puedo evitar estrecharle entre mis brazos y obligarle a sentarle
en mis piernas. Sigue enredado en mi cuello pero le aparto para mirarle.
—No he mentido. Eres el príncipe más guapo
del mundo para mí.
—Pero para ti no. Yo quiero a una chica
guapa. –Sus palabras, sin que él se diera cuenta, me dolieron en lo más
profundo de mi alma.
—Entiendo. –Atuso su pelo mientras muevo
mis piernas imitando los pasos de un caballo olvidando mi nerviosismo.
—¿Dónde está tu princesa, Hyung? –Sus ojos
son grandes, sus verdades más aún.
—No lo sé. –Claro que lo sé, frente a mí
está la princesa de mis sueños aun en un cuerpo de hermosa mariposa—. Tal vez
deba buscarla mejor…
—Eres muy guapo hyung… —Coge mis mejillas
con ambas manos y las estruja provocando que haga un pico con mis labios—.
Encontrarás a una chica tan guapa como esas idols que salen en la tele.
—¿Cómo quieres que sea tu princesa Kookie?
—Mmm… —Piensa durante unos segundos—.
Alta, con ojos muy grandes y pelo muy largo…
—¿Y no prefieres a un chico con el pelo
corto y ojos pequeños?
—Aww… ¡no! –Pone una cara de asco que yo
mismo me revuelvo en mi propia bilis—. Es asqueroso hyung, yo no puedo estar
con otro hombre… papá dice que eso es feo y una traición.
Sus duras palabras me duelen como estacas
pero su sonrisa convencida de lo que dice es peor que nada.
—Kook…
—me mira expectante—. Encontrarás a una bonita chica… no te preocupes…
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