AMOR ARTIFICIAL [Parte I] (YoonKook) - Capítulo 1
CAPÍTULO 1
Autora:
Han pasado unos cuantos meses desde que me eliminaron esta historia de Wattpad. Muchas personas me han pedido volver a leerla y este blog nace gracias a estas peticiones. Gracias a todos los que me habéis apoyado en esta empresa. Espero que compartáis este blog y mis historias con todos aquellos que quieran leerlas.
Disfruten del fanfic. Gracias.
———.———
Yoongi POV:
05 – Octubre – 2017
VIERNES
El otoño siempre ha sido mi estación del año favorita. Ese olor a humedad en el ambiente, esa brisa a través del pavimento, levantando las primeras hojas que ya se han caído. Los colores tierra y esa sensación de que se aproxima algo de forma inminente. Siempre me ha gustado la ropa de entretiempo. No me considero presumido ni nada parecido, pero la ropa de invierno no luce y la de verano estorba. Me gusta la sensación de que voy con la ropa justa y que en cualquier momento pueden empezar a caer gotas. Sí. También me gusta el riesgo. Hoy hace un día de esos. Soleados, pero con algunas nubes opacando la fuerza de los rayos. Las hojas se desprenden de los árboles y algunos no se arriesgan, han sacado sus paraguas a la calle, como yo.
El bus en el que circulo hoy está algo abarrotado. Viernes a las cinco y media de la tarde. Los jóvenes salen de casa, los adultos regresan de sus trabajos. Yo me dirijo al mío agarrado de una de las barras del autobús mientras que con la otra mano sujeto una bolsa de plástico repleta de comida. No es comida que necesite refrigerador ni tampoco que pueda derretirse fácilmente. Una bolsa de fruta con plátanos y otra con cerezas, algunas conservas, un saquito de arroz y uno de harina, junto con un par de latas de refresco. Pesan un poco, pero tampoco hay ningún asiento libre y yo me balanceo junto con el paso de la bolsa cada vez que el bus hace algún movimiento brusco o cuando hace una curva muy pronunciada. Tampoco tarda tanto en llegar a la siguiente parada y dos o tres personas se bajan, pero se suben seis, con lo que la diferencia no es notable pero sí es negativa. Hay más gente en el bus.
Miro el espacio en el exterior a través de una de las ventanas a mi lado. Quedan unas cinco paradas antes de que me tenga que bajar y cuento una por una las paradas y los lugares en los que el bus va a detenerse. Hago este recorrido cada día de lunes a viernes dos veces al día, una por la mañana y otra por la tarde. Y otras dos veces de vuelta, una a la hora de comer y generalmente otra por la noche, cuando ya se ha pasado la hora de cenar. Por eso llevo comida, porque no tengo otro momento para comprarla. No me dirán nada por dejarla en mi puesto de trabajo, dado que yo soy mi propio jefe.
El autobús hace un movimiento brusco al arrancar de nuevo y me agarro con fuerza al palo en el que estoy sujeto. A mi izquierda está una de las puertas de salida y a mi derecha dos asientos ocupados. En uno de ellos hay un hombre de mediana edad con una chaqueta de lana marrón con coderas de cuero. Siempre me gustaron esas chaquetas y me le quedo mirando con ternura, pues me recuerda a algunos de mis profesores de universidad. También lleva una corbata fina negra y una camisa blanca debajo. El señor mira distraídamente hacia el exterior mientras tamborilea con sus dedos sobre una de sus piernas, distraído. A su lado hay un chico joven, de unos veinte años, que mira igualmente distraído, la pantalla de su teléfono móvil mientras debe estar reproduciendo algo de música en los cascos que tiene en cada oído. Son cascos pequeños, blancos que se unen al teléfono móvil por un cable blanco igual. El teléfono tiene una funda negra brillante con unas letras en japonés que no entiendo. El chico no parece japonés. Tiene el pelo oscuro, rostro limpio y piel suave. Se muerde el labio inferior mientras ve algo en el teléfono móvil y con uno de sus pies da pequeños toquecitos en el suelo al ritmo de una música que no oigo.
El chico repentinamente alza la vista, seguramente porque se haya sentido observado por mí y yo la retiro al instante, con las mejillas levemente coloreadas fingiendo normalidad. El chico sonríe de lado, divertido, pero a mí no me lo ha parecido. Me ha hecho sentir avergonzado porque me le he quedado mirando sin motivo alguno. Tan absorto como él miraba su teléfono móvil y como el señor a su lado mira la ventana. Cuando él vuelve a retirar su mirada al teléfono yo vuelvo a echar la mía sobre él. No puedo evitarlo. Es como un acto involuntario de un deseo incomprensible. Está ahí, lo siento. Necesito mirarle y sé que no está bien, porque podría ofenderlo o incluso yo podría parecer alguien reprobable, pues soy muy mayor que él, pero me quedo mirando sus facciones como expectante a un lienzo Barroco*.
Sus facciones son muy suaves. Son dulces y aniñadas. Tiene el cuerpo fuerte y es seguramente más alto que yo, pero su rostro, es casi poético. Es angelical y me hace sentir muy abochornado por mi comportamiento. Tiene la nariz redondeada y graciosamente protuberante, casi cómica, pero extrañamente encaja con el conjunto y no se ve tan llamativa. Ojos negros, muy oscuros, con pómulos redondeados y labios esponjosos y rosados. El superior algo más fino, el inferior se ensancha en la parte central, donde justo debajo nace un pequeño lunar que me suscita un pequeño cosquilleo. Algo divertido debe haber visto en su teléfono porque sonríe levemente, casi de forma disimulada y sus dientes salen a la superficie de sus labios para mostrar una sonrisa infantil y rosada. Sus mejillas muestran unas arugas propias de una carne tersa y me muerdo el labio inferior mientras observo cómo sus orbes negros se mueven a través del reflejo de la pantalla. Y de nuevo, su mirada sobre mí.
Rápido la aparto de nuevo pero esta vez ya ha sido demasiado llamativa, demasiado violenta. Y seguro que mis facciones no estaban en la mejor mueca con lo que carraspeo unos segundos y desvío la mirada al otro lado del bus pero su cuerpo se levanta del asiento y tengo la sensación de que va a empujarme, o va a marcharse nada más que el bus se detenga, intimidado por mi presencia. Cuando consigue salir del asiento y se agarra del mismo soporte metálico que yo, me mira directo a los ojos con una sonrisa amable y me señala el asiento con la mano. Yo me quedo un tanto dubitativa, incluso confuso y avergonzado.
—Siéntese. –Me dice con voz amable y los ojos escondidos en una línea oscura, por su amplia sonrisa.
—¿Qué? –Le pregunto casi desfallecido.
—¿No es eso lo que miraba? El asiento… —Vuelve a señalar el asiento vacío.
—Oh… yo…
—Va cargado con la compra. –Me señala las bolsas y yo intento no prolongar más la situación y actúo casi por instinto, saliendo de la incómoda situación que me había formado en la cabeza. Asiento con las mejillas ardiendo y justo cuando me voy a sentar y a poner la bolsa sobre las piernas, el autobús frena de forma repentina y la bolsa de las cerezas y el saco de harina se caen justo a los pies del muchacho de forma inevitable. Intento contenerlos en el aire pero una mano ha ido a parar al soporte delante de mí para no estrellarme yo contra él y la otra sujetaba solo parte de la bolsa.
—Mierda… —Murmuro mientras me agacho a recoger la bolsa de las cerezas que gracias a Dios no se ha abierto cuando la mano del muchacho se adelanta a mis movimientos y es más rápido que yo, rescatando la bolsa de la fruta y entregándomela. Yo le sonrío como respuesta y después vuelve a repetir el proceso con el saco de harina. Me lo extiende y yo sonrío de forma casi abochornada. Desearía esconderme debajo del asiento si pudiera, pero su sonrisa tranquilizadora me hace sentir reconfortado—. Muchas gracias, muchacho. Eres muy amable…
—No hay de qué. –Dice agarrándose del soporte en el que yo estaba y se acerca a mí, hablándome en un susurro—. Hoy en día le dan el carnet de conducir a cualquier. ¿Verdad? –Me pregunta con una sonrisa amable y yo asiento, embobado por sus gestos. Aún tiene los cascos en sus oídos y mientras que con una mano se sujeta en el poste, con la otra se mete el móvil en los vaqueros. Va vestido con unos vaqueros claros y una camisa negra metida dentro de los pantalones. Yo a su lado me veo demasiado informal, con unos vaqueros negros y un jersey negro de cuello alto.
—Gracias… —Le digo cuando me retira la mirada—. Por el asiento… —Digo señalando el asiento en donde me he sentado y él niega con el rostro quitándole importancia—. Por un momento pensé que me lo cedías porque me veo muy mayor. –Bromeo y él reí mirándome y negando con el rostro.
—No, no se preocupe. No era por eso. Se ve joven, Seguro que no tiene más de veinticinco. –Me dice y yo chasqueo la lengua, apartando la mirada mientras me avergüenzo.
—Treinta. –Le digo y él da un respingo, sorprendido.
—¿De verdad? Se ve muy joven. –Yo le sonrío de forma amable y le señalo los cascos.
—¿Qué escuchas?
—Gorillaz*. –Me dice sonriendo y me pasa uno de los auriculares que me acerco a la oreja más cercana a él y escucho la música, levemente sofocada por el ruido de las personas alrededor y el sonido del bus—. Esta canción se llama Tomorrow comes today. Es una de mis favoritas. –Yo asiento mientras le devuelvo el auricular y él reconoce en mi expresión indescifrable que no sé de qué música me habla, por lo que niega con el rostro, quitándole importancia.
—Te ves muy amable, para ser tan joven. Tengo que viajar en este bus cuatro veces al día y me da miedo cada vez que tengo que lidiar con chicos de tu edad. Son unos maleducados.
—Seguro que no se ha encontrado con tantos, los que más llaman la atención son siempre los que se toman como modelo de conducta de una generación, y eso siempre nos afecta a los demás. –Dice mientras se balancea suavemente por el vaivén del bus. La siguiente parada llega, se bajan cinco personas y suben dos. Solo me queda una parada más y en la siguiente he de bajarme.
—¿Vas a la escuela? –Le digo señalándole la pequeña mochila que lleva a su espalda y que casi me pasa desapercibida. Es de cuero negro.
—Vengo de allí. Los viernes salimos a las cuatro y media, aunque he tenido clase también por la mañana.
—¿Y qué estudias, si no es mucha intromisión?
—Para nada. –Dice negando con el rostro—. Un poco de conversación en el bus no está de más. Me paso horas en silencio al día. Estudio medicina. –Dice sin más, quitándole importancia.
—Vaya, te ves muy maduro. Seguro que puedes con todo… —El bus vuelve a detenerse y el chico mira la parada, pensativo. Después mira a las siguientes calles y acaba por volver la mirada a mí.
—Me bajo en la siguiente. –Me anuncia, a lo que yo me pongo en pie, llevándome la bolsa conmigo.
—Yo también. Tengo que seguir haciendo recados y luego he de ir a trabajar. –Le digo agarrándome a su lado de uno de las barras metálicas.
—¿En qué trabaja, si no es intromisión? –Me pregunta, sonriendo.
—Tengo una consulta, soy psicólogo. –Digo y él asiente, sonriendo.
—Vaya, espero que le vaya bien hoy en la consulta. –Sentencia y espera unos segundos a que el bus se estacione y cuando las puertas se abren ambos bajamos a la par, nos despedimos, él con un gesto de su mano y yo con una mirada sonriente y nos alejamos en dos direcciones opuestas de la acera.
———.———
*Barroco: El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir el arte y que, partiendo desde diferentes contextos histórico—culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro, etc.
*Gorillaz es un grupo británico creado en 1998 por Damon Albarn y Jamie Hewlett, una banda virtual de rock alternativo conformada por cuatro personajes ficticios de dibujos animados. La banda virtual que representa al proyecto fue creada por Jamie Hewlett en Essex, Inglaterra. Los cuatro miembros ficticios de la banda son 2—D, Noodle, Murdoc Niccals y Russel Hobbs. La mayoría de sus canciones vienen acompañadas de vídeos musicales animados, en 2D y 3D, estos vídeos suelen tener una trama y un orden cronológico entre ellos.
AAAAHHHHH soy feliz denuevo ;--;
ResponderEliminar¡Estoy tan contenta de poder leer de nuevo mi historia favorita!. Hasta le puse soundtrack...la de "come to me" de Björk...es que le queda tan bien. ❤️
ResponderEliminarAmo mucho, te leo desde Wattpad, y extrañaba sus escritos.💖
ResponderEliminarJo¡¡ Muchas gracias¡
Eliminarsoy tremendamente feliz con esta historia, la he leído mil veceeees ♥️♥️♥️
ResponderEliminarJoo cuanto me alegro de que puedas volver a leerla¡
EliminarHace no sé cuántos años que no leo este fic. Estoy tan feliz ahora por decidir leer por segunda vez
ResponderEliminarWow, espero que lo disfrutes como la primera vez :)
EliminarCynthia, te he extrañado mucho. Leí amor artificial por primera vez en wattpad y jamás te volví a encontrar. HASTA AHORA! Que gusto verte de nuevo 🥰🥰😝👋
ResponderEliminarOh! Qué feliz me hace que me hayas podido encontrar. Aquí tienes la mayor parte de las historias. fanfics y poemas que tuve allí. Eres libre de recorrer el blog a placer.
Eliminar