PERDÓNAME (JiKook) - Capítulo 7

 Capítulo 7

 

Jimin POV:

 

Un peso enorme sobre mi vientre me hace saltar de golpe en la cama y me despierto inevitablemente viendo la tierna cara de JungKook sobre mí. El maldito se ha tirado encima.

—¡Muy buenos días hyung!

—¿Se puede saber qué diablos haces tirándote sobre mí?

—Despertarte…

—NO vuelvas a… —mis palabras son detenidas por un tierno beso que posa sobre mi mejilla. No puedo evitar sentirme realmente conmovido con su pequeño gesto y me obligo a sonreír débilmente.

Él me abraza enrollando como puede sus brazos en mi cuello y descansando su cabeza en mí allí, con todo su cuerpo estirado sobre mí.

—¿Has dormido bien? –Pregunto curioso pero por lo que puedo ver la respuesta va a ser positiva.

—Sí hyung, mejor que nunca. –Mis manos van a mis ojos para aclarar la imagen ante mí desperezándolos y bostezo sintiéndome lleno de vida por un momento. Vuelco mi cuerpo en la cama dejando a JungKook bajo mi cuerpo realmente sorprendido. ¿Cómo puede verse tan lindo e inocente?

—Hyung aparta, no seas tan malo…

—No Kookie. –Intento no descansar mi cuerpo sobre el suyo para no hacerle daño pero a la vez impidiendo que no se escape—. Vas a sufrir un ataque de cosquillas que…

Vuelve a besar mi mejilla y yo de nuevo debo callarme ante aquello… no puedo evitarlo. Coge mis mejillas e impulsa su cara hacia la mía para dar besos húmedos por toda mi epidermis. Disfruto de cada uno sintiendo mis pómulos arder.

—¿N—no quieres de—desayunar? –Pregunto tartamudeando inevitablemente.

—¡Sí! –Grita emocionado y se aparta de mí esperando que yo me levante también. Y así hago. Cuando tengo ambos pies sobre el suelo y me dispongo a salir su voz me llama desde atrás y le veo saltar desde la cama. Tengo el tiempo justo para extender mis brazos hacia él y dejar que se encarame a mí con sus extremidades. Ríe como un descosido y yo no puedo evitar reír también.

—¿Qué quieres desayunar, amor?

—¡Chocolate caliente!

—Eso tendrás…

 

 

 

—¿Jimin? –Descuelgo el teléfono oyendo la voz de la señora Jung.

—Buenos días señora, ¿cómo está usted?

—Un poco triste, como comprenderás…  —Había olvidado el motivo de su viaje.

—Oh… cierto, disculpe mi descuido.

—No importa, dime ¿cómo está mi pequeño Jungkook?

—Muy bien señora, aquí está a mi lado. ¿Quiere que se lo pase?

—Si no es mucha molestia…  —El pequeño ya me miraba expectante y coge mi teléfono móvil con cuidado de no dejárselo caer. Me mira con una sonrisa pícara mientras habla. Es demasiado bonito.

—Sí mamá, sí mamá. He dormido bien mamá. Cené pasta, —deja que pasen unos segundos—, chocolate caliente y galletas mamá. –Me mira sabiendo que le estoy sobrealimentando con dulces pero él ríe inocentemente—. Vale mamá. A dios… —Él me pasa el móvil y una vez esta en mi poder salgo del salón encerrándome en la cocina. Mientras, escucho la voz de su madre.

—Muchas gracias de nuevo Jimin, eres muy amable de…

—Disculpe señora, pero me gustaría comentarle una cosa. Quería hacerlo en persona pero me temo que no puedo esperar.

—No importa muchacho, dime…

—Anoche cuando JungKook se duchó vi unos golpes extraños en uno de sus costados. Él me dijo que había sido un chico de clase y que usted lo sabía, pero ya sabe, es un niño y no sabía si creerle.

—Sí, lo sé.

—¿Y cómo es posible que no haya hecho nada al respecto? –Mi voz denotaba verdadera rabia contenida.

—¿Y qué esperas que haga?

—Lo primero es ir a hablar con el director, y posteriormente informar a los padres del chico en cuestión.

—No es lo más conveniente Jimin.

—¿Cómo?

—De todas maneras no eres nadie para decirnos a nosotros como debemos cuidar de Jungkook.

—Lo siento pero creo que usted debería… —la conexión se corta porque ella ha decidido hacerlo. ¿Yo no soy nadie…? Haré que recuerde mi nombre el resto de su vida.

 

 

Su mano en la mía zarandeándose de un lado a otro mientras caminamos es extraño porque no estamos acostumbrados pero es sin duda la mejor experiencia que he tenido nunca. Lo miro y como sabe que le veo me sonríe sin mirarme. Respiro profundamente apartando la vista y es ahora cuando siento sus ojos en mí. Demasiado agradable para que todos mis sentidos puedan atender con claridad.

Hemos terminado de dar una vuelta por el parque más cercano a mi casa y estamos de regreso a está dando un dulce paseo que sería más dulce si un rayo no atravesara el cielo seguido del estridente ruido de su trueno. Él se para en seco y me veo obligado a cogerle en mis brazos y salir corriendo por la rápida lluvia que se desencadena empapándonos a ambos.

No soy un gran deportista y menos estoy acostumbrado a llevar un niño en brazos por lo que debo detenerme al poco de haber comenzado correr. Nos escondemos bajo los salientes de un balcón evitando que la lluvia nos encuentre. Le miro y está asustado por los estridentes ruidos que recorren las calles. Se abraza a mí como puede pero me veo obligado a bajarle de mí y dejarle unos segundos en el suelo indefenso.

Me quito la chaqueta del traje quedándome en camisa, en invierno, pero no me importa. De nuevo se sube a mis brazos y yo rodeo su pequeño cuerpo con mi chaqueta evitando que su temperatura corporal descienda por la humedad que le va a proporcionar el agua por la que vamos a pasar. Debo ir ahora porque en unos minutos, la situación empeorará hasta el punto de calarnos hasta los huesos.

 

 

Salgo de la cocina después de haber lavado los platos y el pobre niño está donde lo dejé, envuelto en una pequeña manta, que en él se ve inmensa, sentado en el sofá viendo la televisión. Ha estado callado y asustado desde que oímos el primer trueno y no reacciona a ningún estímulo que le proporciono. Como mucho me regala una leve sonrisa comprendiendo mi frustración.

—Jungkook, ve a lavar tus dientes. –Él se levanta retirando la manta de sus piernas y yo le sigo hasta el cuarto de baño para imitar su higiene. Le veo mirarse a sí mismo en el espejo evitando mirarme a mí, estoy seguro de que se avergüenza de su propio comportamiento pero más se avergüenza por no poder evitarlo. Toco su hombro con mi mano pero él da un respingo retrocediendo.

—¿Estás asustado? –Pregunto serio y firme.

—No hyung. –Y él me contesta de la misma manera, desgraciadamente sin asumir su miedo. Pero no importa.

—Vamos, a la cama. –Lo veo lentamente introducirse entre las sábanas y yo me siento a su lado acomodándolas a su forma. Doy un beso en su frente y me despido deseándole buenas noches.

—¿A dónde vas? –Me pregunta cuando estoy saliendo por la puerta con sus grandes y lastimeros ojos mirándome asustado. Su boca está entreabierta asombrado por mi comportamiento.

—Duérmete Jungkook. –Salgo de allí con mi corazón encogido y con la imagen de un Jungkook tembloroso en mi mente. Esta noche no podré dormir.

 

 

Oigo las gotas de lluvia golpeando duramente todos los cristales de mi casa. Las luces y los truenos dando estallidos allí donde llega el sonido. Uno más en la noche y mi cuerpo se ve sumido en la adrenalina del susto. Incluso yo estoy asustado. Respiro profundamente y me levanto en silencio del sofá media hora después de haberme tumbado. Camino al cuarto y una vez llego abro la puerta sintiendo las vibraciones en el suelo por otro trueno haciendo eco en mi casa.

Llego a la cama y levanto levemente las sábanas viendo allí el cuerpecillo de mi niño encogido y llorando. Ahogando sus lágrimas en la mullida tela del peluche. Se aferra a él como si le fuera la vida, y tal vez sea así pero no puedo evitar arrebatárselo de sus débiles manos y hacer que me mire asustado. No me importa que quiera su peluche, aquí estoy yo para remplazarlo.

Me tumbo junto a él y agradece de buen grado mi cuerpo como un sustituyente de algo inanimado. Nos cubro a ambos con las gruesas mantas y lo abrazo a mí tal y como él se mantenía sujeto al muñeco. Porque él es para mí lo que el juguete es para él un placebo* con función reconstituyente.

—Te quiero mi bebé, no llores por favor. –Susurro para que solo él me oiga.

—Hyung, no te vayas. –Lloriquea.

—Jamás… Ahora duérmete. Estoy aquí, tranquilo, estoy aquí… —Repito como un dogma*. Como una oración que reitero hasta la saciedad, hasta que por fin cae en un plácido sueño protegido por mis brazos alrededor de su pequeño cuerpo.

Y de nuevo, yo me veo obligado a dormir con el dulce aroma de su pelo impregnando mi almohada, colándose en mis fosas nasales, produciéndome un éxtasis mayor que cualquier droga que haya catado hasta ahora. Duermo, una noche más, con él a mi lado.

 

———.———

 

*Placebo: Sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz; tiene el mismo aspecto, gusto y forma que un medicamento verdadero pero está hecho de productos inertes y sin ningún principio activo.

*Dogma: Punto esencial de una religión, una doctrina o un sistema de pensamiento que se tiene por cierto y que no puede ponerse en duda dentro de su sistema.

  

 

 

 

Capítulo 6                            Capítulo 8              

 Índice de capítulos

Comentarios

Entradas populares