PERDÓNAME (JiKook) - Capítulo 12
Capítulo 12
Jimin POV:
Flashback
Recuerdo aquel día. Mi primer día como
jefe del departamento de recursos humanos en la empresa en la que hoy trabajo.
Salí de casa animado, casi dando saltos de
alegría por haber conseguido librarme de mi padre y el resto de su familia. He
terminado mis estudios y son lo suficientemente válidos como para ocupar el
puesto de trabajo por el que opté. Ayer mismo me hicieron la entrevista y pasé
de sobra. Estoy seguro de que me encantará el trabajo.
Caminé por la calle acordándome de que
olvidé desayunar aunque sea una taza de café por lo que entré en una tienda que
estaba de camino a mi oficina y nada más cruzar la puerta la sonrisa de una
mujer que creí encantadora me saluda siendo correspondida por mí.
—Disculpe. Soy nuevo aquí y me gustaría
saber si tiene café para tomar ahora mismo. Cualquier cosa…
—Claro señor, aquí mismo… —Sus palabras
son interrumpidas por una pelota rodando en nuestra dirección que termina su
curso chocando en mi pie. Me río ante ello y veo salir a un pequeño niño detrás
de unas estanterías—. Disculpe señor, mi hijo es muy maleducado…
—No se preocupe. –Me agacho y recojo la
pelota allí a mis pies y la miro detenidamente observando el rostro sonrojado
del niño ante mí—. ¿Esto es tuyo? –Le pregunto esperando una respuesta que no
llega. Simplemente me mira a mí y a su madre alternativamente.
—Contesta Jungkook… —Exige su madre.
—Sí. –Afirma asintiendo.
—Entonces… toma… —Me arrodillo para
tenerlo cara a cara y le entrego la pelota que la recibe con gusto y su sonrisa
se torna enorme. Preciosa.
—Perdona hyung… —Su voz es débil pero
consigo oírla y me veo obligado a no montar una escena porque es la voz más
preciosa que he escuchado. Acompañada de una mirada tan tierna e inocente que
ha conseguido conmoverme por completo. Respiro profundo viéndole esconderse de
nuevo tras las estanterías pero sé que aun soy objetivo de su mirada por mucho
que intente esconderse allí.
—Tiene un hijo precioso. ¿Cuántos años
tiene?
—Cuatro, señor.
—Aww… que tiempos en mi infancia cuando
tuve su edad…
—¿Cuántos tiene usted?
—Veintitrés.
—Aquí tiene el café, disfrútelo, y espero
verle más a menudo por aquí…
—Desde luego. –Me retiro pero antes de
salir por la puerta me despido con un gesto de mi mano de los dos grandes ojos
que me miran entre las estanterías.
Vaya... entonces, así se conocieron...
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