PERDÓNAME (JiKook) - Capítulo 11
Capítulo 11
Jimin POV:
Respiro hondo y sujeto más fuertemente el
volante en mis manos. De nuevo encerrado en mi coche esperando por Jungkook
pero esta vez aparcado frente a su casa esperando porque salga con sus amigos
para ir de fiesta, como cada sábado.
Lo veo salir y poco a poco caminar por la
calle en dirección a la discoteca donde siempre me toca ir a buscarlo. Detengo
el coche y me bajo a la par que él entra allí en ese sitio infecto y oscuro. La
música parece querer quebrar mis oídos con su volumen. Las luces alumbran a
todas partes pero esto no puede estar más oscuro.
Poco a poco se acercan a la barra y veo
como cada uno pide una copa y en menos de cinco minutos se la han terminado. Yo
apenas he catado la mía, observándolos a ellos como un espectáculo en la
distancia. Gritan, saltan y provocan a los allí presentes. No son más que críos
inmaduros que gastan el dinero de sus padres en inútil alcohol.
Piden la segunda y cuando están a punto de
terminarla me limito a intervenir con mi presencia alarmando el pacífico rostro
de JungKook.
—¿Qué diablos haces aquí? –Se obliga a
gritar por el nivel de la música.
—Vamos a casa Jungkook. –Agarro su brazo y
le obligo a salir pero sus amigos le retienen prohibiéndome llevármelo conmigo.
Él mismo se zafa de mi tan fácil como un tirón de brazo.
—¿Qué dices? Vamos hyung… ¡únete a la
fiesta! –Agarro el cuello de su camisa haciendo que el vaso de cristal en su
mano caiga rompiéndose en pedazos. La gente se alarma y me lo llevo cuanto
antes evitando las miradas de los desconocidos que bien poco me importan.
—Suéltame de una vez… —Se revuelve a mi
lado pero se detiene una vez lo estampo contra la puerta cerrada del coche que
debe abrir para entrar—. Hijo de puta…
Mi mano va directa a su mejilla golpeando
allí haciendo que su cara se vea obligada a girar en la dirección en que le he
golpeado. Queda paralizado por unos segundos pero cuando asimila lo que le he
hecho se vuelve contra mí para arremeterme, algo imposible porque le supero por
tres en fuerza y nada más que se acerca a mí lo suficiente le inmovilizo contra
el coche teniéndolo cara a cara.
—Sube—al—coche. –Me detengo en cada
palabra para que me entienda con claridad. Inmediatamente pero refunfuñando
sube al coche y se abrocha el cinturón esperando que el lugar al que le llevo
sea su casa, pero no. Es la mía.
—¿Qué hacemos aquí? –No le contesto, no
hace falta. Llegamos a mi piso, bueno, él llega porque no le he soltado en
ningún momento el brazo, y cuando entramos cando la puerta tirando las llaves
por ahí.
—¡Pensé que no volverías a salir después
de lo de la última vez!
—¿Me has seguido? –Oigo sus palabras
lejanas porque me encamino a mi cuarto para tirar en la cama el abrigo. Pero él
imita mis pasos.
—Me he cansado Jungkook, —saco el móvil
del bolsillo desbloqueando su pantalla—, voy a llamar a tu padre para que…
—¡De ninguna manera! –Su mano aparece
delante de mí y me arrebata el dispositivo estampándolo contra la pared más
cercana a nosotros. Me quedo viendo los trozos esparcidos por el suelo de mi
móvil.
—¿Sé puede saber que haces? –Empujo su
cuerpo para arrinconarlo contra la pared detrás de él. Se mantiene digno y con
confianza pero mi cuerpo le intimida lo suficiente como para no mirarme
directamente.
—Hyung… Si vas a golpearme de nuevo…
—Voy a golpearte, sí. –Agarro el cuello de
su camisa y aprieto mis puños—. ¿No entiendes que me importas demasiado? Tanto
que me he cansado de controlarme. Ya no lo soporto más. Voy a hacer lo que
siempre he querido.
—¿De qué hablas hyung…?
—Ahora verás… —Agarro fuertemente los
cabellos nacientes en su nuca y tiro de ellos provocando que alce su rostro de
manera que puedo devorar más fácilmente sus labios. No es la primera vez que
los cato pero es como si lo fuera. Se resiste interponiendo sus manos entre
nuestros cuerpos pero yo no las siento. Tira de mi ropa para alejarme, gira su
rostro para evitar que le bese pero cuando no son sus manos ataco su cuello
mordiendo su clavícula.
—¡Para Jimin! Esto es asqueroso… por el
amor de Dios…
Sus palabras no ayudaban a que me detenga.
Quiero mostrarle lo delicioso que es mi gruesa polla atravesando su culo, y eso
hago. Me deshago de sus pantalones como puedo y cojo una de sus piernas
abriendo su entrada todo lo posible teniendo en cuenta que está apoyado contra
la pared. Esta pierna la enrosco a mi cintura pero él no me deja porque se
revuelve en mis brazos.
—¿Qué vas a hacer? –Su voz asustada me
demostraba que aún era un niño inocente.
—Voy a golpearte con mi polla tan duro que
vas a suplicar por más.
—No me hagas esto Jimin, no me gustas, —una
de mis manos va a su muslo en mi cadera y el otro a su nuca—, perdóname,
perdóname hyung…
No me importan sus palabras, ya no me las
creo y por eso coloco su entrada en la punta de mi glande y penetro tan rápido
como puedo viendo ante mis ojos como un niño de quince años es violado por uno
de treinta y tres. Su pequeño cuerpo revolviéndose ensartado en mi falo,
moviéndose con las embestidas que yo le proporciono.
—Ah, ah, ah… suéltame por favor. Perdóname
te lo ruego… —llora con lágrimas que ruedan mojando todo su rostro de agua
salada. Yo lamo cada gota sintiendo el sabor más dulce que he probado.
Su muslo blanco en mi mano es muy
manejable porque ha perdido toda su fuerza en resistirse a mi cuerpo. Su
interior es tan apretado… tan caliente… deliro de tan solo ser consciente de la
experiencia que estoy viviendo, tanto tiempo esperando por ella y no he podido
contener mis instintos un poco más. No importa disfruto el instante. Disfruto
de mi polla desapareciendo dentro de él y de su rostro descompuesto en dolor.
Su boca abierta dejando escapar los gemidos me mata, me tortura de la forma más
cruel posible porque suspira a mi lado provocándome escalofríos por todo el
cuerpo. Sus gemidos se tornan gritos cuando alcanzo lo que creo es su próstata
y golpeó allí hasta la saciedad.
No tardo mucho más en venir y ensuciar su
interior ralentizando los movimientos hasta que paro y suelto su cuerpo que por
culpa de la pérdida de fuerza sus piernas no el sostienen y cae al suelo ante
mí pero yo no le miro. Tan solo veo la pared ante mí entre mis cansados ojos.
—H—hyung… —Tartamudea bajo de mí—. ¿Me… me
has violado? –No le contesto.— Pensé que me cuidarías hyung… ¿He hecho algo tan
malo…? Perdóname por todo… yo no quería…
—Cállate.
—¿Qué le diré a papá? –Llora como un niño
perdido. No puede parecer tan inocente…— ¿Y a mamá? Duele hyung… no puedo
levantarme…
Le veo intentar ponerse en pie pero le es
imposible por el horrible dolor que debe estar sintiendo en su cadera, y que ha
debido sentir todo este rato. Lo miro y no siento nada que me incite a
ayudarle. Él no me ha ayudado en ningún momento. Jamás se preocupó por mi
persona, nada más que por el hombre que estructuraba su rutina del día a día.
Ha sido un egoísta y un desvergonzado
incapaz de preocuparse por mis sentimientos jamás cuando yo me he desvivido por
él. Le amo. Pero la persona responsable y madura en mi interior ha muerto. Ya
no puedo controlar por más tiempo a la bestia en mí.
💔💔💔
ResponderEliminar