PERDÓNAME (JiKook) - Capítulo 13

 Capítulo 13

 

Jimin POV:

 

Mi mano se aferra a la palanca de cambios y la muevo hasta la sexta marcha para que el coche vuele como la luz de camino al hospital. Mis ojos no pueden contener las lágrimas pero tampoco importa que mi visión se distorsione al volante, si me mato ahora mismo tampoco me importa, porque mi pequeño Jungkook está ingresado.

Una y otra vez rememoro en mi mente la llamada que acabo de recibir de su padre. Su voz retumba en mis oídos.

—Maldito hijo de puta. ¿Qué le has hecho a mi hijo? Cómo te encuentre pienso matarte.

—¿Cómo?

—Se ha cortado las venas, cabrón. Está en coma en el hospital. Ha perdido mucha sangre. –Colgué la llamada sintiendo mi corazón explotar dentro de mi pecho, y una vez erosionado se contrajo toda su masa creando un hueco allí insustituible.

Y es por eso que ahora conduzco rápidamente hasta el hospital, deseando que todo haya sido una broma pero no creo que su propio padre bromee y menos habiendo conocido los hechos sucedidos el otro día. Porque estoy seguro que los sabe. Los semáforos están en rojo, no importa. Ya nada me va a detener.

Llego allí y dejo el coche donde puedo, salgo y entro en el hospital sintiendo mi alma en el suelo, cada paso que doy me siento débil pero al mismo tiempo creo que puedo seguir corriendo hasta agotar mis fuerzas. Me detengo frente a la primera enfermera con la que me cruzo.

—Señorita, ¿dónde puedo encontrar la habitación de Jeon JungKook?

—Tercera planta, al final del pasillo a la derecha.

No le doy las gracias ni nada parecido ya que apenas ha terminado de hablar yo ya salgo en dirección del primer ascensor que encuentro pero veo que me equivocado profundamente ya que tengo tiempo para mirarme en el espejo junto a mí. Maldito reflejo que me hace único culpable del estado de la persona que más amo en el mundo. Mis ojos hinchados denotan claramente la falta de autocontrol sobre mi mismo en este momento pero cuando las puertas se abren no puedo pensar, me dirijo exactamente donde la chica me ha informado y puedo ya ver a un pequeño grupo de personas allí arremolinados en la puerta de una habitación.

Cuando estoy allí desplazo a todos aquellos para ver a mi pequeño niño en la cama allí tumbado, pálido y dormidito, cualquiera diría que está en perfectas condiciones pero las vendas alrededor de sus brazos me explican sin rodeos lo que ha sucedido. La gente allí me mira expectante y sorprendidos sin reconocerme. Pero su padre si lo hace y se abalanza hacia mí y me habría golpeado de no ser por su mujer deteniéndole segundos antes.

Sus palabras duras consiguen en mí un efecto automático de desesperación. Debería salir corriendo pero el dulce rostro del amor de mi vida está allí frente a mí y apenas puedo acercarme a él para pedirle perdón, para suplicarle que me perdone y obligarle a regresar conmigo al mundo de los despiertos. Sus labios rosados ya no son rosados, y su mirada está oculta bajo unos párpados inertes. Pero no importa porque es precioso de todas maneras.

Veo los pobres brazos de la madre de JungKook cediendo ante la fuerza de su marido y me veo obligado a salir corriendo, tanto o más de lo que me he esforzado por llegar hasta aquí, pero en vez de regresar a mi coche busco la salida en otro lugar y sin poder evitarlo subo todos y cada uno de los pisos superiores a donde estoy. Asciendo hasta que no hay nada por encima de mí, más que el cielo y la enorme culpabilidad que me empuja hacia el suelo como lo haría la gravedad si no hubieras sido siempre tú quien me sostenía, mi amor.

Te amo y me encantaría estar aquí ahora contigo, mirar este precioso cielo estrellado, juntos, sintiendo el frío en mis mejillas y las manos, mi aliento saliendo de entre mis labios de la manera más cruel posible: haciéndose visible por el vaho que se forma en mi rostro. Pero ya no importa, ¿qué importa más que todo el remordimiento que me atenaza? Te amo y por eso no puedo evitar caminar. Uno, dos, tres pasos, camino hasta que no siento el suelo en mis pies.

El fin de la caída se acerca antes de lo esperado y me abraza una rápida muerte liberadora.  

 

 

 

 

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