PARTE DE LA ÉLITE [PARTE II] (YoonMin) - Capítulo 47
Capítulo 47
Jimin POV:
Verdad, ¿qué es la verdad? Siempre lo tuve
como aquel conjunto de opiniones diferentes frente a un mismo concepto. Me
equivoqué pues la verdad era algo desconocido y completamente escondido en el
alma de Yoongi que no supo exteriorizar hasta no conocer la verdadera situación
en la que nos encontrábamos. Completamente absorto en mi amor no supe de quién
me había enamorado realmente y aunque me encantaba la ilusión del Yoongi que
creé en mi mente, sumiso, retraído y silencioso, la nueva versión que se me
mostraba, era sórdida y enfermiza. La amé por unos breves momentos en los que
se me permitió adorarla.
—Deberíais arder todos vosotros, como
hicieron arder el muro. Ojalá nos hubiéramos quemado todos.
Las reacciones de todos nosotros eran
variopintas y muy diferentes entre ellas y en ellas mismas dependiendo de las
palabras y la situación. Al principio yo me sorprendía y me atragantaba en los
momentos de las comidas o incluso le hacía callar pues sus palabras no me
parecían sensatas. Sin embargo, tras asimilar que al fin y al cabo la tumba nos
aguardaba, me importó una mierda qué pudieran hacernos o incluso qué le
hicieran a él porque interpondría mi cuerpo al suyo en el trayecto de una bala
y así no tendría la desgracia de contemplar su muerte. Eso creí.
La locura nos invadió e incluso acababa
riendo descontrolado al ver las pérdidas expresiones del resto que estaban
atónitos. Pero algo muy malo debió suceder en nosotros y es que todos
contemplamos la verdad con ojos libres de vendas y conscientes de que la muerte
estaba cerca. Todos moriríamos. Nos matarían pues no éramos más que un
espectáculo con el que las personas ya no se divertían ni de los que ya se
interesaban. Un proyecto fallido por las hormonas y los confusos criterios morales.
Aquello extraño que provocó el conocimiento de nuestra suerte hizo que todos lo
asumiésemos de diferentes maneras. Taehyung desaparecía más a menudo de lo que
me habría esperado de él, Hoseok proclamaba en alto las grandes verdades de
Yoongi y las ensalzaba con sus propias palabras. Namjoon se mantenía hierático
mientras que la derrotada expresión de Jin era la más confusa de todas, sin
duda. Alicaído, ausente e incluso enfadado. Estaba sumiso a su desconcierto por
toda la situación y este cambio comenzó a manifestarse en él desde el momento
en que mataron a los padres de Jeon. Una situación completamente desconocida
para él, que de conocerla, de seguro que no se esperaba que la crueldad del
país llegase a tal extremo en que obligase al propio hijo a matar a sus padres.
Fue una locura y no sé hasta qué punto tú,
que lees esto, eres capaz de empatizar con un pobre chiquillo que sacaron de su
mundo para formar parte de algo mucho más grande a costa de la vida de sus
padres. No sé si sabes cuánto dolor me han causado, físicamente. No sé si sabes
cuánto dolor he causado a otros. Al amor de mi vida. No sé si sabes qué es el
amor pero yo no estoy seguro de haberlo conocido y sé que suena contradictorio
pero lo que yo tuve con él, era el sentimiento más cruel, desquiciado y
enloquecido que pude sentir jamás. Era dolor, y más dolor. Amor era una palabra
que no tenía cabida entre nosotros y si reaparecía con su incesante presencia
demoledora, nos pisoteaba y nos hacía darnos cuenta de que tal vez era posible
alcanzar ese bello sentimiento lejos el uno del otro. Ya no importa si pude
hacer las cosas diferentes o si pude evitar todo el dolor. Incluso a veces me
culpo de su muerte. No, siempre lo hago aunque con matices diferentes. A veces
creo que fue tan solo suerte que él estuviera allí pues podrían haberme
escogido a mí también para aquello. Otras, creo que mis fuerzas me fallaron en
el peor momento y de veras creí que podía haber hecho algo para evitarlo. Lloro
siempre que lo pienso y se me hace pesado imaginar la posibilidad de vivir con
este dolor, pero aun no hemos llegado al momento en que me rindo a la vida.
El día de su muerte.
Fue a un día de que le dejasen regresar a
los entrenamientos después de la operación. Yo creí que al menos nuestra
esperanza de vida sería algo más lejano de lo que realmente ha sido y sin duda
estaba seguro de que regresaría a ver a Yoongi con nosotros en el entrenamiento
y volver a ganarle en un combate cuerpo a cuerpo. Creí que nos besaríamos de
nuevo como habíamos hecho la noche anterior. Besarnos, simplemente eso y sin
pasar a mayores pues no buscaba de él una salida a mis instintos sino tan solo
estar con él y abrazarle como si algo dentro de mí supiera que no tendría otra
oportunidad. Al levantar se puso mi ropa y se veía tan bien que ni siquiera le
dije nada como hubiera hecho en otra ocasión y es por eso que nada más salir
fuera del pabellón y ver a un hombre de rodillas en el suelo, maniatado y con
un saco de tela sobre la cabeza lo reconocí al instante. Gracias a la ropa en su
cuerpo.
Quise reaccionar en ese momento, lo juro
pero no me estoy justificando, quería saber hasta dónde llegaba la broma o el
delirio en mi mente que estaba tan convencido de reconocerle tras la tela en su
rostro. Tras ponernos frente a él contuvimos el aliento o al menos yo lo hice y
cuando descubrieron su rostro, todo mi mundo se vino abajo.
—¡YOONGI! –Grité a pleno pulmón mientras
él me miraba mucho más cuerdo que yo y consciente de lo que estaba sucediendo.
Cinco personas nos apuntaban, ¿qué más daba? No me importaba, me abalancé hacia
delante pero como si la ansiedad en mi corazón cobrase vida y tomase forma con
brazos, estos me sujetaron impidiéndome acercarme a él. Todo era como un mal
sueño del que me despertaría en cualquier instante y descubriría el asustado
rostro de Yoongi a mi lado despertado por los gritos en la noche. Me miraría
con sus ojos negros y sonreiría con esa infantil expresión que siempre me gustó
de él. Me besaría y me acariciaría calmando mis nervios. Lo haría, estaba
seguro de ello pero eso no sucedió y el juicio avanzaba con las palabras del
juez que dañaban mis oídos.
—Min YoonGi. Se le acusa de atentar contra
el régimen, creación de revueltas entre personas de la élite, incumplimiento de
las normas de conducta exigidas entre su equipo. Deslealtad. Sodomía…
Todo a mi alrededor se convirtió en una
nube y tal vez fueran las lágrimas en los ojos pero seriamente comencé a sentir
incapacidad para respirar y las fuerzas me abandonaban con cada segundo pues me
creí invisible y mi sufrimiento pasó desapercibido. Nadie me miraba más que
Yoongi en el suelo a punto de ser asesinado. Yo gritaba pero incluso él parecía
no oírme. Su mirada era tranquila, serena. Me sonrió. Jamás olvidaré esa triste
y sincera sonrisa llena de paz que me hizo llorar todavía más. Esa sonrisa me
persigue aun cuando creo que nada puede recordarme a él. Cuando creo que estoy
libre de pecado y nada malo he hecho, ella vuelve para acosarme y torturarme
con su existencia, pero algo mucho más doloroso se me aparece en las noches en
las que no duermo. Su cuerpo caído de lado con un gran disparo en su pecho. Le
dispararon con la misma frialdad con la que Jeon mató a sus padres y el mismo
frío pulso con el que mis padres me entregaron a manos de estos despiadados
seres que arrebataron mi corazón para escupirlo y humillarlo frente a las
cámaras.
El dolor en mi pecho aumentaba con los
segundos en los que comenzaba a ser consciente de que estaba muerto, frente a
mí, a unos pasos y caí al suelo sin ser capaz de ir corriendo a su encuentro.
Si me manchaba las manos de su sangre después debería amputármelas. Si lloraba
sobre él me hubiera arrancado los ojos y de seguir gritando a su cadáver ya sin
vida habría de quedarme mudo. Nada podía hacer ya por él y no fue hasta horas
después que no asumí que yo no despertaría pues no me encontraba en un sueño.
Esto era la vida y sin duda la aborrezco con toda mi alma.
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