PARTE DE LA ÉLITE [PARTE II] (YoonMin) - Capítulo 43
Capítulo 43
Jimin POV:
Mi lengua recorría sus muslos desnudos,
sentados en mi cama a la espera de un placer mayor por mis labios. Yo, aun
vestido y deseoso de proporcionarle placer, estaba arrodillado en el suelo
entre sus piernas y él acariciaba mi cabello con sutileza.
—¿Por qué crees que han matado a sus
padres? –Le pregunté cuando ya habían pasado varios días de aquello aun sin
poder sacarme la idea de la cabeza. Los gritos de Jeon en aquél funesto día y
su posterior depresión me hizo darme cuenta de hasta qué punto somos esclavos
del estado que incluso matamos a nuestros propios padres. Ver no solo la muerte
de sus padres sino haber sido su propio ejecutor me hizo sentir tal lástima que
olvidé todo mi rencor hacia él e incluso mis celos.
—No creo que estuvieran entre los rebeldes
que quemaron la muralla.
—¿No? –Comencé a darle pequeños y sutiles
mordiscos en la cara interna de sus muslos.
—Creo que no.
—¿Entonces?
—No lo sé. Creo que simplemente querían
quitárselos de encima. O tal vez sumir a Jeon en la desesperación. Tal vez
querían convencerle de que su pueblo está podrido y solo puede alcanzar aquí la
salvación.
—Hum. –Dije y me encogí de hombros. La
verdad es que sus palabras me sonaban pues habían retumbado por días en mi
mente. Bajé su ropa interior dejando al descubierto su pene y comencé a lamerlo
haciéndole suspirar. Él seguía hablando.
—No creen que sea capaz de revolucionar al
estado entero. –Dijo de repente y formó un pico con sus labios pensativo.
—¿Estás planeando una revolución?
–Pregunté divertido.
—Tal vez se creen que se suicidará y nos
demostrará que son inferiores a nosotros, más débiles.
—No dejaré que lo haga. –Dije frunciendo
el ceño—. Es mi pequeño, no he estado días cuidándole para que se suicide.
—¿Ahora es tu pequeño? –Me preguntó
mientras tiraba de mi pelo para que alzase el rostro y pudiera ver sus ojos en
llamas. Los celos le consumían a él igual que lo habían hecho conmigo—. ¿Y yo
qué?
—Eres mi hyung… —Dije y quise seguir
lamiéndole pero me lo prohibió.
—Eso es una mierda. ¿Y si me pasara algo a
mí? ¿No me cuidarías? –Enfadado como me puso la idea de verle herido o triste
le empujé haciéndole caer en la cama y abrí bien sus piernas para que me dejara
espacio.
—¡Cállate y déjate correr en mi boca,
hyung! –Sonrió encantado pues era una de sus cosas favoritas, verme sometido al
líquido de su semen en mis labios. Cuando los gemidos se hicieron evidentes
cubrió su boca y se corrió dentro de mí lo que me hizo ver muy torpe mientras
intentaba lamer las comisuras y mis dedos sucios. A él debió gustarle la escena
que yo representaba pues me besó y degustó su propia esencia en mi boca. A los
segundos se recompuso y se puso de nuevo la ropa. Me miró mientras yo me
sentaba en la cama y le miraba sonriendo—. Me debes una. –Le dije y él me miró
ladino.
—A la noche. Ahora voy a pasear por la
biblioteca con la suerte de encontrarme a Jeon. Apenas sale…
—¿Dormiremos juntos hoy? –Pregunté
emocionado.
—Claro.
—¿Me lo prometes? –Hice mi mejor puchero y
asintió mientras se marchaba. A medida que se cerraba la puerta él creía que yo
no podía verle ya pero vi en sus labios una sonrisa infantil producto de mis
inocentes palabras. No sabía que le miraba pero lo hacía y me hizo sonreír a mí
también.
Tras tumbarme en la cama y pasada media
hora mi DC sonó y rápido me levanté pensando que tal vez Yoongi quisiese
cobrarme ya mi deuda o incluso me proponía sexo en alguna parte del edificio
donde no hubiésemos probado ya, sin embargo la palabra “Misión” me congeló el
alma. Todo mi mundo se vino abajo en un suspiro y ya me levantaba dispuesto a
reunirme con el resto.
…
La luna en lo alto dibujaba en nuestros
rostros las facciones personales e irrepetibles de todos nosotros. El silencio
era mucho más que ensordecedor, incluso doloroso. Lo único que podíamos oír
eran nuestros gestos trabajando mientras sacábamos de aquel almacén en China
todo lo que se nos había impuesto. Yo no sabía qué había dentro de aquellas
cajas aunque todos podíamos sospechar que eran armas y utensilios similares de
manera que al arrebatarlos causábamos una ventaja sobre nosotros mismos ante
otro país. Ya lo habíamos hecho otras veces pero esta no era igual pues en
otras ocasiones habíamos recibido amenazas de el país en cuestión y de esa
manera nos asegurábamos que no nos atacarían o incluso aquellas armas nos las
habían robado a nosotros. Esta vez no, lo hacíamos parecía casi que por
diversión.
Yo me quedé cerca de los camiones donde
cargábamos las cajas mientras que el resto se encargaba de sacarlas del almacén
y traerlas a mi lado. De vez en cuando ayudaba pero preferí mantenerme cerca de
la furgoneta en la que nos llevaron simplemente por un sentimiento de
protección psicológica. No me equivoqué pues antes de darme cuenta unos tiros
sonaron en el aire. Los disparos me hicieron querer salir corriendo en
dirección a Yoongi el cual permanecía lejos del alcance de mi vista pero la voz
en mi oído me hizo dar un respingo.
—¡A la camioneta! ¡De vuelta! ¡Volved! –No
me lo pensé aunque de veras que mi instinto luchaba por regresar al lado de
Yoongi y se acentuaba mi miedo con cada disparo que se producía de nuevo al
aire. Un grito cruzó el cielo y sin más miramientos quise salir de la
furgoneta, pero no me dejaron.
—¡Joder! –Escuché de la voz de Yoongi tras
uno de esos disparos y mi corazón se aceleró a un ritmo que jamás había
sentido. No solo no veía como regresaban sino que no me permitían acudir a su
encuentro. Tal vez pasó casi un minuto en lo que Jeon tardó en regresar con
Yoongi cargado en su hombro. Nada más verme me sentí morir y el miedo de mi interior
se forjó de hierro tomando el control de la situación. Nada más Yoongi subió a
la camioneta lo senté a mi lado e ignorando su dolor y sus muecas desagradables
me saqué el cinturón y rodeé su pierna con él de la que manaba la sangre como
un río caudaloso.
—¡Dijiste que estaría vacío! –Gritó Yoongi
mientras le recriminaba a YongGuk su incompetencia.
—Eso pensaba. –Dijo casi despreocupado,
más atento a Jeon que al resto de nosotros o incluso a Yoongi que derramaba
sangre de su pierna.
—Gracias, Yoongi. –Dijo Jeon de repente
haciéndome sentir curioso de lo sucedido.
Su gemelo había sido disparado y aunque la
herida tenía fácil remedio sentir su sangre en mis manos me hizo verme pequeño
y débil. Una vez su pierna ya tenía el torniquete pude hablar con un hilo de
voz que sonó más enfadado que sereno.
—¿Qué
ha ocurrido?
—Ha evitado que me dispararan a mí, te
debo la vida. –Dijo el renegado haciéndome sentir por una parte orgulloso de su
comportamiento y por otra terriblemente enfadado de su forma de salvarle la
vida. Habría preferido mil veces que dispararan a Jeon antes que a él pero
saber que estaba vivo y que sobreviviría compensaba todo.
—Cuando nos avisaste por el pinganillo que
corriéramos pensé que me daba un infarto. –Saltó Taehyung dirigiéndose a
YongGuk pero JungKook no se quedó callado, completamente confuso y preocupado.
—¿Qué? –Sacó el pinganillo de su oreja
mientras lo miraba preocupado—. No he oído nada. –El cuerpo de Yoongi se tensó
a mi lado y yo me tensé con él. Ambos nos miramos y pude incluso atisbar qué
estaba pensando. De seguro que nadie más lo sabía pero conocía lo suficiente la
mente de Yoongi como para adivinar sus pensamientos.
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