PARTE DE LA ÉLITE [PARTE II] (YoonMin) - Capítulo 41

 Capítulo 41

 

Jimin POV:

 

El ruido de la muchedumbre era ensordecedor y más aún lo eran las voces del presidente y su hijo en el palco del palacio desde donde estaban dando su discurso anual. Nuestros cumpleaños eran motivo de celebración pero el del hijo del presidente era toda una fiesta siempre lujosa y demasiado ostentosa para mi gusto. No podíamos en estas ocasiones excedernos como en otras veces pero tampoco debíamos aparentar la seriedad suficiente como para creernos estar en un funeral. El champán corría como siempre pero a mí se me tenía prohibido ya que aun sentía dolores y me tomaba la medicación correspondiente para ello.

Mi mano sostenía, sin embargo, la copa de Hoseok que de vez en cuando se cansaba de sostenerla y cuando regresaba a buscarla ya no encontraba líquido en su interior. Mirándome con pena me dejaba beber de ella y mientras Yoongi hablaba con TaeHyung y JungKook yo aprovechaba para ingerir alcohol lo suficiente como para divertirme sin necesidad de conversación pues nadie me la daba más que la propia copa en mi mano que ni siquiera era mía. Cuando Yoongi regresaba su atención a mí yo soltaba la copa devolviéndosela a Hoseok y rescataba las muletas para sostenerme. Ya me podía permitir apoyar el pie y solo tenía un ligero vendaje pero aun así seguía molestándome y varios cortes en mi cara no se habían curado aun. No me importaba. La felicidad de estar vivo era suficiente recompensa por el dolor causado.

¡Chicos! –Dijo de repente Taehyung quien agarraba fuertemente la mano de Jeon mientras se alejaban de nosotros—. Vamos dentro. Kookie quiere ver el interior. –Quise sentirme receloso de su conducta pero rápidamente me dio una idea, o tal vez fuera el alcohol jugando al escondite con mi medicación.

Miré a mi alrededor y observé como Yoongi se incorporaba a la conversación de Hoseok con Namjoon y YongGuk. Comencé a gesticular con cansancio y rápidamente tras varios pucheros infantiles Yoongi retornó su atención a mí preocupado y algo nervioso. Tal vez excitado por la cantidad de gente allí.

—¿Qué te ocurre? –Me preguntó y rápido ante sus palabras YongGuk y Namjoon me miraron con la misma preocupación que Yoongi.

—Nada, solo estoy un poco cansado. –Moví mis brazos apoyados en las muletas—. Y el pie también. –Vi como Yoongi chasqueaba la lengua y miraba a todas partes nervioso, tal vez inquieto por mi malestar—. Necesito descansar. –Dije—. Al menos un rato antes de que comiencen los fuegos artificiales. –Dije y otro puchero más fue suficiente para que a Yoongi se le ocurriese pedirle a YongGuk las llaves de la furgoneta que nos había desplazado dada mi invalidez y me acompañó para que no me sintiese solo. Nada más nos quedamos a solas en medio de la muchedumbre no pude evitar sonreír pues había conseguido lo que me proponía.

Cuando llegamos cerca de la trasera y lejos de todo el alboroto abrió las puertas de atrás y ambos entramos ayudándome a sentarme en uno de los asientos traseros. Yoongi se sentó delante de mí y me miró como yo mismo me acomodaba y alejaba las muletas deshaciéndome de ellas. Cuando al fin me sentí cómodo suspiré como un anciano al que ya le cuesta incluso el sutil movimiento de encaramarse sobre una silla y me dejé caer sobre el respaldo.

—¿Por qué no te has sentado a mi lado? –Le pregunté enfadado y sin objeciones se levantó y se puso a mi lado observando con detenimiento que mi tobillo no estuviste hinchado o dañado. Dentro de la furgoneta solo se escuchaban nuestras respiraciones y sintiéndome ardiendo acaricié su pelo y acerqué mi rostro a su oreja para besar su lóbulo con cuidado y sutileza, esperando que captase la indirecta. No lo hizo y me vi en la obligación de devorar su cuello para que al fin entendiese mis verdaderas intenciones la venir aquí.

—¿Qué…Qué estás haciendo, Jimin? –Preguntó nervioso porque alguien nos viese.

—Hyung, estoy tan caliente… —Susurré en su oído y rápido sus manos se hicieron puños nerviosos—. Bésame hyung. –Le pedí mientras miraba sus labios y él pareció querer jugar conmigo y con mi dolor negando con el rostro.

—No. No me apetece. –Dijo y sentí mi sangre hervir en mis venas. Reía, sin duda estaba jugando conmigo—. Seguro que estás así por el champán. ¿Crees que no te he visto?

—¿No vas a besarme? –Pregunté amenazante.

—Nop. –Ante su respuesta hice el mayor y más inocente puchero que se me hubiese podido imaginar y tras ver cómo sus ojos se desviaban a él sonreí cínico sacando mi lengua por mis labios y lamiéndolos, humedeciéndolos incluso moviendo la lengua de dentro a fuera hasta que le hice perder la conciencia y se enfadó consigo mismo—. Eres un hijo de la gran puta. –Susurró justo antes de besarme estampando sus labios contra los míos.

Nuestras lenguas se enredaron y lucharon por el dominio que en un principio creí tener yo pero él me controlaba como nadie y me dejé hacer mientras sentía como poco a poco mi poya se endurecía más y más con el contacto de sus manos por mi cuerpo. Gemí sin querer en el beso cuando sus manos rozaron mis muslos y no pudo evitar sonreír.

—¿Qué te pasa? ¿Tan caliente estás? –Asentí mientras me desabrochaba el botón de mis pantalones y él metía sin permiso alguno su mano en el interior provocándome una oleada de placer tan solo con el roce de sus yemas en mi glande hinchado y ya muy húmedo. Me tumbé sin evitarlo sobre los asientos y él quedó entre mis piernas abiertas mientras me bajaba lo suficiente los pantalones como para dejar libre mi polla. Cerré los ojos porque me creí llorar en cuanto sus labios besaron allí donde sus manos bombeaban y comencé a gemir sin control. Su boca era maravillosa, más que hábil, magistral.

Con mis manos apretando en el tapizado mordía mis labios y tan solo el grito de una mujer a lo lejos, camuflada entre todo el barullo de las personas, me hizo desconectar. Abrí los ojos para ver como Yoongi seguía proporcionándome placer pero le detuve en el momento en que a aquel grito le suceden otros similares y ambos nos incorporamos para ver a través de la luna como una columna de humo apareció de la nada en el cielo oscuro y una luz radiante, anaranjada y titilante alumbraba desde la lejanía. El pánico se extendía por doquier y poco a poco las personas alrededor corrían, huyeron despavoridas. Nuestros DCs sonaron a la par y tras descolgarlos la voz de YongGuk hizo eco dentro del coche.

—¿Estáis en la furgoneta verdad? –Su voz era nerviosa y agitada. A través de ella se podía oír mejor el pánico de las personas. La histeria de la masa acongojada—. No os mováis, vamos allí. Hay fuego en la parte sur del muro. –Yoongi y yo nos recompusimos y aunque hubiera deseado seguir con el momento la situación no era para ser egoísta y menos estando en el cumpleaños de Jin. Yoongi y yo nos miramos comprendiendo al instante qué ocurría y cuando Jin llegó con escolta ya estábamos sentados correctamente y con la ropa colocada. Los siguientes fueron Hoseok y Namjoon y los últimos, Tae, Jeon y YongGuk.

Volvemos al departamento. –Gritó este cuando estuvimos todos dentro y se ponía al volante.

—¿Estáis bien? –Pregunté a todo el mundo cuando estuvimos en marcha y coloqué mis muletas sobre mis piernas intentando evitar que se fijasen en el bulto bajo mis pantalones—. ¿Cómo lo habéis visto?

—Estábamos en los balcones de la parte sur del edificio cuando a lo lejos se veía el fuego. –Dijo Taehyung.

—¿Era muy grande? –Preguntó Jin.

—No. –Dijo Jeon. –Solo el comienzo de un incendio.

—Tal vez si no lo hubiéramos visto se habría acabado extendiendo mucho más.

—Ya he mandado varios camiones de bomberos y la policía se encargará de averiguar qué ha sucedido. –Dijo YongGuk.

—Ya sabes lo que ha pasado. –Dijo Jin mirándonos a todos. Yo desde luego lo suponía y Yoongi a mi lado también. La voz de YoonGi más que adulta y responsable sonaba infantil e inmadura.

—No sabemos si ha sido eso, Jin. –Le aclaró YongGuk.

—¿Qué puede haber sido si no? Y justo en mi cumpleaños.

—Ya se demostrará. –Dijo Yoongi enfadado y en ese momento la conversación terminó. Yo los miré a ambos que intercambiaban miradas enfrentadas pero mucho más enfrentados estaban sus ideales. Nadie dijo nada más.      

 

    

 

 

 

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