PARTE DE LA ÉLITE [PARTE II] (YoonMin) - Capítulo 34
Capítulo 34
Jimin POV:
No era la primera vez que se celebraba mi
cumpleaños de esa manera, tampoco la primera en la que Yoongi me fallaba, pero
¿qué podía yo hacer? Probablemente él pensase que yo era un ogro, un ser sin
sentimientos, pero si me alejaba de él no era porque no le amase, sino porque
no sería capaz de superar el verle morir a manos de hombres armados por culpa
de nuestro amor. Y a pesar de ello, no pude evitarlo.
Cuando la fiesta comenzó el champán corría
como ríos hambrientos de nuestra sobriedad y ciegos como estábamos nos
alcoholizamos hasta creernos capaces de todo. Hoseok y yo nos abrazamos y
caímos redondos sobre un sofá del palacio. TaeHyung estuvo a punto de rodar por
las escaleras y Jin y Namjoon reían de todos y cada uno de nuestros descuidos
por el alcohol. Fue sin duda una fiesta para el recuerdo pero cuando regresamos
a nuestro edificio y me interné en mi cuarto tambaleándome, absorto en mi
propio malestar, descubrí las sábanas revueltas y todo tal y como lo dejé antes
de irme sin embargo algo faltaba, el cuerpo desnudo de Yoongi entre las
sábanas.
Sin poder evitarlo por más tiempo caí a
los pies de la cama y sujeté las sábanas que resbalaban por el borde para
acariciarlas con mi rostro en lágrimas. Mordí mis labios con fuerza ahogando un
grito de dolor y me acurruque en el suelo sintiéndome perdido y mareado.
Confuso pero sobretodo enfadado nada más que conmigo mismo por el dolor que nos
causábamos por mi culpa.
Quería pensar que ambos teníamos la misma
culpa pero no quería mentirme más.
Mi ID no aparecía por ninguna parte.
…
Cuando desperté era casi la hora de comer
y confuso y desorientado me levanté y por instinto me dirigí al cuarto de baño
para ducharme y despejar mi mente embotada por el alcohol. Fue sentir el
contacto del agua caliente y todos los recuerdos se agolparon en mi mente no
solo de la noche anterior sino de todo mi pasado. Los sentimientos me
amenazaban y los recuerdos me acuchillaban con su frialdad y desdén. Sentí
morir por un momento y rápido salí de la ducha empapado y chorreando agua para
caer frente al retrete y vomitar todo el alcohol que consumí anoche y que aún
permanecía en mi estómago. Nada más hacerlo me sentí aliviado y limpié mis
labios con el dorso de la mano para una vez recompuesto, conducirme de nuevo al
interior de la ducha y terminar de asearme. Lavé mis dientes a conciencia y me
vestí correctamente más que para aparentar normalidad, para verme yo normal.
A mitad de camino hacia el salón tras
haber salido del ascensor, Jin me detuvo con una sonrisa que más que una buena
noticia parecía que portaba el mejor regalo del mundo. Sus palabras me
parecieron insignificantes.
—Jeon despertó anoche, mientras estábamos
en el palacio. Yoongi estuvo con él. –Le miré desinteresado y seguí caminando
con él a mi lado—. ¿No te alegras? ¿Creí que te emocionarías?
—Me da igual. –Me detuvo del brazo antes
de entrar en el salón donde Namjoon y YongGuk ya habían comenzado a comer.
—Mi padre se enteró de lo que hiciste.
–Rápido mis ojos van a los suyos porque su tono de voz es rápidamente
preocupante—. No le ha hecho demasiada gracia, Jimin.
—¿Tendré que cumplir cuentas con él? –Me
burlé pero negó con la cabeza.
—No, pero me ha advertido de que debemos
recortar nuestras relaciones de amistad, no debemos ser amigos, ¿me entiendes?
–Fruncí el ceño.
—Yo no tengo amigos. –Aclaré y él asintió
convencido de mis palabras.
—Sabes a lo que me refiero, Jimin. Aquí
dentro somos amigos, pero fuera no. Lo sabes mejor que nadie.
—¿Tengo que repetírtelo? –Le miré
enfadado, me sentí insultado y condicionado a aparentar un sentimiento que no
me correspondía. Quise amar cuando me lo prohibieron.
—Está bien, vamos. –Nos condujimos al
salón y allí nos sentamos a comer donde después nos acompañaron el resto de
integrantes. Yoongi acabó sentado a mi lado y no sé cuántas veces pude maldecir
en aquel corto espacio de tiempo haberme sentado donde lo hice, haber bajado a
comer incluso haber nacido para amar a ese hombre sentado a mi lado tan
despreocupado y desinteresado por mi presencia allí. Parecía un actor
profesional incluso llegué a dudar de que realmente me hubiese querido alguna
vez porque fingía perfectamente que yo no existía. Sin ganas de comer y ya
asqueado de mi mala interpretación me levanté disculpándome delante de todos y
me dirigí a mi cuarto para despejar mi mente de cualquier otra forma.
A los minutos, el sonido de la puerta
abrirse me hizo dar un respingo cuando estaba en el vestidor y esperé unos
segundos creyendo que era Yoongi que venía a devolverme la ID pero no quise
salir enseguida y tampoco quería hacerme esperar. Suspiré y me acaricié el pelo
esperando no tener muy mal aspecto. Nada más hacerlo me di cuenta de lo
patético que me veía y salí de allí enfadado e indignado con mi comportamiento
para descubrir la gran sorpresa de que no era Yoongi quien me estaba buscando
sino Jeon con mi ID de la mano. Algo olía muy mal.
—¿Qué diablos haces aquí? –Pregunté
haciéndole dar un respingo, distraído como estaba, en mirar cada pequeño
detalle de mi habitación—. ¿Cómo has entrado? –Me mostró mi ID y se la arrebaté
con fuerza sin duda decepcionado porque no me esperaba su presencia aquí. Sin duda
todo esto era culpa de YoonGi. Él le había dado mi identificación y esperaba
que JungKook y yo aclarásemos nuestras diferencias.—Se te ha caído abajo. Solo
he subido para dártela. –Mentira. No le creí.
—Vale, ahora lárgate.
—También quería darte esto. –Me extendió
un regalo envuelto que sacó del interior de su chaqueta. Lo miré receloso.
—¿Por qué?
—Por tu cumpleaños y porque me ayudases en
la prueba del otro día. –Esperándome cualquier otra cosa me encuentro frente a
un espejo y miro mi reflejo asqueado. Esto no hace sino enfurecerme.
—¿Qué es esta mierda?
—Pensé. ¿Qué es lo que más le gusta a Park
Jimin?
—¿Un espejo?
—Al señor Park solo le gusta el señor Park
Jimin. ¿Acaso me equivoco?
—¡Esto es una puta mierda! –Vi en el
espejo todos y cada uno de los pellizcos y arañazos que marcaron durante mucho
tiempo mi cuerpo. Vi en mi reflejo el rostro que cada mañana me saludaba
insultándome, burlándose de mi condición y del poco valor que tuve para
reconocer mis sentimientos. Me vi sometido a la ira de mi pasado y lancé el
espejo al suelo cerca de sus pies y esto no hizo sino rememorar el grito de
Yoongi mientras rompía el espejo en donde tan atentamente me martirizaba –. Sal
de mi cuarto ahora.
—Eres un desconsiderado. ¿Acaso me he
equivocado? ¿Tal vez uno más grande te guste para no sentir complejo de enano?
–Sus palabras sonaban provocativas, me incitaban a enfadarme y parecían incluso
infantiles pero este espejo no había sido idea suya. Él no sabía de mis
debilidades.
—Te la estás jugando, vete antes de que te
corte la yugular con los cristales.
—No lo harás. Estoy seguro de que te
arrepientes de haberme disparado el otro día. Por eso me ayudaste. –Pensé en
contestar algo pero nada de lo que dijese le serviría para quitarse esa idea de
la cabeza. Ni siquiera yo lo conseguía—. Te mueres de celos pero me salvas. Qué
raro es el señor Park Jimin.
—¿Celos? –Rápidamente me sentí confuso.
Perdí el hilo de la conversación.
—¿Quieres saber qué hacíamos Yoongi y yo?
Bah, seguro que ya lo sabes pero no puedes hacerte una idea de lo maravilloso
que es. –El calor comenzó a ascender hasta mis mejillas. Mordió sus labios
sintiéndose sexy y tentador. Infantil para mi gusto—. Tan dulce y tan caliente.
—¡Cállate! Te golpearé. –Le amenacé. Nada
sirvió.
—Ah… ¿Sí? Pero de la manera en que me
gusta, ¿o…? –Desesperado por la ira en mis venas le cogí de la cintura y le
senté en la mesilla mientras besaba y mordía sus labios esperando a que se
sintiese asqueado o sucio y me obligase a separarme de él. Ya no sabía cómo asustarle,
como hacerle retroceder. Lo único que ansiaba era que me olvidase, desaparecer
de su mente pues ya tenía suficiente con permanecer constantemente con el
recuerdo de Yoongi en mi cabeza como para preocuparme de alguien más. La
mentira en la que me creí único poseedor de mi existencia era eso, una mentira
mucho más grande que mi falso ego y a pesar de ello no conseguía sostenerla. Me
vi involucrado en demasiadas vidas, en demasiados sentimientos y para mi
desgracia, comenzó a no desagradarme tanto la presencia de Jeon pues una vez en
mis brazos no se quejó incluso cuando le penetré sin preparación alguna. Fuerte
como un hombre, valiente como un verdadero miembro de BTS, se subordinó a mi
placer y me sacié con él hasta que me vine en su interior sin ni siquiera
haberle llegado a proporcionar ese placer que venía buscando. No me importó,
pero al parecer a él, sí.
Tras retirarme de él fue Jeon quien tras
lanzarme a la cama me forzó para correrse dentro de mí y por desgracia me sentí
bien con ello. Tanto que me vine de nuevo en sus manos hábiles y adiestradas.
Fue al principio algo extraño ya que yo jamás había probado el cuerpo de otro
hombre que no fuera Yoongi y estoy seguro de que esta era su primera vez. A
pesar de ello no pareció haberle disgustado.
Cuando hubimos terminado caímos en mi cama
y falto de cariño le abracé y cerré los ojos oliendo el champú de su pelo. Me
sentí frágil, pequeño y perdido y a pesar de que él era mucho más joven que yo,
probablemente era él el menos desgraciado de todos pues abrazándole me sentí
por primera vez reconfortado en mucho tiempo. Ansiaba abrazar a Yoongi tanto o
más como ansiaba sus besos, sus caricias. Mirarle o estar con él me parecía
incluso suficiente pero a la hora de la verdad solo el dolor nos dominaba. La
ira y la riña eran algo ya evidente e inevitable.
Años hacía ya que sabía que nuestra
relación no sería pacífica y aun así me arriesgué a continuarla. No sabía hasta
qué punto estábamos locos, ciegos, para dejarnos dañar de esta manera.
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