PARTE DE LA ÉLITE [PARTE II] (YoonMin) - Capítulo 30
Capítulo 30
Jimin POV:
Es maravillosa la capacidad humana para
mentir. Todos al fin y al cabo llevamos dentro un actor que improvisa y se
inventa escenas y actos imaginarios. Un ser que trasforma nuestros sentimientos
encontrados y que ocultan los malos dejando traslucir una felicidad falsa.
Durante mucho tiempo creí que no había mejor actor que yo pero Yoongi me superó
con creces de verle llorar como un niño solo y perdido en medio de un mar de
confusas y crueles emociones al verle tan alegremente hablar con Jungkook
minutos después a la hora de la comida proponiéndole ir a ver una película al
cine. Yo me inmiscuye en la conversación aprovechando que la película de la que
hablaban era mi favorita al igual que la de Yoongi pero aunque pretendía estar
atento a la conversación no podía para de pensar en qué había ocurrido dentro
de su mente para que en su exterior se produjese un cambio tan brusco e
incomprensible.
Me pregunté cuántas veces le había
ocurrido eso, cuantas veces se había derrumbado hasta sucumbir al llanto
desesperado. Me pregunté si alguna vez me lo había ocultado y de hacerlo, ¿por
qué no me di cuenta? Yo no podía leer en su mente tan bien como él leía en la
mía y estaba seguro de que siendo yo quien llorase él me pillaría. Sabía que
lloraba por mi culpa, y sabía que lloraría de saber que yo también lo hacía por
él pero yo no era capaz de decirle lo mucho que me importaba y lo que me dañaba
saber que yo era el culpable de sus sufrimientos.
Pensé en alejarme de él. Claro que lo
pensaba pero dentro de mí algo me dominaba para regresar a su lado tan solo para
molestarle. Era un círculo vicioso, más que eso. Estaba podrido por dentro
porque sabiendo que le dañaba mi presencia, yo retornaba a su vera para seguir
torturándole tan solo por la ciega necesidad de estar en su presencia. Ya no me
importaba si nos insultábamos, si nos pegábamos, si hacíamos el amor durante
horas. Estar con él compensaba todo el dolor que podía sentir por su ausencia
pero ver ese dolor reflejado en sus ojos, no tenía comparación.
Sin embargo había algo que ni siquiera
tomé como posibilidad, como solución al mundo interno que Yoongi y yo
construimos a nuestro alrededor. Una salida al bucle de insultos, y esa sería
la simple convicción de saber que le amo. Asumirlo fuera de mi mente, lejos de
mi persona diciéndoselo a él. Pero claro, él no solo no me creería sino que se
burlaría de mí por mostrarme débil ante él o ante alguien en general. Decirle
que le amaba significaría sucumbir a mi debilidad y reconocerle como tal. Darle
un puñal y ofrecerle mi corazón para que clavase en él su lengua envenenada.
Sería exponerme a sus deseos y estar en su mano para ser dominado por su
criterio. No. No era una opción y preferí sellar mis labios antes que perderme
en el amor que nos teníamos.
Cuando terminamos de comer me fui directo
a mi cuarto pero apenas estuve en él unos minutos cuando comencé a pensar y a
exasperarme. A mi mente venían imágenes nada deseables de Yoongi y Jungkook
besándose, manteniendo relaciones, frente a mí, delante de mi cara. El mismo
sentimiento de envidia que cuando hablaban comenzó a producirme una ansiedad
que solo conseguí aliviar conduciéndome a la sala de cine donde de seguro ellos
ya estaría allí. Me quedé en la puerta escuchando como la película se
reproducía hasta que sentí que no podía aguantar más. Entré para descubrir a
Jeon sobre el cuerpo de Yoongi ambos tirados en el sofá. Rápido, creyendo que
no me había dado cuenta, Jeon se apartó de él y ambos hicieron como si nada
hubiese ocurrido. Tomarme por idiota era mucho peor que verles hablar
animadamente en las horas de las comidas.
—¿No me habéis esperado? –Pregunté
mientras me acercaba a ellos con desparpajo. No me importaba molestarles o
incluso hacerles perder el hilo de la película. Ni siquiera yo quería verla,
solo quería molestarles.
—¿Qué haces aquí? –Me preguntó Yoongi
enfadado pero sabía de sobra qué es lo que yo hacía y cuáles eran mis
intenciones. Me conocía demasiado bien.
—Ver la película. –Dije tranquilo. Mentira—.
Es mi favorita también y hace mucho que no la he visto. –Me siento entre ellos
evitando cualquier posible contacto entre los dos.
—¿Y no tienes otro momento para verla?
—No. Espero no interrumpir nada. –Intenté
sonar infantil.
—Siempre eres inoportuno a la par que
innecesario.
—Yoongi hyung, si quieres… —Susurró Jeon
mientras pretendía escabullirse para dejarnos a solas. Deseaba que lo hiciera y
así acostarme con Yoongi o golpearle, lo que él más quisiera, pero Yoongi le
interrumpió—, yo…
—No vas a ninguna parte. –Yoongi se
levantó y se alejó de mí para ponerse al lado de Jeon. El simple gesto me había
dolido así que no me quedé callado.
—Que buena está la chica ¿verdad? –Señalé
a la protagonista en la pantalla—. Porque a ti te gustan las chicas, ¿no?
–Provoqué un silencio doloroso pues yo no era el más indicado para proclamarme
heterosexual.
—Claro, me gustan las chicas. Estar con
hombres es algo prohibido. –Dijo firme y convencido. Casi le creí.
—Muy prohibido Kookie. –Exageré Intentando
provocarle miedo tan solo con la idea de alejarle de Yoongi pero era más que
probable que él supiera de mi obsesión por él—. ¿Sabes lo que te harían si
descubren que mantienes relaciones con un hombre? Te ridiculizarían en público,
saldrías en todos los telediarios. Te someterían a torturas y experimentos y
cuando no tuvieran suficiente te fusilarían a ti y a toda tu familia para que
no se extendiese la perversión homosexual. –Yo mismo temblé con mis palabras
viéndome víctima de esas torturas pero nadie cayó en la cuenta pues Jeon se
acurrucó en el pecho de Yoongi por el temor a mis palabras.
—¿Se puede saber que haces? No asustes al
niño con eso. –Me reprendió Yoongi como si protegiese a su hijo. Me repugnaba.
—Tiene que saber la verdad. –Los celos del
contacto entre ellos me llevó a coger el brazo de Jeon para intentar apartarle
pero cuanto más le intentaba alejar, con más fuerza se aferraba a él.
—Vete de aquí. Si has venido a molestar…
—¿Yo? Kookie, ¿molesto? –Le pregunté a
Jeon esperando que se compadeciera de mí pero negó con el rostro aún oculto en
el pecho de Yoongi.
—Vete Jimin. –Me dijo este.
—¿Para qué? ¿Para que os quedéis solitos y
os divirtáis sin mí? –Mis palabras comenzaban a ser celosas y a mostrar lo que
verdaderamente pasaba por mi cabeza.
—No estamos divirtiéndonos contigo. Eres
mala persona y no sabes disfrutar de la compañía, solo quieres molestar. –Dijo
el niño en los brazos de Yoongi y sentí sus palabras clavándose en mi alma.
—Oh, Kookie… ¿Otra vez tentando a la
suerte? ¿No has tenido bastante? –Le amenacé.
—¿Te molesta que te digan la verdad? –Se
deshizo del agarre de Yoongi y ahora me miraba desafiante, sin miedo alguno.
Confiaba en que Yoongi pudiera protegerle pero no sabía hasta qué punto Yoongi
no era rival para mí.
—Me molesta que un niño se crea mejor que
yo. ¿No eras mi fan? ¡Suplícame pues!
—Se te va la cabeza, Jimin. –Dijo Yoongi
agarrando la mano de Jeon, intentando persuadirle de que no continuase con las
provocaciones del juego que yo le estaba proponiendo porque conocía lo fácil
que era enfadarme pero a medida que yo me enfurecía, él se iba animando también
a discutir.
—Cállate, no hablo contigo. –Le dije.
—¿No te repugno? Pues vete. ¿A qué
esperas? –De nuevo esas palabras. Las ignoré.
—Dime Kookie…
—¡NO! Basta ya. –Dijo este enfadado—. Si
no te vas te echaré yo fuera. –Señaló la puerta y yo me reí haciendo que Yoongi
temblara.
—¿Tú? ¡Ja! Solo inténtalo. –Saltó sobre mí
para hacerme caer y no fue más que un niño divirtiéndose. No me hizo daño
alguno y menos me inmovilizó que al parecer es lo que pretendía. Me limité a
voltearme y agarrarle de las muñecas. Si no fuera porque Yoongi estaba delante,
ya le hubiera golpeado varias veces.
—No le hagas nada, Jimin. –Yoongi intentó
sujetar mi brazo. No pudo hacer nada.
—Suéltame. –Me exigía Jeon—. O te llevarás
otra patada en los huevos.
—Ya quisieras, lameculos.
—¿Envidioso de no ser a ti a quien chupe?
–El fuego comenzaba a doler dentro de mí.
—Sabes que me adoras. –Una sádica sonrisa
de mi parte y por la suya un intento fallido por incorporarse bajo mi peso.
—¿Por qué eres tan infantil? –Dijo Yoongi
y me apartó de Jeon levándoselo consigo—. ¡Quédate con tu película!
Ambos se fueron dejándome a solas con mis
pensamientos que hacían eco a las voces de los personajes en la película. Me
senté en el sofá y sentí como no saldría de allí en horas. No podía y me sentía
tremendamente avergonzado de mi infantil comportamiento. Había mil maneras de
llamar la atención de Yoongi, de hacerle ver que no debía pasar tanto tiempo con
Jeon. Decirle, simplemente, que me devoraban los celos habría sido una manera
perfecta de sobrellevarlo todo mucho mejor. Mientras mediaba con mi conciencia
terminé de ver la película y me quedé allí dormido saltándome horas de
entrenamiento personal y olvidando por completo al resto de personas en el
mundo.
Comentarios
Publicar un comentario