PARTE DE LA ÉLITE [PARTE II] (YoonMin) - Capítulo 22
Capítulo 22
Jimin POV:
A la mañana siguiente nada más
despertarnos nos duchamos YoonGi y yo juntos y bajó él primero a desayunar
intentando con todas sus fuerzas esquivar a Hoseok por entre los pasillos. Yo
bajé algo más tarde mientras recogía la habitación precavido de poder
encontrarme ropa interior de Yoongi o algo que pudiera traernos problemas.
Cuando llegué al salón ya estaban todos allí y me senté a desayunar evitando
con todas mis fuerzas no golpear al renegado que insistía en buscar atención
por mi parte. Sus palabras aunque inocentes sonaban mordaces y con ellas
intentaba acribillarme o pillarme en una renuncia para sobreponerse a mi
persona.
Yo aun guardaba un as bajo la manga y este
se llamaba “Entrenamiento”. Cuando llegamos al pabellón él parecía
desorientado, confuso e incluso fuera de lugar porque tras que nos
desvistiéramos se vio a sí mismo delgado y escuálido. Me hubiera gustado tanto
burlarme de él pero no solo no pude porque me recordaría viejos tiempos ya
olvidados, sino porque cuando quise regodearme en su confusión le pillé
escrutando mi cuerpo sin vergüenza alguna.
Cuando salimos al pabellón y comenzamos a
correr él cayó al suelo tras varios minutos, perdiendo toda su fuerza. No me
extrañó, al contrario, duró más de lo que había imaginado. Tras el
calentamiento, en el primer combate luchamos contra él y Hoseok, Yoongi y yo.
Aquello fue más complicado de lo que supuse porque ve mi solo contra Hoseok y
tener que ver como Jungkook maniobraba con torpeza con los cuchillos de la mano
en la posibilidad de herir a Yoongi me costó un corte en el brazo. Aun recuerdo
como tras gemir de dolor ambos dos se giraron a verme. Sus ojos eran iguales y
la preocupación entre ellos, comparable. Tras que JungKook fuera derrotado y yo
ganase a Hoseok con ayuda de Yoongi, este le tendió la mano a Jungkook para
levantarlo del suelo en el que aún permanecía pero mi ego superó mi compasión y
retiré la mano de Yoongi prohibiéndole ayudarle. De este recibí una mirada fría
y distante, enfadado por mi gesto para con JungKook pero yo no necesitaba más
que la férrea posesión que tengo sobre Yoongi para tomarme su comportamiento
por mi mano.
Tras otro combate en parejas en el que no
participé me tocó competir a solas con Jeon y me vi en la posibilidad de jugar
con él haciéndole ver que aunque yo pareciese desinteresado y desprotegido era
tan mortal como el mejor. Tras que esquivase a duras penas unas cuantas
estocadas decidí usar simplemente mi fuerza y con una mano libre aferré su
muñeca haciéndole caer su cuchillo. Le tuve inmóvil, muy cerca de mí, su
aliento chocaba conmigo y ambos nos miramos desafiantes. Él ya estaba muerto y
yo solo había ganado un estúpido juego.
Tras terminar el resto se quedó entrenando
un poco más pero nosotros dos nos dirigimos a las duchas y allí de nuevo miraba
mi cuerpo. Esto no hacía sino aumentar mi ego y cuando quiso entablar
conversación conmigo, yo no pude ser agradable.
—¿Te duele? –Yo vendaba mi herida en el
brazo y él, desnudo como estaba igual que yo, con una toalla en sus partes, se
sentó frente a mí.
—Ponte la ropa y no me molestes.
—Has estado genial, hyung.
—Lo sé.
—Un gracias no estaría de más.
—Gracias. Gracias por ponerme las cosas
tan fáciles.
—¿Por qué eres tan desagradable con todo
el mundo?
—Porque no me importáis ninguno más que
otro.
—Qué palabras tan amables. Deberías ser
más amable. Necesito ayuda y quiero que nos llevemos bien. –No contesté—.
Además eres mi modelo a seguir desde siempre.
Cuando comenzaba a sentirme cansado de esa
conversación llegaron todos con su habitual alboroto para aumentar mi enfado.
—¿Después de comer nos hacemos unos
largos? –Le pregunta Hoseok a Jin.
—¿Pero a la de la azotea? Será mejor que
aprovechemos el buen tiempo antes de que se vaya.
—¿Qué vas a hacer hoy? –Me preguntó Jeon
volviendo a ser yo su centro de atención.
—Gimnasio.
—¿No quieres hacer algo divertido? ¿Vemos
una película? ¿Jugamos a algo?
—¿Contigo? –Me sentí el niñero de un crío.
—Sí. ¿Por qué no? –Hoseok interrumpió la
conversación que el renegado y yo manteníamos para palmear mi brazo dolorido y
comenzamos a discutir y a golpearnos como niños hasta que se me cayó la toalla
y pudoroso como son todos finalizaron la pelea tirándome una a la cara con la
que me vi en la obligación de cubrirme.
—¡Como si no os gustase mirarme,
gilipollas! –Grité y todos rieron mientras algunos se vestían y otros dejaban
de mirarme enrojecidos. Cuando quise vestirme de nuevo noté que el vendaje no
se había sujetado durante la riña y se deshacía en mi brazo volviendo a dejar
correr la sangre. Antes de darme cuenta las personas allí ya se marchaban
después de una rápida ducha y el único que quedaba era Yoongi que se vestía con
lentitud probablemente para esperarme a mí.
—Te he oído antes. –Dijo de repente
mientras se giraba a mí y me quitaba las vendas y el esparadrapo de la mano
adueñándose él de las curas que fuera a necesitar.
—¿El qué me has oído?
—“Porque no me importáis ninguno más que
otro”. –Repitió mis palabras.
—Ah, ¿y?
—Vaya impresión le das al nuevo. ¿No te
parece? –Sus manos extrajeron un poco de algodón y comenzaron a limpiar la
sangre goteante en mi brazo y con un poco de alcohol desinfectó la herida. El
escozor me hizo apretar los dientes.
—Es la verdad.
—Vaya… pues qué bien… —Se quedó en
silencio mientras terminaba con el alcohol y cuando fue suficiente cortó una
tira de venda y tras poner sobre la herida un poco de gasa limpia, enrolló la
venda alrededor de mi brazo—. No te importo más que al resto. –Finalizó y sus
palabras dolieron profundo en mi alma porque él parecía más convencido que yo.
Con mi garganta le contesté con un “Hum” en respuesta y él asintió con los
labios fruncidos.
—¿Te importo yo más que el resto?
–Pregunté intentando esquivar sus palabras pero él me miró enfadado. Apretó la
venda con fuerza y me hizo gemir en el acto.
—No, ¿cómo me ibas a importar más que los
demás? Solo somos compañeros de equipo. –Sus palabras eran teatrales.
—Me estoy cansando de que siempre hablemos
de lo mismo. ¿No ves que las cosas son así y punto?
—Las cosas se pueden cambiar.
—Esto no. –Cogí su brazo para que prestara
atención a las palabras que estaba pronunciando—. Las cosas son de una manera
determinada y hay que acatarlas tal como están. No puedes pretender trastocar
el mundo entero, Yoongi.
—Tú y yo ya hemos caminado muchas veces
sobre la cuerda floja de eso que llamas conformismo. Pues, si no te has dado
cuenta, nos merecemos la muerte.
—Exacto. Y es algo que hay que asumir y no
pretender que no pasa nada. –Al sonido de mis palabras Yoongi se incorporó y me
señaló la herida.
—Cámbiate las vendas antes de dormir,
sino, mañana estará infectado.
Se largó sin más.
Comentarios
Publicar un comentario