PARTE DE LA ÉLITE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 9

Capítulo 9

 

JungKook POV:

 

—Adiós— Me dice Tae cuando salimos de mi cuarto y él se dirige al ascensor para bajar a su cuarto y yo espero a que regrese para subir.

—¿Nervioso? –Me pregunta YongGuk—. ¿Sabes lo que vamos a hacer? –Niego con la cabeza mientras las puertas de cristal se cierran delante de nosotros y pulsa la planta doce, maquillaje y peluquería.

—¿Las fotos?

—Sí. Pero no serán solo fotos para tu identificación, también con las que te presentaremos al mundo entero. Tus padres podrán verte desde su casa y seguro que se enorgullecerán de ti.

—¿Ellos saben ya dónde estoy?

—¡Claro! –Sonríe amable.

—¿Puedo verlos antes de que acabe el día? No pude ni despedirme de ellos. –Hace un gesto raro y arruga la nariz.

—Me temo que hoy no será posible, Kookie. Tienes una agenda muy ocupada. –Noto en su voz una clara intención de hacerme ver más infantil e inocente de lo que realmente soy.

—Vale… —Me resigno cuando las puertas se abren a nuestra espalda y salimos a un gran espacio con ventanas frontales. A ambos lados, en las paredes hay espejos y mesas, con sillas y luces. Todo es tan radiante…

—¡Aquí está nuestro Golden maknae! –Anuncia y de una puerta parecen personas que se encargarán de mí de una manera u otra—. Ya sabéis lo que hacer.

Para empezar me ponen en un pedestal y un hombre con una pequeña linterna me apunta encendiéndola. Esta delinea la forma de mi cuerpo perfectamente y juraría que puede verme bajo la ropa pero yo me mantengo inmóvil.

—Tiene unas medidas muy buenas pero no haremos muchos trajes porque dará el estirón dentro de poco, —le comunica a YongGuk—, y si sus músculos aumentan no le valdrá nada.

—No te preocupes. Haz lo que creas conveniente. –Este hombre sonríe y se pretende marchar pero antes me saluda.

—Encantado, mi nombre es JongUp. –Sonríe y sus pequeños ojos parecen desaparecer—. Soy el estilista de BTS. ¿Algún color preferido o manías con la ropa? –Me encojo de hombros.

—Me conformo con cualquier cosa.

—Así me gusta, Kookie. –Dice YongGuk y ambos se marchan hablando y una chica, extremadamente preciosa aparece ante mis ojos y me ayuda a bajar de aquí.

—Encantada, —se inclina—, soy Park Bom, y seré tu maquilladora y esta, —señala a su lado—, es Minzy. Tu peluquera.

—¿Maquilláis y peináis a todo BTS? –Pregunto mientras me dirijo a una de las sillas frente a un espejo.

—No. Solo a ti. –Sonríe y yo me avergüenzo. Tengo a dos chicas preciosas trabajando para mí.

—¿Preferencias, complejos? –Me preguntan de nuevo.

—Sí, —mis mejillas se encienden—, no me gustan mis dientes. –Ambas sonríen y yo agacho la cabeza cohibido.

—No te preocupes, en la foto no creo que te dejen sonreír. Pero bueno, —hablan entre ellas—, Gain te enseñará a controlar tu comportamiento frente a las cámaras. –Asiento y nos miro en el reflejo del espejo. Park Bom juguetea unos segundos con maquillaje en su mano y Minzy acaricia mi cabello suavemente entre sus dedos. Sus pequeños ojos parecen estar muy concentrados.

—Tu pelo está limpio pero estropeado. –Miro a cualquier otro lado—. Voy a cortar las puntas y si no te molesta te lo retiraré de la frente para que se vean bien tus ojitos, amor.

—Vale, noona. –Cubren mi cuerpo con una lona de color azul oscuro y sacan tijeras y peines para que poco a poco corte mis mechones igualando las puntas, creando un peinado profesional. Me veo incluso más mayor con esto. Ellas hablan mientras me cuidan pero yo no estoy atento a su conversación. Solo espero poder quedar bien.

—Cierra los ojos. –Me dice Park Bom cuando me retiran la lona azul e inclina un poco la silla para que quede mi rostro bien a su vista. –Te aplicaré una base y luego…

—No le expliques eso al muchacho. Le da igual. –Dice Minzy recogiendo sus cosas ya que ha terminado su trabajo. Yo me encojo de hombros y me dejo hacer.

 

 

—WOW, muchacho. –Dice YongGuk y yo sonrío orgulloso de lo que las chicas han conseguido de mí. Él viene con una bolsa negra en las manos. Alta como ambos y con una percha en su extremo.

—¿Eso qué es?

—Es tu traje. Tienes ahí cambiadores para ponértelo. Hazlo y te espero en la planta baja, ¿Entendido? –Asiento y lo recojo para caminar hasta el probador, deshacerme de la ropa que ya tenía antes y sacar una camisa blanca con corbata a rayas azules, una chaqueta granate y unos pantalones grises.

—Vaya… —digo yo solo.

—¿Kook? –Una voz suena a mi espalda y me giro cubriendo mi cuerpo casi desnudo con la ropa nueva. YongGuk se avergüenza y sonríe con unos zapatos en la mano—. Te falta esto. –Asiento y se los quito de las manos para dejarle ir tranquilo. Suspiro con las mejillas ardiendo y comienzo a vestirme sin quitar un ojo de la puerta temiendo que de nuevo se digne a entrar sin permiso alguno. Pervertidos todos.

 

 

Las puertas de cristal se abren mostrándome a Suga en la planta baja, al parecer esperando por mí porque nada más estar presente delante de él acude a mi encuentro pero se detiene a los segundos comprobando mi nueva apariencia. Sus ojos brillan y sonríe al verse sorprendido.

—¿Kook? –Sonrío de lado y camino hasta quedar frente a él siendo yo ahora el sorprendido porque las alzas de los zapatos funcionan a la perfección levantándome hasta su altura. Apenas son siete centímetros ocultos en el zapato pero el pelo retirado y el traje que se ajusta a mi cuerpo como un guante me hacen sentir mucho mejor.

—Yoongi. –Sonrío aún más.

—Estás genial. –Palmea mi hombro, tal vez intenta achicarme un poco—. He hecho que te lleven un par de mudas para estos días y un pijama. Mañana te traerán ropa de toda clase. Ya cogieron tus medidas, ¿no? –Asiento y ambos caminamos a donde me esperan.

—¿Van a hacerme solo fotos o...?

—No te preocupes. Ahora te dirán lo que tienes que hacer. –Me sonríe y su sonrisa me hace sentir más liberado de tensión.

—¿Crees que todo saldrá bien? –Pregunto casi susurrando.

—Qué tontería, claro que sí…

Ambos llegamos a un recibidor donde varios técnicos y unas cuantas cámaras elevadas ya del suelo me esperan. También hay una chica vestida con un traje con insignias y YongGuk, que habla con ella.

—¡Jungkookie! –Grita YongGuk sonriendo—. Ya era hora. –Súbete aquí y mira a las cámaras. Grabaremos tu entrada en BTS. –Asiento.

—Barbilla alta, sin sonrisa, con los ojos fijos en la cámara y las manos a ambos lados del cuerpo. –Dice la chica con una voz firme y muy autoritaria. No me queda otro remedio que obedecer sin poner reparo.

—Ella es Gain, —die YongGuk sin darle importancia a las palabras de la chica—, te enseñará a comportarte conforme tu nueva posición social. –Asiento mientras me pasan un estandarte con la bandera del país y me hacen sujetarla sobre el hombro mientras veo a Suga en la puerta despidiéndose con la mano de mí.

—Primero te haremos unas cuantas fotos. No te muevas a no ser que te lo digan y siempre que poses hazlo mirando a la cámara. –Las fotos comienzan y yo me mantengo como una estatua no por salir mal sino por el miedo que le tengo a esta noona.

Ella sigue hablándome mientras me fotografían.

—Ahora te grabarán y deberás decir con voz alta y firme: Soy Jeon JungKook, el maknae y nuevo integrante de BTS para servir a mi país. El Renacido.

—Hum.

—Muy bien, ahora. –Me dice el técnico y una luz verde se enciende en las cámaras mientras se acercan y me rodean.

—Soy Jeon JungKook.

La puerta delante de mí se abre dejando ver primero a Suga y progresivamente van entrando el resto del equipo mirándome a mí, la persona a la que Suga señala con su brazo para que todos sientan el mismo asombro que sintió él nada más verme salir del ascensor. Aquí subido y con las alzas pareciera que soy mucho más alto que todos ellos. Mi rostro despejado me permite ser fácil de observar y mi cuerpo ceñido en el traje me sienta genial.

—El maknae y nuevo integrante de BTS. –Continuo.

Tae sonríe y alza sus pulgares a medida que hablo animándome a continuar. Jin y Namjoon me miran con orgullo. Suga y Hope hablan en susurros y sonríen ante mi presencia pero es esta la que hace fruncir el ceño a Jimin hasta volverlo feo que ya es difícil. Sus labios se contraen y los muerde lleno de rabia. Lo siento querido si no me soportas o sientes una ardiente envidia.

—Para servir a mi país. El Renacido.

Pero ahora formo parte de esto tanto como tú.

 

 

 

 

 

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