PARTE DE LA ÉLITE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 30
Capítulo 30
JungKook POV:
—Esto no saldrá bien, Yoongi. –Quiero irme
pero no me dejará porque sus brazos me prohíben marcharme.— Nos matará a los
dos. –Digo antes de entrar en el salón a la hora de comer.
—Déjamelo a mí. Siéntate a mi lado y yo lo
haré al lado de Jimin. Conocer sus manías tiene recompensa a veces. –Suspiro
hondo y ambos pasamos al salón serios y formales, ya que nada tenemos que
ocultar. Nos sentamos tal como me ha dicho mientras que al hacerlo siento el
regalo de Jimin pensando en mi chaqueta de traje. Miro a todos y todos me miran
con una sonrisa triste pero no dicen nada. Bastante dijeron esta mañana cuando
supieron que me había despertado. Sus ojos irradiaban una pena que no
comprendo, al menos mi cerebro fue inteligente y se apagó para que no pudiera
sentir dolor.
Me hubiera encantado hablar con Jimin y
darle las gracias por lo que hizo por mí pero tengo la ligera sensación de que
se arrepiente de aquello y me habría golpeado hasta dejarme de nuevo
inconsciente. Oh Dios, y ahora voy a ir a tentar a la suerte. Dios me proteja.
Comenzamos a comer y solo yo sé lo que la
curiosa mano de Suga está haciendo en este momento, tan solo yo y ni siquiera
Jimin se da cuenta. Es alucinante como no solo nos engaña con sus palabras sino
con sus gestos que pasan desapercibidos. Su cuerpo está relajado mientras que
el mío no puede tensarse más.
—Yo me voy ya. –Dice la tranquila voz de
Jimin mientras se levanta y se marcha a su cuarto. Yo miro a Suga que bajo el
mantel de la mesa me pasa la ID de Jimin habiéndome asegurado antes que siempre
abre y cierra su puerta con el DC.
—Gracias. –Susurro y él hace que no me oye—.
Eres el mejor. –Ahora sonríe no pudiendo evitarlo. Dejo que pasen unos minutos
más hasta que termino de comer y me levanto repitiendo las mismas palabras que
Jimin antes—. Ve voy ya.
—Kookie, —me llama Tae—, ¿hacemos algo
esta tarde? –Me cago en la puta, TaeHyung.
—Tengo que descansar, hyung. Lo siento.
–Salgo del salón y me dirijo directamente al cuarto de Jimin donde me espera,
bueno, en realidad no.
La puerta del ascensor se abre y puedo ver
ahí la puerta del cuarto de Jimin expectante a mi entrada. Me acerco con su ID
en la mano y al pasarla por la ranura se abren las puertas y las cierro una vez
estoy dentro. El sonido no es muy fuerte pero estoy seguro se habrá dado
cuenta. Hasta entonces entro viendo que está todo su dormitorio cubierto de
cosas relacionadas con BTS y el estado. Igual que el cuarto de Taehyung. El
olor es fuerte y masculino. Hay un poco de desorden pero nada que no se pueda
solucionar.
—¿Qué diablos haces aquí? –Pregunta
saliendo del vestidor haciéndome dar un respingo asustado—. ¿Cómo has entrado?
–Yo le extiendo su ID para que me la arrebate con violencia y le ponga sobre su
mesilla.
—Se te ha caído abajo. Solo he subido para
dártela. –Me mira frunciendo el ceño y suspira.
—Vale, ahora lárgate.
—También quería darte esto. –Me quito la
chaqueta y de uno de sus bolsillos extraigo un pequeño objeto envuelto en papel
de regalo. Se lo doy y lo mira receloso.
—¿Por qué?
—Por tu cumpleaños y porque me ayudases en
la prueba del otro día. Lo acepta aun con el ceño fruncido y lo desenvuelve
poco a poco hasta que descubre lo que es. Se enfada aún más.
—¿Qué es esta mierda?
—Pensé. ¿Qué es lo que más le gusta a Park
Jimin?
—¿Un espejo?
—Al señor Park solo le gusta el señor Park
Jimin. –Aprieta el pequeño espejo en sus manos—. ¿Acaso me equivoco?
—¡Esto es una puta mierda! –Me lo lanza a
los pies donde cae y se rompe en mil pedazos. Doy gracias que llevo zapatos y
no puedo cortarme con los cristales—. Sal de mi cuarto ahora.
—Eres un desconsiderado. –Sonrío mientras
lo digo—. ¿Acaso me he equivocado? ¿Tal vez uno más grande te guste para no
sentir complejo de enano?
—Te la estás jugando, vete antes de que te
corte la yugular con los cristales.
—No lo harás. Estoy seguro de que te
arrepientes de haberme disparado el otro día. Por eso me ayudaste. –Frunce su
ceño pensando en que contestar pero no debo dejarle. Me acerco poco a poco a él—.
Te mueres de celos pero me salvas. Qué raro es el señor Park Jimin.
—¿Celos?
—¿Quieres saber qué hacíamos Yoongi y yo?
Bah, seguro que ya lo sabes pero no puedes hacerte una idea de lo maravilloso
que es. –Muerdo mis labios recordándolo—. Tan dulce y tan caliente.
—¡Cállate! –Sus puños se cierran y
comienzo a pensar que esto no ha sido buena idea—. Te golpearé.
—Ah… ¿Sí? Pero de la manera en que me
gusta, ¿o…? –No se lo piensa más tiempo y rodea mi cintura con su brazo y
camina conmigo en su regazo hasta empotrarme la espalda contra el escritorio.
Solo con eso ya estoy gimiendo y aún más cuando sus labios se estrellan contra
los míos de una manera violenta y burda. No me da tiempo a seguirle porque solo
él tiene el control.
—Ji—Jimin… —Sus manos exploran mi cuerpo
bajo mi camisa y mientras, sus dientes se entretienen con mi oreja. Primero el
lóbulo, luego el cartílago y acaba devorar mi mandíbula provocándome mil
escalofríos. Cuando se cansa quita mis pantalones y mis zapatos, todo cae al suelo
y mis calzoncillos les siguen. Sus fuertes manos aprietan mis muslos y los
estrujan. Los acerca más a él y los viola con sus dedos abriéndolos y colocando
su poya en mi entrada sin preparación alguna.
No me importa. Coloco mis brazos alrededor
de su cuello y me dejo penetrar tan violento y fuerte que de seguro me matará.
Ser llenado por él es una sensación tan maravillosa que soy incapaz de
describirla con detalle. Todo mi cuerpo está en llamas, y mis dedos se vuelven
blancos por la presión que ejerzo en su espalda. Su cuerpo se retuerce y
embiste violentamente contra el mío de manera que me muevo contra su polla para
crearme ese placer que tanto amo.
Todo lo que antes estaba en la mesa donde
me intento mantener ha caído por el suelo por sus fuertes golpes a mi
cuerpo. Su aliento comienza a ser
entrecortado y el mío está desbocado ya desde hace tiempo. Maldita sea, toca mi
próstata y mis gemidos se vuelven gritos de súplica.
—¡Ahí de nuevo, Jimin! ¡Por favor! ¡No te
detengas! –Me aferro aun más a su cuerpo buscando aún más contacto pero él se
corre dentro y detiene sus embestidas jadeando y sacando lentamente su polla
embadurnada de su semen. Me quedo ahí sentado con una palpitante erección,
viendo cómo se recompone y se aleja de mí en dirección a su cama.
Maldita sea. ¿Qué diablos se cree que está
haciendo? Me bajo del escritorio sorteando los cristales en el suelo y cuando
llego a él le empujo para que caiga en la cama. Sonriendo y mirándome como si
yo no fuese capaz de tomar el control se deja hacer expectante de saber hasta
qué punto voy a llegar.
Me arrodillo entre sus piernas y me
deshago de sus pantalones todo lo rápido que puedo, al límite de mi
autocontrol.
—¿Qué te crees que haces, niño? –Sonríe y
una vez solo le queda su camisa mal abrochada abro sus piernas para que me deje
ver su entrada. Dios mío, ¿hasta dónde puedo abrir esto? Es jodidamente
flexible—. Eres muy pequeño para estas cosas. Vete antes de que… ahh…
Con una mano mantengo una de sus piernas
abiertas y con la otra me ayudo a introducir mi polla dentro de su ano. Solo he
metido mi glande y ya siento como sus paredes me aplastan y me dan un calor con
el que podría correrme.
—Kook, sal. Vete. –Intenta zafarse de mí
porque le duele pero yo no quiero escucharle y lentamente entro más en él
usando el semen que goteaba de mi culo para lubricarme bien. Una vez estoy
dentro del todo dejo unos segundos a que se acostumbren y me deleito en su
rostro enrojecido y confuso.
—No soy tan pequeño, ¿eh? –Sonrío y él me
aparta la mira dejando caer su cabeza en la almohada—. ¿Me muevo ya? –Resopla y
me lo tomo como un sí por lo que agarro fuertemente su cadera y me muevo dentro
y fuera de él. Su cuerpo me ayuda a acompañar los movimientos pero su expresión
no cambia, al contrario parece que ni siquiera lo siente.
Tanta tontería. Me canso de su
insensibilidad y me inclino sobre su cuerpo con sus piernas alrededor de mi
cadera y comienzo a embestirle con toda la fuerza que tengo rezando por no
correrme pronto y hacerle disfrutar a él también. Primero empieza por moverse a
mis tiempos y después frunce el ceño mirando cómo le penetro. Sus labios se
abren y comienza a gemir muy despacio al tiempo que yo le embisto.
—¿Te gusta? ¿Acaso esto no está mal,
Jimin? –Hace un puchero mientras le recuerdo como me recriminó por gustarme los
hombres y de repente toda su expresión cambia de incomodidad a un tremendo
placer que le hace curvar la espalda. Sus manos rápidas se dirigen a la almohada
bajo su cabeza y allí esconde su rostro enrojecido. No se lo permito y mi mano
va a su mejilla para obligarle a que me mire—. No te escondas, vas a mirarme
mientras te corres. ¿Entendido? –Asiente sumiso con sus ojos llorosos y sus
labios torturados por sus dientes—. Gime si quieres, hyung.
—Kookie… —Me obedece de una manera
completamente dulce y solo me dan más ganas de penetrarle con fuerza. Se siente
tan bien dentro de él. Tan caliente y apretado—. ¿Me tocas, Kookie? –Me
pregunta y asiento mientras una mano va a su polla y mi cuerpo se inclina para
alcanzar sus besos.
—Bésame, y te toco hasta hacerte delirar.
–Sin pensar me besa y juega con mi lengua entre sus labios chupándola,
apretándola igual que hacen sus paredes con mi polla. Eso se merece mi mejor
esfuerzo y bombeo rápido y fuerte para que venga conmigo a la par. O no, mejor
despacio para que tarde más y se vea obligado a sentir la humillación que me
hizo sufrir antes—. Ji—Ji—Jiiimiinee… —Me corro dentro de él acompañado de
varias convulsiones por parte de mi cuerpo y una vez está lleno de mi semen
detengo mis movimientos y salgo de él antes de que se corra por segunda vez.
—Ah… Kookie… —Me dice mientras masturba su
polla ahora sin mí en su interior. Sabe que lo he hecho adrede pero siente
tanto dolor que le da igual, solo quiere aliviarse pero yo no le dejo y retiro
sus manos lejos de ahí.
—Dime qué quieres, hyung. –Hago un puchero
frente a sus labios hinchados—. ¿Quieres que te chupe? –Asiente y me arrodillo
de nuevo mientras él se incorpora y se sienta con la espalda en el cabecero.
Con mis manos bombeo un poco su polla y
lamió el líquido preseminal que gotea por los lados. Su glande está muy rojo y
beso allí para oír a Jimin gemir y jadear.
—Rápido, por favor. No aguantaré más. –Me
dice con la voz más dulce que le he oído nunca.
Asiento y poco a poco la introduzco en mi
boca tragándola por completo. Apenas tengo que hacerlo dos minutos y ya se
corre dentro de mi boca. Trago todo, aunque el sabor no es agradable, ante la
atenta mirada de Jimin y sus ojitos llorosos.
—¿Te… Te ha gustado? –Tartamudeo cuando la
situación comienza a ser incómoda.
—Hum… —Asiente. Me tumbo a su lado en la
cama sonriéndole.
—Siento haber sido borde o cruel contigo.
Solo quería provocarte. –Reconozco y me abrazo a su cuerpo aun exhausto pero él
me intenta apartar porque regresa a recordar que él es el mayor, él es Park
Jimin. Eso ahora a mí me da igual—. Hyung, muchas gracias por todo. Eres el
mejor. –Al escucharme sus intentos por alejarme de él se detiene y se relaja
mientras cierro los ojos con mi cabeza en su pecho.
—Kookie.
—¿Hum?
—De nada. –Sus brazos rodean mi cuerpo y
es la primera vez en todo este tiempo que al fin me siento parte de este
equipo.
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