PARTE DE LA ÉLITE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 24

 Capítulo 24

 

JungKook POV:

 

Un nuevo día de entrenamiento comienza y una vez más no me dejan más que disparar a una diana que ni siquiera se mueve. Ellos compiten sabiendo qué es la verdadera adrenalina mientras que la única emoción que me embarga es el dolor en el hombro.

—Ya tienes un moratón. –Me dice Tae mientras me aplica crema ya en el vestuario.

—Lo sé, hyung. Gracias. –Niega con la cabeza.

—No es un bebé Tae. –Dice Jimin—. Creo que sabe darse cremita solo. –Estoy a punto de sucumbir a sus burlas y quitarle la crema a Tae para aplicármela yo pero él me golpea la mano y continúa con lo suyo.

—Ni caso, me gusta cuidarte. –Besa mi mejilla con sus labios llenos de sudor pero no me importa. Sonrío agradecido de sus cuidados.

—Sí, padre. Yo se lo daré. –Dice Jin acercándose a mí con una gran sonrisa mientras habla con el presidente por el móvil—. Kookie, mi padre te ha traído un regalo, dice que luego te lo dé.

—¡No es necesario! –Digo negando con las manos pero él niega con la cabeza.

—Ya está hecho.

—Pero… ¿Por qué?

—Por agradecimiento de tu buen trabajo. Ah, y esta tarde tienes que informar en televisión. –Sonríe y se marcha dejándome atónito y con un sonriente Tae frente a mí.

—Que suerte, Kookie…

—Sí… —Miro a Suga mirándome detenidamente y le sonrío por la buena noticia. Él se limita a seguir con su trabajo dejándome apartado de su campo de visión.

—La Imagen no te servirá de nada cuando nos estén tiroteando. –Dice Jimin mientras se pone los zapatos ya completamente vestido.

—Para eso estamos nosotros, Jimin, para protegerle. No se te olvide. –Le espeta Tae mirándole con ira.

—Como se me ponga a tiro me quitaré el problema del medio.

—¡Basta! –Digo horrorizado—. Eres mi hyung, tienes que protegerme, maldita sea.

—No te confundas. Esto debería ser una ayuda mutua. Tae me defenderá cuando haya un tiroteo y yo le protegeré a él cuando alguien se enfrente a él cuerpo a cuerpo. –Se levanta ya vestido—. Pero tú, —se acerca a mí y Tae se pone en medio. Eso no impide que me siga hablando—, no eres más que un estorbo.

—Herirás sus sentimientos. –Dice Suga a su espalda también vestido.

—Es un renegado, ¿qué más da?

—¡¿Y qué si soy un renegado?! –Grito cuando Jimin pretendía marcharse pero se gira para mirarme con ojos furiosos—. Mi padre no será el presentador de televisión pero estoy seguro me quiere mucho más que ti y por lo que veo no te ha enseñado más que a ser un estúpido engreído egocéntrico y narcisista.

Los ojos de Yoongi brillan y su mentón se alza, los brazos de Tae se interponen delante de mí y lo último que veo antes de que el puño de Jimin arremeta contra mi cara es su expresión de ira descontrolada. Un subidón de adrenalina controla mi cuerpo cuando comienzo a escupir sangre al suelo y estoy seguro habría incluso vomitado mis propios intestinos por sus patadas pero antes lo detienen entre todos y consiguen calmarlo y reducirlo. Sacarlo fuera y calmarlo para que se detenga. Solo Suga se queda a mi lado, el único que no puede hacerle frente de manera física.

—¿Estás bien, Kookie? –Niego con la cabeza mientras cubro mi labio roto con mis manos—. Déjame ver. –Aparta estas y sonríe—. No es demasiado, bebé. –Mis manos comienzan a temblar y respiro muy fuerte asimilando ahora que acabo de ser golpeado. Miro a todos lados viendo si fueran a golpearme por doquier—. Ven, pequeño. –Sus brazos me acurrucan y lo único que consigue es manchar su camisa de mi sangre y arrugarla en su espalda porque mis manos se aferran a él desesperadas.

—Lo siento, Yoongi. –Digo y niega con la cabeza.

—Bien hecho, mi vida. –Me abraza aún más fuerte y comienzo un llanto tranquilo que él intenta frenar con besos en mi coronilla. ¿Por qué me siento tan mal a pesar de que sus palabras me felicitan?

 

 

—¡¿Qué diablos le ha pasado?! –Pregunta YongGuk cuando me ve entrar al salón para comer y ve mi labio roto. Todos estaban allí menos Yoongi, Taehyung y yo.

—Jimin le golpeó. –Dice Tae mirándole directamente.

—Ya era hora de que alguien le diera una buena. –Dice Jimin como justificación.

—¿No sabes que hoy tiene que gravar? ¿No piensas en las consecuencias, Jimin? –Este agacha la cabeza.

—¿Y tú en nada que no sea la estúpida prensa? –Salta Yoongi y todos detienen sus palillos mientras se sienta a mi lado. Tae al otro.

—Cuidado con esas palabras Yoongi. –Dice serio YongGuk.

—¿No vas a preguntar por su dolor? ¿Por su salud? ¿No vas a castigar a Jimin por su comportamiento? –Jin y YongGuk se miran y parece que las palabras de Suga pesan más que cualquier objetivo personal por lo que suspira y acaba resignado.

—¿Estás bien, Jeon?

—Sí, bien.

—Jimin, pasarás la tarde en la sala de entrenamiento.

—¿Qué?

—Practicando para…

—¿De veras vas a hacer caso a estos dos? Hyung, no quiero pasarme la tarde…

—Lo siento, Jimin. Aprenderás para la próxima. –Jimin aún incrédulo nos mira a ambos y entrecierra sus ojos de nuevo retornando la ira a su cerebro pero la retiene como puede con cadenas de acero.

—Vosotros dos. –Nos dice y aunque yo siento mi cuerpo débil Suga ni siquiera tiembla. Le mira firme y seguro de… ¡Yo qué sé! Dime quién es el Dios que te da tanta fuerza—. Me las pagareis. Tú por doble. –Me dice y desvío mi mirada al plato vacío delante de mí. Suspiro, sintiendo de nuevo un nudo en la garganta.

 

 

—Hola Gain noona. –Le digo y ella me sonríe llevando su mano a mi labio roto y aunque ya no se vea la herida por la cantidad de maquillaje que me han puesto siento el dolor y frunzo el ceño.

—No se ve. Podemos grabar. –Dice a los cámaras que guían estas alrededor de mi cuerpo—. ¿Sabes lo que tienes que decir? –Asiento recordado todas y cada una de las palabras—. Bien, puedes empezar.

—Hola, Renacido. Soy Jeon JungKook, maknae de BTS. Nuestro entrenamiento está siendo muy duro y estamos luchando cada día por el país que nos cuida y nos protege. A cada día que pasa estamos más cerca de conseguir nuestro objetivo, ser los número uno en la lista al control del planeta. Nuestra tecnología en pocos años reinará sobre el resto de los países. Nuestra sanidad y nuestros trasportes ya son los mejores. Pero lo que nos hace grande sois vosotros. Todos los habitantes. Gracias a todos. Viva el Renacido y viva nuestro presidente. –Amplia sonrisa y las cámaras dejan de grabarme.

—Perfecto Jeon. –Me felicitan pero yo no paro de pensar en las palabras que acabo de pronunciar. Siempre que escuché a BTS hablar sobre la población, y como la alababan, creí que se dirigían a toda la población del país. Acabo de descubrir que no me he dirigido más que a todos lo que se encuentran aquí, a este lado del muro.

—Puedes ir a que te quiten el maquillaje.

—Antes tengo algo que hacer. –Digo sonriendo. ¿Qué diablos me pasa con él?

 

 

Mis pasos son firmes y sin duda muy, pero que muy temerarios al venir hasta aquí. Confío en el poco criterio que debe tener y apelo a él para que no me dañe de nuevo. Pero es para eso para lo que he venido, para provocarle y conocer su umbral de ira. Una pregunta se repite de manera infantil en mi mente.

¿Qué pasará si me presento ante él, con traje y maquillaje que oculte mis heridas, con unas alzas que me eleven hasta su altura, después de que él haya estado entrenando toda la maldita tarde por mi culpa?

¿Qué es la ira? Ira es el corte en mi labio. Punto. ¿Qué es la locura? Entrar aquí dentro a sabiendas de que nadie me protege ahora.

Abro la puerta muy, muy despacio. Casi ni yo la oigo y doy gracias que no entra luz de fuera porque así no puede verme. Me acerco silenciosamente a él mientras me deleito en la maravillosa imagen que me muestra. Su cuerpo, sudado y embutido en una camiseta de tirantes que no hace otra cosa que marcar sus abdominales y los músculos de su espalda mientras golpea fuertemente un saco delante de él.

Cuando me ve detiene sus movimientos a pesar que el saco sigue balanceándose.

—¿Qué haces aquí? –Me pregunta—. No puedes estar aquí. –Me encojo de hombros.

—Y tampoco puedo robar en las cocinas y sin embargo… –Saco mis manos de la espalda y le muestro una tableta de chocolate. Solo para él—. Chocolate con avellanas, dulce de leche, y coco rallado. –Relamo mis labios—. Para ti. –Mira un segundo lo que le extiendo pero bufa y sigue con su ejercicio—. ¿No te gusta? –Digo decepcionado.

—No me cebes.

—Era mi manera de pedir perdón. –Digo con un puchero—. ¿No lo quieres en serio? ¡Está delicioso!

—Me chivaré que te has colado en las cocinas. –Dice serio y decidido mientras golpea el saco amenazante.

—Nah. –Digo sentándome en el suelo a un metro de él y abro el chocolate para comérmelo—. Eres buena persona, en el fondo. –Ríe por la nariz.

—¿¡Tú que sabrás!? –Me encojo de hombros.

—Te vi cuando estabas en la enfermería. –Digo y doy un mordisco a la tableta. Deliciosa, el chocolate se deshace en mi boca—. Parecías tener sentimientos y todo.

—Tengo sentimientos. –Dice como si fuera lo más normal del mundo.

—WOW. Estoy manteniendo una conversación con Park Jimin, al fin. –Ríe de nuevo por la nariz—. Con Suga eres diferente. Lo sabes, ¿cierto? –Sus golpes en el saco se detienen.

—¿De dónde sacas eso?

—Soy buen observador.

—Entonces te darás cuenta que puedo partirle la boca igual que he hecho contigo. –Me encojo de hombros.

—No lo pongo en duda pero estoy seguro con él te arrepentirías y conmigo no.

—¡¿Tú que sabes?! –Me pregunta mientras me señala con un dedo acusador.

—Nada más que lo que te cuento. ¿Debería saber algo?

—Nada. En absoluto.

—Mejor. Oye. –Me mira furioso—. ¿Qué es lo que más te gusta de mí?

—¿Qué dices ahora?

—De lo que te sientes más celoso. –Sonrío sádico mientras como el chocolate—. ¿De que soy la nueva imagen de BTS? ¿De que soy mucho más agradable y me quieren todos? ¿De que Yoongi me presta más atención que a ti ahora que...?

—¡Niño estúpido! –Grita y ya veo claro su límite.

—¿Sí? ¿Es eso? Oh… me siento tan bien. Park Jimin, el famoso, el fuerte Park Jimin está celoso de mis encantos con Yoongi…

Sin verlo venir su bota se estampa en mi hombro y me hace caer de espaldas al suelo y presiona ahí tan fuerte que mis manos sueltan el chocolate y envuelvo con ellas su bota sobre mi cuerpo.

—¿Me estás provocando? –Sonríe mientras ve llenarse mis ojos de lágrimas porque apoya su pie donde tengo el moratón de la escopeta.

—Ji—Jimin… Duele…

—¿Oh sí? –Hunde aún más su pie y siento que me deja sin respiración—. Vamos a ver cuánto aguantas sin llorar.

—Hyung… —Aprieto mis dientes y cierro fuertemente los ojos.

—¿No te gustaba jugar conmigo? Vamos Kookie, suplícale a tu hyung que se detenga.

—Ah… Hyu— Hyung… —No puedo respirar lo suficiente como para vocalizar.

—¡Grita! ¡No te oigo! –Una lágrima traicionera sale por el lado de mi ojo hasta mi sien—. Mira como llora. ¿Debería apretar más a ver qué pasa? ¿Por qué no? –Abro uno de mis ojos para descubrir los suyos, oscuros y penetrantes en mi mirada. Sus palabras me llenan de terror pero al contrario de lo que dice, no aumenta su peso sobre mí.

—Ji— Ji— min… —Suspiro ya sintiendo como mi brazo se ha dormido por la falta de riego y lo dejo caer a un lado ya que de nada me sirve. Retira su bota al fin de mi pecho y respiro cogiendo una gran bocanada de aire.

—¿Cuántas patadas tengo que darte en la cabeza para que pierdas el conocimiento? –Me pregunta como si yo supiera la respuesta. Aún me mantengo tirado en el suelo con una expresión seria y acariciando la zona donde me ha pisado. Con la punta de su bota tantea mi cuello y ejerce la suficiente presión como para asustarme pensando que me va a partir el cuello pero se aleja y va a la nariz. A los pómulos. Mis ojos no se despegan de los suyos—. ¿Ya no dices nada? Que mal, yo quería que me provocaras, Kookie. –Niego con la cabeza—. No juegues conmigo, Jeon. –Me dice olvidando su tono juguetón—. No voy a ser cariñoso.

Se aparta de mí y camina hasta la puerta. Una vez se va, me tiro de nuevo al suelo suspirando y dolorido. ¿Qué diablos me pasaba por la cabeza?    

 

 

 

 

 

Capítulo 23                        Capítulo 25              

 Índice de capítulos

Comentarios

Entradas populares