PARTE DE LA ÉLITE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 21

 Capítulo 21

 

JungKook POV:

 

—¿Hyung? –Le digo a Tae mientras ambos nos lavamos los dientes en mi cuarto antes de irnos a dormir.

—¿Kookie?

—Quería preguntarte, ¿qué es el amor para ti?

—¿Qué es el amor? ¿Estás insinuándome algo? –Mi cuerpo tiembla mientras sonríe ilusionado.

—No, No. Solo quiero saber tu opinión al respecto.

—Pues es un sentimiento, de felicidad.

—No me lo describas con otra palabra. –Suspira y acaba resignado a mis deseos.

—Es cuando el corazón late muy rápido. –Lleva ambas manos a su pecho y aprieta fuerte. Tras eso se enjuaga la boca y continua—. Es cuando quieres pasar toda tu vida con esa persona y no te importa el resto del mundo. Eres capaz de hacer cualquier cosa pero todo por su bienestar. Admiras a esa persona, la respetas, la cuidas, y siempre la haces feliz.

—¿Alguna vez te has enamorado? –Niega con la cabeza observándome mientras me limpio los labios con una toalla.

¿Y tú?

—No. Nunca.

—¿Detrás del muro no hay niños y niñas de tu edad?

—Sí, pero no juego con ellos. Mamá dice que es peligroso estar mucho tiempo fuera de casa. Asiente y ambos nos dirigimos a la cama—. Hyung…

—Dime Kookie. –Dice cansado ya de mis estúpidas preguntas.

—Tú y yo nos hemos besado. –Sonríe con las mejillas encendidas.

—Hemos hecho algo más que besarnos, Kookie.

—Ya pero, las personas que se quieren, se besan. El amor… —No me deja terminar.

—¿Kook? ¿Intentas decirme algo? –Niego con la cabeza.

—Quiero preguntarte, ¿tú estás enamorado de mí? –Se encoge de hombros.

—¿Y si lo estoy? No puedo hacer nada. No cambia nada porque no podemos formalizar una relación que es lo que me encantaría. Aparte de eso los deseos carnales no hay más que satisfacerlos, y punto.

—¿Eso es un no?

—Es un te quiero, y esto, no son más que palabras sin peso alguno.

Asiento, comprendiendo fielmente sus palabras y me resigno a ellas. Ambos nos introducimos entres las mantas y ya casi como acto reflejo y por cuarta noche seguida me acurruco en su abrazo descubriéndome allí un sentimiento desconocido antes. Tranquilidad, paz, y descanso.

 

 

Llegamos como cada mañana a la sala de entrenamientos pero esta vez no veo cuchillos, mas unos fusiles negros llaman mi atención poniéndome los pelos de punta. En la tele y en las películas se ven fáciles y sencillos pero no son más que divertidas falacias porque me cuesta coger uno viendo como mis brazos ceden bajo su peso. Quedo cansado incluso pero al ver que el resto del equipo no está en la misma situación que yo, hago un esfuerzo. Y menos TaeHyung que se jacta de ser el mejor y se permite hacer acrobacias con el fusil mientras dispara.

—Nos matarás a todos. –Oigo a Jimin refunfuñar a lo lejos pero solo yo le escucho.

Ya estamos de nuevo frente a unas dianas con forma de personas.

—¡A la cabeza! –Dice YongGuk y por primera vez disparo comprobando que el reprís del arma me hace retroceder hasta caer al suelo. No sé por qué me esperaba haber acertado, ni siquiera le he dado a la figura a metros de mí. El sonido del disparo aún retumba en mi cabeza.

—¡Al brazo derecho! –Apenas me he incorporado ya dicta otra orden y me obligo a darme prisa para alcanzar el ritmo de mis compañeros. Intento no acercarme el arma al hombro, con lo que consigo que esta me dañe aún más.

—¡A la entrepierna! –Dice otra vez.

—¡Técnica JungKook! –Grita Hoseok y doy gracias que ríen por su gracia y no porque Jimin me esté golpeando, este prefiere centrarse en disparar a una figura inexistente delante de él que arremeter contra mí.

—Ni una, no doy ni una.

—YongGuk, ¿me permite ayudarle? –Dice TaeHyung y él asiente dándole el permiso—. Ven Kookie. —Llega hasta mí y sujeta la escopeta en mi hombro muy firmemente y escuchamos la siguiente comanda de YongGuk que indica la pierna. No es fácil pero él consigue, aun con mi cuerpo en medio, disparar bien.

—Hyung…  Duele. –Le digo por los golpes en el hombro.

—Lo sé, Kookie. Pero sopórtalo. Te acabarás acostumbrando. –Desde que sujeta Tae el fusil todo parece más fácil pero al dejarme solo, de nuevo compruebo que esto no es broma.

Una vez terminamos esto ellos se ponen a hacer una serie de competiciones, con muros en medio y bolas de pintura. Yo sin embargo me veo obligado a continuar con este mísero ejercido que no soy capaz aún de hacer. Me encojo de hombros y me obligo al menos a  acertar una de cada cien. Imposible.

 

 

Mi cerebro se ha hecho ya al sonido de las balas siendo disparadas y se repite en mi mente a pesar de que ya estamos en los vestuarios para cambiarnos de ropa e ir a comer. Apenas siento mi brazo derecho donde sujetaba el fusil. Mis ojos se ven cansados por haber estado enfocados a un objetivo constante.

—¿Cansado Jeon? –Me dice Hoseok palmeando mi espalda mientras quito mis pantalones. Yo me encojo de hombros y suspiro desabrochando mi camisa.

—Oh, Kookie. –Miro a Tae con un rostro preocupado y sigo su mirada que acaba bajo mi hombro derecho, donde por horas, he tenido apoyado el fusil. Un gran moratón rojo aparece para asustarnos a ambos. Toco allí para fruncir el ceño de dolor—. ¿Te duele mucho?

—Un poco.

—Pasará, ya verás. –Saca de su taquilla una crema y antes de cambiarnos de ropa me aplica la crema esa en la zona afectada. El resto de los miembros se detienen al pasar por mi lado para ver que me sucede. Sonríen por la inocencia de mi cuerpo y continúan con sus quehaceres.

Las manos de Tae están frías o tal vez sea esta extraña sustancia pero ya no me duele tanto y sonrío. El me devuelve la sonrisa y cuando termina besa mi frente entusiasmado porque esta es su semana. Esta es solo para él.

 

 

Poco a poco los libros se acumulan en mis brazos de manera que ya me es imposible coger ninguno más. Me arriesgo alzando el brazo pero poco a poco todos caen de forma sonora en el suelo de la biblioteca y mis mejillas arden esperando que nadie me haya oído.

—¿Amor? –Pregunta Suga apareciendo de repente y recogiendo uno de mis libros del suelo.

—Sí.

—¿Qué es amor? –Dice leyendo los títulos de los libros—. Diferentes tipos de amor. ¿Estás enamorado, Kookie?

—No hyung. Pero quiero saber que es el amor. Y la felicidad. –Le digo mostrando libros similares en mis brazos.

—¿De dónde has sacado estos libros?

—De la parte de psicología. ¡Aquí hay de todo! –Sonríe con mi entusiasmo pero no me devuelve los libros, es más, me quita los que ya tengo en mis manos—. ¿Hyung?

—Yo te los sujeto, pequeño. Sigue mirando. –Sonrío ampliamente con mis dientes de conejo respondiendo de manera justa a su infantil sonrisa.

—Felicidad… —Digo buscando ahora en una zona de autoayuda.

—¿Qué es la felicidad, Kookie?

—Según el diccionario la felicidad es un estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno. –Me mira frunciendo el ceño, asombrado por mi capacidad de retener información—. Pero no sé, es raro.

—¿El qué es raro? –Pregunta mientras le pongo un libro más en sus brazos.

—Para mí, felicidad es cuando papá llegaba a casa y me prometía jugar a las cartas. Es cuando sonreía a pesar de que perdía las partidas, es cuando mamá sonríe mientras cocina pensando en algo gracioso. O como lo que siento cuando como.

—Para mi felicidad es otra cosa. –Le miro interrogante—. Es cuando siento que puedo hacer cualquier cosa y realmente puedo. Cuando consigo mis metas después de un gran esfuerzo, cuando tras un día agotador me acurruco en la cama y caigo rendido.

—¿Cuándo estás con Jimin? –Pregunto temiendo que me arroje los libros a la cara—. ¿Eres feliz cuando estás con él?

—No depende de la compañía sino de la circunstancia. Por ejemplo, soy feliz ahora contigo, simplemente hablando. –Asiento comprendiendo—. Pero la verdadera felicidad, la que es difícil de conseguir es algo más que eso. Es cuando a pesar de todo lo malo que ocurre, aun tienes fuerzas para sonreír. Cuando no te importa nada más. Cuando miras más allá de un buen momento y puedes decir con total sinceridad, “soy feliz”.

—¿Eres verdaderamente feliz, hyung?

—¿Lo eres tú? –Pregunta y pienso unos segundos cavilando sus palabras demasiado grandes como para asimilarlas.

—Creo que sí. –Sonrío ampliamente.

—¿Crees? Creo que eres aún muy pequeño para entender lo que es la felicidad. –Se encoge de hombros y de nuevo seguimos caminando pero no me saco de la cabeza que con rapidez y astucia ha esquivado mi pregunta. Volverá  a hacerlo si se la repito por lo que ya no digo nada más—. Amor. –Dice—. Felicidad.

—¿Hum?

—Estas son cosas banales.

—¿Y? Solo tengo curiosidad.

—Hay cosas más importantes. ¿Sabes lo que es la libertad?

—Es cuando mamá me dejaba salir a jugar fuera de casa.

—No. –Frunzo el ceño—. La libertad no existe.

—Si existe, yo la conozco.

—Ni tu ni nadie la conoce. Nos han dado una palabra y nos manipularon de tal manera que nos hicieron creer una tergiversación de ella donde el más resquicio de libertad, ya no lo es.

—No te entiendo, hyung. –Rio mientras busco más libros pero cuando todas sus palabras se han asentado en mi mente le miro de nuevo—. ¿Qué es libertad para ti, Yoongi?

—Libertad es poder decir lo que pienso a alguien más que a un chico de diecisiete años que ni siquiera me entiende. –Sonríe y siento que no me habla a mí, es decir, sí. Se dirige a mí en sus gestos pero sus palabras denotan un claro descontento con su situación y con la de todos. Ahora mismo acaba de responderme a su pregunta anterior. No. no es feliz.    

 

 

 

 

 

Capítulo 20                        Capítulo 22              

 Índice de capítulos

Comentarios

Entradas populares