PARTE DE LA ÉLITE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 19

 Capítulo 19

 

JungKook POV:

 

Abro los ojos para ver el techo nuevamente ahí inamovible. No se cae sobre mi cabeza pero ojalá porque esta me tortura con remordimientos y tal vez una angustia desgarradora. Nada más salir de allí nos dirigimos a comer. Tae no me habló desde que decidí a recibir el disparo por él. En la comida ni siquiera se sentó a mi lado y cuando pretendí entablar conversación me la negó haciendo que no me oía. Hoseok a uno de mis lados alababa mi valentía y Jin al otro le correspondía.

Jimin faltaba a la mesa. Se había ido directamente a la enfermería.

Después de ese lamentable espectáculo seguí a TaeHyung hasta el ascensor donde intenté hablar pero al llegar a su parada se bajó sin decir nada mientras me dejó a mí ahí.

—No entiendo que he hecho para que no me hables. Taehyung. —Digo mientras abre su puerta—. ¡Mírame cuando te hablo! –Las puertas se cierran y me resigno a subir a mi cuarto. Y hasta ahora. Creo que han pasado ya dos horas desde que no sé nada de nadie, mirando el techo esperando por algo. ¿Qué espero? La tele encendida delante de mí no me muestra más que mi cara con unas letras debajo que ya he leído mil veces.

 


NUEVO MIEMBRO DE BTS, JEON JUNGKOOK

 

Me incorporo para coger el DC y apagar la televisión. De nuevo me tiro sobre la cama hasta que alguien golpea mi puerta, lo cual me hace saltar del colchón.

—¿Tae? –Pregunto esperanzado.

—No, Soy Hoseok. –Suspirando y algo, no, muy decepcionado abro la puerta para encontrar su radiante sonrisa—. ¿Vienes a ver una película? Pero… ¿Aún no te has cambiado de ropa? Venga, dale, te espero. Ponte algo cómodo. –Asiento resignado.

—¿Vamos a ir a la sala de cine de la planta trece? –Pregunto.

—Claro, —dice como si fuera obvio.

—¿Quiénes vamos a estar?

—Todos menos Jimin que está en la enfermería y Suga acompañándole. –Me guiña un ojo y no puedo evitar poner los míos en blanco.

—¿Qué película? –Entro en el vestidor y comienzo a quitarme la ropa bajo su atenta mirada. Sin duda es incómodo pero ya van dos veces que lo he hecho delante del equipo. Supongo que no pasa nada.

—Creo que van a ver “El atlas de las nubes”. ¿Sabes cuál es?

—Alguna que habla del presidente… como todas.

—No. –Ríe de mí—. En la televisión es cierto que solo hay películas patrióticas y nacionalistas pero tenemos todas las películas que queramos aquí. Esta es un poco antigua, antes de que se creara El Renacido pero como después de ella no se hicieron muchas más… —Se encoge de hombros y yo asimilo toda la información.

—¿Es buena la película?

—Aish Kookie. Yo qué sé. Tantas preguntas…

Termino por cambiarme y ambos subimos a la planta trece donde un montón de máquinas y juegos nos sorprenden pero no nos detenemos en ellos sino que me guía hasta una habitación algo escondida de la que sale una música apagada por el grosor de las paredes. Al entrar un gran sofá, donde todos cabemos perfectamente está colocado de cara a una pantalla enorme. Las luces apagadas y nos guiamos nada más que por la iluminación de la película.

Hoseok y yo nos sentamos en un extremo y nada más dejar caer mi cuerpo este se hunde con la mejor sensación del mundo, la tela me envuelve, el relleno se acomoda a mi cuerpo y suspiro disfrutando de la sensación. Pero este agradable sentimiento desaparece junto con las palabras de Hoseok.

—Ve al otro lado. Deberías hablar con Taehyung.

—Él no quiere hablar conmigo, hyung. –Digo haciendo un puchero.

—Insiste tonto. –Resignado por sus palabras me levanto y rodeo el sofá hasta caer del lado opuesto donde un TaeHyung mira entretenido el principio de la película.

—Que cansancio… —suspiro esperando que me haga caso—. Mañana es día libre. ¿Qué tienes pensado hacer? –Susurro no queriendo molestar a nadie. Tae no me contesta—. Hyung, si no me contestas no vuelvo a dormir contigo. –Le digo aunque no es la mejor amenaza del mundo—. Hyung… —Ronroneo triste y me siento mucho más cerca de él para alcanzar su mano y entrelazar nuestros dedos.

Al principio parece asustado, sin embargo no se aparta de mí y menos aun suelta mi mano. Apoyo mi barbilla en su hombro para poder hablarle más claramente y que me entienda mejor.

—Dime qué he hecho mal, Tae…

—No debiste decir que te dispararan también. –Habla al fin calmando mis nervios—. Yo me merecía el castigo.

—Solo quería ayudarte, no quería que sufrieras más dolor.

—Pero eso no es justo, ganaste.

—Sí, gracias a ti. Sabes distinguirlas, ¿verdad? No me dejaste escoger la que quise porque sabias que saldría el primero y era peligroso. –Asiente con los labios apretados—. Estamos en paz, pues.

—No. tu no… —suspira—, no vuelvas a hacer eso.

—Volveré a hacerlo todas las veces que quiera. –Vaya manera de intentar arreglar las cosas—. Si puedo evitarlo no voy a dejar que te disparen con esa mierda.

—No volveré a hablarte nunca más, si te tomas la justicia por tu mano.

—Te quiero, hyung. –Digo de repente y ambos nos quedamos paralizados escuchando en nuestras mentes mis atrevidas palabras—. Eres el único que me ha ayudado desde el principio. Sin ti, me habría sentido tan solo… —Sus dedos juegan en mis manos de una manera tan agradable que siento todo mi cuerpo tierno y blando. Me hundo en su hombro y me dejo relajar por su contacto. Está tan cerca de mí… Creo que me siento más feliz aún que cuando probé el chocolate. No me sentí así desde que no estoy con mis padres. Es como estar en casa.

—¿Has dicho que me quieres? –Pregunta aturdido.

—Me gustaría preguntarte si me perdonas, pero no siento que haya hecho nada malo, hyung. Entonces preguntaré, ¿me volverás a hablar?

—Tú lo que no quieres es dormir solo. –Sonríe de manera traviesa pero infantil.

—Si fuera por eso iría a suplicarle a otro. Pero te suplico a ti. –Sus mejillas enrojecen y puedo verle sonreír muy tímidamente.

—¿Eso significa que esta noche te tendré en mi puerta esperando?

—¿No prefieres que espere en tu cama? –Ambos sonreímos y la conversación termina, así de fácil y ya volvemos a estar bien. Disfrutamos de la película todo lo que esta nos ofrece y sin duda es magnífica. La capacidad de mostrarnos los problemas personales de personas emparentadas y unidas por el destino en distintas épocas de la historia. Guerras, problemas sociales, traición, confianza y amor.

Nunca antes había visto ninguna película que no fuera sobre el presidente o sobre el estado. Nunca. Y ha sido magnífico. En los momentos de tensión agarraba fuertemente la mano de Taehyung, en los tristes hundía mi rostro en su pecho pero él me obligaba a seguir mirando no por crueldad hacia mi persona sino para fortalecer mi alma con el sufrimiento ajeno.

La peli termina y todos nos levantamos emocionados a la par que tal vez un poco en shock por todas las emociones vividas. Namjoon se encarga de apagar todo mientras Tae y yo salimos encontrando a Suga de camino a nosotros. Nos mira decepcionado porque la película ya terminó pero sonríe por no haberse enterado.

—Ya nada, Suga, si no estuvieras con Jimin… —Le dice Hoseok palmeando su hombro con las mismas hirientes palabras de siempre y se larga. Todos le siguen pero Tae y yo nos quedamos ahí con Suga.

—Kook, ¿podemos hablar? –Me dice Suga y al ver su reacción en el rostro Tae revuelve mi pelo como despedida y se marcha también.

—¿Y bien? –Pregunto curioso. Este suspira y se dirige al billar donde tantea con su mano una de las bolas sobre la madera forrada de tela verde.

—¿Sabes jugar? –Niego con la cabeza mientras él coge dos de los palos colocados en un madero con huecos y me pasa uno—. Es fácil, se ponen las bolas formando un triángulo. La negra va en el centro de este, la blanca en el extremo contrario de la mesa. –Mientras habla realiza lo que sus palabras dicen—. Entonces uno le da a la blanca esperando meter el máximo de bolas posibles en uno de los agujeros—. Mete dos, una de rallas amarillas y blancas y otra de azules y blancas—. Como yo he empezado metiendo rayadas, de ahora en adelante yo tengo que meter las rayadas y tú las lisas. ¿Entendido? –Asiento—. Y como voy ganando, sigo tirando yo.

—¿Por qué algo me dice que no quieres hablarme sólo de billar? –Pregunto y él sonríe mientras golpea la blanca de nuevo.

—Porque eres un chico listo. –Imito su gesto. Golpeo la blanca para intentar que una de color morado oscuro entre en los agujeros pero es mucho más complicado de lo que imaginaba. –No puedes meter la negra, si lo haces, pierdes. –Asiento.

—¿Y qué es entonces? –Suspira—. ¿Puedo ir luego a ver a Jimin? –Le pregunto curioso.

—Lo mejor será que no. va a pasar toda la noche en la enfermería y para el lunes estará completamente recuperado.

—¿No quiere verme?

—No quiere ver a nadie.

—Excepto a ti, por lo que veo. –Sonrío mientras que mis palabras parecen incluso celosas. Él sonríe conmigo. Se encoge de hombros a mi reacción.

—De lo que quería hablarte, es… que quería darte las gracias.

—¿A mí? –Mete dos seguidas de las suyas.

—Sí.

—¿Por qué?

—Por varias cosas.

—¿Qué cosas he hecho por ti?

—¿Por mí? –Frunce el ceño—. No te doy las gracias de mi parte sino de parte de Jimin, el cual se encuentra demasiado cegado por su ego como para dártelas. Se encontraba en muy mal estado y tú acabaste rápido y simple con el combate. Si se hubiera esforzado por herirte habría sido peor.

—No deberías hablar en nombre de nadie.

—Me veo en la obligación de hacerlo. Pero eso no es todo. Te doy las gracias también por tu gesto para impedir que dispararan a Taehyung.

—No es necesario que seas tú quien me diga esto, Yoongi. No te salve a ti. –Sonríe mientras niega con la cabeza.

—Muchacho, escúchame atentamente. No estoy honrando el gesto de proteger a Taehyung, sino el de tomarte la justicia por tu mano y enfrentarte a YongGuk. El de crear un ideal de justicia más justo que el que nos imponen. El que nos venden día a día no es más que una degradación de las maravillosas filosofías de un presidente que… —detiene sus palabras frente a mi rostro confundido. O tal vez sea porque su lengua baila más de lo que quisiera.

—¿Puedes explicármelo de otra manera? Creo que no entiendo el porqué de tu gracias.

—Gracias por ir en contra de ellos, y de nosotros.

—Suena sarcástico.

—Es incluso irónico. ¿No crees? Que sea yo quien lo diga. –Ríe solo con sus palabras.

—Si me estas embaucando con tus palabras, yo… creo que no me entero. –Ahora sí que ríe aún más.

—Si quisiera te tendría en mi cama antes de que pudieras darte cuenta. –Mis mejillas arden pero él no parece darle importancia.

—¿Recuerdas que aún te debo un baño en mi jacuzzi? –Pregunto y él asiente sabiendo  muy bien de nuestra apuesta.

—No se me olvida, pequeño. –Dentro de mi saltan las dudas como pulgas.

—¿Puedo preguntarte algo? Espero no te moleste. –Él se encoge de hombros—. ¿Te molestan las cosas que dice Hoseok?

—Sí, claro. Porque sé que solo quieres hacerme daño.

—¿Está celoso? –Se encoge de hombros de nuevo—. ¿Por qué? ¿Acaso tiene algo de lo que sentirse celoso? –De repente y escuchando atentamente mis palabras detiene el juego y se queda de pie al otro lado de la madera mirándome fijamente.

—¿Qué sabes?

—No sé más que las ironías y juegos de palabras que Hoseok se empeña en gritar a los cuatro vientos. –Miento.

—Pues no hay más que eso.

—Vale. –Pasan los segundos pero no puedo evitar seguir insistiendo—. Pero, de todas maneras, entiendo que se haya creado un sentimiento entre vosotros. Quererse en muy normal cuando…

—Él solo está enmaromado del país y del estado. Nada más.

—¿Y tú, Yoongi? ¿De quién estás enamorado? –Su palabrería se detiene para mirar las bolas sobre el color verde. Frunce los labios.

—Del ideal de justicia que tu ensalzas. –Sonríe con esa maldita y estúpida sonrisa infantil que me hace perder la cordura y retoma el juego como si las palabras en nuestra conversación se hubiesen esfumado como hojas en un día de viento. Menudo viento que se ha llevado por delante palabras de plomo.  

 

 

 

 

 

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