PARTE DE LA ÉLITE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 17
Capítulo 17
JungKook POV:
Despierto con el cuerpo de TaeHyung
revolviéndose a mi lado y después de eso, el sonido de ambos DCs suenan a la
vez. Tae apaga ambos y se levanta de golpe. ¿De dónde diablos saca la fuerza
para nada?
—Levanta Kookie, ve a vestirte y baja a
desayunar. Hoy será un día muy muy difícil.
—¿La prueba? –Pregunto arrastrándome hasta
el suelo con mi DC de la mano.
—Sí, —me acompaña a la puerta con su
identificación y cuando la abre me besa la coronilla para despedirme—, date
prisa, nos vemos abajo.
Llego a mi cuarto aún somnoliento y nada
más entrar voy directo al baño para hacer mi higiene matinal. Echo agua helada
en la cara y de golpe me despierto asumiendo que hoy van a golpearme y aun no
sé siquiera qué diablos haremos. Me pongo cualquier cosa cómoda, una camisa y
unos vaqueros y bajo a desayunar.
El desayuno transcurre tranquilo, sin la
palabrería de Hoseok y sin la ausencia de nadie. Solo se nota un ligero
silencio pero no por tensión sino porque cada uno anda metido en sus propios
pensamientos. Me pregunto qué pensaría de Jimin si supiera lo que Suga aguanta
a veces, ¿lo sabe, tal vez? ¿Qué pensaría si le dijera que sé lo de él con
Suga? ¿Qué tienen exactamente? ¿Tienen algo realmente?
—¿Preparados para lo de hoy, chicos? –Nos
pregunta YongGuk haciendo que levantemos el rostro de nuestra comida.
—Siempre nos dices lo mismo, —dice Jin—, y
siempre te contestamos lo mismo.
—Por supuesto. –Dicen todos a la vez.
—Yo no. –Digo haciendo que Hoseok sonría.
—¿Nervioso Kookie? –Asiento.
—¿Qué es lo que haremos? –Antes de que
nadie conteste Jimin se hace notar expresando sus ideas.
—Es la jaula, ¿cierto? –YongGuk le mira
sonriendo y todos suspiran preocupados.
—¿Qué es la maldita jaula? –Digo olvidando
mis modales y todos me miran compadeciéndose de mi inocencia.
…
—Cada uno cogerá una de esas bolas en la
mesa. –Me explica Yoongi mientras estamos frente a una jaula enorme dentro de
la sala de entrenamiento. Doy gracias que sea él que sabe dominarse bien con
las palabras—. Las bolas tienen un botón que al presionarlo se ilumina un
número. Entraremos en orden. Primero el uno y el dos. Antes de entrar,
escogerán un arma de las que hay en esa mesa. Hay desde katanas bien afiladas
hasta navajas de mesa.
—¿Escogemos todos a la vez?
—No, por orden de entrada. –Asiento—.
Quien gane de los dos primeros que entraron, se enfrentará al tercero y cuarto.
Solo puede quedar uno ahí, todos son tus enemigos. Y después, entran los tres
últimos.
—¿Cómo se gana?
—Como en los entrenamientos. –Asiento—.
Pero aquí hay castigo y recompensa.
—¿Castigo? –La palabra me hace temblar.
—Quienes pierdan recibirán un disparo de
balas simuladas. El ganador no lo recibe. Punto.
—Vaya premio… —Se encoge de hombros—. ¿Y
qué es eso de balas simuladas?
—Son pequeñas bolitas plateadas que nada
más toquen el contacto humano se adhieren a la piel y sientes una descarga
eléctrica.
—¿Es doloroso?
—Mucho. Aunque las hay de diferentes
niveles de dolor. Siempre las hemos hecho con las de nivel uno de tres. Y son
insoportables.
—¿Quién suele ganar? –YongGuk pone ante
nosotros una mesa con las bolas negras brillantes.
—Jimin o Jin.
—¿Duelen mucho? –Repito la pregunta porque
sé que voy a ser disparado. Él sonríe triste.
—Taehyung siempre acaba llorando en el vestuario.
–Dice y mi corazón da un vuelco—. Es una descarga que te paraliza y duele como
una bala de verdad. Pero el dolor solo dura un minuto.
—¿Un minuto? –Llevo mi mano a mi cabeza
realmente preocupado.
—¡ESCOGER! –Grita YongGuk y me acerco a la
par que Suga para escoger una de las bolas negras pero cuando estoy a punto de
alcanzar una la mano de Tae se interpone y me empuja para arrebatármela de la
mano. Al final, mirando la expresión de total calma de Tae solo queda una en la
mesa y no sé porque no me gusta pensar que el puesto que me toque lo hayan
decidido ellos descartando, que yo por mi propia voluntad.
—¿Qué es mejor? ¿Salir pronto o de los
últimos? –Le pregunto a Suga cuando ambos regresamos a nuestros puestos.
—Salir de los primeros es lo peor. Porque
no solo te enfrentas a una persona sino que como ganes, te enfrentas a dos.
—¿Vale cualquier cosa?
—¿A qué te refieres?
—¿Hay alguna norma? –Niega con la cabeza.
—Solo intenta no morir. –Asiento con la
cabeza por sus exageradas palabras y a la señal de YongGuk pulsamos el botón a
la vez. El número siete sale como una luz sobre la bola y suspiro agradecido de
no ser de los primeros. El número cinco resplandece a mi lado. El de Suga y sin
embargo el dos a mi derecha es perturbante en las manos de Taehyung.
—Tae… —Le miro pero él parece no querer
ser consciente de mi presencia y aún menos darme explicaciones de su
comportamiento. Esa bola podría haber sido mía, él lo sabía.
—¡El uno y el dos! ¡A dentro! –Tae es el
primero en reaccionar pero no es hasta que Jimin escoge un arma que él puede
decidir también. Jimin, oh Dios mío.
—Qué mala suerte. –Dice Suga a mi lado—.
Pobre Tae. –Ahora sonríe.
—¿De qué diablos sonríes?
—Vamos a morir todos. –Sonríe aún más.
Maldita sea.
Jimin escoge de todo lo que ve a su
alcance dos catanas y Tae una bola con pinchos, encadenada a un palo de madera.
Suga me explica como buen compañero el porqué de todo. Realmente se lo
agradezco.
—Jimin ha cogido lo mejor. –Digo
desanimado.
—No. A Jimin no se le dan bien las katanas.
—¿Entonces?
—Es mejor que las coja él y no las deje
sobre la mesa porque sino las cogerá Hoseok y nadie saldrá vivo.
—¿Tae es bueno con lo que ha cogido?
—No, pero no tan malo como Jimin con las
katanas. Además cuando pierda, porque va a perder, a Jimin le dejará la maza
esa que no sirve para nada. No se ayuda a él pero tampoco ayuda a Jimin.
—Entiendo.
—Hoseok y Jin serán los siguientes.
Me informa cuando todo está por empezar.
Ambos contrincantes se miran tanteando las
armas que han escogido. Jimin es el primero en atacar con un grito algo
terrorífico y ambas katanas caen al suelo sincronizadas clavándose en el
cemento y Tae las esquiva perfectamente tirándose y rodando, levantándose en
segundos. La bola metálica pretende estamparse en el rostro de Jimin pero este
también la esquiva.
No me creo que Jimin sea malo con las
katanas. Malo es no saber cómo usarlas pero las maneja como un profesional sin
titubear o eso pensaba hasta que la bola metálica de Taehyung choca con una de
ellas con tanta fuerza que la arrebata de la mano de Jimin. Este sorprendido se
enfurece y sujetando la única que le queda con ambas manos embiste contra Tae
desbocado. Consigue, tras al menos cinco minutos enganchar la punta de la
catana entre los eslabones de la cadena y tirar para arrebatarle la maza de las
manos. Con el aliento entrecortado apunta amenazante el cuello de Taehyung y
este se ve obligado a levantar las manos mostrando una inocencia que acaba de
revelar.
—¡Tres y cuatro!
Hoseok y Jin se acercan y rescatan de la
mesa el primero unos cuchillos pequeños como con los que ayer entrenábamos y
Jin una lanza de madera de dos metros. Ambos contra Jimin y unas catanas que
recupera en sus manos.
—¿Quieres que te diga que va a pasar? –Me
pregunta Suga a mi lado. Yo asiento atento a sus palabras—. Jimin se deshará
antes de Jin y su lanza, y después usará toda su fuerza bruta contra Hope y las
pocas ventajas que puedan darle las katanas.
—Si aciertas te invito a mi yacusi nuevo.
–Digo mientras ríe y maldita sea. Porque acierta, el muy hijo de puta. Con un
golpe seco de la katana corta a la mitad la lanza dejando a Jin con dos trozos
de madera inútiles que poco tardan en caer al suelo por la punta de su enemiga
en el pecho. Mientras la otra se deshace con la distancia de Hoseok. Lo
mantiene a raya hasta que este le lanza a la pierna un cuchillo y consigue
hacerle caer al suelo. Su grito se oye por todo el lugar y mi cuerpo tiembla.
Me doy cuenta hasta qué punto esto es enserio.
—Solo le ha herido, si hubiera querido
clavárselo en la pierna lo habría hecho.
—Esto es muy cruel. –Ahora Jimin no se
levanta del suelo y Hoseok cae encima de él con el único cuchillo que le queda
en la mano. Algo dentro de mí, tal vez inducido por el miedo y la ira en los
ojos de ambas personas, me hace arrimarme a Yoongi y agarrar su brazo con mi
mano fuertemente para reconfortarme. Él se deshace de mí fuerza y pasa el brazo
por mis hombros para tenerme aún más cerca. Lo agradezco.
Corrompido por el miedo, Jimin ya no sabe
manejar las catanas y Hoseok clava el segundo cuchillo sobre el hombro de Jimin
enganchando también su camisa al suelo. Su grito me hace cerrar los ojos y
hundir el rostro en el pecho de Yoongi. Acaricia mi pelo pero al girarme de
nuevo le veo patear a Hoseok lejos de él y levantarse después de arrancar el
cuchillo de su carne.
Con un brazo débil y cojeando con la
pierna se acerca peligrosamente a un Hoseok desprotegido. Suelta las katanas
que no son más que un estorbo y se abalanza a él para propinarle un par de
puñetazos bien merecidos. Ya ha ganado con solo tirarlo al suelo pero no se va
a quedar sin desfogar su ira. Lo agradezco porque ahora entramos nosotros.
—Nos toca, Kook. –Siento náuseas
repentinas. Mariposas en mi estómago que se trasforman en murciélagos
enloquecidos amenazando con devorarme si no me detengo. Espero que Suga escoja
una de las tres cosas que quedan sobre la mesa. El hacha es llamativa pero dudo
que tenga fuerza para embestir con ella. No parece importarle y la coge en sus
manos. Namjoon se decide por el martillo y mi cara palidece, estoy seguro, al
coger en mis manos una navaja más pequeña que mi mano.
—¿Qué se supone voy a hacer con esto? –Le
pregunto a Suga antes de entrar pero no me escucha.
Nada más entramos y antes de que nos diga
que comencemos me acerco a Jimin a pasos rápido y pongo mi mano en su brazo
mientras él mismo se apoya en sus rodillas.
—¡Hyung! ¿Estás bien? –Le pregunto ante la
confundida mirada de todos—. Oh, Dios, estás sangrando… —Miro mi mano manchada
de su sangre pero sin contestarme agarra la pechera de mi camiseta y tira de mí
hacia atrás para retroceder y hacerme caer de espaldas al suelo. Cuando estoy
tirado a metros de él le veo recomponerse y respirar profundo mientras recupera
las katanas.
Nos dan la señal y Suga y Namjoon se
lanzan ambos a la vez. Hacha y martillo contra un tullido niño que está más
cansado que ninguno de nosotros. Nada sirve. Para ambos golpes con las espaldas
y con una patada en el pecho hace que Suga caiga al suelo. Este se lleva la
mano allí para toser unos segundos contra el suelo. Voy directo allí mientras
Jimin se encarga de Namjoon y golpeo levemente su espalda para ayudarle a toser
pero me empuja lejos como hizo Jimin antes. Caigo al suelo de nuevo pero esta
vez mi agresor se incorpora y viene a mí a paso lento. Recupera su hacha y yo
retrocedo unos milímetros.
—Es mejor así. –Dice.
No puedo retroceder más porque la katana
aparece por su cuello sorprendiéndonos a ambos y silenciando sus palabras.
Jimin tira del pelo de su nuca y expone aún más su yugular. Suga suelta su arma
que cae al suelo con un sonido muy fuerte. Miro a Namjoon ya saliendo por la
puerta derrotado. ¿Qué diablos ha pasado? No lo sé pero de su frente hay un
pequeño reguero de sangre que es preocupante.
Yo me levanto del suelo e intento coger
algo que pueda defenderme pero el hacha y el martillo los rescata Jimin y las
katanas las ha echado fuera donde no estén a mi alcance. Retrocedo uno, dos,
tres, cuatro pasos pero no quiero acorralarme tan fácilmente. En mi mente
comienza un planteamiento que antes no había aparecido. ¿Qué prefiero?
¿Arriesgarme a ganar o que me disparen?
—Vamos renegado, ¿qué sabes hacer? –Apenas
puede tenerse en pie y se atreve a insultarme. Abre sus brazos en cruz, cada
uno con un arma y yo con una navaja en mis manos. La miro, él la mira y ríe.
Esa sonrisa, no me gusta, no es como la adorable sonrisa que tanto me gustaba
de él cuando le veía por la televisión. En mi imaginación era alguien a quien
idolatrar y sin duda la imagen de un ganador es lo que veo delante de mí pero
no es esta clase de ganador lo que yo esperaba. No quiero que me disparen y es
tanto mi miedo que estoy dispuesto a luchar.
Camino hasta él y sin pensarlo demasiado
cojo carrerilla con mi pierna y la estampo en su entrepierna.
—WOW. –Gritan todos llevándose las manos a
sus propios miembros pero Jimin es el último en reaccionar a pesar que ha sido
a él a quien he golpeado. Las armas caen de sus manos y estas se unen en sus pantalones
mientras sus piernas ceden y cae de lado al suelo. Miro al resto y todos se
retuercen de dolor, un dolor ficticio tan solo en sus mentes.
—JungKook ha ganado. –Informa YongGuk
desde su lugar y da por finalizada la prueba. Yo corro al suelo junto con Jimin
y me acuclillo a su lado.
—Lo siento, hyung. Perdóname. –Le suplico
pero él de nuevo agarra mi camiseta y me acerca peligrosamente a su rostro para
susurrarme en una voz aguda y quebrada:
—Me las vas a pagar, renegado de mierda.
Ah… —Cierra sus ojos fuertemente mientras le veo incluso pálido. Alguien me
aparta de él y descubro que es Taehyung que me abraza feliz. ¿Cómo está feliz
si le van a disparar?
—Muy bien hecho Kookie.
—¿Eso está permitido? –Pregunta Namjoon.
—Claro. –Dice YongGuk—. Aquí no enseñamos
normas de caballeros. Si os enfrentáis a alguien y tenéis la oportunidad de
derribarle de esta manera, ¿por qué no os aprovecháis? Aprender de Jeon, ha
sabido ver la debilidad y atacar por ahí. Bien hecho.
Me felicita y yo no puedo evitar sentirme
mal por Jimin pero me recompensa el hecho de que no me dispararán.
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