PARTE DE LA ÉLITE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 14
Capítulo 14
JungKook POV:
Despierto poco a poco y con el cuerpo
dolorido. He caído rendido en la cama en cuanto hemos terminado de comer. Ahora
las agujetas me destrozan el cuerpo e intento levantarme como puedo sin sufrir
una muerte dolorosa. Cojo el DC y miro la hora. Las seis de la tarde. Vuelvo a
dejar caer la cara sobre el almohadón y suspiro exasperado. Deseaba que fuera
ya otro día pero me temo que no.
Me levanto ahora si quejándome de mi
cuerpo y voy al baño por lo que tengo pasar por el vestidor. Miro a todos lados
una vez estoy dentro para descubrirme asombrado por encontrar las estanterías
llenas. Las perchas rebosantes de ropa y en los zapateros todo tipo de zapatos.
Lo sorprendente es que me ponga lo que me
ponga todo me sienta genial y el material de la ropa es sin duda perfecto. No
molesta, no irrita. Acabo por ponerme unos pantalones largos de deporte negros
y una camiseta blanca que se ajusta bien sin marcar mi cuerpo. Me miro en el
espejo y me veo perfecto a pesar que no es nada del otro mundo. Unas zapatillas
de deporte también que me sea fácil caminar con ellas y salgo del cuarto
decidido de mi destino.
Planta nueve. Gimnasio.
Las puertas se abren a mi espalda
mostrándome una amplia habitación con todo tipo de máquinas para hacer deporte.
A lo lejos, un sonido de pesas siendo levantadas me guía por un camino de
instrumentos mecánicos. Me gustaría decir que vengo a hacer ejercicio. Me temo
que no he visto estas máquinas más que en la televisión, y no todas.
Me escondo detrás de una de ellas mientras
me deleito en el movimiento del brazo de Jimin al levantar y bajar pesas,
apoyado en su propia rodilla para ayudarse. La pesa es más grande que mi cabeza
y me temo que si aparezco ahora podría tirármela y matarme pero me arriesgaré.
—Hola, ¿qué? ¿Haciendo pesas? –Pregunto
mientras le veo mirarme de reojo suspirando. Exasperado por mi presencia.
—Hum. –Dice con un gruñido y sigue con su
ejercicio. Yo me siento en un banco cerca de él a la espera de que me diga algo
más. Me temo que no es así por lo que decido ser yo quien hable.
—¿Me ayudas? –Le pregunto.
—¿A qué?
—A hacer ejercicio. Quiero ser tan grande
y tan fuerte como tú. –Suspirando me pasa con el pie una pesa del mismo tamaño
con las que estaba practicando.
—¿No has tenido suficiente por hoy?
—Nah. –Me agacho a cogerla pero ni
haciendo todo el esfuerzo del mundo consigo levantarla del suelo. Muerdo mi
labio confundido. ¿Por qué es tan fácil para él? Le miro de nuevo sabiendo que
en su interior se ríe de mí—. No deberías forzar el brazo que te han cortado.
Con mi comentario la pesa cae de su mano
produciendo un ruido que hace vibrar el suelo. Sin más se levanta y se larga
lejos a otra máquina. Se sienta allí y coge dos hierros a ambos lados de su
cabeza para unirlos delante de su cara. Con ello consigue que sus pectorales se
tensen y se contraigan. Me acerco hasta él y me siento cerca suyo para
continuar con la conversación.
—No huyas de mí, solo quiero hablar…
—Búscate a otro.
—No. Venga, dime. ¿Qué te gusta hacer? –No
me responde y se limita a seguir con su ejercicio hasta que se cansa y se
obliga a contraer los labios por el esfuerzo—. A mí me gustaba ayudar a mi
madre con el arroz. Me enseñaba a que quedara siempre delicioso. Y depuraba el
agua con mi padre. También me gustaba leer. ¿Qué tipo de lectura te gusta?
—No lo sé. –Dice simplista.
—Nosotros teníamos dos biografías del
presidente. Mi madre se enfadaba cada vez que las leía. –Me mira serio—. Pero a
mí me gusta leer. –Me encojo de hombros.
—¿Estás preparado para la prueba de
mañana? –Me pregunta cambiando de tema pero al menos parece colaborar.
—Estoy muy nervioso. –Susurro—. ¿En qué
consistirá?
—No lo sabemos. No nos lo dicen pero tiene
que ver con la especialidad de la semana. –Asiento—. Seguro que es la jaula,
hace mucho que no la repetimos. –Sonríe y yo frunzo el ceño.
—¿Qué es…? –No me deja terminar.
—No importan las especialidades, lo único
que te salva es usar lo que se te de bien y punto.
—Nada se me da bien. –Susurro de nuevo
haciendo que me mire.
—¿Te dieron ya la Identificación? –Asiento
y con una sonrisa que pretende ser encantadora se la doy haciendo que la mire
frunciendo el ceño—. ¡¿Qué diablos es esto?! –Grita mientras se levanta de la
silla y se acerca a mí—. ¿IMAGEN?
—Sí, ¿qué significa eso?
—Ni siquiera sabes… Wow… —Consigue exasperarse y tira mi ID al suelo a mis pies enfurecido y se larga con paso rápido y firme. Recojo la identificación del suelo y la miro viendo detenidamente la palabra “Imagen” que tanto le ha hecho enfurecer. Suspiro porque Jimin no me tome enserio o ni siquiera quiera hablarme más que por no saber qué diablos soy.
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