EL PRECIO DEL ARTE [PARTE II] (BTS) - Capítulo 44
Capítulo 44
Jimin POV:
27/07/1995
—¡Despierta! –Oigo en una voz fuera de mí
mientras me siento zarandeado. El tono de voz me transmite nerviosismo y a la
vez preocupación. Ese conjunto de sentimientos me hace internarme más en el
sueño mientras me cubro con una sábana sobre mi cuerpo. No sé dónde estoy, pero
se siente reconfortante. Huele a Yoongi por todas partes. Mi cuerpo duele, el
recuerdo de Yoongi vuelve a avasallarme. La voz de Yoongi sonando por alguna
parte. Alguna parte fuera de mí—. ¡Jimin! Haz el favor de despertar… —Me dice
mientras vuelve a zarandearme desde el brazo y yo abro los ojos levemente
asustado mientras el rostro de Yoongi me mira enfadado. Rápidamente tengo
conciencia de la realidad y me paso el dorso de la mano por los ojos, cegado
levemente por la luz que entra en el cuarto. Aprovecha el descuido de mi mano
para retirarme por completo la sábana sobre la parte superior de mi cuerpo. Me
deja casi expuesto al aire alrededor.
—¿Qué haces? –Le pregunto, a lo que vuelve
a zarandearme. Esta vez me deshago de sus gestos moviendo los brazos alrededor
para ahuyentarle, a lo que surte efecto pero no se va muy lejos. Se arrodilla
al pie de la cama donde tiene su maleta con parte de su ropa. Comienza a
revolver de un lado a otro—. ¿Qué diablos te pasa? –Le pregunto enfadado por su
forma de despertarme y yo me dejo caer sobre el almohadón, fatigado y
sobresaltado por el despertar.
—No hay tiempo. Levántate de ahí y haz las
maletas.
—¿Nos vamos? –Pregunto mirándole desde la
cama con una expresión aun adormilada y él me devuelve una mirada enfadada.
Casi ofendida. Cuando recaigo en que ya se ha vestido con una camisa negra y
vaqueros rotos, soy consciente de que realmente hurgue la prisa y ver que
incluso porta ya unas zapatillas me hace sentir alarmado—. ¿Qué ha pasado? –Le
pregunto mientras me yergo y Jungkook aparece de repente por la puerta,
alarmado mientras se asoma buscando con la mirada a Yoongi. Yo me cubro un poco
con la sábana y mis mejillas se tiñen de rojo. Él también está vestido.
Sudadera negra y vaqueros claros, muy ceñidos.
—Yoongi. –Le llama mientras Yoongi le mira
nervioso—. ¿Crees que deberíamos recogerlo todo y hace como que no ha habido
nadie aquí o simplemente recoger lo necesario? –Yoongi le mira unos segundos y
con la boca abierta intenta formular algo, pero no le sale nada. Parece como si
en su cabeza se hubiese producido un cortocircuito y Jungkook aguarda al borde
de la puerta con nerviosismo.
—Haz lo que creas conveniente. –Le dice al
fin y Jungkook asiente mientras regresa al salón. Yo me pongo de pie en la cama
siendo consciente de que no tengo ropa interior y Yoongi recae en mí, pasándome
mis calzoncillos que aún descansaban en el suelo, entre el desorden de la
habitación.
—¿Vas a explicarme ya qué está ocurriendo?
–Le pido nervioso y él asiente mientras camina de un lado a otro, recogiendo
cosas que mete en su maleta.
—Jungkook ha encontrado un mensaje en
clave en la carta que recibió junto con el sobre de la información. Creemos que
Namjoon sabe que estamos aquí. Tenemos que irnos. –Me dice, entiendo que de
forma resumida porque se traba con las palabras e intenta acortar todo lo que
puede sus frases mientras me lanza una camiseta cualquiera de mi maleta,
sorprendentemente ya hecha y unos vaqueros—. Vístete. Tenemos que irnos. –Me
dice y yo asiento mientras salgo de la cama de un salto y comienzo a meterme en
los vaqueros, cuyo cinturón repiquetea con insistencia.
—¿A dónde vamos a ir?
—A donde sea. –Dice, mientras cierra su
maleta.
—No lo sabes. –Le digo serio y él se
encoge de hombros.
—Donde sea. –Repite y yo resoplo mientras
me meto en la camiseta de manga corta. La miro. No es de mis favoritas pero con
los segundos comienza a subirme una adrenalina de terror que esta opacando el
resto de mis sentidos.
—¿Qué puedo hacer? –Le pregunto.
—Recoge todas tus cosas. –Asiento mientras
salgo confuso hacia el cuarto de baño para orinar y después coger mis cosas de
higiene que he dejado ahí. Veo a Taehyung también moverse en el interior de su
cuarto revolviendo entre sus cosas, guardándolo todo. Oigo a Jeon hablar con
Yoongi. Comienzo a sentir náuseas.
—¿Crees que se presentará Namjoon en
persona? –Le pregunta Jeon, casi emocionado. Parece excitado, mientras que yo
soy un manojo de nervios aterrorizados.
—No lo creo. Hay dos posibilidades. O bien
que haga una llamada anónima diciendo que estamos aquí a la policía, o que
gente de su confianza venga a matarnos. –Jeon se detiene en seco dentro de
nuestra habitación al escuchar aquello y yo siento leves mareos repentinos.
—Joder. –Suelto mientras hago presencia en
la habitación y meto en mi maleta mis productos de higiene. Jeon desaparece de
la habitación con una expresión que no sé definir y cuando ha llegado al salón
exclama, con enfado.
—¡Ya podría venir él en persona! Tengo
ganas de ajustar cuentas con ese hijo de puta…
—¿Le vas a devolver los 60.000 dólares?
–Le pregunta Taehyung en el salón mientras éste suelta una risa nerviosa y yo
estoy a punto de reír también mientras me tambaleo camino a mi maleta y me
ajusto mejor los vaqueros a mi cintura cierro la maleta. Yoongi pone su bolsa
de viaje sobre la cama y yo miro alrededor, aturdido. Aun con la sensación de
estar en una amarga pesadilla de la que no sé cómo despertar. Yoongi me mira
aquí arrodillado en el suelo, sintiéndome sin fuerzas y atolondrado. Acabo
saliendo de la habitación mientras se dirige a Jeon, enfurruñado en el salón.
—¿Qué has decidido? ¿Debemos recoger todo?
—Creo que no serviría de nada. Es evidente
que aquí ha estado alguien. Y no me voy a poner a limpiar los azulejos del baño
para quitar mis huellas dactilares de las paredes…
—Está bien. –Dice Yoongi—. ¿Estáis listos?
–Les pregunta.
—Sí. –Contesta Taehyung pero Jungkook
niega.
—Aun tengo que recoger todos los papeles.
–Dice seguramente señalando el papeleo de Namjoon. Yo paso mi mano por mi
frente y me pongo en pie sintiéndome exhausto. Respiro intensamente unas
cuantas veces hasta que contigo estabilizar al menos mi pulso y Yoongi contesta
en el salón, serio.
—Te doy un minuto. ¿Entendido? –Le dice a
Jeon y este supongo que le da una respuesta afirmativa. También me lo imagino
con una expresión enfurruñada, o incluso pálido como yo.
Niego con el rostro mientras me encamino a
la puerta para salir de la habitación pero rápido aparece Yoongi por el salón y
me coge del brazo, como si esperase encontrarme de sopetón y entra conmigo de
nuevo en la habitación. Yo me dejo llevar en silencio y cierra la puerta detrás
de nosotros. Me deja con la espalda contra la puerta, usándome de apoyo para
esta y yo me quedo estático y nervioso. Le miro a los ojos, estoy rompiendo a
sudar por los nervioso pero él se mantiene con una expresión fría y seria
mientras me mira directo a los ojos, aun con una mano sujetándome con fuerza mi
brazo. Me miro de nuevo de arriba abajo, huyendo de su mirada. Porta la misma
ropa que le presté aquél día que fuimos a tomar helado.
—Mírame. –Me pide autoritario y yo le
obedezco asustado pero con el ceño fruncido por la situación. Apenas duro unos
segundos, vuelvo a bajar la mirada, pero con su otra mano me coge el mentón y
me hace mirarle. Se pierde en mis labios y me besa con intensidad, cortándome
el aliento. Mi cabeza choca con la puerta él aprovecha eso para intensificar el
beso. Cuando pasan al menos diez segundos interpongo mis manos entre nuestros
pechos y le aparto, nervioso y asustado.
—¿Crees que es el mejor momento? –Le
pregunto, frunciendo el ceño. Él no cambia su expresión y pasa mi mano por mi
nuca para repetir el beso.
—Cállate. –Me dice mientras vuelve a
besarme y por segunda vez vuelve a cortarme el aliento. Esta vez cierro los
ojos y disfruto plenamente del beso y del contacto de su cuerpo aplastándome
contra la puerta. Una de mis manos va a su cadera y la otra a su hombro, sintiéndome
pequeño y manejable. Cuando se separa de mí apenas lo hace un milímetro y
respira entrecortadamente contra mis labios. Suspira mi nombre, y jamás lo
había oído de forma tan melodiosa. Después me besa la mejilla y se encamina a
mi oreja. Me habla, despacio y en un susurro apenas audible, pero lo entiendo—.
Anoche me pediste que te dijese que sentía por ti.
Asiento, casi temblando.
—Te amo, idiota. –Dice, y frunzo el ceño.
Me aprieta el brazo con más fuerza—. Estoy enamorado de ti, ¿entendido? Y si
pudiera, me iría contigo a la otra punta del mundo, daría vueltas por la
galaxia por ti, pero la realidad es muy difícil, y la nuestra aún más. Lo
entiendes, ¿verdad? –Asiento mientras contengo el aliento—. Pero eso no cambia
mis sentimientos. Pase lo que pase, estés donde estés, te sigo amando. Y
mientras esté contigo, haré lo posible por no perderte y porque seas feliz.
¿Entendido? –Asiento de nuevo esta vez con mis labios temblando y con la
sensación de que romperé a llorar si él no se detiene. Lo hace con una sonrisa
amable y yo trago con fuerza sintiendo un terrible nudo en mi garganta. Su
mirada jamás me había dado tanto calor humano y me siento arropado por su
expresión. Me da un suave beso en mi comisura y susurra—: Siento todo el dolor
que te he causado, jamás voy a perdonármelo. Espero que tú si puedas
perdonarme… —Me pide y yo asiento sin pensarlo un solo segundo.
—Sí… sí te perdono… —Le digo y él sonríe
ampliamente mientras me besa en los labios. Cuando nos separamos él se desplaza
de nuevo hacia su bolsa de viaje y yo hago lo propio con mi maleta mientras la
pongo en pie y camino con ella hacia la salida del cuarto. Cuando llegamos al
salón allí ya están la maleta de Jeon y la bolsa de Taehyung. Me siento
terriblemente apabullado pero en realidad francamente aliviado mientras intento
contener una sonrisa nerviosa y Jeon termina de meter todos los papales dentro
del sobre en el que nos llegó. Sobre el sobre veo un montón de palabras
tachadas, frases inconexas, rayas y una sucesión de números ilegible. A juzgar
por eso y por sus ojeras debajo de sus ojos diría que se ha pasado la noche en
vela. Y no creo que haya sido en la habitación de Taehyung.
—¿Qué hora es? –Pregunto de la nada,
angustiado por ello.
—Las diez, casi. –Dice mirando la hora en el
reloj de pared. Apenas quedan unos minutos para que sean las diez de la mañana
y yo miro hacia Yoongi que me devuelve una mirada sonriente, como impartiéndome
ánimos que necesito. Jeon está concentrado en llenar ese sobre con los papeles
y casi diría que no consigue hacerlo sin que parezca que los mete a presión.
Los sujeta con fuerza cuando ya los tiene y todos miramos en dirección a la
salida, sabiendo que debemos salir por ella pero que no sabremos dónde nos
dirigiremos después. Como si leyese mi mente, Yoongi le pregunta a Jeon sobre
ello.
—¿Algún destino, niño genio? –Le dice y él
le mira frunciendo el ceño pero rápidamente se torna alicaído.
—No se me ocurre nada más que caminar sin
rumbo a no sé dónde.
—Podríamos robar otro coche. –Dice
Taehyung pero Yoongi niega con el rostro.
—Ni en broma. ¿No ves toda la gente que
hay en la calle? –Le dice y Taehyung
asoma a la ventana, corroborando las palabras de Yoongi. Por la
expresión de Taehyung diría que es imposible salir sin ser vistos. Jungkook ya
se pone una mascarilla de papel sobre el rostro y Yoongi ya tiene una de tela
en la mano. Taehyung rescata una gorra de alguna parte y yo soy el único al que
le da exactamente igual que me reconozcan. No he pensado en ello, pero tampoco
tengo miedo.
—¿No podríamos aunque sea buscar uno…?
–Insiste Taehyung.
—De todas formas somos cuatro, somos
nosotros… —Le recuerda Yoongi—. Van a estar buscándonos donde sea. –Se lleva
las manos a la cabeza, exasperado. Taehyung se aleja de la ventana con terror
en los ojos y mira su bolsa de viaje en el suelo. La coge en las manos y se
queda junto con nosotros. Nos miramos los cuatro mientras todos pensamos en una
alternativa antes de exponernos a la civilización. Vuelvo a sentir náuseas.
De repente, como si fuese algo que todos
exteriorizamos, se oyen los sonidos de sirenas. A lo lejos, muy a lo lejos,
pero todos damos un tremendo respingo y Taehyung deja caer la bolsa de viaje de
las manos con la misma expresión de terror que vi antes en alguna parte. En mi
propio rostro, aquella noche de lluvia sobre la moto. Jungkook hace lo mismo
pero se desplaza en grandes zancadas a la ventana donde estaba Taehyung asomado
segundos antes. No pasan apenas unos segundos cuando veo en su rostro las luces
de las sirenas reflejadas en su expresión. Luces rojas y azules bailando como
una dulce danza a lo largo de todo su rostro, su piel se cubre de esos colores
y sus ojos reflejan esas luces con intensidad, a parte del propio terror de su
estado.
—Creo que ya no importa a donde vayamos.
–Dice, pausado pero con pánico en sus palabras al ver acercarse las luces de
los coches—. Con tal de salir de aquí cuanto antes. –Sentencia y todos nos
quedamos mirándonos unos a otros en un segundo de pánico extremo. Me recorre un
escalofrío por toda la columna. Ya están aquí.
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