EL PRECIO DEL ARTE [PARTE II] (BTS) - Capítulo 43

 Capítulo 43

 

Yoongi POV:

27/07/1995

 

Despierto levemente sobresaltado, asustado por el roce de un cuerpo ajeno al mío a mi lado. Es una sensación desconocida pero dulcemente familiar que me hace sentir terriblemente asustado hasta el punto en que abro los ojos apartándome del cuerpo que se mueve a mi lado. Un dulce roce que se ha vuelto un sobresalto. Cuando reconozco el pequeño y sonrosado rostro de un Jimin dormido a mi lado mi corazón me hace apaciguarme mientras vuelvo a tumbarme a su lado y veo como por el suelo esparcidos los rayos de sol, los primero del día, entrando a través de la ventana a mi lado. Al lado de estos pequeños rayos de sol, como pequeños charcos de luz radiante, están nuestras prendas de ropa. Sus calzoncillos, los míos, algún calcetín, sus pantalones. No consigo divisar nada más desde mi perspectiva tumbada a su lado en la cama, pero es suficiente como para devolverme los recuerdos que el sueño había borrado momentáneamente.

Con un largo bostezo me estiro en la cama y siento como mis rodillas y mi espalda crujen haciendo que Jimin se revuelva a mi lado unos segundos, incómodo. Yo aguanto una risa y veo como restriega una de sus manos por su rostro haciendo que sus facciones de un dulce color rosáceo se desfiguren hasta parecer un dulce cachorro adormecido. No se despierta aún, mantiene una respiración regular mientras paso uno de mis dedos por sus cabellos sobre su frente, retirándoselos de los ojos. Cuando comienzo a apreciar mejor la calidad de su belleza me digo a mi mismo que perturbarla sería todo un sacrilegio por lo que alejo mi mano y me quedo mirándole desde la distancia. Uno de sus hombros sobresale a través de las sábanas y se baña de esta cálida luz de primera hora. Aun así, cubro su hombro con la sábana y yo me retiro de él, levantándome y posando los pies descalzos sobre el suelo. Miro alrededor, me paso las manos por los ojos y me pongo en pie mientras cojo los calzoncillos y me los pongo con el menor desinterés de encontrar fuera de esta habitación algo que me haga sentir pudor.

Sin embargo cuando salgo fuera me encuentro con la presencia de alguien en el salón. Con el sofá vuelto a su función original y con la mesa llena de papeles esparcidos por cima, Jeon se cierne sobre ellos con las manos apoyadas sobre sus sienes y mira directo a ellos, los codos sobre las rodillas, los labios fruncidos en una mueca pensativa. Seguro que, incluso estando a solo dos pasos de él, no se habría dado cuenta de mi presencia. De una de sus manos nace un cigarrillo encendido que humea sobre su cabeza. Porta tan solo los pantalones del pijama, grises, largos y holgados mientras que la camiseta de manga corta está tirada en algún punto del sofá. Con una mueca de confusión miro hacia la cocina encontrándome un vaso vacío sobre el fregadero y algunas migas de comida. No ha dormido.

Sin más miramientos camino hasta la cocina y miro el vaso sobre el fregadero. Lo cojo y me lo acerco a la nariz. Huele a whiskey. El poco que quedaba. Frunzo el ceño mientras vuelvo a mirar a Jeon sentado tan absorto en el sofá y mientras yo mismo me preparo algo para desayunar él es repentinamente consciente de mi presencia, dando un evidente respingo y sonriéndome con una expresión levemente ojerosa.

-Buenos días. –Me dice sonriente pero rápido al frustración vuelve a hacer mella sobre su rostro y vuelve a caer la mirada sobre el amasijo de papeles sobre la mesa. Son indudablemente los papeles sobre Namjoon, pero ¿qué debe haber en ellos tan interesante para que se quite el sueño por ello?

-Buenos días. –Le digo alcanzando un vaso vacío y sirviéndome un poco de zumo dentro. Él no me responde más y yo me quedo apartado en la cocina mientras le veo en silencio dar una calada al cigarrillo y coge un papel de la nada, como iluminado por algo inexistente, y vuelve a dejarlo donde estaba, decepcionado. Chasquea la lengua y con un lápiz que ha sacado de alguna parte comienza a escribir algo en un papel. Lo hace lentamente, mirando alternativamente a otro, se detiene en algún punto, y chasquea la lengua de nuevo negando con el rostro y haciendo una bola con el papel, tirándolo lejos-. ¿No has dormido? –Le pregunto y él niega con el rostro como si fuera lo más normal.

-Tú tampoco has dormido mucho. –Me dice a mí con una sonrisa pícara pero sin mirarme. Mis mejillas se enrojecen levemente.

-¿Nos oíste? –Le pregunto curioso y él se encoge de hombros.

-Yo estaba en la habitación de al lado. –Dice y yo sonrío sin pensar en ello. A los segundos caigo.

-¿Con Taehyung? –Pregunto y él asiente, de nuevo con esa expresión sin importancia. Sin expresarlo en alto llego a la conclusión de que su estado me recuerda a los días antes del atraco al museo, cuando se enfrascó en todos aquellos libros que tenía buscando una respuesta que no lograba encontrar. Calamar su estado de nervios. Sin embargo esta vez parece algo mucho más serio que aquello porque ni siquiera a mi me presta atención y eso me hace sentir levemente herido-. ¿Nos oíste discutir? –Le pregunto y él se queda levemente paralizado, pensativo, y después niega con el rostro, como si hubiese dado con un recuerdo inexistente en su mente.

-¿Por qué fue la discusión? Si no es mucha intromisión… -Me pregunta mientras yo me apoyo en la encimera con la cadera y me le quedo mirando. Su expresión es lo suficientemente concentrada como para que sea lo que sea lo que le cuente no se entere de nada. Seguro que solo ha contestado por convencionalidad.

-Me preguntó acerca de mis sentimientos hacia él. No tiene importancia… -Digo negando con el rostro.

-Fuera lo que fuese, la discusión acabó en reconciliación. –Dice divertido y yo sonrío mientras bebo un poco de zumo y él rescata un papel de alguna parte pero tras una breve mirada vuelve a dejarlo donde estaba. Repite ese proceso con otros dos o tres papeles hasta que de repente gira su rostro hacia mí y me mira frunciendo el ceño-. ¿Qué le dijiste acerca de tus sentimientos? –Tras la pregunta vuelve la mirada a la mesa.

-No me acuerdo muy bien, pero creo que no le dije nada…

-¿Nada? –Pregunta, casi divertido-. Vaya…

-No sé qué decirle al respecto. –Digo, bajando mi tono de voz por miedo de que Jimin pueda estar oyéndonos. Jungkook me oye a la perfección.

-La verdad. –Simplifica.

-No es tan fácil… -Digo rodando los ojos pero él imita mi gesto resoplando.

-Claro que lo es. Lo complicado sería sostener una mentira. –Piensa mejor-. A no ser que en realidad ni siquiera tú sepas qué sientes por él y por eso te sea tan difícil decirle lo que sientes. –Me mira un segundo-. Creo que he dado en el clavo, ¿verdad?

-No seas tan cínico. –Le digo-. Señor “yo no tengo sentimientos hacia nadie”.

-¿Cuándo he dicho eso yo? –Me pregona entre confuso y divertido y yo me encojo de hombros.

-Esa es la impresión que quieres dar. De niño duro que no necesita a nadie. –Ante mis palabras él asiente y se encoge de hombros, tomando por buenas mis palabras.

-¿Me estás confesando esto a mí para que te de consejo o para aclararte a ti mismo?

-No sé si tus consejos puedan servirme de algo, pero no pierdo nada por intentarlo… -Digo encogiéndome de hombros mientras bebo un poco de zumo y él ríe de mis palabras, divertido.

-¿Qué sientes por él? –Pregunta, firme y yo frunzo el ceño.

-Preguntarme lo que me llevo días preguntando yo no sirve de nada. –Digo enfadado y él ríe, asintiendo.

-Está bien, hagamos algo más fácil. ¿Qué sientes por mí?

-¿Qué mierdas me preguntas? –Frunzo el ceño y él rueda los ojos.

-Solo contesta, maldita sea. –Dice, y yo suelto un largo suspiro.

-Para mí… pues… -pienso-. Eres como un hermano pequeño. Te admiro, porque eres muy inteligente, te necesito, porque eres un apoyo, y tengo la necesidad de protegerte. –Suelto a la fuerza con las mejillas coloreadas pero no parecen ser palabras que en él hagan ningún efecto.

-Muy bien. –Me dice como si fuese un profesor-. Ahora la pregunta más difícil. ¿Qué sientes por Jimin…?

-Te he dicho que no va a funcionar.

-Tal vez sea tu cerrazón la que no te deje pensar con claridad. Te obsesionas con mantenerte aferrado a tus sentimientos sin posibilidad de dejarles movimiento. Si no se mueven no evolucionan, y si no evolucionan pueden pudrirse por no poder respirar aire fresco. –Dice sin mirarme, coge el lápiz de nuevo y subraya unas cuantas palabras al azar-. Compórtate como Julián y suelta unas cuantas palabras cursis, no le harán daño a nadie. –Me dice divertido pero yo niego con el rostro.

-Siempre he pensado que las palabras son efímeras. –Suspiro-. Se las lleva el viento, como se suele decir. –Él se gira a mí.

-¿Sí?

-Sí. Los actos hablan más por una persona que las palabras. –Digo serio y Jeon asiente, conforme.

-Muy bien. Pero hacerle el amor no creo que cuente como escenificación de tus sentimientos. Sexo puede tener cualquiera…

-No estaba hablando de eso. –Le digo con las mejillas encendidas y él sonríe, por haberme hecho sentir avergonzado.

-¿Entonces?

-Pues, no sé. Algo más que eso. –Jeon me mira sin comprender de lo que hablo, y esa expresión de desconcierto en su rostro es tan poco frecuente que me hace sentir que la culpa de su impresión es mía.

-¿Algo como salvarle la vida? ¿Cómo dar tu vida por la suya? –Yo no contesto-. No seas tan dramático. Hay otras formas de demostrar afecto. –Dice y suelta un largo suspiro en dirección a los papeles-. Me has pedido consejo, ¿no? –Asiento-. Bien, pues mi consejo es que no te demores, y no te acuestes con él sin tener claros tus sentimientos, porque eso solo te hará sentir más confuso. –Me dice y sus palabras suenan serias, pero con poco fundamento. Y sin embargo, tiene razón.

-Lo sé. –Suspiro-. Pero te pido consejo para saber qué siento, no para alargar o acortar la espera…

-¿Quieres que me meta en tu cabecita llena de alcohol y marihuana y te saque los sentimientos a patadas? –Me pregunta divertido pero ante mi asentimiento él pierde la sonrisa-. Vete a la mierda, Yoongi. –Me dice volviendo a centrar toda su atención en los papeles delante de él. Yo rebusco en la cocina alguna galleta que llevarme a la boca y cuando me estoy comiendo una, él vuelve a hablar-. Sabes que le quieres. ¿Por qué te complicas tanto las cosas?

-¿Cómo puedes saberlo?

-Porque lo sé, punto. –Sentencia y extrañamente sus palabras me hacen sentir más calmado-. Y él también lo sabe. ¿O acaso te crees que es idiota? A veces puede parecer un poco atontado, inculto, alocado e incluso temerario, pero sabe mucho más de lo que piensas. –Yo miro hacia la puerta de la habitación rezando porque siga dormido-. Y él está perdidamente enamorado de ti. –Me mira directo a los ojos-. Para mí también eres como un hermano, Yoongi, pero Jimin también, le siento como tal, y le he visto llorar cada noche, le he visto derrumbarse por ti, huir de sus sentimientos como tú intentas hacer, pero le han explotado en la cara y le han dejado malherido. Sientas lo que sientas, no os hagáis más daño. –Señala alrededor-. Míranos, estamos es la mierda más absoluta. Huyendo de todo y solo nos tenemos a nosotros. Si quieres hablarle de tus sentimientos tienes que hacerlo de verdad, no le des más largas porque seas un orgulloso. –Deja de mirarme para mirar de nuevo los papeles. Me siento reprendido por un adulto-. Los dos lo sois. 

-Los tres. –Le digo y él suelta una sonrisa pícara que me hace sentir menos inseguro. Dejo el vaso de zumo a medio terminar sobre la encimera y me encamino hacia él mientras este concentra de nuevo toda su atención en los papeles sobre la mesa. Cuando me siento a su lado él me lanza una simple mirada de reojo haciéndome un poco de espacio en el sofá y yo me acerco a él con una sonrisa amable-. Gracias. –Le digo y beso su mejilla mientras poso mi mano sobre su muslo. Él suelta un gemido de asentimiento y señalo con la mirada los papeles-. ¿Qué es todo esto? ¿Te has pasado la noche leyéndolos?

-Claro. –Dice como si fuese lo normal-. He estado repasando cada palabra, cada dato.

-¿Para qué?

-Anoche no podía dormir. Estaba pensando que todo esto, me da mala espina…

-¿En respecto a qué? ¿Qué haces subrayando todas estas palabras? –Le digo al ver que en papeles sueltos tiene las letras principales de cada párrafo redondeadas o palabra sueltas subrayadas.

-Estoy buscando patrones, o mensajes encriptados… -Me dice como si fuese todo normal y yo frunzo el ceño mientras miro que ha hecho lo mismo con todos los folios.

-¿Qué? –Le pregunto aturdido y él me mira como si yo no le comprendiese y señala de nuevo los papeles, como si su gesto fuese suficiente explicación-. Cariño, -le digo, posando mi mano sobre su muslo de nuevo-. ¿No tendrás esquizofrenia paranoide o algo…? –Ante mi pregunta me mira ofendido y me retira la mirada, orgulloso.

-¡Claro que no! Y tampoco tengo ningún TOC ni soy neurótico…

-Vale, vale. Lo siento… -Me disculpo mientras me inclino un poco sobre los papeles-. ¿Y has llegado a alguna conclusión? ¿Qué te ha hecho pensar que debe haber algo ahí? –Pregunto mirando la cantidad de papeles como si mirase desde el cielo a un profundo océano.

-El primer indicio es evidente. Entre todos estos papeles de información es muy suculenta la idea de mandar un mensaje como forma de comunicación con nosotros. Tú amigo es muy inteligente, seguro que hay algo entre todos estos papeles…

-¿Por qué no mandar un mensaje a la vista, sin más?

-Lo habría hecho. ¡A no ser! Que Namjoon sepa que estos papeles iban a ser enviados en esta dirección. Si cabía esa posibilidad tal vez mandando un mensaje evidente no habría dejado que se enviasen o… -Comienza a divagar-. O tal vez sí. Tal vez los dejase ir para saber dónde estamos. De todas formas tu amigo no se arriesgaría a poner su firma en un papel a no ser que fuese algo muy, muy importante. Pero la única señal de su firma está en este sobre sellado. –Recoge de nuevo la carta en donde ponía el nombre de Jungkook y dentro estaba la tarjeta con la frase en latín.

-¿Crees que esta tarjeta tiene algo importante? –Se la quito de las manos y la miro por todas partes, levemente aturdido. Aun no he despertado del todo-. Alea iacta est. R.N. ¿Qué quería decir?

-“Los dados están echados.” ¡Pero eso no tiene importancia! –Dice excitado. Cuando habla directamente sacando las palabras que no filtra de su cerebro son entusiastas y con un volumen alto. Me gustaría estar dentro de su cerebro. Debe ser como miles de luces de colores parpadeando a la vez.

-¿No tiene importancia?

-No tiene sentido poner un mensaje secreto en una traducción que puede ser variable. –Coge unos cuantos papeles en blanco que él mismo ha rescatado de alguna parte y me enseña las posibles traducciones de esa frase. Cada frase es diferente aunque sea en un pequeño morfema. Hay unas diez-. Ya lo he probado con todas las traducciones que se me vienen a la cabeza, y no hay nada. –Niega con el rostro, desquiciado.

-¿Entonces sugieres que de haber algo, debe ser en esta frase en latín? –Pregunto aturdido y él asiente, seguro de ello. De nuevo rescata algunos otros papeles y me enseña uno en concreto.

-He pensado en una frase encriptada normal, en la que con el mismo número de letras, las propias letras que aparecen en la frase, Alea iacta est. R.N., se puede construir otra frase con sentido y que nos transmita algo. –Yo le miro como si estuviese totalmente paranoico. Las ojeras bajo sus ojos afianzan mi suposición, pero él se ofende por mi mirada. Como demostración a su tesis él coge un trozo de papel en blanco, copia la frase en latín y debajo copia otra completamente diferente con las letras de la propia frase-. Mira, pones esta A aquí, esta E en el otro lado. Me sobra una T, pero no hay problema porque la ponemos al final, dado que es la inicial de su apellido. T.R.S. ¿te acuerdas? –Me pregunta, y cuando veo el resultado de la frase doy un leve respingo.

“Alea iacta est. R.N.” Se ha convertido en “Casa en alerta. T.”

Jungkook niega con el rostro mientras hace el papel una bola y lo tira lejos, frustrado. Resopla con fuerza.

-¡Me sobra una estúpida “i”! –Yo, con la piel erizada y con los ojos nerviosos y el pulso acelerado me levanto corriendo a buscar la bola de papel que ha tirado a la otra punta del salón mientras Jeon me recrimina con una mueca frustrada-. ¡No tiene sentido darle más vueltas a eso! Sin duda no es nada relevante. Me sobra una letra, entonces es que no hay más. Me he pasado horas intentando sacar otra frase con esas palabras pero cuando no me sobra una “S” me faltan letras.

Yo me siento de nuevo a su lado y despliego el papel que ha quedado arrugado. Con una expresión pálida y con la mano temblorosa le quito el lápiz de la mano y él presta atención a mis gestos. Con la frase: Casa en alerta T. le señalo la “i” de la frase en latín y él me mira, expectante.

-¡No es una “i”! –Le digo, nervioso-. Si le das la vuelta, es un signo de exclamación. –Sentencio y lo escribo sobre el papel. “Casa en alerta! T.”

Ante mis palabras Jeon sonríe ampliamente emocionado por mi descubrimiento y yo palidezco. Él me da un gran y fuerte beso en la mejilla cogiéndome de los hombros y señala el papel sobre la mesa.

-¡Eres un genio! –Me dice y yo le miro incrédulo.

-¿Yo? –Pregunto y él asiente, cogiendo el papel en sus manos, pero cuando lee de nuevo la frase cae en el mismo sentimiento de pánico que yo.

-Mierda… -Murmura, asustado.

-Sí. –Asiento-. Levanta y recoge todo, tenemos que irnos de aquí.

 

 


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