EL PRECIO DEL ARTE [PARTE II] (BTS) - Capítulo 15

 Capítulo 15

 

Jimin POV:

16/07/1995

 

Están a punto de salir las estrellas. La noche se ha vuelta lo suficientemente oscura como para que de un momento a otro aparezca la luna rozando los tejados de los edificios y la brisa surcando las acercas. Termino de subir las escaleras y me quedo unos segundos frente a la puerta de la habitación. Me muerdo el labio inferior y suspiro largamente intentando repasar las palabras que he ensayado. No son muchas, pero es la firmeza lo que tengo que practicar. Estos días me ha sobrepasado, he intentado por todos los medios ser la razón y la fortaleza, pero a veces, y solo a veces, he creído que yo era el menos indicado para soportar cualquier carga o responsabilidad. Agarrando con fuerza el pomo de la habitación abro despacio de forma que las personas en el interior no se asusten. Solo Jeon es el único que da un respingo acuclillado como estaba sobre las bolsas de viaje, y las maletas, a un lado de la habitación. Los otros dos están tumbados cada uno en una cama. Taehyung en la que ha sido mía hasta ahora y Yoongi en la de Jeon, donde ha dormido desde la noche pasada. Ambos con ojos cerrados y no sé si despiertos. Dado que no se han asustado y no se han vuelto para mirarme doy por hecho que no y Jeon posa su dedo sobre sus labios en forma de hacerme mantener silencio para no despertarlos. Yo asiento, entro en el interior y dejo una bolsa de plástico llena de comida sobre el suelo entre las dos camas.

—Les he dicho que era mejor que durmiesen. –Me dice Jeon en un susurro mientras sigue empaquetando las cosas.

—Lo sé. –Suspiro y me acerco a Jeon para hacer mi parte del trabajo con mis cosas.

—Yoongi va a salvarnos esta vez. Dice que ha visto un Citröen Xm de finales de los ochenta aparcado en la parte trasera del motel. –Suspira entusiasmado, atemorizado y en cierto modo, fascinado—. Dice que puede hacerle un puente y llevárnoslo. –Asiento, mirándole con una sonrisa animada pero él se me queda mirando como si no le convenciese mi expresión. Parece no querer tomarlo en serio y sigue hablando—. Lo ha hecho más veces y si te soy sincero yo ya no sé qué esperarme de él. Un día me dirá que sabe pilotar un avión.

—Se dedica a eso, Jeon. A robar. –Digo sin más, con una seriedad que no pretendía mostrar pero él hace desvanecer su sonrisa, regresa lentamente a la realidad y me asiente con una expresión agradable. Mira detrás de nosotros a la bolsa de plástico que he dejado en el suelo. Asiente, confirmando que es comida suficiente para todos y cuando terminamos de recoger, nos ponemos en pié y él va a mirar los suministros. Una garrafa de agua, comida enlatada, fideos instantáneos y algo dulce. Parece encontrar hago en el interior y saca una pequeña bolsa de plástico llena de gominolas. Lo hace mientras me las muestra y sonríe como un niño pequeño. Cuando le parece suficiente la deja junto a las maletas y pone sus manos en su cadera. Suspira y me mira, sonriente.

—Parece que ya está todo. ¿Has pagado en recepción?

—Sí.

—¿Crees que sospechaba algo?

—No. La noticia ha salido a media mañana y por lo que he visto en la represión no tienen una televisión. Sin embargo mañana a primera hora de la mañana tu foto aparecerá en todos los periódicos del país. –Jeon asiente desanimado y yo me encojo de hombros—. Por lo pronto si desaparecemos de madrugada no tienen por qué relacionarnos. Y cuando lo hagan, ya será tarde.

—¿Te has asegurado de que no haya cámaras en la parte trasera…?

—No hay nada. –Niego con el rostro—. No tienes de qué preocuparte. –Poso mi mano sobre su hombro y él asiente, relajando su compostura. Vuelve a mirar la bolsa de comida.

—Habrá comida suficiente para que los cuatro sobrevivamos al menos una semana, en lo que nos alejamos de aquí y…

—Los tres. –Le interrumpo mientras él da un respingo y se me queda mirando con su expresión paralizada y yo aplasto mis labios entre ellos, mirando a otro lado. Miro la cama en donde Yoongi está tumbado y después a Taehyung. Me siento terriblemente liberado al haber tomado esta decisión, pero por otra…

—¿Qué? –Me pregunta Jeon y yo sujeto su muñeca mientras le miro directamente a los ojos.

—Yo no voy a acompañaros, Jeon. –Suspiro y me encojo de hombros—. Mi colaboración llega hasta aquí. –Jeon se queda en silencio al menos medio minuto en lo que le da tiempo a mirarme de arriba abajo con una expresión desazonada y después mira a Yoongi y a Taehyung como he hecho yo. En sus ojos puedo ver el peso de la responsabilidad que le acabo de pasar.

—No me lo estás diciendo en serio… —Suspira pero yo chasqueo la lengua y le señalo el baño con la mirada.

—No lo hablemos aquí. –Murmuro—. Vamos. –Le digo mientras me encamino al baño y giro el rostro para asegurarme de que me está siguiendo. Lo hace sin mirarme directamente, aun levemente aturdido. Cuando entramos en el baño cierro detrás de él y este se me queda mirando entre el brillo de los azulejos por la luz del lavabo. Yo suspiro y me paso la mano por el pelo para retirarlo de mi frente. Me muerdo el labio inferior. He olvidado todas las palabras que tenía pensado decirle, todas las explicaciones. El largo discurso que me había preparado. Él también parece que ha perdido el habla, o tal vez espere porque sea yo quien comience.

—Yo… —Empiezo pero me corta.

—¿Te vas…? –Pregunta aún asimilando mis palabras—. ¿Vas a dejarnos?

—Te dije que yo no quería rescatarlos, esto era un capricho tuyo. Mi responsabilidad para contigo ya está saldada. Te dije que te ayudaría a sacarles de la cárcel por ti, solo porque tú me lo pediste. Pero ya he cumplido, Jeon.

—Pues… —piensa—. Ahora te pido que te quedes. –Me dice con las manos temblorosas y yo voy hacia él y sujeto sus brazos con mis manos. Le hago que me mire y cuando lo hace le sonrío con una expresión de cariño y comprensión.

—He sacado un billete de avión para Tokio. –Suspiro—. Sale a primera ahora de la mañana. Yo aun no soy sospechoso. Es mi única oportunidad…

—Eso es muy egoísta. –Me dice, soltándose de mi agarre y yo frunzo el ceño.

—¿Acaso lo tuyo no lo ha sido? –Señalo la puerta—. ¿Acaso a ellos ahora les espera un mejor destino que la cárcel? ¿Qué vais a hacer? Dar tumbos por la carretera hasta que se te acabe el dinero, ¿verdad?

—Le hemos salvado la vida a una persona, Jimin. ¿Es que Yoongi no te importa nada? –Yo suspiro mirando mis pies en el suelo. Cuando alzo la mirada veo a un Jeon responsable y adulto.

—Yo no quiero saber nada más de esto, Jeon. Me han engañado. Nos han engañado a todos, asúmelo. Pero no sirve de nada darse de cabezazos contra una pared, esperando derribar el muro. Pasa página, apechuga con lo que nos ha sucedido. En el fondo, sabes que esto todo es culpa nuestra. Por ser avariciosos, por no tener suficiente con una vida de miseria que necesitamos meternos hasta el fondo en la mierda que nos rodea. Tú tendrías que haberte ido a vivir con tus padres al terminar la universidad y yo tendría que haber hecho oídos sordos y seguir en la F1.

—No es tan fácil... –Suspira.

—Piénsalo de esta forma. Estamos vivos, en contra de nuestras posibilidades. Siéntete afortunado por ello y sigue adelante, es mejor esto que nada.

—No… no me dejes… —Mira fuera—. ¿Es por él?

—Claro que es por él. No puedo seguir un minutos más aquí si está él. No te estoy haciendo elegir, ni nada parecido. He tomado una decisión. Me iré a Tokio. Tengo allí un par de amigos de cuando competía en las carreras y…—suspiro—. Bueno, les he llamado, les he contado que lo dejé y necesito asilo al menos por un tiempo.

—¿Y qué harás cuando se descubra que tú también estabas en esto?

—Cuando ocurra, ya lo pensaré. Mientras tanto tengo que salir de aquí. No puedo pensar con claridad. ¿Lo entiendes? –Ante todo pronóstico, él asiente y esto me hace sentir levemente más tranquilo. Suspiro y me acerco a él para rodearme de sus brazos. Me recoge con una sensación de irrealidad que me está embargando a mí también. Él vuelve a temblar y yo tiemblo con él.

—Todo saldrá bien, ya lo verás. –Murmuro escondido en su clavícula y él me aprieta con más fuerza.

—Lo sé. –Suspira él y pasa su mano a través de mi cabello. Cuando me separo le veo como dos lágrimas surcando sus mejillas. Yo se las aparto con un gesto de mi pulgar acariciando su piel y él se deja hacer con una sonrisa avergonzada—. Se me va a hacer raro no tenerte revoloteando alrededor.

—Yo no revoloteo. –Le digo frunciendo el ceño y él me señala el rostro con la mirada.

—Y esa expresión, también la echaré en falta.

—No seas folclórico. –Carraspeo y me miro las manos. Después, le miro a él, con seriedad—. No quiero que me llames, Jeon. Ni que intentes comunicarte conmigo. ¿Entendido? No quiero que nos relacionen.

—¿Crees que te vas a salvar? Vamos a caer todos, y lo sabes.

—Lo sé. Pero aun así, hay que tomar las mayores medidas de precaución. –Suspiro, chasqueo la lengua y me giro para salir del baño que se ha vuelto un lugar repentinamente pequeño y opresor, pero la mano de Jeon me detiene sujetando la mía unos segundos.

—Gracias, por cierto. –Me dice, sonriendo—. Gracias por ayudarme con ellos.

—Gracias a ti. –Sonrío—. Eres un buen chico, y un buen amigo. Tienes tus cosas pero… —Me golpea el brazo y yo sonrío saliendo del baño y miro alrededor. Me pongo una chaqueta de algo más de abrigo sobre el cuerpo y me trago el nudo en mi garganta mientras hago una mueca de dolor.

—¿Te vas ya?

—Sí. –Suspiro mientras recojo mi maleta y mi bolsa de viaje.

—¿No te vas a despedir de ellos? –Mira a los chicos en las camas dormidos y yo niego con el rostro. Ni me causa dolor no despedirme ni quiero hacerlo. A Jeon le molesta mi actitud, lo sé, pero no sabe el dolor que me está surcando el pecho al saber que no voy a volver a ver a Yoongi. Niego con el rostro ante los sentimientos tan contradictorios que me están asaltando y me encamino a la puerta, seguido de los pasos de Jeon. Miro alrededor asegurándome de que lo tengo todo pero tampoco veo necesario darle más vueltas. Ya pasan de las doce de la noche y a medida que la madrugada se aproxima las estrellas van haciendo acto de presencia. Ya puedo ver unas cuantas que han sobrepasado la contaminación lumínica. Cuando salgo al exterior Jeon sale conmigo y ambos nos miramos, aún algo confuso y excitado por la situación tan repentina. Pero al fin y al cabo estas dos últimas semanas han sido intranquilas, y deberíamos estar acostumbrados.

—Ten cuidado. –Me dice en forma de despedida y yo sonrío.

—Eso debería decirlo yo, ¿no crees?

—No cuidaremos. –Suspira y yo asiento, seguro de ello, pero en realidad no tanto.

—Lo sé. –Pasa su mano por mi cabello, en forma de caricia, y después se acerca a besar mi mejilla, pero me besa en la comisura del labio, lo que me hace sentir levemente aturdido pero me recompongo con una sonrisa amable y él detiene su caricia a la altura de mi oreja y se aparta, con el labio inferior tembloroso y yo con ojos enjugados en lágrimas. Me giro sin pensarlo, porque de hacerlo, probablemente no me marche, porque lo que realmente me duele es dejarle a él al abrigo de lo que para mí son dos completos desconocidos. Me sumerjo en la noche camino a la estación de trenes. El sonido de las maletas a mi espalda me hace sentir que un capítulo de mi vida se cierra, para siempre, pero en realidad el pasado va a venirse conmigo como una garrapata, como una herida de guerra, como la mayor adicción de la que jamás lograré desprenderme. 

   

 

 

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