EL PRECIO DEL ARTE [PARTE II] (BTS) - Capítulo 14
Capítulo 14
Jungkook POV:
16/07/1995
Subimos los tres juntos las escaleras en
dirección a nuestra habitación. El camino ha sido muy largo, la mayor parte
transcurrida en silencio pues el taxista podría ser un perfecto testigo de
nuestra huida y no quería involucrar a más gente, no queríamos correr riesgos
innecesarios, pero a la altura en que nos encontramos es muy probable que
estemos al borde del precipicio, de espaldas a él, y aun no nos hayamos dado
cuenta de ello. Ese pensamiento siempre me hace sentir levemente mareado, tan
involucrado que me siento aturdido. Por eso niego con la cabeza y sigo adelante
intentando fingir que no lo he oído, o que no lo entiendo, porque de lo
contrario me vería obligado a girarme y mirar si, efectivamente, nos
encontramos al borde de un precipicio sin fondo. De ser así, no sabría cómo
reaccionar, cómo actuar, y menos cómo lidiar con el remordimiento de haber
arrastrado conmigo a tres personas inocentes de mis alardes de poder y
justicia.
—La secretaria quería pedirme un
autógrafo. –Le dice Jimin medio sonriendo, casi divertido, a un Taehyung que
sigue levemente aturdido. Él ya se ha enterado de casi todo en el camino de
regreso aquí. Le hemos dicho lo que nos sucedió cuando estábamos sobre la moto,
lo ocurrido de regreso a nuestro piso en el centro, la conversación con
Namjoon, el hecho de que nadie tenía que salir vivo excepto Yoongi y que,
después de huir a este motel, decidimos rescatarles. El resto ya lo sabía,
enterado como estaba por las noticias durante estas semanas.
—¿Te ha reconocido? –Le pregunta Taehyung
casi asustado.
—Al principio sí, se pensaba que el famoso
Park Jimin después de haberse retirado de las carreras se había hecho bogado o
algo así, pero me ha costado hacerle entender que mi rostro y mi apellido tan
solo son una extraña coincidencia. Tan poco es que me parezca demasiado a
cuando competía. He adelgazado un poco y estoy más pálido.
—Y tienes mejor humor. –Le digo pero él me
fulmina con la mirada mientras yo me giro asustado a seguir subiendo las
escaleras.
—Por poco me da un paro cuando la chica se
ha puesto nerviosa.
—Se ve que aun tienes fans por ahí… —Dice
Taehyung divertido pero yo niego, chasqueando con la lengua.
—Por muy poco no nos pillan, tienes que
hacerte una operación estética, Jimin. Llamas mucho la atención. –Le digo y Jimin
sonríe divertido pero en el fondo sabe que es verdad y eso es algo que me lleva
molestado desde que somos fugitivos. Suspiro largamente y me muerdo el labio
inferior mientras llegamos a la puerta de nuestra habitación y miro a Taehyung
que, igual que Yoongi hacía, mira a todas partes asombrado por el lugar tan
recóndito que hemos encontrado para refugiarnos y la facilidad con la que nos
desenvolvemos en un hábitat que no es el nuestro. Al fin y al cabo este es el
único lugar en donde podemos ocultarnos de los tumultos de personas, y si hace
falta irse al centro del planeta, nos iremos.
Cuando meto la llave en el interior de la
cerradura y abro la puerta me sorprende un Yoongi asustado que da un respingo,
sentado al borde de la cama, vestido con ropa de calle y con una expresión
pálida y demacrada. Yo entro el primero y Taehyung el segundo. Jimin el último,
más alarmado que ninguno por la expresión de Yoongi que señala con el brazo y
el mando a distancia en su mano a la televisión, nervioso, casi desquiciado.
—¡Mirad! ¡Menos mal que habéis vuelto!
¡Mirad! –Dice señalando hacia la televisión y mientras Jimin cierra la puerta
con llave yo me acerco a la televisión mientras dejo caer toda esperanza de
golpe.
—Noticias de
última hora. Se conoce al siguiente ladrón del museo. Jeon Jungkook. Un
estudiante de último curso recién graduado de la escuela de arte, especializado
en restauración de pintura. –Aparece una foto mía en medio de la pantalla. Mi
foto de identificación—. Se ha encontrado un piso en donde estaban los ladrones
alojados en los días previos al robo y en este se han encontrado pruebas
suficientes para incriminar a otro sujeto más. Jeon Jungkook. Se han encontrado
documentos de este hombre referidos a su titulación en la escuela con su nombre
y número de identificación, junto con el boletín de sus notas y toda clase de
trabajos referidos a su materia.
—Jeon… —Murmura Jimin cerca de la puerta
mientras que yo no retiro la mirada de la televisión. De nuevo reaparece mi
foto. Me siento terriblemente mareado, a punto de vomitar, pero me contengo.
—También
se ha encontrado ADN de este sujeto en algunos pelos recogidos de la almohada
en donde se cree que dormía. Estas muestras
confirman nuestras sospechas. Ya está en busca y captura. Las imágenes
de las cámaras del museo lo han captado justo en el momento de la salida en
donde se ha desprendido, creemos que de forma inconsciente pensando que las
cámaras no le estarían grabando, el pasamontañas mostrándonos su rostro, pero
hasta este momento no se han revelado esta imágenes.
Y aparecen esas imágenes. Jimin y yo
saliendo juntos del museo y yo soy el primero en quitarme el pasamontañas. Él
lo hace después pero su rostro no queda de cara a las cámaras. El mío,
levemente, pero no lo suficiente como para reconocerme en ellas. Ni yo mismo sé
que soy yo hasta que no lo dice la reportera.
—Al
parecer este chico ha sido recompensado por su trabajo y ahora tiene la
posibilidad de huir. Se desconoce aún su paradero, pero su último movimiento ha
sido un ingreso de unos 2.000 dólares a la cuenta bancaria de sus padres desde
un banco del sur de Seúl, desde su cuenta de ingresos privada. Es el último
movimiento que tenemos registrado, y hasta nuevas noticias no podemos informar
de más. Hay indicios de que había una cuarta persona viviendo con ellos en el
piso, por unas muestras de ADN encontradas dentro, aún se analizan las
muestras.
—Joder… —Murmura Taehyung en un silencio
que la reportera hace. A mí me tiemblan las piernas, pero esto no ha terminado
y me mantengo de pie mientras miro atentamente la pantalla.
—Nuestros
reporteros han ido a la casa de los padres de Jeon Jungkook en Busán y han
entrevistado a sus padres, que nos han concebido una larga entrevista dentro
del hogar familiar.
—¿Qué? –pregunto a la televisión y yo me
acerco más que el resto, casi hasta tener la pantalla a un par de centímetros
del rostro. Lo primero que me salta es el rostro convulso de mi madre,
enjuagados en lágrimas. Me muerdo el labio inferior mientras frunzo el ceño.
—¿Sabía usted
esto, señora Jeon? –Le pregunta
el repostero mientras apunta al rostro de mi madre con un micrófono. Ella, en
brazos de mi padre niega con el rostro, temblando.
—No sabíamos nada de esto, hijo. –Se
dirige al chico—. No teníamos ni idea.
Esto es un completo bochorno. ¡Nos dijo que estaba trabajando! ¡Fíjate tú que
estaba compinchado con unos malditos ladrones!
—¿Sabía la
procedencia del dinero que le ingresó su hijo?
—No teníamos
ni idea. Nos llamó diciendo que era dinero que le habían dado en el trabajo.
—¿No sospechó
nada cuando…?
—¡Nada, hijo! –Dice mi madre, cortando al reportero—. ¡No teníamos idea alguna! Ese maldito
desgraciado… nos ha engañado. –Le dice a mi padre, se refugia en sus brazos
unos segundos y después vuelve a darle la cara al entrevistador.
—¿No sabe
dónde puede estar escondido? Tenemos consciencia de que aún falta otro
sospechoso, ¿cree que puede estar con él?
—No sabemos nada. –Niega con el rostro,
casi desinteresada—. Pero no nos importa
ya. No queremos que vuelva a aparecer por aquí.
—Nosotros
ya no tenemos hijo. –Suelta ahora mi padre con voz seria sentenciando la
entrevista y la comunicación se corta ahí. La reportera vuelva reaparecer
despidiendo la noticia.
—Aún
desconocemos la identidad del cuarto ladrón que asaltó la noche del cuatro de
este mes el Museo Nacional, pero dentro de poco se conocerán nuevos datos.
Hasta entonces, el ladrón Jeon Jungkook queda en busca y captura. Pedimos a la
sociedad que colabore con la justicia en todo lo que pueda y si creen haber
visto al fugitivo, solo tienen que llamar a la policía. En otros temas…
Yoongi corta la televisión y yo me quedo
mirando la pantalla en negro con la mente en blanco y las mejillas rojas de
ira. Una ira ciega que podría prender esta habitación con todos nosotros cuatro
dentro. Es un pensamiento que pasa fugazmente por mi mente pero es tan
liberador el pensamiento que casi me lo planteo como algo serio. Cuando me
aparto de la televisión me giro a mis compañeros y estos me devuelven una
mirada un tanto alarmada, no por lo que han visto, sino por mí. No es hasta que
Jimin no me devuelve una mirada preocupada que no soy consciente de que mis
nudillos se han vuelto blancos de apretar las manos. Quiero destensarlas, pero
no puedo. Quiero apartar de mí cualquier pensamiento irascible, pero no se me
está permitido. Comienzan a llenarme, comienzo a sobrepasar el límite de mi
cordura. Se han desbordado.
—¡Me cago en esa hija de la gran puta!
–Grito mientras le doy una patada a la cama en la que Yoongi está sentado y
este se levanta de un respingo, asustado y completamente sorprendido—. ¡Esa
furcia muerta de hambre! –Grito mientras me dirijo a la mesilla de noche y cojo
lo primero que veo a mi alcance. El despertador. Lo tiro contra el suelo
estampándolo, haciendo que un par de tornillos salgan volando y las tuercas se
desparraman por el suelo—. ¡Esa asquerosa puta! –Pateo en este caso la mesilla
y hago que una de sus patas ceda. Queda inclinada, y lo que hay en el cajón se
mueve, vira como el contenido de un barco a punto de volcar. Cuando voy a darle
la segunda patada los brazos de Jimin me retienen e intentan alejarme de la
mesilla, pero no se libra de una segunda patada.
—La reportera no tiene la culpa. –Me dice
Yoongi poniéndose delante de mí y he intentando calmarme con palabras amables y
en un tono tranquilizador.
—¡No es la reportera! –Grito frente a su
rostro mientras Jimin intenta hacerme retroceder—. Es la zorra de mi madre.
¡Vendería a su hijo con tal de sacar dos duros de cualquier parte! –Taehyung da
un respingo cerca de la puerta por mis palabras mientras Jimin intenta
sosegarme.
—¡Cálmate, Jeon, no vas a conseguir más
que nos echen de aquí!
—No vale de nada enfadarte. –Me dice
Yoongi posando sus manos en mi rostro, haciendo que le mire. Yo no rebajo mi
enfado.
—¡Me desvivo estudiando durante años para
conseguir un trabajo para que a ellos no les falte de nada y así me lo pagan!
Juro que voy a matarles. Te lo prometo.
—No han hecho nada, Jeon. –Me dice Jimin,
aflojando el agarre—. No han dado información comprometedora ni nada. No saben
nada…
—Podrían haber tenido un poco de tacto.
–Le dice Yoongi a Jimin y este no habla más. Yo me suelto del agarre de Jimin
por la fuerza y me quedo mirando a ambos. Nervioso. El enfado se vuelve poco a
poco pánico.
—Ya podemos recoger. Van a echarnos a la
de ya. –Digo con una expresión pálida y Yoongi me secunda asintiendo. Taehyung
se mantiene al margen y Jimin se me queda mirando un tanto confuso. Yoongi
habla:
—Si te reconocen los de recepción en las
noticias no tardarán en sacarnos de aquí, o en llamar a la policía. –Después
mira a Jimin—. Tú eres el único de nosotros que aún no ha sido identificado.
Tienes que ir a pagar la habitación y despedirnos. Tendrás que ser tú quien…
—Lo sé. –Dice, tranquilo, pensando para sí
mismo y yo me muerdo el labio inferior mientras miro a todas partes. Después,
casi como un instinto animal, miramos los tres a Taehyung que se ha quedado al
lado de la puerta como observador de todo lo que ha sucedido y da un respingo
por la fuerza de nuestras miradas sobre él. Yoongi le pregunta, con voz amable
y tranquila.
—¿Tú qué haces? ¿Te vas por tu cuenta o te
quedas con nosotros? –Ante nuestras miradas Taehyung avanza un par de pasos
hasta quedar a nuestro lado y posa una mano, su única mano servible sobre mi
hombro mientras me sonríe de forma cálida. Acaba de apagar todo fuego de ira
dentro de mí y yo relajo mi compostura como por arte de magia de su contacto.
—Me habéis rescatado, no os dejaré solos.
Comentarios
Publicar un comentario