EL PRECIO DEL ARTE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 34
Capítulo 34
Jungkook POV:
Domingo. 20/06/1995
20:36
Leo con prudencia los archivos que Hoseok
me proporcionó ayer. Los leo con detenimiento tirado en mi cama, en realidad,
tan solo es una inocente expresión. Me encuentro sentado en medio de ella
rodeado de papeleo que he seleccionado por temática dependiendo el grado en que
se disponga a mi alrededor. Frente a mí, y por tanto lo que más prioridad le
precede son los planos del museo y el desmonte y rearme de los cuadros sobre
los marcos y el lugar en donde van a colocarse en la sala de exposiciones. Es
un sistema simple de pestañas metálicas recubiertas de tela para prevenir que
la oxidación del metal afecte a la madera del bastidor, o en el peor de los
casos, al lienzo. Lo miro a fondo y sé que he desmontado cuadros con sistemas
mucho más complejos, he incluso, he creado mis propios marcos y he construidos
bastidores donde colocar lienzos, pero esta tarea se me hace mucho más difícil
a pesar de ser algo tan común para mí.
En torno al noreste, teniendo como norte
la pared que tengo enfrente, he colocado sobre la cama todos los libros de los
cuadros de Goya y de transporte de obras de arte que tengo. Los he distribuido
de forma que quedan hasta el sur y a partir de este, un estuche con unos
cuantos lápices y polígrafos. Algunos posits arrugados, otros a punto de ser
pegados en alguna parte. Subrayadores de mis dos colores preferidos para la
tarea, naranja y verde. No sé porqué, pero el color me es llamativo y no
cegador, con lo que consigo que la información que remarco con ella quede
dentro de mi mente. Sobre mis rodillas descansa un ejemplar de las obras
oscuras de Goya y sobre este mismo, algunos papeles apuntados en sucio cálculos
de desmontaje, multiplicado por el número de personas que seremos, el tiempo
para salir. No soy el mejor en matemáticas y hay demasiados conceptos que
desconozco. Sabría calcular el tiempo que yo tardaría en entrar, guardar los
cuadros, y salir, pero teniendo en cuenta que somos más personas y el resto no
tiene nada de experiencia, es probable que en vez de agilizar el proceso, se
ralentice.
Me levanto de la cama haciendo que algunos
papeles se caigan al suelo y puedo ver como algunos de los posits se han
adherido a las sábanas y algunos de los libros se cierran perdiendo de vista
las páginas que estaba consultando. Algunos han tenido la suerte de tener un
marcador, pero otros simplemente han perdido la información en el olvido. Me
incorporo poniendo un pie fuera de la cama y me llevo conmigo los apuntes de
cálculo y las fotocopias que me ha dispensado Hoseok con el montaje de las
obras. Salgo de la soledad del cuarto para adentrarme en el salón donde flota
una ligera capa de humo por la parte superficial del techo y huele a carne de
ternera. El estómago se me ha cerrado desde ayer así que el olor no me hace
sentir más que náuseas cuando en otro momento se me habría hecho la boca agua.
Con un suspiro busco a la gente con la mirada y los encuentro a todos en torno
a la cocina. Taehyung en los fuegos mientras hace algo en una sartén, Yoongi de
pie en la cocina, fumando un cigarrillo de cara a Jimin, quien está sentado en
la mesa con un vaso en sus manos que me gustaría pensar que es coca—cola. Pero
probablemente no sea solo eso.
Cuando los localizo, suspiro. Ese suspiro
no es más que una muestra exterior del agobio que comienza a embargarme y
también una señal para que se fijen en mí y ser el centro de atención por un
momento. Solo un instante de atención, por favor. Solo necesito unas palabras
pero no parece que nadie excepto Jimin haya sido consciente de ello así que me
acerco más y me siento en el asiento libre frente a Jimin, rompiendo todo lazo
de comunicación que estaba teniendo con Yoongi. Suelto los papeles encima de la
mesa y suspiro de nuevo, de forma evidente a lo que Yoongi ahora sí reacciona,
pero no como me gustaría.
—¿Otra vez estás con eso? –Me pregunta
señalando los papeles y rodeándome para no tenerme de despaldas a él. Se sienta
a mi lado y se me queda mirando mientras sujeta elegantemente un cigarrillo
entre sus dedos. Deja caer la ceniza sobre el cenicero y vuelve a mirarme,
presa de mi nerviosismo.
—Lo siento, pero yo soy así. Cuando se me
mete algo en la cabeza. –Comienzo a decir, llevándome un dedo a la frente—. Ya
no consigo sacarlo hasta que no está resuelto. Lo siento pero no puedo
sobrellevarlo de otra manera. No paro de darle vueltas.
—¿Qué te sucede? –Me pregunta Taehyung con
voz cariñosa pero sin mirarme, atento como está, a la cena.
—He estado leyendo sobre las obras de
Goya, y pasadas dos horas me he dado cuenta de que solo he estado perdiendo el
tiempo. –Suelto, señalando los papeles delante de mí. Jimin asiente.
—Estoy de acuerdo. –Dice, pero yo frunzo
el ceño.
—Me he dado cuenta de que no importa si
los cuadros son de Goya o los he pintado yo con la polla. –Digo y Taehyung se
sobresalta mientras Jimin hace una mueca repulsiva al tener una imagen mental
de mis palabras y Yoongi suelta una risa por la nariz—. Dado que solo nos
importa un examen técnico, que es lo que Hoseok me ha dado, me he pasado hora y
media leyéndolo a fondo. Las veces que han sido restaurados, las
intervenciones, las condiciones en las que tienen que estar, qué cuadro puede
manipularse con soltura y cual necesita de un especial cuidado.
—¿Y? –Me pregunta Yoongi, impaciente por
que llegue al meollo de mis incertidumbres.
—Y me he dado cuenta, de que he estado
perdiendo el tiempo. –Jimin vuelve a asentir con mis palabras y yo suspiro,
largamente—. No van a ser solo mis manos las que van a cargar con los cuadros,
así que no voy a poder llevar cien ojos encima de vosotros. Al final, no
importa si el cuadro se desplaza un poco a la derecha dentro de la caja de
seguridad o si el acolchado no está en perfectas condiciones. –Digo…
—¿Quieres decirme qué es lo que te está
devorando por dentro, muchacho? –Pregunta Yoongi, pero Jimin se me adelanta.
—El afán de protagonismo, ¿no lo ves? –Yo
los miro a ambos, nervioso.
—El problema está en el despiece de los
cuadros sobre el marco…
—¿Qué
es esto? –Pregunta, Yoongi, señalando la hoja con los apuntes.
—Es el tiempo que he intentado calcular,
el tiempo que nos va a llevar entrar, coger los cuadros y salir…
—¡Eso déjamelo a mí! –Dice este
apropiándose del trozo de papel con una mueca de satisfacción—. ¿No querrás
quitarme mi parte de trabajo, no? A esto me dedico, a entrar, coger lo que sea,
y salir en tiempo record. –Dice altivo y Jimin sonríe, con un orgullo casi
fraternal pero yo hago una mueca con el rostro.
—No te sirve de nada intentar averiguar el
tiempo de estimación si no sabes qué es lo que tienes que hacer dentro del
museo. –Le digo y me mira con ojos juguetones.
—Coger los cuadros. –Me dice, simple—. Me
los llevaré debajo del brazo si es lo que hay que hacer.
—Deja de preocuparte. –Me dice, Jimin—.
Todo saldrá bien. –Sus palabras quedan en el aire unos segundos en donde todos
le miramos incluso Taehyung, sujetando una sartén. Al verse bajo la mirada de
todos enrojece y cambia de tema—. Además, no pongas esa voz socarrona, —Me dice—.
Eres tú el que tiene que enseñarnos a montar y desmontar un cuadro, ¿no? Pues
ale, prepárese la clase de mañana, señor Jeon. Estaremos fervientes de ser sus
alumnos. –Yo le miro con una mueca de prepotencia pero Taehyung interviene.
—¿Y yo qué? ¿Yo no tengo derecho a saber
cómo cogeremos los cuadros?
Yoongi suspira haciendo que todos le
miremos.
—No quería decirlos nada hasta que no
llegase Namjoon, dado que yo no estoy de acuerdo con sus órdenes, pero me ha
dicho que a partir de mañana, ambos dos deberíamos empezar a ir al gimnasio.
–Dice de él y de Jimin, con lo que yo los miro a ambos y Jimin nos mira a
todos, alternativamente.
—¿Qué? –Pregunta—. Yo estoy en buena
forma. –Dice ofendido.
—Lo sé, pero dice que ya no has ido al gimnasio
desde que dejaste las carreras hace unos meses, y yo, bueno, no he pisado uno
en mi vida y tampoco creo que sea necesario.
—Pues a mí me parece buena idea. –Digo,
entusiasmado—. Todos necesitamos estar en buena forma para lo que vamos a
hacer, yo ya me valgo del trabajo que tengo que hacer en clase, y Taehyung está
en forma, dado que es un requisito que le piden en su trabajo. Sois vosotros
los que más miedo me dais. ¡Os va a dar una ciática trasportando los cuadros!
–Digo de forma exagerada pero Jimin sigue con esa mirada perdida entre el vacío
en la mesa—. Así tendréis algo que hacer a parte de estar aquí todo el día
bebiendo y viendo programas basuras en la televisión. Eso os atrofiará los
músculos.
—Cállate. –Me dice Jimin y después mira a
Yoongi, con ojos suplicantes—. No me jodas, Yoongi, no quiero ir al gimnasio…
—Lo siento, pero Jeon tiene razón, por
mucho que a mí me pese porque tampoco quiero ir.
Jimin suspira y se deja caer en la silla
con resignación mientras se termina la copa delante de él y no parece hacer
ninguna mueca extraña, no era alcohol. Me sorprendo al infravalorarle pero aun
así yo sigo con una taquicardia propia de mi personalidad inquieta.
—Nos estamos yendo del tema. –Digo,
volviendo a los papeles—. Mañana mismo en cuanto Taehyung regrese del trabajo y
yo salga de clase os explicaré el desmonte de un cuadro. –Hago una mueca
pensativa—. Tengo unos cuantos que hice yo en clase este año, creo que puedo
traerlos. A medida que vayáis mejorando y seáis rápidos a la par que cuidadosos
podremos tener en cuenta el tiempo aproximado. –Miro a Yoongi—. Namjoon no nos
ha dicho nada del tiempo que debamos tardar. ¿Hay límite de tiempo o…?
—No. –Dice, Yoongi—. A mí tampoco me ha
dicho nada. Hablaré con él acerca de eso. –Dice, con aire distraído a lo que yo
miro en silencio el vaso de Jimin. Los cubitos de hielo sobre el fondo vacío es
una imagen perturbadora. Ya no cumplen función ninguna pero sigue ahí,
presentes, con expectativas de mantenerse en estado sólido hasta que el
inexorable tiempo los convierta en un líquido fangoso incomestible. Cuando
estoy a punto de decir algo que me ronda la mente, igual que una termita
atravesando las cavidades de mi cerebro, el timbre suena. Todos damos un
respingo y Taehyung nos mira suplicantes, dado que él está ocupado para atender
el telefonillo. Soy yo el que se levanta con la esperanza de que eso que
rondaba mi cabeza desaparezca en el trayecto. Lo hace, gracias a Dios.
—¿Sí? –Pregunto descolgando el telefonillo
y el sonido de la voz de Namjoon me sorprende, a la vez que me inquieta.
—Dile a Jimin que baje… No. –Se corrige—.
Bajad todos si queréis. Tengo algo que enseñaros. –Contesto de forma afirmativa
y cuelgo el telefonillo mientras me encamino a prisa hasta el salón y toda la
atención recae en mí y en mi expresión emocionada por culpa de las palabras de
Namjoon pero con algo de desconcierto.
—Namjoon nos ha dicho que bajemos, que
tiene algo para Jimin. –Le señalo con la mirada. Este se levanta de la silla
emocionado y se pone los zapatos que tiene al lado del sofá y yo me encamino al
cuarto para buscar los míos y ponerme una sudadera encima de la camiseta de
manga corta, mirando que ya está anocheciendo. Cuando salgo al pasillo Yoongi y
Taehyung salen de su cuarto, uno poniéndose una camisa a cuadros sobre la
camisa de tirantes y el otro, atándose los cordones, respectivamente. Jimin,
levemente emocionado, nos espera en la puerta de salida con una mano sobre el
pomo y mientras cojo las llaves, salimos al portal. Cierro detrás de mí y
bajamos a prisa mientras el sonido de nuestras pisadas hace ruido a través del
eco del portal. Solo soy consciente cuando he llegado abajo de que es la
primera vez que estamos todos juntos al mismo tiempo en el portal, y aunque
parezca una insignificancia, me parece algo a tener en cuenta.
—¿Has apagado el fuego? –Le pregunto a
Taehyung mientras le alcanzo bajando el último piso y asiente sonriéndome
mientras es consciente de que no solo él se ha preocupado por eso. Caminamos,
yo con mi brazo sobre su hombro por la entrada del portal y cuando salimos
fuera nos chocamos de cara con un Namjoon trajeado de negro apoyado sobre el
lomo de una moto negra. Una imponente moto negra aparcada justo delante de
nuestra puerta.
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