EL PRECIO DEL ARTE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 30
Capítulo 30
Yoongi POV:
13/06/1995
La luz a través de las cortinas se cuela
por la habitación y distribuye sus rayos a lo largo de toda la estancia. Lo
hace con cuidado, cayendo como una suave caricia sobre los objetos alrededor y
sobre mi piel que se comienza a calentar de forma natural por una caricia de
algo que me hace sentir tremendamente confortable. Sonrío, y no sé por qué aún,
porque la cabeza me sigue dando vueltas y el estómago me pesa, al igual que la
vejiga. Me duele el fondo del estómago al igual que la boca de este. Comienzo a
revolverme, disgustado por despertar del sueño y encontrarme en este deplorable
estado. Comienzo a ser consciente de
otro conjunto de síntomas que me afectan. Un terrible dolor de cabeza junto con
la boca seca y un sabor desagradable.
Me apoyo mejor en el colchón y me siento
el hombro dolorido, endeble. Frunzo el ceño angustiado por esta situación y me
decido a abrir los ojos, los cuales reciben la luz del interior de la
habitación que aún siendo poca, consigue aumentar el dolor en mi cabeza.
También un pitido en mis oídos. Joder, me siento aturdido y acabo por
incorporarme en la cama un tanto sobresaltado ante el recuerdo y el
conocimiento del dolor en mi cuerpo, pero incorporarme no hace sino descubrirme
un dolor que no había tenido en cuenta, un terrible dolor en el culo. Vuelvo a
tumbarme y miro a mi lado en la cama. Una cama vacía, las sábanas revueltas y
el almohadón con la tela arrugada.
Con una mueca desagradada me incorporo al
fin mientras no puedo evitar fruncir el ceño. Pongo los pies en el suelo y
siento los dedos descalzos retorcerse por la sensación de la madera bajo mi
peso. Suspiro largamente y apoyo mi rostro en la palma de mi mano y mi codo en
la rodilla derecha. Suspiro de nuevo y me muerdo el labio inferior mientras me
incorporo con todo aun un tanto borroso pero me quedo de pie unos segundos
mirando alrededor. La botella de ginebra aún está parada sobre la mesilla a mi
lado y la acompaña el cenicero, las colillas de unos cuantos cigarrillos y un
mechero. Suspiro con el recuerdo y me incorporo, pisando de repente una de las
revistas de Jeon en el suelo. Las tres se han caído de la cama pero no están en
mal estado. No lo suficiente como para que Jeon me diga nada. Las guardo de
nuevo bajo la cama y salgo de la habitación cerciorándome de que la cama de
Taehyung está sin deshacer.
No le doy la importancia que debería hasta
que no me encuentro en el baño y el sonido de la orina me retrotrae a mi
habitación. No ha dormido en su cama, me digo, mientras observo el chorro de
orina estamparse contra el pequeño volumen de agua en el retrete. Me quedo
mirando el movimiento del agua mientras pienso en la posibilidad de que haya
dormido con Jeon, o en el peor de los casos, que haya dormido en el sofá al ver
que estábamos Jimin y yo en una situación un tanto peliaguda. No me habría
importado que durmiese en su cama, pero es muy probable que en el momento le
hubiera echado a patadas. Tal vez lo hice, no me acuerdo bien. Sacudiéndome el
pene me levanto el calzoncillo y me miro de arriba abajo, siendo este la única
prenda de ropa que me cubre. No creo que a nadie le moleste que me pasee así
por casa, por lo que me limito a salir del baño y conducirme al salón donde
solo está Jimin sentado en la mesa de la cocina de cara a mí. Sujeta entre sus
pequeñas manos una taza de lo que entiendo debe ser té por la pequeña cuerda
que sale del borde con un pequeño rectángulo de papel.
Cuando hago presencia saliendo del pasillo
él levanta la mirada ojerosa que me saluda con una sonrisa endeble y yo paso
por detrás de él posando mi mano sobre su cabeza mientras revuelvo su pelo en
una señal de cariño y afecto. Él me siegue con la mirada y con esa adormilada
sonrisa y yo comienzo a quitar mierda sobre la mesa a su lado para hacer
espacio para sentarme. Quito un par de vasos, alguno con colillas dentro, quito
latas de cerveza vacías y la botella de ron que aun contiene algo de alcohol la
guardo en la nevera, para una próxima vez. También encuentro la bolsa con la
marihuana que ha sobrado y la guardo en un lugar apartado de la vista de Jeon y
me siento en la silla al lado de Jimin, apoyando las manos sobre la mesa frente
a mí, dejando salir un largo suspiro de entre mis labios.
—¿No te tomas algo? –Me dice y más bien
suena a una pregunta típica de la convencionalidad de un bar. Ya puedo oír el
sonido de las personas hablando, la oscuridad del interior y el olor a alcohol.
El estómago me da un vuelco.
—No. –Digo serio mientras escondo mi
rostro en mis manos y las desplazo a lo largo de mi cara para estirar mi piel.
Quiero despertar del todo, pero sigo confuso y aturdido.
—Yo he vomitado. –Me dice y yo le miro
mientras él señala con la mirada la infusión que se está tomando. Puedo
distinguir que es una manzanilla por el olor, y ese olor solo me hace sentir
más mareado.
—¿Estás bien? –Le pregunto con un deje más
preocupado de lo que pretendía. Es normal que haya vomitado, después de lo que
bebimos anoche, lo raro es que no lo haya hecho yo.
—Sí, ya estoy mejor. –Me dice con una
sonrisa triste pero lo cierto es que tiene ojeras marcadas, y el rostro un
tanto apagado. Es normal, seguro que yo me veo peor. No me he mirado en el
espejo del baño pero me imagino que él debe estar viendo el mismo deterioro en
cada centímetro cuadrado de mi cara—. ¿Tú estás bien? –Me pregunta y yo me
encojo de hombros como si no fuera suficiente respuesta el estado en el que me
encuentro.
—Me duele todo. –Reconozco—. Y aun me
siento dormido. –Sentencio cerrando los ojos a lo que él murmura.
—¿Es por lo que…? –Pregunta tímido y yo
niego con el rostro, riéndome solo en mi interior.
—Eso está bien. No es por eso. Me duele la
cabeza y el estómago. –Digo y él asiente. Le miro, él me devuelve una mirada
avergonzada y juraría que se va a poner como un tomate si no fuera porque elude
la conversación y con ello, el momento de vergüenza.
—¿Sabes que Taehyung no ha dormido en su
cama? –Pregunta y yo asiento.
—Ya lo he visto, pero seguro que ellos
están diciendo lo mismo de ti. –Le digo levantando una ceja y él asiente,
dándome la razón mientras mira la taza que sujeta entre las manos. Como él no
dice nada más al respecto nos quedamos en un largo e incómodo silencio del que
no sabemos salir. Yo al menos quiero salir de él porque de lo contrario me temo
que acabaré preguntándole por lo de anoche o bien por curiosidad o por mero
interés de verle enrojecer de nuevo. Me digo que no debo hacerlo y saco un
nuevo tema de conversación.
—¿Crees que deberíamos ir a ver cómo
están? –Le pregunto a lo que él me devuelve una mirada pícara.
—Tal vez estén desnudos. –Dice divertido.
—O se han matado. –Digo y él me mira
perdiendo la diversión en su rostro. Yo me encojo de hombros—. No se les ha
oído, podrían haber muerto…
—Estabas tú como para oír nada. –Me dice
serio y ofendido pero rápido cae en sus palabras y su altiva expresión se
vuelve tímida y regresa la mirada a la taza. Yo estoy a punto de levantarme
para ir a comprobar que esté todo en orden cuando suena la puerta del cuarto en
donde estaban Jeon y Taehyung y se ve a Jungkook salir de él. Yo me siento
rápidamente fingiendo normalidad y veo como la sombra de su cuerpo se conduce
al baño. Ambos, Jimin y yo, nos miramos con ojos divertidos y curiosos y
esperamos pacientemente en silencio hasta que se oye la puerta del baño abrirse
y por el salón aparece Jeon con una radiante sonrisa y una actitud envidiable.
Camina hacia nosotros con energía y vitalidad. Moviendo las manos y ajustándose
el pantalón del pijama sobre su cintura. Yo frunzo el ceño mientras Jimin le
mira algo embobado.
—¡Buenos días, hyungs! –Dice animado y
entra en la cocina mirando alrededor, buscando algo que acaba encontrado en el
interior de los muebles. Comienza a moverse de un lado a otro, hablando—. Hoy
hace un día radiante. Si fuera creyente iríamos a la iglesia, pero ya son casi
las doce del medio día, así que me parece que ya nada… —Dice y el sonido de su
voz se me clava como cientos de agujas presionado en mi hipotálamo.
—Sigue borracho. –Le digo a Jimin en un
susurro pero la verdad es que ninguno de los dos nos lo creemos y vemos, casi
hipnotizados, como Kook saca una jarra de zumo de naranja, se sirve un vaso,
saca también una manzana y leche con cereales. A todo ello le suma un par de
onzas de chocolate y algo de bollería que ha encontrado por ahí. Se hace
espacio en la mesa justo frente a mí y se sienta colocando la comida alrededor.
—Dios, que hambre tengo. Tengo el estómago
vacío. –Dice palmeándose el vientre mientras pasa su lengua a través de sus
labios, disfrutando de la vista de la comida alrededor. Decide atacar primero
los cereales con leche mientras presta toda su atención a ellos.
—No puede tener hambre. –Murmura Jimin,
indignado.
—Yo aún tengo la primera copa dando
vueltas en el estómago. –Me quejo y Jeon no nos presta atención. Rodando los
ojos suspiro y cierro los ojos apoyando las manos en mi cara.
—¿Qué tal habéis dormido? –Pregunta Jeon y
si no fuera porque no me lo creo, juraría que ha tenido la mejor sesión de sexo
de toda su vida. No me callo mi teoría.
—No tan bien como tú. –Le digo mientras él
me mira divertido y Jimin bebe un poco de su infusión.
—¿Quién es el que ha estado vomitando?
–Nos señala con la mirada—. El baño huele a vómito. –Dice y Jimin retira la
mirada.
—¿Cómo es posible que estés tan bien?
Bebiste tanto como yo. ¿No tienes resaca?
—No. –Dice, si más—. Nunca la tengo. –Se
encoge de hombros y yo me le quedo mirando con una mueca atontada. Suspiro y
ruedo los ojos exasperado. Justo después de mi gesto se oye de nuevo la puerta
del cuarto de donde ha salido Jeon y aparece Taehyung con una mueca de pocos
amigos. Todos nos quedamos en silencio mientras le vemos pasar a lo largo de la
cocina con los ojos entrecerrados y el pelo revuelto. Lleva la misma ropa de
ayer y juraría que no se la ha quitado. Llega hasta la nevera, coge una botella
de agua y regresa sobre sus pasos hasta le cuarto de donde ha salido. Se
encierra ahí y volvemos a la normalidad después de ese lapsus extraño. No me
contengo por más tiempo.
—¿Has dormido con él? –Le pregunto a Jeon
y este asiente, sin importancia. Jimin le mira con ojos sorprendidos—.
¿Habéis…? –Insinúo pero él niega con el rostro, frunciendo el ceño.
—¡Qué va! Solo estuvimos discutiendo y al
final dormimos en la misma cama. Qué cosas tienes… —Dice mientras se ríe, con
la cuchara en camino de abastecerle de más leche con cereales. Me mira
sonriéndome casi con condescendencia por mis palabras pero algo parece llamarle
la atención sobre todas las cosas y es algo en mi hombro. No le doy importancia
mientras frunzo el ceño en su dirección, en dirección a su rostro confuso.
Después me mira a los ojos y mira a Jimin, que se devuelven una mirada confusa.
Después de ese momento extraño vuelve sus ojos al tazón de leche con las
mejillas levemente enrojecidas. Yo frunzo el ceño.
—¿Qué te pasa?
—Ya veo que ya no necesitas mis revistas… —Dice
y yo frunzo el ceño.
—¿Qué tengo en el hombro? –Pregunto a la
nada en un susurro mientras me miro el hombro y me encuentro varios moretones de color púrpura
granate en forma de mordiscos. Jimin me
sujeta por el brazo para mirar también aquello que le ha llamado la atención a
Jungkook y cuando cae en las marcas de su propios dientes me suelta y se
retrotrae en la silla avergonzado, mirando a su taza de té en silencio. Yo me
ruborizo también y aparto la mirada del resto de personas en la mesa. Jeon
sonríe de vez en cuando, divertido. Yo vuelvo a sentir náuseas.
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