EL PRECIO DEL ARTE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 20

 Capítulo 20

 

Jimin POV:

12/06/1995

 

Me despierto con el sonido de algo continuo y penetrante. Es un sonido seco y metálico. Está demasiado cerca. Lo suficiente como para hacerme abrir los ojos con el ceño fruncido y lo primero que veo en un día de sol radiante es un pequeño pájaro de pie en el umbral de la ventana que da al patio mientras picotea la madera del recubrimiento de la ventana exterior. Miro al pájaro con odio y cogiendo la almohada de debajo de mi cabeza la lanzo contra el cristal que hace que el pájaro se espante y salga volando lejos. Una vez en la soledad del sonido de mi respiración me doy la vuelta y me cubro el rostro con mi brazo de forma que pueda descansar al menos el tiempo suficiente como para despertar poco a poco y de forma decente. Lo cual es imposible cuando han pasado varios minutos. Me doy cuenta de que ya he despertado todo lo que puedo despertar y que me ha dejado en un estado de humor de perros.

Cuando abro los ojos me encuentro a lo lejos con el cuerpo de JungKook respirando tranquilamente sobre su cama. La imagen de este dormido a un metro de mí es demasiado perturbadora y más aún cuando la envergadura de sus hombros me hace sentir tan pequeño. Girado de espaldas a mí puedo sentir el movimiento de su cuerpo regulado por su respiración y rápido me acuerdo de que acabo de lanzar un almohadón. El no parece que se haya despertado lo cual agradezco porque no me hubiera gustado tener que lidiar con uno de sus males despertares que de seguro son la cosa más terrorífica que existe.

Giro el reloj sobre la mesilla en mi dirección y me percato de que son las nueve y media. Me regaño a mi mismo por haber pensando simplemente en la posibilidad de levantarme siendo aun tan pronto pero me doy cuenta de que no importa el tiempo que esté en esta cama o fuera de ella, lo tendré que pasar encerrado en estas cuatro paredes y en el estado en que me encuentro ya no podré resguardarme en la liberación del sueño. He despertado por completo y al incorporarme me dejo abrazar por la sensación del silencio en el resto de la casa. Paladeo unos segundos. Cierro los ojos y me estiro, sintiendo cada pequeña parte de mi cuerpo saludarme con una mueca de desconcierto. Habiéndome ido pronto a la cama es normal que mi cuerpo no sienta más cansancio, el problema es que no tengo otra cosa mejor que hacer que caer dormido de nuevo.

Levantándome con angustia me pongo la bata sobre el pijama y me encamino hacia la puerta que da al pasillo con pasos tranquilos y sutiles. La encuentro entornada y al salir a este percibo el sonido del leve ronquido de Yoongi en su habitación. Lo oigo muy débilmente y en el resto de la casa se hace el silencio. Sin más miramientos me encamino al salón y después a la cocina que me recibe con la luz del sol entrando a través de las ventanas, una de ellas, levemente abierta. Percibo el olor del tabaco y me saludan los tres libros que JungKook fue anoche a buscar al cuarto mientras yo estaba dormido. No creo que se los olvidase, pero sí respetó mi sueño al no querer hacer ruido de nuevo al llevarlos de vuelta. En el cenicero sobre la mesa hay siete colillas apagadas y en el fregadero una taza de té sucia y una lata de cerveza que no se han dignado a tirar a la basura. Yo no pienso hacerlo.

Asomándome a una de las ventanas me descubro en un leve rubor del olor a rocío y de esa calidez por los rayos de sol que consiguen hacerme sentir cálido y amable por dentro. Sonrío ante ellos aunque tengo que fruncir el ceño por la luz entrando en mis ojos aún adormilados. Entra una leve brisa primaveral que no deja espacio para el verano y puedo sentir como la gente comienza a  hacer sus vidas a estas horas. Veo algunos niños corriendo para llegar a clase y el tráfico comienza a hacerse evidente. Me apoyo en la ventana  y saco mi cabeza levemente al exterior. Cuánto ansío salir, que me dé un poco de aire en el rostro. Quiero algo más que sacar la maldita cabeza por la ventana y tomo una decisión que me puede costar algo más que un esfuerzo. También una reprimenda por parte de Yoongi.

Me conduzco sin pensarlo demasiado hasta la habitación de Yoongi y golpeo la puerta desde fuera pero como no obtengo ninguna respuesta me atrevo a entrar en el interior descubriendo su rostro girado hacia el balcón y el perfil de sus hombros subiendo y bajando con el evidente sonido de su respiración. Está encogido en sí mismo tumbado en posición fetal y me hace sentir tremendamente avasallador entrando de la nada pero camino hasta que quedo al lado de su cama y puedo ver su rostro dormido plácidamente. Me siento en el borde de la cama tras su espalda y miro alrededor. Me descubro a mi mismo en el poster que tiene del otro lado de la pared y una cama desecha a mi espalda. Con cuidado poso mi mano sobre sus hombros y casi de inmediato se sobresalta dando un respingo para girar el rostro y mirarme por encima de su hombro. Yo retrocedo la mano y cuando cae en mi rostro se vuelve a tumbar como estaba con un fruncimiento de ceño y una mueca confusa y aturdida.

—Yoongi. –Le llamo a lo que él me contesta con un “Hum” desganado y grosero. Estoy seguro que de quererlo me empujaría fuera de la cama con el codo pero le puede el sueño y cierra de nuevo sus ojos regulando su respiración—. Yoongie… —Vuelvo a llamarle esta vez con voz algo más infantil a lo que él se digna a contestarme algo más que un leve gemido.

—¿Qué diablos quieres? –Me pregunta con voz grave y estoy por apostar que este despertar es mucho más aterrador que el de JungKook. Yo me muerdo el labio inferior y siento una punzada de remordimientos por haberle despertado sin motivo aparente.

—¿Qué te parecería si desayunamos y vamos a dar una vuelta? –Le propongo con voz animada a lo que él no contesta directamente y parece pensarlo. O tal vez, se haya vuelto a dormir. Hablo de nuevo temiendo que pierda la atención y caiga de nuevo en el sueño—. Podríamos dar una vuelta por el centro y luego comer fuera. Estar aquí todo el día me agota. –Le digo y él gruñe.

—Estas como para encerrarte en una celda. –Murmura y yo suspiro—. No aguantas ni dos días.

—¿Eso es que sí?

—Eso es que me dejes dormir y luego hablamos. –Me dice y yo frunzo el ceño.

—Pero son ya las nueve y… —Me empuja con la pierna y caigo al suelo del culo—. Joder, Yoongi que amable.

—Fuera. –Me dice y se cubre mejor con las sábanas a su alcance, dejándome verle solo el pelo sobre el almohadón. Yo frunzo el ceño y salgo a regañadientes fuera del cuarto dejándole la puerta entornada y dirigiéndome de nuevo a la cocina. Allí estoy alrededor de unos cinco minutos sentado como si nada sobe la mesa de esta y cuando me decido a hacer algo productivo como ir al baño a orinar, alguien se me adelanta, viendo de lejos a Jeon salir del cuarto cubriéndose los ojos con las manos mientras se los frota, y encerrándose en el cuarto de baño. Me decido a sacar algo para comer y dado que no encuentro nada que me abra el apetito opto por no desayunar nada, sentándome de nuevo en la silla a la espera de que Jeon termine. Tarda unos dos minutos y cuando sale frotándose las manos levemente húmedas con el pantalón holgado que usa como pijama me saluda con un gesto de cabeza y yo me levanto para seguir sus pasos hasta el baño. Se me queda mirando con una mueca extrañada y cuando me encierro en el baño me quedo unos segundos en silencio y después orino escuchando de fondo como Jeon trastea en la cocina con algo. Salgo después de lavarme las manos y me lo encuentro metiendo la taza que había en el fregadero dentro del lavavajillas y tira todas las colillas del cenicero a la basura. Ata la bolsa del interior dado que el contenido está a punto de superar su capacidad y me mira cuando llego a su altura con ojos tristes.

—Hay que bajar luego a tirar la basura.

—Vale. –Le digo y me siento en mi sitio de antes mientras él comienza a servirse algo para desayunar. Saca un poco de leche que se sirve en un vaso, le echa un poco de chocolate y la calienta un poco al microondas. Mientras esta se calienta saca unas cuantas galletas y las pone delante del asiento frente al que yo estoy sentado. Cuando saca la leche del microondas se sienta delante de mí y tras echarme una sonrisa amable se lleva una galleta a los labios y me mira de arriba abajo señalándome con la mirada.

—¿Ya has desayunado?

—No. No tengo hambre. –Le digo y él se encoge de hombros mientras me ofrece una de las galletas a lo que yo niego con el rostro y me apoyo en el respaldo cruzándome de brazos.

—¿Has dormido bien? —Me pregunta con voz amable y juraría que está gastándome una broma y que su estado de humor no puede ser tan bueno. Tal vez sea el paso del día lo que le hace cada vez más desagradable.

—Sí, bien. ¿Y tú? –Se encoge de hombros ante mi pregunta y se mete una galleta en la boca.

—Como siempre. ¿A qué este madrugar? Pensé que estarías en la cama hasta tarde.

—Me ha despertado un puñetero pájaro. –Le digo y él sonríe infantil con sus dientes sobresalientes de entre toda su dentadura. Yo le retiro la mirada y sigue hablando.

—He oído un ruido antes. ¿Ha pasado algo?

—No. –Digo quitándole importancia y él me devuelve una mirada desinteresada—. ¿Qué planes tienes para hoy? –Le pregunto algo ilusionado con que pueda colaborar en algo que sea salir al exterior y él me mira encogiéndose de hombros.

—Sacar la basura. –Dice a lo que yo asiento, conforme.

—¿No vas a hacer nada más?

—Descansar. Ayer por la tarde estuve transportando obras desde el laboratorio al almacén en el taller y tengo los brazos molidos. –Me dice a lo que yo bajo la mirada soltando un “Hum” evidentemente decepcionado—. ¿Por? –Pregunta y mientras yo niego con el rostro, quitándole importancia, se oye el sonido de unos pasos acercarse a través del pasillo que me hacen sobresaltar en el asiento. Yoongi aparece por la puerta del salón y nos mira a ambos con el ceño fruncido y un ojo aun cerrado. Suspira largamente y se encamina al sofá cayendo a plomo y encogiéndose en posición fetal mientras le da a algún botón en el mando a distancia. JungKook se le queda mirando con una mueca seria y después me mira a mí con gesto curioso—. ¿Qué le pasa a este? –Me susurra a lo que yo me encojo de hombros no querido reconocer los motivos de su comportamiento, a lo que Yoongi le oye y mira mi gesto, despectivo.

—Que este gilipollas me ha despertado. –Dice señalándome con el mando distancia a lo que yo miro a Jeon avergonzado y le sonrío sin saber muy bien por qué. Este me devuelve una mirada entre curiosa y divertida. Ambos miramos a Yoongi—. Para no sé que de salir a comer. Como si no hubiera comida aquí…

—Es que quiero que me dé el aire. Sé que tu estas acostumbrado a estar encerrado pero yo no aguanto… —Yoongi me mira serio y Jeon nos mira alternativamente.

—Cállate. –Me dice serio queriendo cortar la conversación pero Jeon interviene.

—¿Quieres desayunar algo, Yoongi? –Le pregunta este y Yoongi niega con el rostro rescatando de la mesa un paquete de cigarrillos que se sorprende al verlo vacío y rebusca alrededor, a lo que JungKook rescata disimuladamente uno empezado que hay a nuestro lado y se lo esconde—. ¿No quieres un zumo? ¿Algo de chocolate? –Yoongi refunfuña y acaba asintiendo, mientras le señala el frigorífico.

—Un zumo de naranja, por favor. –Dice  lo que Jeon se levanta tranquilo a coger un vaso y servir zumo en el interior pero yo vuelvo a captar toda la atención de Yoongi.

—¿Entonces qué me dices? ¿Salimos a dar una vuelta o no?

—Puff… —Refunfuña este y no sé si es una señal de desesperación por mi insistencia o solo una mera expresión de que está pensando.

—Solo dar una vuelta por Cheonggyecheon* y comer en un sitio por ahí cerca. Después volvernos y punto…

—¿Y por qué no te vas con él? –Señala a Jeon y yo le miro serio.

—Jeon tiene que descansar. Vamos hyung…

—No sé. –Dice serio y yo me muerdo el labio inferior.

—Te dejo ponerte algo de mi ropa, si quieres… —A mis palabras se gira a mí y Jeon le lleva el vaso de zumo, atento a nuestra disputa. Yoongi se gira de nuevo a la televisión.

—¿Y para qué quiero ponerme tu ropa? –Me dice despectivo y yo levanto una ceja.

—Te recuerdo que el pijama que llevas es mío…

—¿Quieres que te lo devuelva? –Me dice mientras se yergue en el sofá y comienza a desabrocharse los botones a lo que yo me pongo nervioso negando con una de las manos.

—¡No me distraigas! ¿Salimos o no? –Pregunto y Kook vuelve a intervenir.

—Sal con él. –Le dice a Yoongi—. No quiero que me dé la paliza toda la mañana, que quiero leer un rato…

Yoongi nos mira a ambos alternativamente y yo levanto una de las cejas en señal de interrogación ante su posible respuesta. Acaba por suspirar exasperado y se tumba de nuevo en el sofá, mirando hacia la televisión.

—En una hora, que quiero ducharme. –Dice y yo sonrío, victorioso.

 

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*Cheonggyecheon (Hangul: 청계천) es un espacio moderno de recreación público en el centro de Seúl, Corea del Sur. Con 8.4 kilómetros de longitud, este proyecto de renovación urbana está situado sobre un arroyo que, por el rápido milagro económico coreano que el país tuvo tras la Guerra de Corea, tuvo que ser cubierto por infraestructura de transporte. El proyecto fue inicialmente objeto de críticas, ya que su costo se estimaba en 900 millones de dólares; pero tras su apertura en 2005, con un costo de aproximadamente 281 millones de dólares, se ha vuelto popular entre los residentes y turistas.

 

 


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