DESDE EL ORFANATO [PARTE II] (Jimin x V) - Capítulo 8
Capítulo 8
Jimin POV:
Aquella noche, después de que nuestra
madre nos reprendiera durante horas, papá llegó a casa y fue informado de la situación
de inmediato. El dedo acusador de nuestra madre nos señalaba como criminales,
nos miraba con odio y rabia o al menos así lo recuerdo yo. Tae a mi lado
parecía tranquilo a la hora de cenar.
—No quiero que volváis a hacer nada
parecido. –Decía serio y autoritario nuestro padre. Yo miraba cabizbajo el
plato sin levantar la vista en absoluto y nuestra madre igual. Probablemente
metida en su propio universo. Me gustaría pensar que se estaba culpando de la
situación que ha provocado pero me temo que su conciencia y moral de buena
esposa no se lo permite. No ve más allá de la buena imagen de su marido a su
lado.
—Pero papá. –Tae habla a mi lado algo
confundido—. Pero mamá y tú os besáis y no pasa nada.
—Tu madre y yo somos hombre y mujer. Y
mayores, estamos casados hijo.
—Pero yo quiero casarme con hyung.
–Refunfuña y me veo obligado a detener su estúpida excusa.
—Taehyung… —susurro para que solo él me
oiga pero mi súplica se ve amortiguada por la voz de mi padre.
—¡Deja de decir estupideces! Cuando seáis mayores
os casareis con mujeres como yo hice con vuestra madre. ¡No hay más que hablar!
—Pero papá. –sigue insistiendo.
—¿No has oído a tu padre? –Pregunta mamá.
—No es justo. –Tae golpea la mesa haciendo
que la copa de mi padre, llena de su carísimo vino se derrame en la suculenta
comida que le ha preparado mamá.
—¡Basta! ¡Me he cansado de estupideces!
Él se levanta de su asiento con pasos
agitados y se dirige a la silla de Tae a mi lado para agarrarle del brazo y
llevárselo consigo a un cuarto cercano. Jamás había pasado nada parecido y todo
mi corazón dio un vuelco cuando oí el primer grito de TaeHyung rogando por su
vida. Me giré en la silla mirando la puerta cerrada y escuchando como de allí
los lamentos de mi hermano lloraban por mi nombre.
—¡Jimin! ¡NO! ¡No me pegues papá! –Le
hablaba ahora a él.
Todo mi cuerpo tiembla y no puedo
evitarlo. Como tampoco puedo evitar sentirme rematadamente culpable por la
situación. Si yo hubiera detenido esto, si no hubiera sido tan idiota como de
creer que lo que hacíamos no era más que algo inocente. Es cierto que él
necesitaba disciplina pero no de esta manera.
Miré a mi madre que hundía su rostro entre
sus manos con leves compulsiones en sus hombros, sin duda lloraba pero no sirve
de nada porque no se levantó para evitar lo que estaba sucediendo. De repente
la distancia entre yo y la puerta donde estaba mi hermano se hacía
terriblemente enorme.
—Mamá… —susurré pero ella no me oyó. Las
súplicas de mi hermano llenaban sus oídos al igual que los míos. Aún los oigo en
mi cabeza. Creo que jamás sentí tanta impotencia hasta ese momento. Quería
levantarme de allí y ayudarle a pesar de ser yo quien recibiera los golpes.
Quería golpear a mi madre por no hacer nada en absoluto y a mi padre por
creerse con la autoridad de castigar el sentido de justicia de mi hermano.
Prender fuego a la casa y salir corriendo
agarrando la mano de Tae. Huir lejos. Pero ¿qué hice? Nada, nada en absoluto.
…
—Hyung,
debiste hacer algo. –Me reprende
Jungkook.
—Lo sé. –Asiento cabizbajo—.
Pero fue la primera vez que presencié aquello. Me quedé paralizado Jungkook. –Me
justifico de una manera ruin.
—Ya… hubo
muchas más… —Niega con la cabeza rememorando escenas
deplorables.
—La imagen
que tenía de papá hasta ese momento cambió radicalmente. Igual que la de mamá.
—No es eso lo
que decías cuando te enchufó en su empresa y te prometiste con esa furcia.
—Perdóname
Kookie. Yo sabía que teníais razón pero algo no me permitía dárosla.
—Siempre
fuiste el mayor, el más maduro, el más inteligente. Pero algo te pasó para que
cambiases tanto.
—Tenía miedo
por vosotros, y por mí. No sabía qué clase de vida nos esperaría si no hacía lo
que estaba planeado para mí. –Se calla,
entendiendo mis palabras—. Piénsalo,
ahora estarías estudiando para ser un perfecto doctor. Tae tal vez sería un
gran profesor de historia o tal vez el director de un centro escolar. Y yo,
tendría la empresa y ganaríamos mucho dinero.
—No
tendríamos que racionarnos la comida. –Sigue con mi
utopía*—. Ni pasar frío en invierno. Ni
calor en verano. Tendríamos dinero para comprarnos ropa nueva.
—Exacto, no
tendría que trabajar en algo que tanto odio ni Tae tampoco.
—Estarías
casado. Igual que Tae. –Le miro
sintiendo mi cuerpo temblar—. Cada noche
habría una mujer que sería tocada por él dándole placer. Cada día con la
intención de engendrar un hijo. –Todo mi cuerpo arde—. Yo en unos años también me casaría y follaría con una chica
completamente desconocida.
—Basta Kook.
—¿Y en las
reuniones familiares? ¿Se puede saber qué diablos haríamos sabiendo todo lo que
nos ha precedido? No podría volver a miraros a la cara, yo por tocar un cuerpo
que no sea el vuestro y a vosotros por permitirlo, cediendo de la misma manera
a unos encantos femeninos.
—Mi pequeño… —Me quiebran sus palabras.
—Creo que a
veces se te olvida porque estamos aquí. Sé que un buen estofado caliente es muy
tentador, pero déjame decirte que prefiero morir de hambre antes que perder un
segundo de vosotros.
Me canso de
sus estúpidas palabras y beso sus labios haciéndole callar.
—Mi vida, no
hay un solo minuto en el que me arrepienta.
———.———
*Utopía: Plan o sistema ideal de gobierno en el que se
concibe una sociedad perfecta y justa, donde todo discurre sin conflictos y en
armonía. Proyecto, deseo o plan ideal, atrayente y beneficioso, generalmente
para la comunidad, que es muy improbable que suceda o que en el momento de su
formulación es irrealizable.
Comentarios
Publicar un comentario