SHERLOCK (YoonMin) [PARTE I] - Capítulo 5 [Final]
CAPÍTULO 5 [FINAL]
JungKook POV:
–¿Estás
seguro de que no se habían visto antes? –Me encojo de hombros.
–Al menos eso es lo que me dijo él, pero se
respiraba un aire extraño, como si realmente esta no fuera la primera vez que
tenían contacto. No sé si habían hablado por teléfono, o se conocían de antes.
Pero algo muy raro había entre ellos. Simplemente creo que son paranoias mías,
pero, tal vez, ambos fueran iguales. Es decir, ambos sin necesidad de
conocerse, se comprendían. ¿Nunca le ha sucedido? ¿Qué acaba de conocer a una
persona pero es como si la conociera de toda la vida? Pues algo así había entre
ellos. Era incluso más fuerte, no quiero decirlo pero creo que incluso se
necesitaban el uno al otro.
–Eran
simplemente eso, locos.
–Asiento aunque decepcionado–. ¿Volvieron
a verse después?
–No, que yo sepa. Pero sí se estuvieron
mensajeando. Fue… extraño. Esto pasó hace cuatro días y ahora que lo pienso,
tiene sentido.
Hace cuatro días estábamos ambos en el salón.
Yo con un libro en las manos, leyendo a la luz de una de las lámparas de pie y
él sentado tan esperpénticamente en la butaca como siempre preparándose una
pipa. Solía fumar de noche, había cogido ese hábito. Aquél día apenas habíamos
hablado y normalmente, era costumbre que fuera yo quien empezara las
conversaciones pero él no se veía muy receptivo y a mí no me apetecía hablar.
Sin embargó, habló.
–¿Sabes? Es imposible jugar una partida de
ajedrez sin sacrificar algún peón. –Levanté la vista del libro aturdido por sus
palabras. Le hice repetirlas porque no había escuchado nada y cuando las
repitió, le mire en silencio varios segundos contemplando como con los labios
fruncidos metía el tabaco en el hueco de pipa. Siempre ponía la misma
expresión. Siempre con los pies en alto. Todo era normal pero sus palabras no
lo eran. Su tono tampoco, era un tono solemne.
–¿Y esto a qué viene?
–Solo quería decirlo. Nada más. –Asentí y miré
el libro pero él volvió a hablar–. Los peones siempre se llevan lo peor.
Intentan proteger a un rey que apenas puede moverse. No tiene el más mínimo
poder y sin embargo, es imprescindible. ¿No es irónico? –Asiento pero él
niega–. No lo es. Es perfecto. Si el rey tuviera poder, lo sacaríamos a la
mínima para contraatacar, poniendo en riesgo su vida. Es mejor que parezca una
mera pieza más para no tentarnos a usarla. Lo rodeamos de torres y caballos
para que sean ellos quienes caigan cuando vengan a por él. –Me miró serio–.
Jeon, perdóname por arriesgar demasiado la vida de mi rey. –Fruncí el ceño pero
antes de poder decirle nada más su teléfono móvil sonó en la mesilla a mi lado
en el sofá y rescaté su móvil pero él no lo quería. Estaba demasiado
concentrado encendiendo la pipa–. ¿Qué es?
–Un mensaje. –Asintió–. De un desconocido.
–¿Qué pone? –Leí para él.
–“Prepara tu rey para la caída. JM”. –Él detuvo
sus gestos, asintió, y siguió fumando como si nada. Para mi esas palabras no
tenían el mínimo sentido pero ahora lo entiendo todo. Es tan complicado, me
dijo una vez. ¿Cómo iba a imaginar que él iba a ser el rey?
–Por
favor, háblame del día del incidente.
–Incidente. –Repito, masticando las palabras–.
Como sabe fue hace dos días. Era por la tarde. Yo había salido a hacer la
compra como solía hacer los viernes. El señor Min no era muy bueno para esas
cosas. Siempre estaba poniéndole pegas a todo y no soportaba las colas de la
caja. Una vez casi se golpea con un hombre. Tuve que detenerlos.
–Por
favor, céntrate.
–Lo siento. Es ahora cuando los recuerdos me
acosan. Disculpe. Yo llegaba cargado de bolsas a casa, le había dejado dentro
por eso cuando llegué a la puerta toqué el timbre, pues se me hacía muy difícil
dejar las bolsas y sacar las llaves del monedero. No era la primera vez que
estando en casa no me contestaba, incluso habiendo escuchado de antemano el timbre.
Por lo que con un resoplido enfadado dejé una de las bolsas en el suelo y saqué
las llaves. Entré soltando improperios. ¡Maldita sea, Yoongi! ¿No puedes
levantar tu culo de…?
La imagen que se presentó ante mis ojos, ya la
conoce. Su cuerpo caído en el suelo, en una postura totalmente extraña, como si
su muerte hubiera sido de todo menos sosegada. Una muerte dolorosa, agónica. En
el suelo cerca del sofá. Unos metros más allá, cerca de la butaca donde se
sentó Jimin, el cuerpo de este también en una postura parecida. Recuerdo sus
ojos, sin vida, mirando a la nada mientras un poco de espuma salía de su boca.
En su mano, un pequeño frasco con un olor amargo. Veneno.
El alma se me partió y tras comprobar que no
tenía pulso rompí a llorar, dirigiéndome a Jimin para comprobar que,
efectivamente, estaba también muerto. No sabe cuánto dolor me causó ver a
Yoongi así, tan pequeño, tan indefenso. Habían muerto. No. Se habían suicidado
juntos y la escena, lejos de ser romántica o enternecedora, era espantosa. Parecían
dos locos sucumbiendo a la locura. Realmente, no sé qué decirle al respecto. Me
hubiera gustado saber qué hablaron pero, si los conozco bien, juraría que
llegaron, y sin mediar palabra, se bebieron el veneno. ¿No cree? Ya da igual.
El resto ya lo sabe. Llamé a la policía, se
presentó allí y con un par de datos, concluyeron que había sido un suicidio.
–Dígame,
¿cree que están mejor así? –Frunzo el ceño.
–¿A qué se refiere?
–Tal
vez con su muerte hayamos salvado muchas vidas.
–Puede ser, pero de mis labios no va a salir
que preferiría a YoonGi muerto. –Suspiro amargamente y me llevo las manos al
cabello.
–Eran
dos dementes, es mejor así.
–El policía sentencia la conversación y está a punto de salir cuando me mira y
me habla, de forma paternofilial–. Ambos
cuerpos están en la morgue, en la última planta. No se les va a hacer autopsia
porque el fiscal del caso no lo considera necesario. Ningún familiar se quiere
hacer cargo de los cadáveres. Tal vez el estado se haga cargo. No sé. Si quiere
ir a verlos, vaya. –Asiento y me incorporo saliendo con él por la puerta.
Pasillo adelante encuentro el ascensor y me
acerco para llamar con un dedo silencioso al botón y espero con las manos en
los bolsillos de la chaqueta a que el ascensor llegue a mí. Cuando lo hace me
adentro y bajo a la última planta antes del parking subterráneo. Aquí el
pasillo parece más tenebroso y artificial, pues no hay una sola gota de luz
natural. Solo los fluorescentes del techo me indican el camino y avanzo
topándome con diferentes puertas hasta que me topo con una en donde pone
“Morgue” en una placa de metal. Me acerco a la puerta para ver a través del
cristal en esta a un señor en el interior sentado en un escritorio blanco, como
el resto de las paredes y techo, escribiendo algo. Entro sin llamar y el simple
sonido de la puerta le avisa de mi presencia. Es un señor mayor, cano, con ojos
entrecerrados y ocultos por unas gafas redondas.
–¿Sí?
–Me gustaría ver al señor Min Yoongi, y al
señor Park Jimin, si no le importa.
–Claro. ¿Familiar?
–Amigo.
–Vaya, lo siento. Mi pésame.
–Gracias. –Aun con las manos en los bolsillos
avanzo y cojo aire para ver como el señor se levanta y se acerca a uno de los
grandes cajones metálicos en la pared frente a la puerta, lee un momento el
pequeño letrero en uno de ellos y lo abre, mostrándome el cuerpo de Park Jimin,
muerto. Abre también el de al lado y aparece YoonGi. El señor me mira y se
inclina.
–Os dejo a solas. Lo siento, nuevamente.
–Muchas gracias. –Digo y cuando le veo
desaparecer por la puerta me acerco lentamente tan solo al lado de YoonGi y me
quedo unos segundos mirando el cuerpo muerto, desnudo, completamente pálido e
inerte. Le miro de arriba abajo soportando con todas mis fuerzas el nudo en mi
garganta. Muerdo mis labios y sin moverme, recorro con los ojos desde el pelo
hasta los pies. Pasando por sus ojos cerrados, por sus pálidos labios, con la
forma de su barbilla, por su cuello, su pecho, su vientre, su sexo. Todo él
está frente a mí pero nunca antes me había sentido tan extraño frente a él. Le
hablo, como si nada–. Maldito, ¿por qué me has dejado solo? ¿Hum? ¿Dónde está
el Min YoonGi que podía con todo? ¿Hum? Nunca te lo dije, pero me sentía muy
orgulloso cada vez que resolvías algún caso, o cada vez que acallabas al jefe
de policía con tu palabrería. –Suspiro y miro al hombre a su lado. Una
complexión fuerte pero no corpulenta. Músculos duros, facciones dulces. Sus
labios que antes los vi jugosos, ahora están simplemente muertos. Chasqueo la
lengua–. Bueno, espero que estés donde estés, tengas una mejor vida que aquí.
¿Eh? Y no te juntes con este en el infierno, no vayas a liarla de nuevo. –Miro
a Jimin y muerdo mis labios, dejando correr una lágrima. Se me corta la voz y
me niego a seguir hablando llevándome el dorso de mi mano a mis ojos. Me froto
y cojo aire.
Estoy a punto de marcharme pero veo algo
extraño en su cuello. Una cicatriz. Pequeña. Muy pequeña. No recuerdo haberle
visto antes eso y cuando llevo allí mi dedo índice, olvidando todo frío
contacto con el cadáver, la cicatriz se hace más grande, como si fuera una
doblez en su piel. Cojo con el pulgar y el índice su piel y tiro de ella muy
débilmente, pero se rompe. Se parte y me muestra debajo otra piel. Una más
pálida incluso. Medio verdosa. Tiro sin resistirme a ello y poco a poco se me
muestra otro rostro diferente debajo. El rostro de un desconocido que no había
visto en la vida. Una mala pasada. Una jugada maestra. Había sacrificado a un
peón vestido de rey. Mis manos tiemblan y con la máscara medio retirada me
encamino fuera gritando, con el pulso acelerado y las lágrimas brotando de mis
ojos.
–¡Doctor! ¡Doctor!
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💬 Gracias por llegar hasta aquí. Esta es
la primera temporada de dos. (Si quieres seguir leyendo la continuación de esta
historia, puedes continuar directamente con el primer capítulo o acceder al índice
de capítulos en el enlace que te dejo aquí): "Sherlock
(YoonMin) [Parte II]"
Espero que esta historia te haya gustado
y estés preparado para una nueva temporada. Disfruta.
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