SHERLOCK (YoonMin) [PARTE II] - Capítulo 1


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💬 Gracias por animarte a leer este fanfic. Comunico aquí que esta es la segunda temporada de dos. (Si quieres seguir leyendo te aconsejo que leas primero la temporada uno): "Sherlock (YoonMin) [Parte I]"

Si ya leíste la primera parte, espero que te haya gustado y estés preparado para una nueva temporada. Disfruta.

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CAPÍTULO 1

 

JungKook POV:

 

De nuevo me encuentro en esta sala. Es una sala no muy grande, oscurecida por la pintura gris de las paredes y los fluorescentes proyectan una luz tenue sobre toda la estancia, pero sobre todo, cae sobre mí y sobre la mesa en la que me encuentro sentado. El olor es el mismo que la última vez, pero están acentuados el olor a cigarrillo, a café de máquina y a cerrado. Huele un poco a humedad y a polvo acumulándose por todas partes. A mi cabeza acuden frases que Yoongi ha dicho sobre el polvo durante mucho tiempo. Acuden como flechas de recuerdos que se clavan en mi nuca, reproduciendo esos momentos. El sonido de su voz es en cierto modo reconfortante y puedo sentir su expresión desinteresada al decirme: “El polvo es lo más importante en la escena del crimen, es lo único que no se puede recolocar” “No limpies mi mesa de trabajo, si quitas el polvo me desconcierto”.

Suelto un largo suspiro mientras me miro las muñecas esposadas. Esta es la mayor diferencia desde la última vez que estuve aquí plantado, estas malditas esposas aferradas a la mesa a través de una pequeña cadena. Aun no me ha surgido la necesidad pero de tener que rascarme la nariz tendría que inclinar el rostro en dirección a mis manos y eso es un gesto demasiado humillante, demasiado cómico como para que yo lo represente. Por otra parte no osaría tocarme la cara con estas manos manchadas de sangre. Están bañadas en sangre hasta las mangas de mi camisa. Mal día para haberme puesto una camisa blanca. Sin embargo no es la única parte en donde la sangre se hace notar en mi cuerpo. A través de mi torso también hay salpicaduras y grandes manchas de sangre y probablemente en algún momento me haya tocado el rostro con las manos manchadas y haya dejado huellas de mis dedos por toda mi faz. Hay un pequeño espejo a mi derecha, que seguro es una ventana que da a una salita donde están visualizando cada pequeño movimiento que haga, pero evito desviar la mirada. Imaginarme cubierto de sangre ajena me hace sentir mareado.

La puerta de la entrada suena haciéndome dar un respingo mientras que entra un policía conocido. Un policía que en otro momento me recibió de la misma forma en el mismo lugar. Siento un terrible deja vú zarandeando por un vértigo, dada la apariencia que porto. Yo estoy a punto de ponerme en pie para recibirle, pero me contengo en el último momento puesto que no sería cómodo con las esposas ni tampoco quiero parecerle amenazante, puesto que mi indumentaria no es la más adecuada para recibir a nadie. Tampoco estoy en mi casa ni él está aquí de forma voluntaria. Cuando se sienta delante de mí en la mesa pudo ver que su apariencia no ha cambiado nada desde la última vez que le vi. Apenas ha pasado un mes desde que en esta misma sala me tomaron declaración por el suicidio múltiple de Min Yoongi y Park Jimin, pero hoy, no estoy como testigo, sino como autor de un crimen.

—¿Ya le han dicho sus derechos? –Me pregunta dejándome levemente aturdido y yo niego con el rostro—. Muy bien, tiene derecho a guardar silencio, cualquier cosa que diga puede ser usado en su contra y si no cuenta con la presencia de un abogado, se le adjudicará uno de oficio.

Yo me quedo mirando como la luz de los fluorescentes se refleja en las partes de su cabello que ha comenzado a clarear y en su vestimenta. Porta una terrible corbata a rayas negras y marrones con el nudo levemente desajustado. Lo ha hecho para desabotonar el primer botón de su camisa. Parece levemente sofocado y el resto de su traje no parece muy arreglado, ni siquiera parece que se haya podido planchar la camisa. La última vez que estuve aquí no lo pensé, pero ahora estoy más seguro de que este hombre no solo no está casado, sino que no tiene tiempo siquiera para echar un polvo.

—Conozco mis derechos. –Le digo mientras me mira con rostro serio. Él es el mismo que la última vez pero en su expresión noto un ligero cambio. Cuando fue paternofilial conmigo la última vez, hoy se muestra mucho más frío y distante. Claro está, yo soy un criminal.

Muy bien. –Dice—. Jeon Jungkook, se le acusa de haber matado al conocido criminal Park Jimin. También es culpable de colarse en las instalaciones forenses de la agencia de investigación policial con el objeto de buscar pistas sobre el paradero de Min Yoongi y Park Jimin, y cómplice de la desaparición de Min Yoongi.

—Lo sé. –Le digo mientras le echo una rápida mirada de arriba abajo—. ¿Sirve de algo decir que no era mi intención matar a…?

No. No sirve de nada. –Me corta—. Si no le importa, me gustaría que me relatase lo que ha sucedido. ¿Cómo mató a Park Jimin?

—Con un revólver. El revólver de Min Yoongi. Le disparé dos veces en el pecho, pero rápido acudí a reanimarlo. De eso, las manchas de sangre en mi cuerpo. Pero no lo logré. Una de las balas le dio en el hombro, pero la otra le atravesó un pulmón. Murió ahogado en su propia sangre.

—¿Lo dice usted con mucha frialdad? –Dice mientras me mira entrecerrando los ojos, sospechoso de mis palabras.

—Créame, no estoy orgulloso de haber arrebatado una vida, pero era Park Jimin. ¿Me comprende?

Lo entiendo. –Dice mientras suelta un largo suspiro—. ¿Podría decirme por qué está encubriendo a Min Yoongi? –Me pregunta.

—No lo hago. –Le digo, serio.

—¿Seguro? Yo creo que fue él el que disparó y que usted está cargando con el muerto… —Suspira—. ¿Por qué no le ha dicho a la policía dónde se encuentra? Tal vez su versión de los hechos pueda confirmar o desmentir sus palabras.

—No es que no quiera decirles dónde está. Simplemente, no sé donde está. –Digo soltando un largo suspiro decepcionado. La imagen de su marcha aun me duele y yo acabo negando con el rostro—. Creo que no me perdonará jamás lo que hice.

—¿Por qué se coló en las oficinas y en los laboratorios…? –Me pregunta y yo levanto la mirada un tanto tocado aún por los acontecimientos. Apenas hace dos horas estaba con el cuerpo inerte de Park Jimin en mis manos mientras la mirada de Yoongi me atravesaba el cráneo con un odio que jamás había podido percibir de nadie. Me duele la cabeza y siento repentinas náuseas si me pongo a pensar en el hecho de que la sangre de un psicópata ensucia mi ropa. La sangre de un hombre al que he matado. Palidezco y suelto un largo suspiro intentando calmar mis pequeños brotes de ansiedad que suelen saltar a mí cada vez que siento el recuerdo del pulso Park Jimin desapareciendo debajo de mi peso. ¿Necesitas agua? –Me pregunta y yo niego con el rostro mientras carraspeo y miro a todos lados, no sabiendo cómo contestar a todo lo que implica su pregunta.

—Es una larga historia.

Solo ha pasado un mes desde que has estado aquí. –Dice—. ¿Tan larga va a ser?

—Más de lo que cree. Ha sido un mes, pero para mí ha sido casi como un año entero. O más.

Entonces te traeré un vaso de agua. –Dice mientras se levanta de la silla delante de mí y desaparece por la puerta mientras que yo me quedo a solas de nuevo con mis pensamientos.

Estoy seguro de que el vaso de agua no es más que una excusa para salir a hablar con aquellos que me miran desde el otro lado del espejo. Puedo oír sus pensamientos a través de la pared, puedo sentir miradas penetrantes clavándose en mis facciones. Desde que Min Yoongi desapareció de mi vida me he vuelto mucho más maniático, metódico y terriblemente puntilloso. Es como si hubiese absorbido parte de su personalidad al marcharse, como si hubiese podido comprender parte de su persona y esta hablase a través de mí. La tediosa tarea de buscarle me ha supuesto desarrollar mi ingenio y recuerdo la última vez que estuve aquí con desprecio y asco. No consigo acordarme bien de aquello, pero sí sé que de haber sido hoy, no habría osado presentar declaración, pues yo nada tenía que ver con aquello y mis palabras probablemente solo crearon una imagen de Min Yoongi aparentemente desequilibrada y paranoica. Mis actos de hoy tampoco han sido elogiables, pero al menos puedo decir que no me arrepiento del todo de lo que he hecho, por no hablar del hecho de que acato con orgullo la responsabilidad de mis actos, pues he sido yo quien ha llamado a la policía.

Cuando el policía regresa lo hace con un pequeño vaso de plástico lleno de agua mineral y me lo ofrece. Yo bebo a duras penas de él con ambas manos esposadas y con una expresión algo cansada. Cuando él se sienta de nuevo delante de mí trae una pequeña libreta en donde se dispone a apuntar lo que yo diga, o al menos, esa parece ser su intención. De seguro que no lo necesita, pues no me pasan desapercibidas las cámaras que hay detrás de mí, las cuales de seguro que llevan micrófono incorporado.

Puedes empezar cuando quieras.

—Está bien. –Digo con un largo suspiro—. Aun estoy un poco conmocionado por todo lo sucedido hace unas horas. ¿Sabe? –Le digo, mordiéndome el labio inferior—. Tal vez llegue a contradicciones, y hay cosas de las que no me acuerdo muy bien.

No te preocupes, si hay algo que me escama, te lo diré.

—Vale. –Suspiro y jugueteo con los dedos—. Las cosas comienzan en el momento en que terminé mi declaración hace un mes, aquí, en esta sala. Como sabrá yo fui a la morgue para ver los cuerpos. Deseaba despedirme de Min Yoongi aunque hubiese sido un dolor de cabeza perpetuo durante mucho tiempo. Era mi amigo, mi compañero de piso y mi mejor inspiración para escribir. Por ello, al acudir allí y comprobar que no eran más que dos hombres disfrazados de criminales alerté rápidamente al dueño de la morgue, pero este me dio largas durante varios minutos hasta que le enseñé los propios cuerpos enmascarados. Entonces yo mismo acudí en su ayuda, pero cuando regresamos a la morgue, el médico había desaparecido. Como ya sabrá, fue investigado y llevado a la cárcel por intrusismo y relaciones con mafias de personas. Él fue el ayudante de Park Jimin para hacerse con dos cuerpos y fue el que, a su vez, redactó los informes de las autopsias, dando por finalizado el trabajo de Park Jimin. Este no declaro más que lo básico para que ustedes se diesen por satisfechos, pero a mí no me bastaba saber que él había colaborado en una trama criminal. Yo necesitaba a Min Yoongi. Deseaba oír de sus labios que se había ido por voluntad propia y que estaba bien. Saber que él podía estar vivo después de haberme topado con su cadáver es como despertar de un letargo de infinito dolor.

Por eso me puse en busca de Yoongi.

 

 

 

 

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