PALABRAS CIEGAS (YoonMin) - Capítulo 15
CAPÍTULO 15
Jimin POV:
El olor de todos los alimentos cada uno en
cuencos diferentes se mezcla en mis fosas nasales. Los colores tan diversos y
variopintos se combinan junto con el blanco y negro de los cuencos en los que
los alimentos están sujetos. El sonido de los palillos chocando entre ellos y con
los bordes de los platos hace una maravillosa orquesta junto con el resto de
sonidos del restaurante en donde los camareros van de un lado a otro y las
personas hablan animadamente. Es de día pero la luz es tibia y no molesta, pero
tampoco es algo que me ayude para ver los rostros más lejanos en el local. Es
sin embargo agradable porque para la conversación que tengo con YoonGi es
suficiente.
Le miro de arriba abajo y me fijo en que se ha
cambiado de ropa antes de salir de casa. Antes estaba tan solo con ropa cómoda
y vaporosa, simple y delicada, pero ahora se ha puesto un jersey de lana fina
que le queda tremendamente bien. Me recuerdo a mi esposa mientras mira las
revistas de moda añorando ser así. Yo añoro la naturalidad con la que YoonGi se
desenvuelve y cuando se siente incómodo por mi mirada, me aparta el rostro
sonriendo. Yo sonrío también y sigo comiendo un poco de carne de uno de los
platos.
–No hacía falta tanta comida, sé que tienes
problemas económicos…
–No te preocupes por eso. Puedo permitirme
darnos de comer por hoy. –Asiente sonriendo y le veo coger un trozo de pollo
rebozado y llevarlo a su boca para apoyarse después en sus manos y mirarme
descaradamente haciéndome sonrojar. Muerdo mis labios y él me guiña un ojo con
lo que da terminado el juego si prosigue con la comida–. No sé nada de ti pero
me agrada estar contigo.
–Sabes mucho más que muchos otros que me han
conocido por más tiempo.
–¿Eso es bueno? –Se encoge de hombros.
–Quien sabe. –Sonríe–. Cuéntame de ti.
–¿Qué quieres saber? –Acerco el vaso de cerveza
y doy un leve trago sintiendo el amargor inundarme.
–Tus gustos, tus aficiones.
–Hace mucho que no tengo de esas cosas… He
dedicado mucho esfuerzo a cuidar de mi mujer, a trabajar para conseguir un piso
y una vida.
–Y ahora que tienes la vida, no la puedes
disfrutar. –Termina mis palabras.
–Exacto.
–Eso es injusto… –Se lamenta pero yo me encojo
de hombros mientras cubro con soja una porción de carne.
–Es lo que he elegido, al fin y al cabo. Tengo
que acarrear con mis actos. –Asiente.
–Está bien, entonces háblame de lo que solías
hacer antes. Ya sabes, ¿jugabas a algún deporte? ¿Leías algo…?
–Me gustaba ir a la piscina. –Asiento
recordando, con una gran sonrisa en mi rostro–. En Seúl no hay playa y siempre
la añoré cuando me mudé allí así que me apunté a una piscina municipal e iba
dos veces por semana. Era bueno para el estrés.
–Eso es bueno. Tal vez debiéramos ir a la playa
mañana. ¡Sí! Eso es. Mañana iremos. –Dice más para sí mismo que para mí y
tampoco me deja opinar, pero me encanta que por una vez alguien quiera
satisfacerme en mis necesidades.
–¿Mi opinión no cuenta? –Le pregunto mientras
me llevo la cuchara repleta de arroz a los labios pero él no me mira. Apenas se
esfuerza en la respuesta mientras hace un puchero y se encoge de hombros.
–Mientras estés en mi casa, yo decido. Además,
no vas a poder negarte.
–¿No hace demasiado frío aún?
–Nah, tampoco vamos a nadar. Solo dar una
vuelta, ¿sí? Te hará bien… –Asiento y le miro sonriendo.
–¿Seguro que está bien que me quede contigo? Sé
que tu trabajo no te pone problemas ni nada, pero, digamos… ¿no tienes amigos
que reclamen tu tiempo? ¿Novia?
–No te preocupes por eso. No soy bueno teniendo
amigos.
–A mi me parece que eres el mejor. Me siento
muy a gusto contigo.
–Tal vez, lo correcto sería decir, no soy bueno
conservando amigos.
–Oh… ¿Algún caso en especial que el señor Min
quiera revelarme?
–Nada en especial, la verdad. Simplemente me da
pereza conservar amistades que no me proporcionan la necesidad de continuar.
–¿Qué es necesario hacer para que el señor Min
no me tire a la basura? –Le miro con un puchero y él se muestra avergonzado.
–No lo veas así, pobre. Tampoco es eso…
–¿Qué es lo que te gusta hacer a ti? ¿Algún
hobbie? ¿Algún vicio?
–Vicios muchos, hobbies, la verdad es que
menos. Dibujar es mi único hobbie.
–¿Y qué es de tu familia? –Me retira la
mirada–. Lo siento, a lo mejor, no debería…
–No hay problema. Ocurrió algo, hace algunos
años… Se rompió mi familia con la muerte de mi hermana.
–Vaya, lo siento mucho. No… no pretendía sacar
el tema. Yo…
–Da igual. Nunca lo he hablado con nadie.
–Si no quieres hablar… está bien.
–Aquí no. No quiero hablar de esto aquí.
–Perdóname, hyung. –Cojo su mano en la mía y me
mira con una tímida sonrisa. Triste pero muy agradable a la vista–. No quería,
no sabía…
–Contigo me hará bien hablar de ello. –Su
agarre se intensifica y me suelta para seguir comiendo. Yo le imito, con un
nudo en la garganta por el remordimiento.
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