PALABRAS CIEGAS (YoonMin) - Capítulo 10

 CAPÍTULO 10


Jimin POV:

 

Hoy el sol se muestra un tanto tímido. Es normal, la primavera, con sus características lluvias ya amenaza y aun así, el sol está ahí tras las nubes, latente a un verano que se aproxima. Por ahora hace frío y el cuerpo de mi esposa está cubierto con una fina manta sobre la cama. La manta, lejos de ser bonita, parece vieja y ajada pero ella se ha hecho a la tela y a mí no me molesta mientras no me obligue a tocarla. Ella hoy ha amanecido un poco más triste que otros días tan solo porque no nota mejoría en su enfermedad pero no tiene mala cara, incluso me he atrevido a besar sus mejillas enjugadas en lágrimas. Su mano juguetea ahora con la mía en su regazo y mientras miro fuera por la ventana que me muestra unas grandes nubes en colores oscuros y amenazantes. Extrañas, y hermosas. Desconocidas pero igual que muchas veces ya las he visto, familiares.

–¿En qué piensas? –Me pregunta GiSol mientras me mira y me veo obligado a mirarla.

–Nada.

–No tienes buena cara. –Se dice riéndose y yo sonrío también. Suelto su mano para alcanzar el periódico en la mesa y lo pongo en mis piernas cruzadas sobre la silla. Suspiro mientras paso las páginas y ella parece tener otras intenciones en cuanto al tema de conversación por lo que sigue hablando a pesar de que no la escuche con la atención que debería. O al menos con el respeto que se merece–. Nunca te lo he dicho pero no tengo palabras para agradecerte lo mucho que haces por mí.

–No hace falta, GiSol…

–Claro que sí. Cualquier otro me habría dejado por la enfermedad. Tú no, y vienes a verme siempre que puedes.

–Te quiero, amor. Estamos casados. –Le digo como si eso fuera suficiente para justificar mis actos.

–Si no lo estuviéramos, ¿me habrías dejado? –Pregunta y pienso un segundo. El suficiente para que ella exaspere.

–Te quiero. –Le digo al fin y se siente complacida por mi respuesta. A pesar de ello, sigue hablando.

–Si hubieras sabido que tendríamos que pasar por esto seguro que no me habrías aceptado como mujer, nadie quiere pasar por esto, a mí no puedes mentirme y lo sabes, a veces pienso…

Sus palabras poco a poco se van disipando en prioridad de las letras en el periódico. Una fuerza interna está abocada a ignorar los deseos y súplicas de mi esposa para fijarse tan solo en las noticias del periódico que hoy se han tornado mucho más interesantes de lo que me esperaba. Cuando menos lo deseaba, aparece lo que he ansiado durante meses. Un nuevo crimen:

 

Lee SungJi, secretaria de una empresa de telecomunicaciones de 26 años ha sido asesinada y hallada muerta en un parque nacional cerca del centro de Seúl. Tras ser violada y amordazada, le hicieron un corte en el vientre desde donde sacaron sus intestinos. No se han encontrado muestras de ADN en el cuerpo de la chica. Los familiares se reunirán en el velatorio hoy a las doce del mediodía tras que el forense determine las causas de la muerte.

No se sabe nada del posible asesino ni se conoce de nadie con quien la víctima haya podido mantener una discusión que haya llevado al criminal a matarla de esa manera tan cruel. Los familiares, destrozados y completamente perplejos ante la situación han concedido una entrevista a los policías de la que no se han sacado claras conclusiones. Algunos periodistas relacionan este caso con otros anteriores que han sucedido con características similares y de los que no se han podido obtener sospechosos, y los poco encontrados, fueron liberados teniendo una buena coartada que les respaldase.

 

–Amor. ¿Me escuchas? –Pregunta ella indignada. No sabe hasta qué punto me siento vivo en este momento que me levanto de golpe y colocándome el periódico bajo el brazo me despido de ella animado y salgo por la puerta ignorando y olvidando rápido sus súplicas para que no me marche.


 

 

 

 


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