FRENTE A LA COMIDA (YoonMin / VKook) - Capítulo 8
Capítulo 8
Narrador
omnisciente POV:
Hoy no es una manzana lo que nuestros ojos se han detenido a contemplar, sino un plato de arroz a medio comer. Vemos detalladamente cada pequeño grano de arroz, cada uno con una forma similar al de al lado pero todos diferentes. Son de un blanco pálido y pulcro. No hay nada más que arroz y de repente, se interpone en nuestra vista un par de palillos cogiendo un poco de ese arroz. Vemos como de la pequeña bolita que ha cogido se desprenden dos o tres antes de alzar el vuelo. El arroz aún humea pero al que está comiendo no parece importarle, al contrario, apenas siente el calor en sus labios y antes de que pasen cinco segundos dirige de nuevo los palillos hundiéndolos en el arroz para poder coger una mayor cantidad que antes. Lo hace rápido, seguro, y no le importa que se le caigan unos cuantos granos, porque como un resorte cuando los palillos desaparecen de nuestra vista vuelven a descender para seguir recorriendo arroz.
Es un gesto mecánico, actuado como por un inconsciente resorte que le obliga a no detenerse. Según ascendemos la mirada el rostro de TaeHyung nos sorprende con los carrillos llenos y una expresión de completa concentración con la comida. El sonido de su cuerpo al masticar es lo único que se oye en toda la sala a pesar de que otras seis personas están frente a bandejas igual que él. No les importa, a él tampoco. Los ojos de TaeHyung apenas parpadean. No parecen sufrir ningún brote sicótico pero su expresión está atenta a cada grano de comida que pierde. Hoy, en la bandeja, nos encontramos con un cuenco de arroz, otro de verduras asadas con un par de porciones de ternera cocinada. No sabemos muy bien que es pero el olor esa comida casera y muy apetecible. A pesar de ello, nadie parece de veras saborear la comida.
–Calma, come con más calma o vas a atragantarte. –Dice Jeon sentado frente a TaeHyung en la misma mesa. Este, como si le acabasen de recordar que realmente la comida se le está atascando en el esófago, coge el vaso de agua y se lo lleva a los labios para beberse de golpe una gran cantidad y seguir con la comida. Jeon, al contrario de frenarle o ayudarle, simplemente se le queda mirando con una divertida expresión de complicidad mientras TaeHyung apenas es consciente de la mirada. De repente, Jeon sonríe. Es una sonrisa apenas visible y la apreciamos con cuidado mientras aparece y a los segundos, desaparece. No podemos saber qué quiere decirnos con ella, o qué está pensando para sonreír de una forma tan dulce e inocente. Tan solo nos imaginamos que es la forma en la que TaeHyung devora el plato, lo que le hace sonreír. Jeon come normal, escogiendo bien lo que come para que su musculatura aumente y no sean grasas perdidas. La verdura ni la toca, la fruta de postre tampoco. Hoy solo comerá el arroz.
Nos alejamos para ver a NamJoon con una expresión seria frente a su plato mientras lo marea con los palillos y a un Hoseok en la misma situación unas mesas más atrás. Seguimos alejándonos, perdiendo de vista la escena principal y acabamos en la mesa en donde YoonGi y Jimin se han sentado el uno frente al otro. Al acercarnos más podemos distinguir que el rostro de Jimin está semioculto por la capucha en su cabeza. Intenta pasar desapercibido y ocultar sus ojos lloroso y el alrededor rojos por haber estado llorando. Solo nosotros y YoonGi podemos verle y al fijarnos mejor, podemos apreciar como la capucha alrededor de su cabeza la hace la cara más redonda o tal vez el llanto le haya hinchado las mejillas, pero es tiernamente adorable. Sus manos están escondidas en su regazo y su mirada ha caído al suelo. Nada le hace reaccionar cuando normalmente es en las horas de la comida cuando más activo se le ve. Ya no habla, ya no reacciona a nada y de cuando en cuando tira de su nariz para reprimir los mocos.
Frente a él, un somnoliento YoonGi mira por encima ambas bandejas de comida. Los ojos están un tanto enrojecidos pero sobre todo, dormidos. A veces idos. Con la mirada perdida. Sus labios sellados y sus brazos cruzados, con una de sus manos sujetando el brazo en donde horas antes le han inyectado el calmante. Está aún muy somnoliento. Por una vez no siente el deseo de hacerse daño, ni tampoco siente hambre. Hacía mucho que no se sentía tan calmado y sosegado. Adormilado. Atontado. Ido y muy cansado. Y sin embargo, de vez en cuando y haciendo acopio de todas sus fuerzas alza la mirada para ver a un Jimin que no reconoce, y recordar a uno que añora.
–¿Hoy no comes? –Pregunta la voz de YoonGi en un susurro y los ojos de Jimin se alzan un tanto sorprendidos y asustados. Tras pensar unos segundos, niega con el rostro, tira de su nariz y vuelve a perder la mirada en la nada–. ¿No vas a hablar de calorías? –Esta vez no obtiene respuesta. Ante la negativa a hablar cierra los ojos y toma una profunda bocanada de aire. Se muerde unos segundos el labio inferior nervioso y lleva una de sus manos a la manzana en la bandeja de Jimin. Sabe que le encantan las manzanas, y es casi lo único que come, pero hoy se ha negado a comer nada en absoluto por el espectáculo que le han hecho hacer horas atrás–. ¿Te importa entonces que me coma tu manzana? A mí no me gusta la sandía. –Dice señalando con la mirada la pequeña rodaja de sandía que le han servido a él. Por desgracia, o por suerte, no pueden elegir su alimento. Jimin mira sorprendido como YoonGi coge la manzana de su bandeja y tiene la intención de llevársela a los labios.
Jimin le da el permiso sin apartar la mirada un solo segundo y le da un vuelco el estómago cuando YoonGi le da el primer muerdo a la manzana. Hacía mucho tiempo que Jimin no veía a YoonGi comer algo sin rechistar, de forma tan libre y voluntaria. Las manos de Jimin comienzan a temblar en su regazo y los ojos de YoonGi se cierran para saborear mejor el dulce de la manzana en sus labios. Tras el primer muerdo le extiende de nuevo la manzana a Jimin y este la mira curioso y receloso.
–Vamos, come. –Jimin coge la manzana pero no la mueve de la mesa. Mira alternativamente a YoonGi y a la fruta–. Vamos, come algo, no me obligues a dártelo yo. –Jimin niega–. Yo he hecho el esfuerzo, tú también puedes hacerlo.
Con un gran suspiro y tirando de su nariz nuevamente Jimin se acerca los labios a la muesca que han dejado los labios de YoonGi y muerde a su lado haciendo crujir la manzana en su boca. Satisfecho, YoonGi se deja caer en su silla y remueve su arroz con los palillos con intención de comer un poco más. Solo un poco más pero para Jimin es ya todo un milagro y no aparta los ojos de YoonGi haciendo que este, con los segundos, se sienta más incómodo y avergonzado.
–¿Qué me miras? –Jimin niega con el rostro y sigue comiendo la manzana–. Habla. Si no hablas no es lo mismo. –Jimin saca una sonrisa por las palabras de su hyung pero niega con el rostro, sin gana ninguna de hablar. Se limita a seguir comiendo por una vez olvidando las calorías de lo que ingiere.
Algo llama nuestra atención detrás de la conversación frente a nosotros. En la mesa de al fondo TaeHyung se la levantado una vez su plato estaba vacío y lo vemos salir por la puerta seguido de la preocupada mirada de Jeon por el repentino gesto de TaeHyung. Nosotros seguimos los pasos de TaeHyung que nos conducen pasillo adelante. Sus pisadas son rápidas pero al mismo tiempo ligeras porque quiere evitar llamar la atención. La sudadera que queda unas cuantas tayas mayor que él se mueve con el caminar. Sus pasos nos han llevado al cuarto de baño al que hemos asistido la última vez.
Sus manos van desesperadas a la manilla de la puerta pero no cede, como sabe ya, pues está cerrada con llave para evitar que los pacientes se deshagan de la comida, o en el caso de TaeHyung, que la vomiten. Sin embargo él ya está fuera de control, ha pasado ya el límite del atracón y vomitará en cualquier momento bien si quiere como si no, y de pedirle a Jin que le abriese el baño, no lo hará. Tampoco le apetece volver a tener que enfrentarse con Jin en una de sus purgas, por lo que se limita a mirar por todas partes buscando el autocontrol de su propio cuerpo, pero lo que encuentra es una pequeña habitación que sirve de almacén para las cosas de la limpieza.
Se abalanza como una animal sobre el pestillo y cuando siente que cede, también lo hace su estómago. Apenas ha entrado se arrodilla frente al cubo de la fregona vacío y hunde la cabeza dentro vomitando todo lo que tiene su estómago. Ya no necesita ni siquiera meterse los dedos, su estómago le obliga a ello y vomita sin control. Dos, tres veces más y a la cuarta unos pasos se acercan por el pasillo. Podemos acercarnos fuera y ver como Jeon aparece de la nada mirando por todas partes seguramente buscando a TaeHyung con la mirada. Tan solo ver el almacén abierto ye escuchar los sonidos del vómito y las arcadas no puede evitar salir corriendo y pararse a la puerta del almacén para arrodillarse, casi instantáneamente, al lado del cuerpo arrodillado frente al cubo y acariciar el cabello para retirarlo de su frente.
–Vamos, vamos… tranquilo. Tranquilo hyung. –Con su otra mano da palmaditas en su espalda para que le sea más fácil vomitar y no se ahogue, pues ya no puede ayudarle a que deje de vomitar, es tarde ya–. Tae… shh… ya pasó… –Pasado un minuto TaeHyung escupe los restos del vómito en su boca y se pasa el dorso de la sudadera en su brazo por los labios. Respira profundo y yergue la parte superior de su cuerpo aun arrodillado en suelo, cogiendo aire. El ambiente en la pequeña estancia se ha caldeado y huele a vómito y sudor. El olor es repulsivo pero JungKook resiste mientras ayuda a TaeHyung a ponerse en pie. Una vez salen de la habitación Jeon posa su brazo alrededor de los hombros de TaeHyung con intención de ayudarle a caminar, pero este, con un golpe seco, se quita las manos de Jeon de encima y camina unos pasos hacia delante mientras Jeon se ha quedado clavado en el suelo un poco impactado por la reacción, nervioso aun por lo sucedido y con una expresión perdida. Esta expresión cambia cuando unos pasos más adelante, TaeHyung se desploma y cae al suelo como si nada. No ha sido un tropiezo ni un teatro mal ensayado. Realmente ha perdido el conocimiento.
–¡Taehyung! –Grita Jeon acercándose al cuerpo en el suelo y se arrodilla para coger el rostro de TaeHyung y mirar fijamente sus ojos ocultos por los párpados. Golpea varias veces sus mejillas pero como no reacciona le toma el pulso. Al menos está vivo–. ¡Ayuda! ¡Ayuda! –Grita nervioso, al límite de romper a sudar y llorar a la par. En su voz podemos apreciar el miedo por la situación.
Jin aparece por el pasillo, alarmado por los gritos y Jeon alza la mirada tornando su expresión algo más esperanzada.
–¡Jin! Corre, TaeHyung se ha desmayado. –Jin cae al suelo igual que Jeon hizo y le toma el pulso y le inspecciona las pupilas. Jeon intenta explicarle lo que ha sucedido a pesar de que no se sepa hacer entender por el nerviosismo–. Ha vomitado. Ahí. En el cubo de fregar. Y después, se ha caído al suelo. De la nada. ¡Jin! ¿Qué le ha pasado? ¿Qué hacemos?
–Se ha desmayado del esfuerzo, y de la falta de vitaminas. Hay que bajarle abajo, hay que ponerlo en una camilla e inyectarle suero. –Jin está aún pensando en cómo cargar con él cuando Jeon apenas se ha puesto en píe ya lleva el cuerpo de TaeHyung en sus brazos, de forma libre y voluntaria. Jin le mira satisfecho y ambos desaparecen por el pasillo mientras nosotros nos quedamos aquí mirando a la nada y aun recordando como se había caído al suelo, y ese sonido tan desagradable de su cráneo golpeando el mármol blanco del piso. Aun temblamos, y aun olemos el vómito a nuestras espaldas.
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