FRENTE A LA COMIDA (YoonMin / VKook) - Capítulo 7

 Capítulo 7


Narrador omnisciente POV:

 

Nuestros ojos miran directos a una fina tela blanca que cae desde algún punto en cascada. Las hondas de estas se mueven con una leve brisa y la primera impresión que nos da es que tal vez sean cortinas pero la luz no se refleja a través de ellas sino que procede desde un foco a nuestra derecha. Las verdaderas ventanas están a nuestra derecha. Con tan solo alejarnos un poco podemos ver a través de las finas telas blancas algo con un marco. Puesto en pie y apoyado en la pared. No vemos qué es pero no es demasiado grande, tal vez de dos metros de alto y uno de ancho. Seguimos retrocediendo hasta chocar con las personas a nuestro alrededor. Los  reconocemos a todos y todos están en fila uno tras otro, mirando a la par aquello que se oculta tras las telas. Algunos ya saben lo que es porque podemos ver el miedo en sus miradas. Otros sufren el pánico del desconocimiento.

Jin es el primero en hablar, acercándose a eso tras las sábanas.

–Pues bien, hoy haremos un juego.

–¿Juego? –Pregunta Hoseok, con ojos entrecerrados y una dura expresión de desconfianza–. No me gusta cómo suena eso.

–No es nada del otro mundo. ¿Qué creéis que tengo aquí?

–¿Un cuadro? –Pregunta Jeon con una naciente sonrisa. Hoseok no ha cambiado su expresión y NamJoon entre ambos los mira alternativamente. TaeHyung está escondido bajo la capucha de su sudadera y Jimin se muerde las uñas, cavilando.

–¿Un poster de una tía buena? –Pregunta NamJoon haciendo reír a Jeon y a Jin. Este va a decir algo pero la voz de YoonGi les interrumpe.

–Es un espejo. –Afirma. Todos parecen sufrir una repentina descarga de electricidad y se yerguen mirando directamente a aquello escondido detrás de las sábanas. Algunos llevan semanas sin verse en un espejo. Otros, años.

–¿Qué? –Comienza un barullo general–. No. no. Un espejo no.,

–¿No estaban prohibidos aquí? –Pregunta Jimin temblando.

–Nos dijeron que vernos en un espejo podría aumentar nuestra…

–No queremos…

–¡Basta! ¡Basta! –Detiene Jin el murmullo y a los segundos todos acaban en silencio pero en una tensión que se puede cortar en el aire. Jin aún mantiene una sonrisa esperanzadora y mientras se acerca al espejo, retira la sábana. Todos ellos se han encontrado con su reflejo, algunos de sopetón, otros han podido cerrar los ojos a tiempo.

–¿Nos miramos y ya? ¿Esta es la terapia de hoy? –Pregunta Namjoon nervioso pero Jin niega con el rostro.

–Siempre que os peso lo hago detrás de unas cortinas porque no os avergoncéis de vuestro cuerpo, pero hoy eso se acabó. Vais a quedaros en ropa interior y a plantaros frente a este espejo.

–¿Delante de todos?  –Pregunta Jeon y con sus ojos titilantes mira al resto de sus compañeros–. Se reirán de mí. No. No quiero…

–Jeon, nadie va a reírse de ti. Estamos aquí para que comprendáis que no pasa absolutamente nada por mostrar vuestro cuerpo. Que nadie es perfecto y nadie tiene que reírse de ello. –Sus palabras, en vez de animar a los chicos, lo único que hacen es ponerles aun más nerviosos, recordándoles sin querer que son imperfectos y que estarán bajo la mirada de otras seis personas–. Vamos, ¿Quién quiere ser el primero?

Todos retroceden un paso y los que están bajo el foco del reflejo del espejo se alejan instantáneamente. Los ojos de Jin van para el mayor, NamJoon.

–¿Te atreves? Vamos, serán solo unos segundos. –Namjoon acaba cediendo pero la presión de ser la primera víctima le pone aun más nervioso. En realidad NamJoon solo tiene miedo a su reflejo porque hace mucho tiempo que no se ha mirado en un espejo, pero inconsciente de que tiene un problema, cuando se ha quedado en ropa interior y se ha plantado frente al espejo, lo que le ve no acaba por disgustarle. Su cuerpo está delgado pero no tanto como esperábamos. Podemos ver varias de sus costillas cuando mueve sus brazos, al igual que sus clavículas, pero sus brazos no están esqueléticos ni tampoco sus piernas. Al fin y al cabo, él sí come–. ¿Ves? No ha sido para tanto. Jeon, por favor.

Pide al chico y como es de los más recientes, es al que menos le afecta ponerse frente a un espejo, pues hace apenas un mes que está aquí. Cuando comienza a desvestirse todos los ojos recaen sobre él. Primero se quita las zapatillas, después los vaqueros y lo último, la camiseta tres tallas mayor que él. Su cuerpo está terriblemente bien formado, con unas proporciones exactas, con un color de piel hermoso, con unas tentadoras curvas. Vemos cómo su rostro entristece cuando se mira a sí mismo y no puede evitar pasar la mano por su vientre, por sus pectorales. Intenta sacar músculo frente al espejo y a pesar de que nosotros vemos como se hinchan sus bíceps, él ve en su reflejo un brazo raquítico y endeble, a punto de romperse.

–¿Jeon? ¿Qué ves en el espejo? –Pregunta Jin con una naciente sonrisa en su labio pero Jeon niega con el rostro, cerrando los ojos y envolviéndose la cintura con las manos–. ¿No te gusta lo que ves? –Jeon niega de nuevo y esta vez, Jin se dirige a otro–. ¿Tú qué ves en él, Taehyung? –Este alza la mirada, cohibido por la pregunta y la baja de nuevo a sus pies, avergonzado. Es otro quien contesta.

–¿Le has desnudado a él primero para avergonzarnos al resto? ¿Hum? –Jeon mira a Hoseok triste y con ojos titilantes, sin comprender sus palabras–. Ponernos a un cachas para humillarnos no es la mejor forma de ayudarnos, ¿no crees? –Jeon comienza a vestirse de nuevo con las mejillas ruborizadas y las manos temblorosas. Cuando ha terminado Hoseok es el siguiente y comienza a desvestirse casi enfadado. Se posa frente al espejo fingiendo autoridad y valor, pero cuando acaba viéndose y reconociéndose en el espejo, su mirada cede a la realidad. Verse las piernas endebles, los brazos delgados. El vientre plano y las costillas luchando por salir a flote le rompen la expresión. Su mano llega a su rostro y acaricia sus pómulos marcados. Pasados unos segundos suspira, baja la mirada y se esconde dándole la espalda al reflejo mientras se viste de nuevo.

–¿Quién quiere ser el siguiente? –Pregunta Jin con aire infantil y juguetón pero los restantes miran desconfiados al espejo que les espera como a los presos de la Francia en guerra a la guillotina–. Vamos TaeHyung. –Este debe ser empujado por Jeon de nuevo en la fila pero al parecer, absorto como está no se da cuenta de que está frente al espejo hasta que no ve su reflejo moverse frente a él. Se mira al principio con recelo pero tras reconocerse, casi como un impulso, se deshace de la capucha y se mira más detalladamente el rostro. Se palpa las mejillas, los labios y se pasa las yemas de los dedos por el cuero cabelludo. Su expresión no ha cambiado sin embargo y sigue en ese embotamiento como si el chico al que viera no tuviera nada que ver con él. Incitado por Jin se desviste hasta quedar en ropa interior y se queda palpando la piel de su vientre. Con la yema de los dedos llega hasta la piel bajo su ombligo y aprieta ahí, tirando de ella, frunciendo el ceño por no sentirse satisfecho con lo que está presenciando. Está tan embobado que ni se da cuenta de que Jimin le mira de arriba abajo, envidioso por su cuerpo delgado y esbelto.

–Vamos, Jiminie, tu turno. –Oír su nombre le hace dar un respingo y retrocede hasta chocar con YoonGi. Este no le obliga a nada y sin embargo sentir que tiene un tope en sus pasos le aumenta la ansiedad y el miedo. Comienza a gesticular nervioso.

–No. No. No quiero. No me hagáis esto, por favor. –El brazo de Jin secuestra el suyo y le obliga a caminar frente al reflejo pero Jimin se deja caer al suelo para que el peso de su cuerpo frene el avance, pues no tiene fuerzas como para zafarse de Jin.

–Jungkook, ayúdame. –Pide Jin y este obedece un poco nervioso sujetando el otro brazo de Jimin y llevándolo frente al espejo. Cuando está ahí y se ve, casi por casualidad, comienza a revolverse y a patalear. Grita, pero sus gritos no le ayudan para convencer al doctor.

–¡No quiero verme! ¡No me hagáis sufrir más por dios! –Sus mejillas están ardiendo y sus labios a punto de estallar en el color carmesí que hay en ellos. Los ojos cerrados le impiden verse y sus manos temblorosas, sujetas por dos personas que ahora mismo para él son dos grandes sombras que le someten ante la realidad. Una tercera mano comienza a desabrocharle los botones de la camisa que trae hoy consigo. Entre tirones y pequeños y violentos gestos consiguen desabrocharla del todo. Están a punto de quitarle también los pantalones pero su llanto irrumpe en los oídos de todos y ni siquiera ha abierto los ojos. Se deja caer de rodillas al suelo y Jeon y Jin en sus brazos le sueltan porque se siente suficientemente sucios habiendo desvestido así a Jimin.

Este caer al suelo, frente al espejo. Boca abajo y con sus manos cubriéndose el pecho y el vientre. Llora con un llanto tan infantil y agudo que juraríamos estar frente a un niño maltratado. Sus lágrimas manchan el suelo, sus manos cubren su cuerpo con fuerza y celosa protección. Se encoge en sí mismo. Los ojos de YoonGi miran aterrorizados la escena y cuando los ojos de Jin recaen en los suyos, una naciente adrenalina comienza a acumularse en sus mejillas con una violencia desmesurada. Casi por instinto coge una de las sillas arrinconadas en la estancia y la interpone entre él y el resto de personas en la habitación. Ni él mismo es consciente de hasta qué punto puede seguir moviéndose con violencia. Hasta cuándo va a soportar el peso de la silla sus endebles brazos.

–¡No te acerques o juro que te parto la silla en la cabeza! –Grita YoonGi con un tono de voz que no habíamos escuchado hasta este momento. El miedo se ha mezclado con la violencia y la ira contenidas. Jin sabe que es arriesgado pedir al resto de chicos que le contengan por lo que prefiere adelantarse él primero y extender la mano a YoonGi como señal de sumisión.

–Vamos, YoonGi, tranquilízate. No pasa nada. Tan solo es una prueba más.

–¡No te acerques! ¡No me pongas una mano encima! –Mientras sigue poniendo la silla entre ambos mira de reojo a Jimin tras Jin que sigue llorando en el suelo. Nadie se acerca a consolarle, nadie le ayuda a vestirse. Nadie le hace el más mínimo caso. Es despreciable.

–Todos lo han hecho…

–¡Eres un hijo de puta! ¡Mírale ahí, llorando!

–Vamos, ¿de qué tienes miedo? –Yoongi tiene miedo de muchas cosas, demasiadas, y la actuación con Jimin no es más que una mera excusa para no ceder. Tira la silla al momento en que Jin da un paso de más y este se ve obligado a interponer los brazos por medio para no dañarse con  la silla. Cuando alza la mirada tan solo ve la puerta abierta y unos pasos alejándose a gran velocidad. Nuestros ojos salen al pasillo para ver como YoonGi, de espaldas a nosotros corre todo lo rápido que le dejan las piernas sin partirse. Cuando ha llegado casi a la mitad del pasillo unos hombres aparecen de una habitación alejada y le cazan en plena huida. Le oímos gritar, desenfrenado, con violentos gestos que intentan golpear a los enfermeros. Alguno de los golpes si consigue impactar sobre el rostro de alguno de ellos, pero los violentos aspavientos ceden en el momento en que uno de los hombres saca una inyección y se la clava en el brazo hablando con suavidad cerca del rostro de YoonGi.

–Calma, calma chico, ya pasó todo…

Poco a poco el cuerpo de YoonGi cede ante la morfina y se deja caer en los brazos de los hombres a su lado. Nuestros ojos se cierran junto con los suyos mientras nos sumimos es la oscuridad de su sueño.

 

 

 

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