FRENTE A LA COMIDA (YoonMin / VKook) - Capítulo 16

Capítulo 16


Narrador omnisciente POV:

 

El rostro de Jeon nos mira, sin vernos. Estamos sobre él y él tendido en la cama con las manos sobre su pecho, que sube y baja con el vaivén normal de su respiración. Todo su cuerpo está tumbado y pareciera que está incluso dormido, pero sus ojos abiertos nos indican que no es cierto. De vez en cuando, y si nos fijamos bien, podemos ver como su ceño se frunce levemente, presa de sus pensamientos y sus labios se deforman en una mueca desconforme. Antes de dormir ha pasado dos horas haciendo ejercicio pero ni así consigue conciliar el sueño y es a lo que está acostumbrado, a caer rendido ante el cansancio. Pero hoy no parece estar muy atento a su propio cuerpo, ni siquiera a sí mismo en general. Algo le ronda la mente como la más perversa de las cavilaciones.

Descontento y a la par, desconforme, se levanta de un salto y mira por la ventana asegurándose de que es noche cerrada. Las dos de la mañana según su teléfono. La luz que entra desde los cristales es suficiente para verle moverse alrededor. Se pone una especie de sudadera gris sobre su torso desnudo y sale en calcetines y pantalones cortos al exterior del cuarto. Se muerde los labios mientras saca la cabeza fuera y mira a ambos lados del pasillo con un nerviosismo impropio de él. Sabe que no debe salir a estas horas y menos para ir a ver a un compañero, pero debe arriesgarse y saciar sus pensamientos para poder conciliar el sueño.

Llega a una de las últimas puertas y se queda de pie unos segundos, pensativo. Le vemos con el ceño fruncido, pensando en algo que no está a nuestro alcance y a los segundos, se apoya sobre la puerta con sigilo, aun alerta porque si alguien aparece por los pasillos. Tras no escuchar absolutamente nada, se atreve a mover el pestillo y descubre en el interior a un TaeHyung sentado en la cama mirando hacia el exterior, con una mano cerca de la pequeña rendija con un cigarrillo entre sus dedos. Un cigarrillo humeante de una pequeña longitud. Cuando la luz del exterior hace presencia en el interior, TaeHyung da un respingo, esconde el cigarrillo poniéndose delante, pero tras reconocer a Jeon, deja de actuar con normalidad y muestra sin reparo como está fumando llevándose el filtro a los labios.

–¿Molesto? –Pregunta Jeon y recibe como respuesta una negativa de TaeHyung, con el movimiento de su rostro. Vemos cómo a paso lento entra en el cuarto y cierra detrás de él, caminando a paso tranquilo hasta la cama de TaeHyung donde está con una mano fuera, y una chaqueta de chándal por sus hombros, por el frío que entra en el interior del cuarto por culpa de la noche.

–¿Qué haces aquí? ¿No tienes otro hyung a quien acosar? –Pregunta TaeHyung frustrado y echa la ceniza por la ventana con un gesto de sus dedos. Jeon chasquea la lengua y sonríe, sin darle importancia a lo que dice.

–No seas así conmigo. Venga, solo quiero hablar un rato. No puedo dormir.

–Mi madre decía que cuando no podías dormir era por culpa de algo que ronda tu mente. ¿Qué te ronda la mente?

–Tú. –Dice Jeon con la mirada fija en el rostro de TaeHyung iluminado por la luz de la luna–. Tú y tu historia de esta mañana.

–Olvídala. –Dice conciso–. Haz como si nada.

–No puedes pedirme eso. –Niega con el rostro–. Algo como esto no es fácil de olvidar.

–Dímelo a mí. –Dice TaeHyung suspirando y llevándose una vez más el filtro a los labios. Ya apenas le quedan un par de caladas más.

–Perdóname. No quería obligarte a que me contaras nada. Lo siento mucho.

–No pasa nada. De todas formas, ya da igual.

–No da igual. La muerte de una madre no es algo que tenga que ver un niño de siete años.

–Lo sé. Pero, ¿Qué voy a hacerle ya? Tengo cosas peores de las que preocuparme que de la vida de mi madre, ¿no crees? Ella ya no va a volver.

–Lo sé, pero tienes razón. Es hora de centrarse en uno mismo. De salir de aquí y de tirar hacia delante. ¿Hum? –Taehyugn rió por la nariz y negó con el rostro, dándole una calada más al cigarrillo.

–Salir de aquí… –Dice tae–. Como si fuera tan fácil.

–No he dicho que fuera fácil, pero es lo que tienes que hacer.

–¿Y por donde propones empezar? Quieres arreglar mi vida, ¿no? Venga, por donde empezamos.

–Pues lo primero es detectar el problema grande, la depresión. Después los problemas que deriva de ellos, como la bulimia. Debes empezar por comer bien. No me refiero sano, sino lento, tranquilo, saboreando los alimentos.

–Es más complicado que eso. He perdido todo apetito, toda gana de sentarme frente a la comida, de saborear nada. He perdido las ganas de todo.

–Pero tu cuerpo te pide alimento.

–Sí pero mi cerebro rechaza la idea de esforzarme en sentarme frente a la comida. Por eso no como, y cuando el hambre me devora a mí mismo, me doy atracones. Cuando me sacio, rápido aparece el arrepentimiento y vómito. Y vuelta a empezar. Es así de simple.

–Pero…

–Sin tan sencillo es para ti, Jeon. ¿Qué haces aquí aun?

–¿Yo? Yo no tengo bulimia.

–No, pero tan valiente y listo que eres, seguro que superas cualquier cosa. ¿Y después? A casita de papá y mamá a seguir con tu vida como si nada.

–Yo… no sé qué haré después de salir de aquí…

–Ya somos dos. –Ambos se miran unos instantes y cuando TaeHyung no soporta por más tiempo la presión de la atenta mirada de Jeon sobre él, desvía la mirada a su mano con el cigarrillo y lo tira fuera por la ventana. Cierra esta y se acurruca más en la chaqueta sobre sus hombros. Pasan al menos unos segundos el uno frente al otro sin mirarse, pero con la necesidad de seguir hablando. Al menos por parte de Jeon.

–Seguro que algo puedes hacer con tu vida cuando salgas. Puedes retomar los estudios, o trabajar con tu hermano, donde sea que trabaje. Algo así. Eres un chico con buena presencia y estoy seguro que al menos de camarero pueden contratarte, aunque no tengas experiencia. Por ejemplo.

–¿No puedes pensar en algo así para ti? No intentes controlar mi vida.

–A mi me han controlado la vida desde que tengo memoria. Cuando salga de aquí, quiera lo que yo quiera, no voy a tenerlo. Mi padre quiere que estudie algo que a mí no me gusta. ¿Y qué me gusta? Ni yo mismo lo sé. ¿No es jodido?

–¿Has venido a darme pena?

–He venido para hablar, simplemente. –Jeon frunce el ceño–. No seas así conmigo.

–No es cosa tuya, es con todo el mundo. ¿No te das cuenta? –Taehyung mira por la ventana y se deja caer en ella–. Mira esa gente que camina por ahí, ¿los ves? –Jeon mira pero sin mucho interés–. Seguro que cada uno de ellos está mirando en sí mismos sus problemas. Esa chica de ahí seguro que está pensando que el vestido le queda demasiado apretado y muestra sus caderas, y el chico ese, seguro que no ha pagado el último mes de alquiler y le van a echar del piso. Aquella señora seguro que acaba de dejarla su marido. Todos tenemos problemas, Jeon, y como nos comprometen pensamos que son los peores de todos. Pero hay algo en común en todos ellos, seguro que la chica esa tiene un novio que la quiere tal como es, el chico ese, unos padres en quien refugiarse, y la señora aquella, un amante exquisito. ¿Lo entiendes? La vida tiene su cara mala, que son los problemas, pero la cara buena la tenemos que buscar nosotros. ¿Me veo como alguien con iniciativa a buscar? ¿Me veo con posibilidad de encontrar nada? No tengo ganas, no tengo paciencia. No tengo apetito. No tengo valor.

–Estar en una depresión es esto…

–No me digas lo qué es estar en una depresión.

–A mi me han golpeado siempre en la escuela, sé lo que es tener miedo, tener… –TaeHyung le corta.

–No. No lo entiendes. No tengo miedo. Este es el problema. No tengo miedo, no tengo ira. No tengo nada.

Jeon niega con el rostro, se cruza de brazos y al fin, decide dejar el tema, insatisfecho y con los segundos, irritado. Suspira largamente y mira directo a los ojos de TaeHyung.

–También quería pedirte perdón por el beso de aquél día. Supongo que no debí hacerlo. TaeHyung se encoge de hombros–. Pero me gustó hacerlo. Me gustas. –Se confiesa al fin. Taehyung le mira con ojos temblorosos y suspira, exasperado. Niega con el rostro–. Sé que tú no me correspondes, pero solo quería… bueno. Pues que lo supieras.

–No pierdas el tiempo conmigo, Jeon.

–Eres hetero, lo comprendo.

–No he dicho que lo sea, simplemente me da igual.

–¿Bisexual? –Pregunta Jeon con una sonrisa.

–He dicho que me da igual, tan poco me gustan los hombres como las mujeres.

–No me negarás que el beso no te gustó. Colaboraste.

–Lo hice. –Dice TaeHyung mirando por la ventana de nuevo–. Pero ¿y qué?

–Quiero repetirlo. –Dice Jeon convencido y con una sonrisa se acerca a TaeHyung, quien al contrario que alejarse, se deja hacer tranquilo. Las manos de Jeon van al cuello de TaeHyung y se posan ahí para acercar su rostro a sus labios. Ambos labios se besan y se producen unos chasquidos por culpa de la saliva. Las manos de Tae no se han movido un solo milímetro de su propio regazo. La expresión de Jeon es relajada, sumisa. La de TaeHyung, con el ceño fruncido. No disgustado, solo confuso. Las manos de Jeon se dirigen a la cintura de TaeHyung y se acerca más a sí mismo haciendo un recorrido de besos por su cuello, por sus clavículas. Sus hombros. Comienza a dejarle marcas en los que TaeHyung gimotea un poco disgustado. Ahora sí ha movido sus manos pero para posarlas en los hombros de Jeon. Ambos caen en la cama, con TaeHyung de espalda y Jeon sobre este. Con las piernas abiertas, Jeon se ha colado entre ellas y roza ambos penes por encima de la tela, produciendo en TaeHyung desconcierto e incomodidad. Sus manos en los hombros del contrario le empujan para alejarle, pero la fuerza de Jeon es superior y los estrecha más contra su pecho para besarle con violencia. Solo se detiene cuando las lágrimas de TaeHyung han manchado suficiente la sábana. Con las manos temblorosas los dos, se retiran mutuamente y Jeon sentado sobre TaeHyung, contempla la deplorable escena que ha creado–. Yo… lo siento…

–¿No lo entiendes? –Gimotea TaeHyung–. No voy a corresponderte. No siento atracción, no siento placer. No es personal. No es tu culpa. Hace mucho tiempo que no siento nada, Jeon.

–¿No sientes nada?

–No siento nada. No siento felicidad al ver a mi hermano. No siento nostalgia al pensar en lo que he perdido. No siento placer, no siento amor. No siento fraternidad. No siento pena. No siento deseo. No siento miedo. No siento nada. Nada. –Repite.

–¿Cómo puedes vivir así?

–¿Vivir? –Taehyung ríe y Jeon se aparta de él para sentarse y dejar que el otro se incorpore–. ¿Tengo pinta de vivir? Me ahogo poco a poco en mi propio vómito. Me muero en mí mismo lentamente.

–No digas eso…

 –A veces tengo la sensación de estar desasiéndome como la ceniza. Dejándome llevar lejos, por el viento. Muy lejos. –Mira por la ventana y se limpia los labios con la manga de la camiseta–. Muy lejos…

–Lo siento, por… bueno, por todo…

–Da igual. –Jeon se levanta y se coloca un poco la ropa. Se acerca la puerta y las palabras de TaeHyung le detienen. Su rostro aún está mirando por la ventana pero se está dirigiendo a él, sin duda–. No es culpa tuya. No te sientas culpable. –Jeon asiente–. La culpabilidad es un sentimiento tan humano… pero a veces no podemos permitírnoslo. No te sientas mal. ¿Hum? No es culpa tuya.

–Lo sé. Gracias.

–No. Gracias a ti. Por escucharme. Nadie me escucha nunca.

–Tal vez sea porque tú no hablas.

–Tal vez. –Una leve pausa–. ¿Crees que mi madre estará esperándome al otro lado?

–¿Al otro lado?

–Sí, al otro lado. Con mis abuelos, con los demás… ¿Crees que está esperándome?

–Supongo.

–Supones. –Repite–. Ni siquiera la echo de menos. ¿Eso es malo?

–Eras muy pequeño, seguro que no tienes muchos recuerdos de ella…

–Puede ser. –Suspira levemente–. Buenas noches, Jeon.

–Buenas noches, hyung. –Jeon desaparece por la puerta. Nosotros nos quedamos dentro, viendo el rostro de TaeHyung observando detenidamente las aceras de la calle bajo su ventana. No parece que hoy vaya a dormir.

 


 

 

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