FRENTE A LA COMIDA (YoonMin / VKook) - Capítulo 17
Capítulo 17
Narrador
omnisciente POV:
Poco a poco el sol sale de entre las azoteas de los edificios, cayendo de boca sobre el rostro dormido de JungKook. Estamos, tal como la noche anterior, sobre su rostro levitando. Podemos apreciar la suavidad de su pelo esparcido por el almohadón y el brillo de su rostro ahora iluminado por la luz del sol. Sus labios jugosos, carnosos, un poco rosados también están brillantes. Con el paso de los segundos sus mejillas se caldean y su ceño se frunce, confuso por la luz. Se revuelve, se cubre con la sábana, pero es demasiado tarde porque ya está despierto y reacciona, alterado. Se destapa rápido y mira la hora en su reloj sobre la mesilla. Las siete y diez de la mañana. Confuso por la hora se incorpora y escucha atentamente alrededor. Nada reseñable. Jin debería haberle despertado hace más de veinte minutos y de haberlo hecho y haberse quedado dormido, llegaba tarde a desayunar. Se levanta de inmediato, casi de un salto brutal de la cama y se quita el pijama para enfundarse en unos vaqueros y en la primera sudadera que encuentra tirada por ahí.
Sale de inmediato y se encuentra el pasillo desierto, sin un solo viandante. Mira a todas partes pero sale disparado a la sala de cocinas. Cuando llega, con el corazón a mil por hora, se sorprende al no encontrarse con nadie. Absolutamente a nadie. Se siente extraño, como si estuviera en un sueño y nos invade esa sensación de nostalgia y miedo. Desorientación. Mira a todas partes confuso y tal vez, dadas las horas, piense que ya han terminado todos de desayunar y se le ha pasado incluso el tiempo a él de recibir la comida. Resignado piensa en el primer lugar donde pueda haber gente y sube sin pensarlo a la azotea. De camino se encuentra a uno o dos doctores que caminan a paso rápido y con la mirada perdida, pasillo adelante. Jeon frunce los labios, hambriento y curioso a la vez por no saber qué diablos ha sucedido. Aún le ronda en la mente el vago recuerdo de la conversación que tuvo el día anterior con TaeHyung pero se sacude la cabeza intentando olvidarlo, centrándose simplemente en encontrar a alguien que alivie la sensación de haberse perdido dentro de su propio mundo.
Cuando llega frente a la cristalera de la azotea mira al exterior, y se queda paralizado. No hay absolutamente nadie. Mira por todas partes, ahora suplicando que alguien aparezca, pero nada. Se muerde los labios y habla para sí.
–¿Ha desaparecido todo el mundo o qué? Se han evaporado… –dice con desgana y sale al exterior, pues es lo único que puede hacer. Un creciente murmullo sale de entre el viento, hasta llegar a él. Es un murmullo extraño y una confusión palpable. Mira a todas partes y camina lentamente hasta el borde, siguiendo el murmullo de voces. El sol le ciega levemente la vista pero cuando se agarra con las manos en el borde de metal y mira abajo, todo parece desvanecerse. Un tumulto de personas se acumula justo debajo de él en forma de círculo, rodeando el cadáver de un hombre muerto en el pavimento, exactamente en el mismo lugar en el que él está. Sus manos le obligan a agarrarse con violencia, queriendo desvanecerse, pero no lo consigue. Sus ojos salen de sus órbitas reconociendo el cadáver en el suelo tirado, pues la ropa de este es la misma que portaba TaeHyung la noche anterior.
El alma de Jeon parece caer desde el tejado. Desvanecerse y chocar contra la acera tumbándose al lado del cadáver rodeado de un creciente charco de sangre alrededor de su cabeza. Sin más miramientos y con un gran nudo en su garganta, sale corriendo de nuevo al interior del edificio. Corre por los pasillos desiertos, baja las escaleras casi saltándose los últimos escalones. Agarrándose con fuerza a la barandilla porque sabe que más de una vez está a punto de caer de bruces al suelo, pero en realidad no le importa tanto como hacerse daño el hecho de que perderá tiempo para descender. Cuando ha llegado al último piso sale por la puerta que da al exterior y el sol le ciega, nuevamente. Se pone la mano como visera y mira alrededor. El tumulto de gente se acumula a lo lejos, a su derecha. Corre en esa dirección casi enloquecido. Ya ha roto a llorar sin darse cuenta. Sus manos están temblando, pero sus músculos están tensos, preparados para golpear, para arremeter contra aquel que se interponga en su camino. No duda en apartar a las personas que se acumulan alrededor del cadáver y cuando lo tiene enfrente, es mucho más duro de afrontar. Cae de rodillas al suelo sin lograr realmente palpar el cuerpo.
La sangre mancha sus pantalones, pues hay un gran charco que emana de su cráneo roto. Aún sigue formándose, por lo que la caída es reciente. El rostro del cadáver está vuelto a un lado, con la sangre resbalando por su rostro, por sus ojos. De sus labios. De sus orejas. Su pelo está húmedo, oscurecido por la sangre. Sus piernas, al menos una de ellas, visiblemente rota, y el cuello, seguramente, roto. Sus ojos sin vida miran a la nada y su expresión, es de total serenidad. No es consciente de nada de lo que sucede a su alrededor, y Jeon tampoco pero como si saliera levemente de la anestesia, va reconociendo rostros a su alrededor. Jin arrodillado cerca del cadáver, ayudando a cubrirlo con una sábana, ya diagnosticado muerto.
Un poco más alejados, Jimin llora oculto en el abrazo de YoonGi, pero es solo el rostro de YoonGi el que vemos. Grandes lágrimas salen de sus ojos y sus labios tiemblan. No vocifera, como Jimin, pero es posiblemente una de las expresiones de dolor más violentas. Sus manos aprietan con fuerza el cuerpo de Jimin contra el suyo y susurra de vez en cuando un “Tranquilo, mi niño” “Ahora estará con su mamá” “No me llores más, te lo ruego”. Pero inútil. Jimin sigue llorando, él mismo llora también.
Tras Jeon aparecen los brazos de NamJoon y Hoseok para retirarle de la escena pero cuando este siente que le alejan, estalla en violencia.
–¡No! ¡No me apartéis de él! ¡No os lo llevéis! ¡No me he despedido! ¡Hijos de puta! ¡Joder! –Hoseok no puede contenerle y se deja hacer pero NamJoon le rodea los brazos con los suyos e impide con esto que haga aspavientos que puedan herir a alguien más. La voz de NamJoon nos consigue consolar un poco. A Jeon al menos, le calman.
–Ya no podemos hacer nada, Jeon. Ha sido cosa suya, ha sido una decisión suya, tenemos que respetarlo. –Un silencio en el que Jeon se deja caer de rodillas al suelo. Namjoon aun no le suelta. Sigue hablando–. No todo el mundo sale de una depresión, Jeon. Entiéndelo…
–¿Qué ha pasado? –Pregunta, confuso y desorientado.
–Se ha suicidado hace apenas una hora. Antes de que todos despertáramos.
–¿Por qué?
–Jeon… estaba en una depresión terrible.
–Pero… yo… –Gime unos segundos, llorando con violencia–. Yo he sido el último en hablar con él. –Hoseok le mira, confuso–. Estuve ayer en su habitación, por la noche. No debí dejarle solo. No sabía que haría esto. Estaba seguro de que no haría nada parecido.
–No podías haber hecho nada, Jeon. Ha sido decisión suya. ¿Lo entiendes?
La policía llega. Todo se llena de ambulancias y de luces que giran con rapidez iluminando las paredes del hospital. Llegan más personas. Llegan los familiares, los pocos que tenía. Llega el furgón negro que se llevará el cadáver a la morgue. Cuando el cadáver ya no está, todo se queda en un terrible silencio en el que la gente ajena, tan solo curiosa, se disipa y los cinco pacientes y unos cuantos doctores, junto con la policía, aún no se mueven. Jeon se ha quedado sentado en el suelo, con las manos cubriendo su rostro, con una expresión rota en el llanto. Namjoon es el mayor, pero intenta mantener inútilmente la compostura. Llora también, sentado al lado de Jeon mientras pasa uno de sus brazos por sus hombros. Hoseok se ha ido a llorar dentro y Jimin ya ha dejado de llorar, pero ahora consuela a YoonGi que ha caído sobre su hombro, con espasmos en sus hombros. Nosotros nos quedamos ahí, de pie, en medio del momento mirando cerca de nosotros la sangre que aún está en el suelo. Una sangre oscura, aún viva porque se mueve por entre los baldosines de la acera. Hay un gran charco con salpicaduras en todo alrededor. Huellas de zapatos ensangrentados. Si nos esforzamos podremos incluso sentir el sonido del cuerpo al caer y estamparse contra el suelo. Un sonido que nadie ha escuchado pero que todos ahora tienen en su mente.
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