FRENTE A LA COMIDA (YoonMin / VKook) - Capítulo 13

Capítulo 13


Narrador omnisciente POV:

 

Hay un extraño silencio recorriendo el ambiente. Un silencio de quejidos a lo lejos y pequeñas y endebles conversaciones también lejanas. Nuestros ojos están fijos en el gotero que poco a poco deja caer sutilmente una gota de suero en la vía. La luz de los fluorescentes en el techo se ilumina en el líquido dentro de la bolsa de plástico tornándola de colores. No hay un solo rayo de luz natural en el pequeño cuarto en el que estamos, ya que la única pequeña ventana que hay está cerrada y con la persiana bajada. No tenemos referencias horarias pero entendemos que es de noche, y nos lo confirma el poco barullo alrededor. Poco a poco nos alejamos del gotero para seguir con los ojos la vía de plástico que acaba en el pálido brazo vendado y dormido de un hombre encamado. Ascendemos por su brazo, vendado hasta el codo, y llegamos a sus hombros, a su cuello descubierto por la camisa blanca con la que visten a los pacientes enfermos. Su rostro está con las mejillas un poco sonrosadas, pero sus labios están pálidos, igual que el resto de su rostro. Sus ojos se mueven levemente debajo de los párpados, y el negro de su pelo esparcido de forma descontrolada contrasta con la claridad de las sábanas a su alrededor.

Un poco más abajo, apoyado sobre el colchón y sentado en una silla reconocemos el cuerpo dormido de Jimin. Está con la parte superior de su cuerpo tumbada sobre la cama y con sus brazos haciendo de almohada bajo su rostro. Al acercarnos un poco a su rostro semiescondido distinguimos dos grandes ojeras marcando el contorno inferior de sus ojos. Sus labios están un poco maltratados y sus manos, temblorosas. Su pelo revuelto. No sabemos cuánto tiempo lleva aquí pero más de veinticuatro horas, seguro.

Una de las piernas de YoonGi comienza a moverse, consecuencia de que se está despertando. Primero mueve el ceño, frunciéndolo, y después mueve las manos y las piernas, queriendo desperezarse de un largo sueño pero dolorido y cansado, como si hubiera hecho deporte durante días. Sus articulaciones le duele, y sus brazos, apenas puede moverlos, doloridos y con una presión sobre ellos. Jimin se revuelve por el movimiento, también despertando lentamente pero este, de un desagradable sueño interrumpido por los pensamientos. Cuando siente que el cuerpo a su lado tumbado se mueve levemente desperezándose, se levanta de inmediato de la silla y se abalanza a la puerta. Con paso rápido y con gestos violentos, nervioso y desesperado.

–¡Enfermera! Yoongi está despertando. –Una enfermera cercana a la recepción se acerca a paso rápido y se adentra en el cuarto seguida de Jimin. Con una amable sonrisa se acerca a YoonGi y comprueba que el gotero esté funcionando, que los ojos de YoonGi estén conscientes y que las pulsaciones y la presión estén en condiciones. Cuando le ha hecho un chequeo completo, le hace unas preguntas con un Jimin en la puerta, mordiéndose las uñas.

–¿Sabe dónde está?

–Sí, en el hospital.

–Sí, muy bien. ¿Y sabe quién es? ¿Y cómo ha acabado aquí? –Yoongi hace un esfuerzo y se mira como un instinto las manos, encontrándose los brazos vendados. Se deja caer sobre el almohadón fatigado y asiente–. Muy bien. Tiene que quedarse un día más aquí, en reposo. Ha perdido mucha sangre pero hemos conseguido detener la hemorragia a tiempo. –La enfermera hace un ademán de irse pero parece acordarse de algo y se gira de nuevo a Yoongi en la cama, con una expresión triste–. Hemos llamado a sus familiares más cercanos, señor Min. Eh… cuando les hemos explicado lo sucedido, se han desentendido. –Yoongi aparta la mirada y se encoge de hombros–. Solo quería comunicárselo. ¿Bien? –Yoongi asiente y aun con la mirada lejos de ella, la enfermera se marcha y cierra detrás de ella dejando al lado de la puerta a un Jimin con ojos llenos de lágrimas y las manos temblorosas. Con un gran nudo en su garganta y con las mejillas encendidas, por querer llorar. A los segundos, YoonGi recae en que Jimin está ahí y lo mira con rostro serio e inexpresivo.

–¿Y tú qué haces ahí mirándome? –Jimin abre sus ojos, asombrado con la rudeza de sus palabras–. Vete.

–¡Cómo se te ocurre decirme esto, hijo de puta! –Jimin ya no contiene sus emociones y camina a paso rápido hacia la cama, haciendo que el rostro de Yoongi se torne nervioso y sorprendido. Rápido este se incorpora y Jimin engancha con sus manos la camisa que le han puesto–. ¡Me he pasado noche tras noche aquí, cuidándote!

–Nadie te lo ha pedido, idiota.

–¡Eres un hijo de puta! –Jimin se desploma en la silla donde estaba sentado antes y se lleva las manos a los ojos, echas puños–. ¡¿Por qué querías dejarme solo?! ¡Me has dejado solo! ¡No te vayas, Yoongi!

–No… no quería suicidarme… –Aclara Yoongi con una expresión confundida por las palabras de Jimin.

–¡¿Qué diablos estabas haciendo, entonces?! ¿Jugar a ver quién llega más lejos?

–No es eso… solo…

–¡No me importa! ¡No se te ocurra volver a hacerlo! ¿Me has oído? –Jimin golpea las sábanas con las manos. Ha roto a llorar y caen grandes lágrimas de sus ojos, mezclándose con sus labios y cayendo de su barbilla–. ¿Sabes el miedo que he pasado por tu culpa? ¡¿Sabes cuánto me duele?!

–¿Y qué importa si yo no estoy? –Susurra Yoongi casi para sí.

–Eres mi único amigo, joder. Lo eres todo para mí.

–Jimin. –Le dice Yoongi, serio–. Apenas mediamos dos palabras diarias.

–Pero me gusta estar contigo, de todas formas. Sentarme a tu lado, escuchar tus quejas, que tú escuches mis tonterías. Eres lo único que tengo aquí, y lo único que me queda, al fin y al cabo.

–De–deja de llorar. Te ves feo. –Dice apartando la mirada pero eso hace que Jimin llore más.

–¡¿Por qué no te sentaste conmigo?! ¡¿Por qué ya no quieres hablarme?!

–Porque no quiero, punto.

–¡Perdóname! ¡No debí espiarte! –Jimin cae de nuevo en la cama y sus hombros comienzan a convulsionar por el llanto. Sigue hablado, a pesar de que su voz está un poco distorsionada–. Lo siento tanto…

–Cállate. –Susurra Yoongi con voz entrecortada.

–Si vuelves a hacerme esto… yo… te prometo que no te lo perdono…

–¿Crees que eso es suficiente? –Jimin alza el rostro empapado en lágrimas. YoonGi no puede evitar detenerse al querer decir algo por la imagen frente a él. Con una de sus manos vendadas la dirige al cabello revuelto en la cabeza Jimin y desliza la palma alrededor, hasta acabar en la mejilla y Jimin cierra los ojos, como un pequeño minino siendo acariciado. Solo le falta ronronear, piensa Yoongi–. Olvídalo.

–De ahora en adelante, se acabó. –Yoongi frunce el ceño–. Se acabó cortarse, o lastimarse. Se acabó para siempre.

–Creo que no eres tú quien tiene que decidirlo. Ni siquiera tengo yo el control a veces. –Jimin niega con el rostro, convencido.

–Eso no me importa. Te prometo que comeré bien, y que no hablaré más de calorías pero…

–Jimin, yo no te estoy pidiendo que hagas nada por mí. No hagas sacrificios que no estás dispuesto a cumplir, y menos por mí. Asume que las cosas son así, punto.

–Me niego a creer que en cualquier momento puedo perderte. No. –Yoongi retira la mano de la mejilla de Jimin pero este la retiene con sus manos y cierra los ojos, respirando profundamente, disfrutando plenamente el contacto sobre su piel. La mano de Yoongi está un poco fría, pero supone que eso está dentro de su encanto, ser frío como el hielo. Sin embargo la mejilla de Jimin está terriblemente caliente por el llanto y el momento de ira aun recorriendo sus venas. Las mejillas están tan enrojecidas que parece maquillaje. Yoongi tampoco hace un esfuerzo por apartarse y deja la mano ahí, moviendo el pulgar para retirar una lágrima naciente en sus ojos.

–Deja ya de llorar, haz el favor. –Otra lágrima cae.

–No puedo, hyung. Te he echado tanto de menos…

–¿Cuántos días llevo así?

–Dos.

–¿Solo? Vamos, Jimin…

–Hyung… –Sus hombros se convulsionan, una vez más, y Yoongi lleva su mano a la nuca de Jimin y lo atrae con cuidado. Jimin está un poco confuso al principio pero cuando Yoongi le abraza, todo parece mucho más confuso aún. Jimin se deja hacer, aturdido. Pero Yoongi reacciona a la timidez de Jimin.

–Aprovecha, que no volveré a abrazarte más. –Entonces es Jimin cuando le aprieta con cuidado entre sus brazos y acaba sonriendo aunque siga llorando. A los segundos se separan y cuando Jimin vuelve a la silla, coge la mano de Yoongi entre las suyas e inspecciona el vendaje. Le mira triste y vuelve la mirada de nuevo a la mano–. Vete a dormir, tienes mal aspecto.

–No voy a irme a ninguna parte.

–¿No tienes sueño?

–Sí, pero me aguanto. Por ti, hyung.

 

 


 

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