FRENTE A LA COMIDA (YoonMin / VKook) - Capítulo 10

 Capítulo 10


Narrador omnisciente POV:

 

Por una vez aun no estamos sentados a la mesa. No estamos acompañando a nadie ni tampoco hay nadie a nuestro alrededor. Estamos en la sala que usualmente usan para las horas de la comida y somos testigos de cómo alguien entra y las luces se encienden de la nada. La vida comienza, muy poco a poco, pero comienza al fin y al cabo. Después de una larga noche el sol sale lentamente por entre las rendijas de las ventanas y uno de los empleados sube una por una las persiana para iluminar levemente la estancia con el sol saliendo y, como no es nunca suficiente, enciende las luces del techo creando una atmósfera de hospital tétrico y triste, pero miramos de nuevo por la ventana para alegrarnos la mañana.

El empleado camina alrededor acomodando un poco las sillas, bajándolas de las mesas en donde las habían subido para fregar el suelo y cuando está medio adecentado, se adentra por una puerta en el fondo de la sala en donde no podemos ver lo que hay detrás, pero como a los segundos saca una bandeja de comida en cada mano, entendemos que son las cocinas. Cuando ha sacado seis bandejas se conduce a las ventanas y las abre tan solo dos de las cinco que hay, lo suficiente como para que corra el aire.

Pasados unos minutos el empleado no se ha movido de la sala pero sí comienza a llegar gente, los pacientes. Poco a poco y no en orden ni tampoco al mismo tiempo. El primero en entrar es NamJoon, con el pelo húmedo y algo revuelto. Porta en su cuerpo una sudadera de color gris y unos pantalones de chándal cortos negros. Se acerca con ojos atentos a las bandejas y le ofrecen una de ellas. La coge con curiosidad, la mira por encima y los ojos del empleado le retiran la mirada consciente de que en cualquier momento soltará algún comentario en relación a la salubridad de la comida que se le ha servido. Está a punto de hacerlo pero Jin llega y se reprime con violencia, mirando a su espalda y mostrándole una expresión de inconformidad al empleado anónimo. El doctor llega, con un café de la mano y una pequeña libreta en la otra. Una sonrisa aparece en sus labios y el empleado le responde con una inclinación de cabeza. Jin le releva y se sienta al otro lado de la mesa donde están las bandejas y espera, pacientemente, a que lleguen los pacientes que aún se están desperezando.

–Buenos días Namjoon. –Habla Jin mientras mira a NamJoon cruzándose de piernas. Namjoon alza la mirada, sentado en una mesa a su derecha y está a punto de recriminarle algo sobre la comida pero Jin le corta–. Espero que no empieces tu día con una crítica a la comida.

–El día ya lo he empezado con una buena paja, no me des lecciones desde tan pronto, doctor. –Los ojos de Jin se rasgan por una sonrisa amable y aparecen JungKook y Taehyung por la puerta. Este primero y JungKook detrás, siguiendo sus pasos aun incluso hablando con él, a pesar de obtener una respuesta nula.

–¿Seguro que ya estás mejor? Mira que nos diste un buen susto. –Taehyung asiente mientras se acerca a las bandejas de comida y coge una de ella.

–Buenos días, Taehyung. –Como respuesta, Jin obtiene que TaeHyung se ponga la capucha de la sudadera, haciéndole fruncir el ceño.

–Buenos días, Jin. –Dice Jeon con una amable sonrisa y rápido coge una de las bandejas en la mesa para seguir los pasos de TaeHyung a una de las mesas cercanas a las ventanas. Cuando ambos se sientan el uno frente al otro, Jeon continúa hablando a sabiendas de que si obtiene una respuesta, no va a ser del todo amable–. No tienes que preocuparte por Jin, he hablado con él y le he pedido que no te riña por lo que pasó. –Taehyung lo mira, más enfadado que agradecido.

–Hum.

–También estuvo muy preocupado. Nos has tenido a todos en vilo. ¿Podrías mirarme al menos cuando te hablo? –TaeHyung le mira, con ojos aún adormecidos y escondido en su capucha. Ni siquiera está probando la comida y Jeon, al menos, hace el esfuerzo de comer algo. Por una vez no se preocupa por qué está comiendo o si le vendrá bien para muscular. Se limita a saciar el hambre y punto, mientras centra toda su atención en la conversación–. Te digo que me preocupo por ti y lo único que haces es mirarme con esa cara de perro. ¿Sabes lo mal que me sienta?

–Me hablas como si fueras mi pareja.

–Si fuera tu pareja te daba una bofetada y me iba. Soy tu amigo y me molesta que…

–Eh, eh. Para ahí. –Taehyung suelta el tenedor en su mano–. ¿Amigos? Yo no tengo de eso…

–Tae…

–Si quieres un amigo vete con Jimin o Hoseok. A mí olvídame. ¿Sí?

–¿Qué te pasa ahora?

–No me pasa nada, me tratas como si me pasase algo. ¿Vas a recriminarme algo? Te recuerdo que tú también estás encerrado aquí, como el resto.

–No estamos encerrados, no lo digas así…

–Pero es cierto. –Jeon pone los ojos en blanco y deja el tenedor sobre la mesa, desganado de comer, y marca una expresión de desagrado.

–Pasé la noche dormido en la sala de espera, preocupado por ti.

–Nadie te lo ha pedido.

–Al parecer ha merecido la pena porque a pesar de que me estés tirando la bilis en la cara al menos he conseguido que pronuncies más de dos palabras seguidas. –Taehyung detiene su palabrería y se queda mirando el rostro de Jeon, con una expresión derrotada y ofendida. Se cruza de brazos y le retira la mirada. Mira otras mesas vacías queriendo irse a una de ellas pero tiene la seguridad de que no va a desprenderse de Jeon por mucho que él lo desee, por lo que se limita a bajar la mirada y cubrirse un poco más con la sudadera. Escucha como Jeon ha comenzado a comer de nuevo y como una sonrisilla sale de sus labios por tener la última palabra, pero a TaeHyung ya no le importan las últimas palabras ni las conversaciones sin sentido.

 Nuestros ojos enfocan la puerta de nuevo y vemos entrar a Hoseok con los ojos cerrados y la mano frotándose uno de ellos. Nada más aparecer Jin le saluda y este le devuelve un quejido como respuesta. Coge una bandeja y se sienta en un extremo de la sala. Lo hace en total silencio y sin llamar la atención por lo que nuestros ojos se enfocan en un Jimin, pequeño, contraído y enfundado en una sudadera negra que le sobra media manga. Entra por la puerta y a paso nervioso y ligero se conduce a la mesa de Jin, coge una bandeja y cuando Jin le saluda, le mira directo a los ojos, cosa que no hace a menudo. Jin levanta las cejas un poco sorprendido y Jimin se limita a evitar más contacto visual dándose media vuelta y conduciéndose a la mesa donde él y YoonGi se sientan siempre. Deja la bandeja frente a él y pone las manos envueltas en las mangas de la sudadera a cada lado. Sus pies se mueven inquietos y en sus ojos podemos apreciar unas marcadas ojeras por pasarse casi toda la noche en vela. El apetito es incluso inexistente porque solo recordar el cuerpo de YoonGi siente unas extrañas náuseas, mezcla del miedo, el desconocimiento y el terror más absoluto. También hay algo de tristeza, pero solo imaginarse a YoonGi perforándose la piel con una cuchilla le estremece.

La bandeja frente a él consta de un par de tostadas de pan, un pequeño cuenco con tomate triturado, un par de piezas de fruta, al parecer en cada bandeja diferentes, un vaso de leche, otro de zumo y un par de azucarillos. Jimin apenas ve nada frente a sus ojos a pesar de tenerlos clavados en la bandeja. Solo está atento a unos pasos que se aproximan por el pasillo. Entran y Jimin se gira para mirar a YoonGi y como entra, cubierto por una camiseta de cuello redondo y estampado militar. Sus pantalones son unos vaqueros. Entra despacio, casi como si nada. Su expresión es la misma agria mueca de siempre y cuando Jin le saluda, no le responde ni con una sola mirada. Una bandeja adorna ya su mano y Jimin sin perderlo de vista, se acerca a la mesa donde Jimin está sentado pero pasa de largo, dejando a este con una mueca de confusión en su rostro. Se sienta unas cuantas mesas más alejadas. Lo suficiente de Jimin pero también del resto de personas.

Jimin queda paralizado, con las manos inmóviles sobre la mesa mirando a YoonGi a lo lejos. Pensaba pedirle explicaciones, o bien pedirle perdón, por lo acontecido anoche. Deseaba de corazón hablar con él aunque fuera un simple “hola”, pero sus ilusiones se evaporan como el humo de repente y muy lentamente, quemándole como el fuego. No es rencor lo que siente sino desconcierto y confusión. Un poco de culpabilidad, un poco de miedo. Entrecierra los ojos sobre la bandeja y todo lo que se expone en ella ahora es basura a sus ojos. Ya no hay calorías, ya no hay nada más que mierda. Con un firme golpe en la mesa se levanta, se gira y se va. Camina hacia la puerta a pesar de las palabras de Jin.

–¡Jimin! ¡Jimin ven aquí ahora! ¿A dónde vas?

Nadie contesta a sus peticiones. Todos los pares de ojos miran como Jimin se marcha menos unos, que se han quedado mirando a la nada mientras la comida se deshace en polvo frente a él. Una de sus manos tira de la goma elástica en su muñeca mientras coge aire a grandes bocanadas. Con un suspiro se detiene, cuando el dolor ha superado al hambre, pero hay más dolores dentro de él, dolores que ensombrecen cualquier sentimiento de satisfacción o saciedad.

 

 

 

 

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