EL PRECIO DEL ARTE [PARTE I] (BTS) - Capítulo 10

 Capítulo 10

 

Jimin POV:

10/06/1995

 

Con la maleta negra sobre la cama, abierta y con la tapadera cayendo por uno de los laterales de la cama me doy cuenta del esfuerzo titánico que he tenido que hacer para subirla junto con la bolsa de viaje a través de las escaleras. Las cosas en el interior están sujetas por dos cintas que las recorren en forma de cruz, simulando unas agarraderas para mantener las cosas en el interior y que no se muevan, haciendo presión sobre ellas. Es evidente que la cantidad de cosas están a punto de hacer estallar las correas y cuando las suelto se encogen volviendo a su elasticidad inicial. Me siento un tanto avergonzado por la cantidad de cosas materiales que me he traído pero me voy retractando cada vez que miro cosa por cosa, siendo consciente de que las necesito todas y cada una.

Lo primero que saco de la maleta son los pequeños neceseres que he puesto en la parte superior. Un neceser de productos higiénicos y otro tan solo de productos de medicamentos y cremas para dolores musculares y similares. Otro neceser con mis completemos de joyería como collares y anillos que no he podido dejar atrás. Todo esto lo dejo sobre la mesilla entre las dos camas y por lo que puedo ver no hay otra. Tendría que compartirla pero me temo que no va a ser fácil por lo que prefiero asignármela yo antes de que lo haga nadie. Cuando regreso a la maleta comienzo a sacar ropa. Pantalones, camisas, camisetas, sudaderas, e incluso un par de esmóquines metidos en fundas de plástico. Bajo toda la ropa encuentro la ropa interior y un par de abrigos y bufandas. Extendido todo sobre la cama me siento perdido, pues aun siento que me falta parte de la ropa que he dejado en mi piso, como los trajes de competición o camisetas viejas que he pensado que sería mejor no traerlas como peso adicional. Suspiro largamente y me dirijo a mi bolsa de viaje y justo en el momento en que estoy abriéndola cremallera, aparece Jungkook por la puerta y me saluda con una sonrisa amable que yo no le devuelvo. Regreso mis ojos a la bolsa.

En esta encuentro varios pares de zapatos, un par de converse, dos pares de cuero, y dos pares de deportivas. Más las que tengo sobre mis pies en este momento. Con una sensación de vacío me vuelvo al armario empotrado de la pared y soy consciente de que es muy probable que no solo no nos entre la ropa de ambos, sino que ni siquiera entre la mía solo. Suspiro largamente y como si nada cojo los dos trajes de vestir en sus fundas de plástico con percha y me encamino al armario como si nada para colgarlos ambos en el interior. Jungkook me sigue con la mirada y él se pone también a deshacer su maleta al igual que yo. Miro por la ventana, ha empezado a oscurecer y esa sensación de que se acerca la noche me da un pánico terrible. Cogiendo aire me encamino de nuevo a la cama y comienzo a contar las cosas que necesitan una percha. Dado que no me he traído ninguna y en el armario solo hay diez, me doy cuenta de que yo al menos necesitaré otras diez tan solo para mis camisas. La voz de Jeon me sobresalta.

—He pensado que podríamos dividirnos el armario así, partiéndolo en dos. –Dice y cuando le miro traza una línea vertical con un gesto de su mano, a lo que yo me quedaría con la mitad del espacio para colgar y con dos metros cuadrados de estantes para poner mi ropa. Chasqueo la lengua y niego con el rostro.

—Creo que yo debería tener más sitio donde colocar la ropa. –Digo y me desplazo hasta el armario para coger ocho de las diez perchas, todas las que ha podido rescatar mi mano, y regreso a mi cama—. Tengo más rompa, por lo que necesito más espacio.

—Pero eso no es justo. –Dice Jeon mientras se cruza de brazos, serio.

—Confundes justicia con igualdad, muchacho. –Le digo mientras cojo camisa por camisa amoldándolas a las perchas—. Lo que tu propones es un reparto igualitario, y yo quiero uno justo, en que a cada uno se le de lo que sus necesidades le requieran. –JungKook no contesta, soltando un bufido y se desplaza hasta mi cama para quitarme tres de las perchas que he rescatado del armario. Me le quedo mirando con cara enfadada mientras camina hasta su cama para comenzar a sacar las cosas de su maleta. Puedo ver que él tiene evidentemente menos ropa pero aun así quiere abarcar más espacio. Suspiro largamente y mientras le veo sacar su calzado en bolsas de plástico, yo miro las otras cinco camisas que me he traído conmigo y que se ven sin percha en la que sujetarse. Pongo los brazos en jarra y su voz vuelve a interrumpir el flujo de mis pensamientos.

—No uses una percha por camisa. No seas estúpido. –Me dice y me giro a él en la misma postura—. Comparte las perchas. Pon dos o tres camisas en la misma percha. O algo así... –Dice mientras me enseña él como ha colocado un par de pantalones en la línea horizontal de la parte inferior de la percha mientras que sobre esta ha colocado dos camisas. –Se encoge de hombros mientras se conduce al armario y lo cuelga en la parte derecha de este. Yo suspiro largamente y me veo en la obligación de hacerle caso sin rechistar. Bueno, en realidad me permito bufar y murmurar incoherencias que alivien mi estado de nerviosismo por su presencia prepotente a mi lado.

Cuando he ocupado todas las perchas que me correspondían me doy cuenta de que he vaciado considerablemente la mayoría de mis pertenencias y mientras que doblo la ropa interior colocándola en los estantes inferiores, los abrigos los cuelgo en el perchero a la entrada. Caminando de regreso a mi cama me fijo en que Jeon saca una especie de estuche negro, enrollado sobre sí mismo que despliega a lo ancho de la cama, mostrando instrumental que me sobresalta. A parte de unos cuantos pinceles encuentro algo parecido a un bisturí, un punzón y varios cuchillos bien relucientes. Se gira a mí y me sonríe, consciente de que me he quedado mirando. Sin más lo cierra de nuevo habiendo comprobando que todo está en su sitio y lo guarda en el interior de su maleta vacía. Yo regreso a mi cama con las cejas en alto por la sorpresa y guardo de nuevo los zapatos en el interior de la bolsa de viaje, donde se van a quedar como su nueva residencia. Las sudaderas y las camisetas las doblo poniéndolas en los estantes y termino el trabajo colocando al lado de la ropa interior un par de corbatas, unas bufandas, unos guantes y un par de gorras.

—¿Ves como entraba todo? –Me dice cuando él ya está colocando su maleta por alguna parte de la habitación donde no estorbe y yo hago lo mismo, sin contestarle. Aún le queda colocar un par de neceseres que tiene sobre la cama. Al parecer y a juzgar por que uno de ellos es transparente, son productos de higiene como los míos y cosas semejantes. Cuando llega a ellos mira alrededor y cuando cae en cuenta de la mesilla ocupada por mis cosas dirige la visa a mí de nuevo y me encuentra con las manos metidas en los pantalones vaqueros. Me encojo de hombros.

—Con eso ya no puedo hacer nada. Tengo muchas cosas. –Digo simplón y él frunce el ceño.

—Tú al menos te has traído todo contigo. –Dice.

—¿Qué significa eso?

—Significa que yo aun tengo algunas cajas que traerme de mi casa…

—¿Qué? –Miro alrededor—. No hay más espacio.

—No te preocupes, son libros. –Niega con las manos.

—¿Y qué importa? Es espacio que vas a ocupar.

—Y cuando termine las clases dentro de una semana, me tengo que traer todo el material de trabajo. ¡Ah! Y los proyectos que esté haciendo en clase…

—Ni de broma. –Digo y niego con el rostro. Él se limita a encogerse de hombros y sale de la habitación dejándome en ese silencio de mi rostro convulsionando por la impotencia y su confusa prepotencia. Salgo detrás de él cuando en mi mente se forman palabras para reprocharle. Le encuentro recogiendo la mesita del salón—. ¿No tienes padres a quien emplumarle esas mierdas?

—No les he dicho a mis padres que he dejado el piso. –Niega mientras recoge el cenicero lleno de colillas y lo lleva hasta la cocina, donde Yoongi está sacando una lata de cerveza de la nevera. La última al parecer. Nos mira mientras Jeon se acerca a la basura y yo le sigo detrás con cara de pocos amigos. Al vernos, se queda ahí apoyado en la nevera mientras nos observa atento.

—Diles que te has mudado a otro piso más pequeño y listo. –Digo mientras le veo tirar las colillas.

—No sé qué decirles aún sobre qué haré cuando termine el curso. No he pensado ni siquiera en la posibilidad de que vayan a verme y no me encuentren allí. –Me dice con voz alta y preocupada. Yo frunzo el ceño pero dentro de mi mente estoy asintiendo, comprendiendo la situación que se le plantea. Yo simplemente me he sumergido en esta situación, él está haciendo complicados malabares para encajarlo todo. Sin querer, rebajo mi tono a uno más amigable.

—¿Por qué no les dices que has encontrado trabajo? –Pregunto a lo que él me devuelve una mirada seria y está a punto de contestarme pero se detiene, pensativo—. Puedes decirles que te has mudado aquí, a un piso compartido, y que trabajas como becario en algún museo o yo qué sé. –Jungkook no dice nada, pensativo, tal vez calculando dentro de su mente las cientos de posibilidades que puedan darse en esta mentira. Yoongi acaba hablando.

—A mí me parece una buena idea. –Contesta serio mientras abre la lata de cerveza y yo frunzo el ceño.

—Deja de beber o nos dejarás sin suministro. –Le espeto. Jeon continúa hablando.

—¿Y si se presentan aquí? Porque es obvio que tengo que darles la dirección.

—¿Por qué has de hacerlo?

—Porque ellos son así. Son mis padres y tienen que saber dónde vivo.

—Les haremos una cena muy rica y Jimin les dejará su cama. –Contesta Yoongi a lo que yo frunzo el ceño pero acabo encogiéndome de hombros.

—No pasa nada, tampoco es como si se fueran a instalar aquí. ¿Me entiendes? –Asiente, pensativo.

—¿Y cuando terminemos el trabajo este? ¿Qué haré después?

—Ya pensarás en ello cuando pase. –Dice Yoongi—. ¿Quién sabe qué pasará mañana, o la semana que viene? ¿Qué importa? –Sentencia mientras se encamina con la cerveza al salón y se sienta de nuevo en el sofá, con un largo suspiro. Ambos le miramos y cuando regreso la mirada a Jeon este me sonríe, divertido por la actitud de Yoongi y maldita sea, le sonrío de vuelta a lo que él se sorprende y sonríe aún más. Acabo desplazándome a la nevera para mirar el interior. Hay comida suficiente para subsistir pero no hay un solo mililitro de alcohol más y comienzo a mirar alrededor, pensativo.

—¿El señor “quien sabe lo que pasará mañana” va a cenar algo o subsiste a base de cervezas? –Le dice Jeon a Yoongi sentado en el sofá y yo me giro divertido a lo que Yoongi alza la cerveza en señal de que es suficiente alimento para él, a lo que soy la siguiente víctima de los ojos de Jeon—. ¿Y el señor “Tengo más ropa que tú”?

—Yo sí quiero cenar, ¿pedimos pizza o algo así? –Pregunto cerrando la nevera y poniéndome de espaldas a ella mientras me cruzo de brazos. Antes de que Jeon conteste, TaeHyung aparece por la puerta del salón y se encamina a la cocina mirando alrededor, pensativo, como si no tuviese un lugar fijo al que dirigirse. Cuando nos divisa con la mirada nos sonríe y nos saluda con un gesto de cabeza y se interna en el espacio posándose en la mesa—. ¿Quieres cenar, Taehyung? –Le pregunto a lo que asiente, ilusionado—. Bien, pediremos una pizza entonces…

—¿Vas a pagarla tú? –Pregunta JungKook y Taehyung me mira, pensativo.

—¿Yo? ¿Y por qué no la pagas tú, niño genio?

—Yo no tengo dinero para andar desperdiciándolo en comida cuando hay suficiente en la nevera.

—Pero hay que hacerla… —Digo cansado, pero en realidad es inválido, porque no tengo ni idea en cómo preparar algo de comer.

—Yo la haré. –Dice Taehyung haciendo que ambos le miremos y mientras que yo frunzo el ceño, JungKook sonríe, palmeándome el hombro.

—¿Ves? Ya tenemos chef… y tú querías pedir pizza…

 

 

 

 

 


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