BAJO UN VESTIDO (YoonMin) - Capítulo 27 [Final]
CAPÍTULO 27 [Final]
YoonGi POV:
El sol del mediodía entra por los grandes
ventanales que reflejan la luz de un verano naciente ya de la degradada
primavera. Unos cuantos pájaros se han debido resguardar en nuestro tejado
durante el invierno y ahora el sonido de unos aleteos y pillidos nos alegran
cada mañana el despertar de una agradable y sorprendente forma. Camino de un
lado a otro mientras rebusco debajo de las sábanas, de los sofás, de las mesas
incluso debajo de la propia alfombra en el suelo las llaves del coche.
—Déjalo ya, o llegaremos tarde. Yo tengo otro
par. –Dice Jimin mientras está distraído terminando unas cuantas gestiones
desde un programa en el ordenador. Vestido con una camisa blanca abierta en los
primero botones me mira con condescendencia e incluso aburrido de esta escena
diaria.
—No las encuentro, y estaré dándole vueltas
todo el día si no lo hago. –Suspira largamente y yo me incorporo del suelo
poniendo mis manos a cada lado de mi cuerpo, apoyándolas en mi cadera de forma
cansada y condescendiente. Miro a todos lados y se me hace muy pesado tener que
buscar en los pisos superiores y en el sótano, consciente de que las llaves
deberían estar en el pequeño cuenco en la entrada—. Tan grande… —Digo en
respecto a la casa y Jimin ríe por lo bajo.
—Dos años y aun no te acostumbras… —Niega con
el rostro mientras yo muerdo mi labio inferior—. Si siempre las dejaras donde
te he dicho…
—Siempre las dejo ahí. –Suspiro y él apaga el
ordenador mientras saca el pendrive de la contabilidad de nuestro restaurante y
se levanta de la silla poniéndome una chaquetita de lana por los hombros y
recogiendo su teléfono móvil, la cartera y las llaves de casa todo de la mesa a
su lado. Mientras me quedo quieto, mirando a la nada intentando hacer memoria
de dónde diablos he podido dejar las llaves, Jimin se conduce a la cocina y
bebe un poco de agua, se pone los zapatos y camina hasta mi vera para posar su
mano en mi brazo.
—Seguro que aparecen cuando menos te lo
esperes, vamos, hoy vendrán muchos comensales a cenar y tenemos que tenerlo
todo preparado. –Suspiro resignado y me giro a él para verle con una sonrisa
amable y encantadora, una de esas que me hicieron ser consciente de la
verdadera personalidad tras unos gemelos y una corbata ajustada como una soga
al cuello. Sus ojos me miran como al mayor premio conseguido y me recorre con
la mirada como un dulce caramelo. Pasa su lengua por sus labios y me besa, al
principio suave y tierno. Después, a medida que pasan los segundos el beso se
torna mucho más ardiente y llega un punto en que tanto sus manos como las mías
se conducen por lugares poco pudorosos.
Sus manos en mi trasero me hacen dar un
respingo pero más susto se lleva él separándose de mí mientras yo me deshago
del beso confuso y aturdido. Sus ojos me miran al principio confusos pero tras
meter una de sus manos en mi bolsillo trasero, la mirada se torna aburrida,
cansada, decepcionada y muy enfadada. En sus manos aparecen las llaves del
coche.
—Maldita sea, YoonGi… que desastre… —Mis
mejillas arden por la vergüenza pero más me puede la alegría de haberlas
encontrado y se las arrebato mientras camino alegre hacia la puerta—. Un día
vas a perder la cabeza. –Le saco la lengua mientras cruzamos por la puerta y
mientras recorremos la entrada ajardinada nos estrechamos la mano de la forma
más dulce y habitual que jamás habríamos podido imaginar. Se no has cohibido de
una monotonía tan dulce y aun ahora nos resulta extraña, después de tanto
tiempo incluso. No me arrepiento.
De mis historias favoritas, nunca me cansaré de leerla 🥰
ResponderEliminarCuanto me alego de que lo hayas podido encontrar de nuevo y hayas disfrutado de la lectura¡¡¡
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