ABEL Y CAÍN (YoonMin) - Capítulo 25
CAPÍTULO 25
YoonGi POV:
Sus gemidos ocupan el reducido espacio del
cuarto de baño. Una sala en miniatura donde apenas ambos cabemos y sin embargo
nos las apañamos para que él, sentado sobre la cerámica del lavabo con las
piernas abiertas y expuesto a mí, me permita penetrarle con fuerza. Se deja
recaer sobre el espejo en la pared y yo agarro sus muslos para tener un punto
firme sobre el que sujetarme y mantenerme centrado en lo que es mi realidad, y
sin embargo no puedo evitar pensar que estoy siéndole infiel a alguien.
Traicionándome a mí mismo, tal vez.
–¡Ah! ¡Ah Yoongi Hyung…! –Sus gemidos deberían
excitarme pero no son sino un agravante de mi disfunción eréctil prematura y
aunque me esfuerzo, noto como rápidamente la excitación desciende de mi cuerpo
y el lívido se torna resentimiento y vergüenza. Más un extraño sentimiento de
remordimiento que me devora y no es hasta que él no me detiene, que no me doy
por vencido–. ¿Qué te ocurre, Yoongi? –Aun dentro de él, miro a Jeon con ojos
cansados pero esforzándose por parecer atentos y su mano sobre mi hombro me
hace mirarle también.
–Lo siento, Jeon. No estoy centrado. –Da un
largo suspiro y me hace salir de él pero no se baja del lavabo y yo tampoco me
alejo del círculo de sus piernas alrededor de mi cintura. Con una de mis manos
me paso la palma por mi frente y retiro el pelo un poco humedecido hacia atrás.
Él mira a todas parte y puedo ver en su rostro la decepción y la culpabilidad.
La misma expresión que yo porto pero la suya es más amarga. He sido yo quien no
ha podido continuar.
–¿Hay algo que pueda hacer? –Lleva una de sus
manos a mi vientre con intención de descender para reanimarme pero yo le
detengo nervioso.
–No, lo siento. No es culpa tuya. –Suspiro–.
Tengo muchas cosas en la cabeza últimamente.
–No he debido interrumpirte en tu trabajo.
–Sale del lavabo y se pone en pie para recolocarse le vaquero con sus manos. Yo
imito su gesto pero no salimos de nuevo al taller sino que nos quedamos
mirándonos mientras se apoya de nuevo sobre la cerámica descendiendo su altura
para quedar a la mía–. ¿Seguro que está todo bien? Nunca te había pasado esto.
–Creo que es por el trabajo. –Le miento. ¿Cómo
decirle que pensaba en otro mientras le follaba?–. Últimamente no estoy muy
receptivo.
–Ya veo. –Asiente–. ¿Es por lo de la última
vez? ¿Por Jimin? –Rápido le miro confuso. Tremendamente nervioso y con el pulso
acelerado.
–¿Qué tiene ese que ver ahora? –Le espeto y le
hago abrir los ojos con sorpresa por mis bordes palabras repentinas.
–¿Has discutido con él por lo del sábado y
piensas en ello? –Suspiro negando con la cabeza–. ¿Has discutido con tu padre
acaso? Esto no es solo trabajo Yoongi. No me mientas, por favor. –Estrecha mi
mano y tira de mí para acercarme y besarme pero interrumpo el beso pensando en
que sus labios podrían ser los de otra persona. Entristezco, recordando que el
recuerdo no es ni siquiera certero. Un recuerdo, que se difumina con el tiempo.
–No ha pasado nada. Nada en absoluto. –De un manotazo le retiro del lavabo
dejándolo libre y me lavo las manos mientras él camina alrededor y se apoya en
la pared mirándome a través del reflejo en el espejo.
–No malinterpretes mis palabras, pero, ¿hay
otra persona? –No le miro. No le contesto–. Sabes que no tengo problema en eso.
Hyung. Nosotros no somos…
–Pareja. Lo sé. –Le corto pero él parece
insistir en el tema.
–Somos amigos ante todo y si hay alguien,
puedes contármelo. Te ayudaré en lo que necesites. –Le miro a través del
espejo. Él sonríe y yo palidezco. Esa sonrisa siempre consigue sacar todo lo
malo que hay en mí.
–Tal vez, haya alguien más. –Él sonríe
complacido por mi sinceridad pero no puede negarme que se siente celoso. Más
cuando esa persona ha interferido en uno de nuestros encuentros. Al fin y al
cabo no puede desobedecer sus propias palabras y oculta sus celos para mirarme
comprensivo.
–¿Ves? No era tan difícil. Dime, ¿le conozco?
–No quiero hablar de ello. –Mojo mi rostro con
agua fría y rápido me cubro con una toalla blanca.
–¿Por qué no? Oh, ya veo. Es un amor no
correspondido…
–Más o menos.
–¿Hum? ¿Cómo es eso?
–Es… complicado. No, complicado no. Está mal.
Solo eso. –Él parece sentirse ofendido. Escandalizado.
–¿Qué es eso tan malo que incluso el señor Min
Yoongi considera que no debe hacerlo?
–Algo malo, punto. –Suspiro–. Yo…
–¡¿No será Jimin?! –Mi corazón da un vuelco.
Miro sus ojos saliendo de sus órbitas a través del espejo y me giro a él
asustado, pero su expresión cambia a una mucho más tranquila. Compadecida de mi
sentimiento–. Vaya… sí que es complicado… –Piensa.
–Te lo he dicho. Vamos. No quiero seguir aquí.
–Intento salir pero él me detiene y me mira condescendiente, casi como si fuera
a darme una lección de moral pero en vez de eso se limita a recordarme la
realidad en la que vivo.
–¿Él lo sabe?
–Supongo. No sé si ha sabido captar las
señales.
–Pues ten cuidado. Te recuerdo que su madre es…
–Sí lo sé.
–Y tu padre…
–Ya. Gracias. –Digo irónicamente y me zafo de
su agarre pero sus palabras me golpean.
–Tal vez lo mejor es que todos lo sepan.
–¿Qué clase de tontería es esa? –En un primer
momento me tomo sus palabras a broma pero tras la seriedad de su rostro me veo
en la incertidumbre de que tal vez esté siendo sincero conmigo.
–Al fin podrías dejar de esconderte. Las drogas
no son el problema, tú y yo lo sabemos.
–Y también sabemos que me pasaría si…
–Puedes quedarte conmigo. –Niego con la cabeza.
–Aún no. Jungkook. Tenemos que esperar hasta
que podamos pagarnos un piso. Entonces nosotros y él podríamos…
–Hyung. –Suspiro cansado mientras le miro–. Es
tu hermano, a pesar de todo. No es… ¿cómo se dice? Moral.
–¿Qué es la inmoralidad, Jeon?
–¿Qué es ser feliz? ¿Hum? No sabemos nada.
–Sonrío.
–Deja de ser tan filosófico. –Le golpeo y salgo
del baño seguido por él para descubrir justo en el momento alguien aparecer por
la puerta del garaje. Le reconozco con un poco de esfuerzo y nos miramos
sonriendo–. B Bomb… cuanto tiempo…
El chico de cabello oscuro y ojos infantiles
camina hasta mí para abrazar y golpear levemente mi espalda con su mano. Jeon
no le conoce por lo que no interrumpe la conversación y se sienta en el
escritorio para juguetear con la cámara en sus manos.
–¿Yoongi? ¿Cuánto tiempo hace que no me llamas?
¿Te has olvidado de mí? –Niego con el rostro con una sonrisa nerviosa en mis
labios.
–Tengo tanto trabajo que no puedo evitar
olvidar el mundo exterior.
–No hay problema. Créeme que yo a veces me
sumerjo entre mis dibujos y me olvido hasta de si es de noche o de día.
–¿Qué te trae por aquí? –Le pregunto pero antes
de dejarle contestar miro a Jeon que observa con una celosa sonrisa las fotos
de Jimin colgadas en la pared al lado de las suyas–. JungKookie, ¿puedes traer
unos refrescos de la máquina…? –B Bomb no me deja terminar.
–No, no es necesario, no tengo tiempo para
quedarme. –Entonces sí que le miro nervioso, completamente intrigado por lo que
le haya traído hasta aquí.
–¿Ha ocurrido algo?
–No, nada de eso. Al contrario. –De su bolsillo
en los vaqueros grises saca un pequeño panfleto con motos y coches tuneados–.
Habrá una carrera de coches y otra de motos en dos semanas en el descampado
cerca del río Han. Siempre te apuntas a estas cosas. No me abandonarás esta
vez, ¿verdad?
–Claro que no, cuenta conmigo. Pero, ¿cuánto es
el premio?
–Puede que llegue a 1.000.000 wones en las
apuestas. Apostaremos por ti y ganaremos una pasta.
–¡Hyung! –Grita Jeon desde el escritorio,
ilusionado–. Nos vendría genial ese dinero.
Yo estrecho la mano de B Bomb con entusiasmo.
–Cuenta conmigo. Allí estaré.
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