SÍNDROME DE ESTOCOLMO (JiKook) - Capítulo 37

 CAPÍTULO 37


Jungkook POV:

 

Miércoles

 

Despierto bastante dolorido porque el maldito cuerpo de Jimin a mi lado no ha parado de moverse en toda la noche y ha golpeado varias veces mi brazo. Me incorporo y lo veo ahí dormido encogido en sí mismo. Es tan adorable que no me resisto a darle un sutil beso en su frente descubierta. Arruga su nariz y se da media vuelta para seguir durmiendo.

Me levanto con cuidado de no molestarle más y voy al cuarto de baño para hacer mi higiene. Una vez salgo me quito el pijama y me pongo uno de sus vaqueros y una sudadera. Ahora recuerdo los días en los que me ponía su ropa y me quedaba increíblemente grande.

Busco las llaves por ahí y abro la puerta para salir a desayunar, me muero de hambre porque anoche no cenamos, y ya de paso le subo a él un delicioso desayuno. Es pronto y no creo que haya nadie despierto aun.

Cuando bajo y entro en la cocina me sorprenden los rostros de Tae, Suga y Hope desayunando tranquilos en la mesa, posiblemente hablando de algo pero todo parece detenerse en cuanto entro yo. Me pregunto qué es lo que les sucede para que me miren de esa manera pero antes de poder preguntar cualquier cosa aparece Jin por mi espalda y deja caer su brazo por mis hombros.

-Buenos días, ¿te encuentras mejor? –Asiento confundido-. Ven, sígueme.

Con su mano en mi hombro me guía fuera de la cocina hacia la nada, la nada en absoluto porque no hay nada que quiera enseñarme. Estamos en medio de la terraza cuando me detengo y le miro frunciendo el ceño.

-¿Qué ocurre? –Antes de que pueda contestarme un golpe en la cabeza desde mi espalda me hace caer al suelo de bruces. No me deja inconsciente por lo que siguen golpeándome a base de patadas hasta que pierdo todas mis fuerzas. 

-¡Jimin! –Grito pero nadie viene en mi ayuda. Nadie ni siquiera los tres espectadores que aparecen de la cocina para ser testigos mudos de lo que me ocurre.

-¡Cállate, nadie va a ayudarte! –El portador de un fusil con el que me ha golpeado habla despectivo, Namjoon.

-Mis brazos tiemblan en sobre manera cuando desde el suelo intento incorporarme pero tan solo llego a ponerme de rodillas porque una pierna apoyada en mis espalda me impide seguir. Miro por encima de mi hombro y todo se paraliza cuando veo el fusil de Namjoon encañonando mi cabeza.

-¡No me mates, por favor! –Suplico por mi vida pero solo consigo que arremeta contra mi cara y me haga girarla para tener al suelo de frente.

Miro a este autoconvenciéndome de que no me va a pasar nada, no me puede pasar nada porque Jimin llegará en cualquier momento a rescatarme. Miro a los tres ahí parados y sus rostros denotan una clara culpabilidad por la situación, pero más es el odio por no mover un solo músculo. No espero ayuda de ellos. Nunca más.

Apoyo mis manos en el cemento y respiro un par de veces, reconociendo que Jimin tenía razón. Acerca de la frase de Edgar Allan Poe. No entendí su última frase: “Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan sólo de noche”.  En los sueños nocturnos no ves más que simples sueños mientras que el sueño que yo le hice creer real, nuestra preciosa fantasía de fugarnos, debimos ver en él algo más que eso, la cruda realidad que se nos presenta.

 

Miro una vez más a la puerta por la que tiene que aparecer y sé que vendrá, va a venir y ya creo oír el ruido de la puerta al ser abierta desenfrenadamente. No soy del todo infeliz porque sé que estoy a salvo gracias a él. Tengo plena confianza en él.

Un gran ruido se oye todo a mí alrededor. El suelo tiembla por ello y creo que es Jimin rescatándome, una vez más.

Me equivoco.

 

 

 

 

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