SÍNDROME DE ESTOCOLMO (JiKook) - Capítulo 29
CAPÍTULO 29
Jungkook POV:
Ya he terminado de vestirme y Dooly me arrastra
escaleras abajo a toda prisa.
—Vamos Kookie, ya nos esperan.
—¿Quién nos espera, hyung?
—No hagas preguntas, ¿entendido? Solo haz lo
que te diga sin rechistar.
—Para, para. –Le detengo en el último tramo de
escaleras—. ¿Puedes decirme lo que está pasando?
—Mírame Kookie, —le obedezco—, no va a pasar
nada. Solo tienes que hacerme caso en todo. Sin rechistar, sin preguntas, sin
negativas. ¿Confías en mí? –Niego con la cabeza. Me besa fugazmente en los
labios—. ¿Y ahora? —Sigo negándome—. Te quiero y no voy a dejar que te pase
nada.
—¿Puede pasarme algo?
—No lo sé, si lo hacemos bien, no.
Dejo de preguntarle porque veo que no voy a
sacar nada en claro y le sigo sumisamente a fuera, donde una furgoneta negra
nos espera. Es grande, para ocho personas, y la puerta está abierta mostrándome
el interior. Allí están todos, vestidos igual que nosotros, serios e inquietos,
algunos nerviosos, otros no tanto. Suga está tirado en uno de los asientos con
su móvil, tal vez jugando a algo. Hope trae y lleva cosas de aquí para allá
excitado y alegre. No creo que sea posible borrarle nNuca la sonrisa.
—Entra Jungkook. –Me dice Dooly y me meto en la
furgoneta, en la parte de atrás con Suga a mi lado y posteriormente Dooly en el
otro.
Desde esta perspectiva veo a través de la
ventana a Namjoon en el otro lado de la furgoneta hablando con su hermano de
algo que no soy capaz de oír, y a Jin en el asiento del conductor algo
distraído, atento como yo a la conversación de V con su hermano.
—¿Qué pasa Suga? –Le pregunto pero no consigo
nada como respuesta, un simple “cállate, estoy ocupado” que me deja en las mismas.
—¡Estamos listos! –Grita Dooly entrando y
sentándose a mi lado. Todos parecen reaccionar a la vez y se adentran en la
furgoneta ocupando sus respectivos asientos. Arranca y nos vamos
Una vez hemos salido del recinto, Namjoon se
gira en su asiento de copiloto y todos atendemos a sus palabras.
—Es muy sencillo, ¿vale? –Asienten—. Jin, Suga
y Hope se encargarán de coger a uno de los rehenes para que les abra la caja
fuerte. Yo y mi hermano reduciremos a
los guardias de seguridad y el resto mantener a las personas que puedan estar
allí, no es hora punta pero habrá, sin contar a los funcionarios, más de
cincuenta personas.
—¿Qué diablos…? –Dooly me mira furioso y
detengo mis palabras. Namjoon continúa.
—Debemos tardar menos de ocho minutos que es lo
que tarda la policía en aparecer en cuanto den la alarma. No disparéis a nadie
si no es estrictamente necesario, no golpeéis a nadie, no les deis información
de ningún tipo, no dejéis que os vean la cara, no digáis nombres ni nada
parecido. –La furgoneta coge velocidad, ya estamos en la ciudad—. Y lo más
importante… —La voz animada de Suga le detiene.
—Ya lo he conseguido. Nada más lleguemos
desactivaré las cámaras de seguridad. –Bien, no estaba jugando nada en el
móvil. Le miro por encima del hombro. Se ha metido en la red del banco.
—Lo más importante. –Reitera Namjoon—. Si
alguien cae, se le deja atrás. —Nos mira a todos pero más en concreto a Dooly a
mi lado. Yo no entiendo nada en absoluto y a medida que pasa el tiempo me
siento más nervioso y excitado.
Pasan cinco minutos y no sé de dónde saca Hope
máscaras blancas para todos nosotros. Me reparten una a mí también y la miro,
recreándome en la noche que hyung se metió en mi casa. Cojo la máscara en mis
manos y veo en ella una copa de vino que me deja inconsciente, un bibimbap
delicioso, una conversación amena como ninguna, una violación, un robo. Siento
la adrenalina de esa noche y más aún cuando miro a Dooly y le veo con ella ya
ocultando su rostro.
Yo le imito y cubro mi cara con ella sintiendo
una claustrofobia horrible pero no me queda otro remedio. Sin embargo el
reparto no ha concluido y lo siguiente son unos fusiles de asalto negros.
Irónicamente a juego con nuestra ropa. Me pasan uno y todo mi cuerpo tiembla
por la gran responsabilidad que supone tener uno de estos en mis manos. Es
impotente y temible a pesar de ser un objeto inanimado.
—¿Qué se supone debo hacer con esto? –Le
pregunto a hyung susurrándole.
—Intimidar.
—¿Está cargado?
—Sí, pero debes quitar el seguro si quieres
disparar. –Me señala una pequeña palanca entre toda la estructura del arma.
—¿Tengo que matar…?
—¿No has escuchado? Nada de matar. Solo
intimida con ella…
—Hyung… —Miro sus ojos a través de la máscara
esperando que entienda el miedo que siento.
—Lo sé Kookie, no te alejes de mí, ¿de acuerdo?
–Asiento y bajo la cabeza confundido y temeroso de la situación. Siento la mano
de Dooly posándose tímidamente en mi pierna infundiéndome valor y coraje. Me
gustaría decir que me encuentro mucho mejor ahora que puedo tener contacto físico
con él pero sería mentira.
—Cinco minutos, chicos. –Grita Jin al volante.
Mi estómago da un vuelco.
Veo a V, delante de mí, sacar una pequeña
cajetilla de metal, donde se guardarían unos cigarrillos pero de ella saca unos
polvos blancos y los esnifa rápidamente. Dos segundos después limpia su nariz y
pega un grito que nos deja a todos sordos. Su hermano que está presente
entiende que la situación necesita de adrenalina y no le reprende por ello.
—Suga, prepárate. –Le dice Hope para que una
vez aparquemos, pulse el botón que deba pulsar en su móvil para desactivar las
cámaras.
La furgoneta da un par de vueltas a una manzana
y al fin se detiene.
—¡AHORA! –Oigo la voz de Namjoon gritándonos
para salir, para que esto comience. Todo mi cuerpo se sumerge en adrenalina.
Mis manos tiemblan y no sé si seré capaz de sujetar siguiera el arma. Ya no
recuerdo a mi madre, ni a mi padre. Los cuerpos a mi alrededor, emocionados y
excitados tampoco lo hacen. Tenemos una misión.
Veo por la ventanilla a mi lado la puerta de un
banco. Vamos a atracar un banco.
Comentarios
Publicar un comentario