SÍNDROME DE ESTOCOLMO (JiKook) - Capítulo 25

 CAPÍTULO 25


Jungkook POV:

 

Nos damos una ducha juntos pero no ocurre nada más extraño que simples besos curiosos o roces momentáneos de nuestro cuerpo. Reímos avergonzados siempre. Inevitablemente estamos aun algo confusos por lo que nos acaba de suceder.

Salimos de la ducha y nos ponemos ropa limpia.

 

—¿Por qué te ves tan hermoso con mi ropa? –Me pregunta y enrojezco al instante tan pillado de sorpresa. No soy capaz de contestarle nada por miedo a parecer idiota.

El kimchi se ha echado a perder, la hora de la comida pasó, será mejor que bajemos, tiremos la comida que nos ha sobrado y hagamos como que nada ha sucedido. Nada excepto que hemos tenido relaciones sexuales, porque ha sido algo inolvidable, al menos para mí. De todas maneras, nadie más que nosotros va a saberlo.

—Hola. –Saludamos cuando llegamos a la cocina donde aún permanecen V, Namjoon y Princesa, este último fregando la vajilla usada.

Se suponía que solo habíamos venido para tirar a la basura la comida pero me temo que esto no va a quedar aquí porque a pesar del precioso momento que hemos compartido Dooly y yo hace un rato, él sigue muy enfado. Me dispongo a salir pensando que él me seguirá pero no.

—¿Te portaste bien con Kookie anoche? –Le pregunta a V con una afable sonrisa en su cara y este le responde levantando la mirada del móvil en sus manos y asintiendo con su cabeza mostrándole su falsa respuesta—. Ya veo. Tu sentido de la responsabilidad y la madurez no es muy bueno ¿cierto?

—¿Cómo? –Pregunta su hermano confundido y V no presta atención, o más bien, no quiere.

—¿Meterte la coca delate de él te parece normal? ¿Y tener que soportar tu mono?

—¿Otra vez? –Le pregunta Namjoon.

—No te metas en mi vida, idiota. –Le contesta V pero no se enfurece.

—Y para colmo dejas que la droga controle tu cuerpo y le besas.

—¡Taehyung! –Grita su hermano, con una mezcla de decepción, asco, repugnancia e ira. Yo me mantengo como un testigo en este absurdo debate.

—¿Quién te ha dicho eso? –Pregunta algo confuso.

—¿Quién va a ser? –Me señala—. El que estuvo delante, idiota.

—¡Mentiroso! –Me grita Taehyung haciéndome sentir profundamente culpable de la situación. No es mentira.

—¡V! –Le espeto—. Si no te acuerdas no es mi problema, pero eso pasó.

—¡Qué sea la última vez! –Dice hyung golpeando la mesa y haciendo que las tazas sobre esta tiemblen. V se levanta de su silla furioso, retirándola hacia atrás y cayéndola al suelo. Detrás de mí hay dos espectadores más que se tensan con la situación. 

—¿Y qué más te da a ti? –Ahora la expresión de Taehyung es sonriente y desafiante—. ¿Y si no quiero?

—Si vuelves a besarle más te vale disfrutarlo porque te cortaré tus preciosos labios y tu larga lengua, —le señala con el dedo acusador—, te mutilaré hasta que…

—¡Basta! –Grita el hermano mayor horrorizado por las palabras de mi hyung—. Tú, no amenaces a mi hermano. –Señala a Dooly—. Y tú, —ahora a su hermano—, no vuelvas a hacer semejante estupidez, ¿entendido?

—Me he cansado de esto, —dice Dooly—, tú autoridad ya no es suficiente con tu hermano. –Ahora mira a Tae—. Acércate a él y estarás muerto. Te lo prometo por…

—¿Qué haces defendiéndole? –Le corta—. ¿Acaso no le has robado? ¿No le has violado? Te compadeces de un niño que debería estar ya muerto.

—¿Vas a matarlo tú? Me parece que no.

—No me hace falta. –Ríe—. Con su prepotencia no durará mucho fuera del ala de sus padres.

—¡Cállate!

—Oh, ya veo, no es lástima, sino empatía. Entre niños ricos os defendéis.

—¿Niños ricos? –Pregunto haciéndome partícipe en la conversación—. ¿Qué ha querido decir con eso?

—¡Sal fuera! –Me grita hyung pero yo no le obedezco, intrigado por sus palabras.

—Te crees mejor que nosotros. –Le espeta V a Dooly—. Solo porque naciste bajo mantas de seda. Escúchame porque estás en mi casa y tal como entraste perfectamente puedo echarte de aquí.

—Taehyung, detente aquí. –Le advierte su hermano. Nadie le escucha más que yo.

—No sabía que tenía esa posibilidad… —Dice arrogante.

—Es cierto, no la tienes. Sabes cuál es la alternativa. –Ya no alza su tono de voz, y detiene sus palabras para formar con su mano derecha una pistola haciendo con los dedos el cañón de esta. Apunta a la cabeza de Dooly con ella e interpreta perfectamente el sonido y el retroceso del arma. Todos nos paralizamos y entendemos perfectamente a que alternativa se refiere.

—Ya te he avisado, atente a las consecuencias. –retrocede en sus pasos y me agarra del brazo para salir de la cocina esquivando a Hope y Suga detrás de nosotros.

Sale caminando muy deprisa en dirección a la chatarra y se mete entre las pilas de coches para patear y golpear con sus puños todo lo que ve delante. Todo lo que hay en su camino y aun a riesgo de ser golpeado me interpongo para evitar que se haga daño.

¡Hyung! Detente, por favor. –Intento sujetar sus brazos por muy difícil que sea la tarea. Con los segundos acaba cediendo. 

—Es un idiota… yo, voy a…

—Basta, basta, mírame hyung… —sujeto su rostro en mis manos y le obligo a mirarme para que se tranquilice—. Ya pasó, no te enfurezcas más.

—Yo…

—No dejes que te estropee el día.

—¿Cómo podría? Es el mejor día de mi vida, idiota. –Sonríe triste y me obligo a hacerlo también.

—¿Y eso por qué? Si se puede saber…

—No me hagas decirlo, estúpido. –Mira a todas partes sonrojado pero aun algo furioso.

—Seguro que te has acostado con miles de mujeres.

—Lo he hecho, no te quepa la menor duda. –Sonríe cínico. Olvido rápidamente sus palabras.

—Eres muy fácil de distraer. –Me mira sin entender—. Ya has olvidado por qué estás furioso.

—Ya no me importa.

—¿Tan débil eres?

—Por tu culpa.

 

 


 

  Capítulo 24                                   Capítulo 26                            

 Índice de capítulos 

 

Comentarios

Entradas populares