SÍNDROME DE ESTOCOLMO (JiKook) - Capítulo 20

 CAPÍTULO 20


Jungkook POV:

 

Queda madia hora para que se vayan y ya me siento algo excitado, sin embargo Dooly está perfectamente tranquilo ahí tirado en la cama jugando a cualquier mierda en su móvil. Abro su armario y saco algo de ropa limpia que pueda servirme porque pretendo darme una ducha luego después de cenar pero su voz me detiene.

—¿Qué hurgas ahí dentro? –No aparta la vista de su móvil.

—Estoy cogiendo algo de ropa limpia.

—¿Para qué?

—Voy a ducharme luego.

—¿Luego cuándo? Vamos a irnos en un rato.

—En la noche. –Me mira frunciendo el ceño.

—¿En la ducha de V? –Asiento—. ¿No puedes ducharte aquí? ¿Ahora?

—Prefiero hacerlo antes de irme a dormir.

—¿Esto lo haces para fastidiarme?

—¿Se puede saber de qué hablas? ¿Ducharme en otro sitio te molesta? ¿Te estás oyendo? –Se da cuenta de lo que hace y vuelve a su móvil para distraerse.

—Te ducharás mañana cuando vuelva.

—¿Otra vez? –Se levanta y me quita la poca ropa que había cogido de las manos para retornarla al armario—. Eres peor que un crío.

—Di lo que quieras. –Vuelve a la cama—. Tienes un serio problema llamado ego. Lo has tenido siempre y no aprendes Jungkook.

—¿Y tú que sabes? No sabes nada.

—Sé que como no detengas tu jueguecito de niño valiente van a darte de ostias y no te prometo que yo no sea uno de ellos.

—¿Vas a golpearme tú? –Sonrío sádico esperando su reacción.

—¿No lo he hecho ya?

—¿Me golpearás para, posteriormente curarme las heridas?

—Basta ya, Jungkook. No juegues conmigo.

—No estoy jugando, hyung…

—No entiendo a qué viene tu actitud de hoy.

—Estoy cansado de que te preocupes por mí.

—¿Era eso? –Se sienta en la cama para mirarme.

—Sí. No me acostumbro a que alguien esté las veinticuatro horas con un ojo sobre mí. Y en dos días mis padres llegarán a casa y debo estar allí con el dinero. Debo recuperar también el coche que me regaló mi padre. –Comienzo a enumerar todas las cosas que debo hacer antes de que mis padres vuelvan—. ¡Seguramente estén preocupados porque no hayan podido contactar conmigo!

—Cálmate Jungkook.

—Y estoy durmiendo cada noche con un desconocido… ¡Si mis padres lo supieran…! –Comienzo a sentir un ataque de ansiedad.

—¿Te molesta que sea un desconocido para ti?

—Desde luego todo sería mucho más fácil si supiera quién eres.

—Conoces mi personalidad, ergo me conoces lo suficiente.

—No es cierto.

—¿Qué quieres saber de mí? –Pienso unos segundos con la mano en el pecho sintiendo lo rápido que va mi corazón.

—Tu nombre. Dime tu nombre de verdad. –Me mira sonriendo. Alegre por mi pregunta pero al mismo tiempo niega con la cabeza.

—Si te lo digo el juego termina.

—¿Juego? ¿Esto es un juego para ti?

—¿Alguna otra pregunta?

—¡Maldita sea! –Comienzo a gritar perdiendo todo control sobre mí— ¿Por qué me estás haciendo esto?

—¿Yo? –Agarro mi cuello sin poder articular palabra. Hiperventilo sintiendo mi cabeza irse.

—¡Hyung… hyung… No puedo respirar! –Rápidamente se levanta y viene a mí para sujetar mi rostro con ambas manos y conducir mis ojos a los suyos.

—¿Qué te ocurre?

—¿No lo ves, idiota? Me está dando un ataque de ansiedad.

—Está bien, está bien. –Repite una y otra vez asimilando la situación—. Cálmate, no es nada.

—¡¿Cómo que no es nada?! –Quiero seguir gritándole pero me fallan las fuerzas y me agarro a su camisa para no caer.

—¡Mírame y respira tranquilamente!

—No puedo hyung…

—Ven, vamos fuera.

Abre la puerta corriendo y me saca de allí. Bajamos las escaleras todo lo rápido que me deja el cuerpo y cuando llegamos al aire libre al fin siento que puedo respirar. Seguimos caminando hasta que piso la tierra fuera del porche y me dejo caer de rodillas ahí.

—¿Qué ocurre? –Pregunta Suga sentado en una mesa detrás de nosotros. Asustado y alarmado se levanta pero hyung le detiene con una señal.

—Nada, no te preocupes.

Yo respiro profundo y araño con las manos la tierra en el suelo. Dejo un rastro por cada dedo que he usado y cuento del uno al diez para calmarme y poder recobrar el control en mi cuerpo.

—¿Mejor? –Me pregunta pero niego con la cabeza temiendo llorar si pronuncio una palabra porque las lágrimas se aglomeran en mis ojos con una rapidez vertiginosa. Se ha arrodillado a mi lado y palmea mi espalda, luego la acaricia y acaba por poner su brazo alrededor de mis hombros—. Dime que sientes.

—Ganas de vomitar, de llorar. No puedo respirar y me cuesta hablar porque tengo un nudo en mi garganta. –Asiente—. Si hablo se me va la cabeza. Se me va de todas maneras porque me mareo.

—¿Te había pasado antes?

—Sí. Me pasaba con frecuencia antes. Pero hace mucho que no.

—¿Cuándo empezaron estos ataques de ansiedad?

—Cuando tenía doce años. –Se calla por un tiempo—. El psicólogo dijo que fue a causa de perder a mi mejor amigo. Pero hacía mucho que no… —Me interrumpe para abrazarme.

—Oh Jungkook…  —Correspondo como puedo el abrazo pero no lo entiendo. No importa. Parece que funciona porque ya me encuentro algo mejor.

 


 


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