SÍNDROME DE ESTOCOLMO (JiKook) - Capítulo 10
CAPÍTULO 10
Jungkook POV:
Martes
Poco a poco vuelvo a la consciencia. Mis oídos
cobran sentido escuchando lo que hay a mi alrededor y lo que llega a mi es el sonido
de una respiración fuerte y tranquila. También los latidos de un corazón que
son pausados. Huelo a algo que me encanta y no puedo saber que es pero el
simple olor ya me hace sentir mareado de nuevo. Me enloquece.
Mis manos aferran algo que no reconozco y sigo
palmeando allí como un idiota hasta que me doy cuenta es la fila de abdominales
de un hombre tumbado a mi lado. Me hubiera alarmado si él no hubiera estado tan
pacíficamente dormido como estaba yo hace unos segundos. No se ha dado ni
cuenta y lo agradezco.
Hay una puerta a unos metros. Una ventana en la
pared sobre mí y otra en el baño. Sería muy fácil pero mi cuerpo es pesado y me
gusta más la idea de quedarme aquí junto a él porque me muero de curiosidad por
ver su reacción al despertarse y verme mirándole. Quiero despertarlo pero me
enternece. No me queda otro remedio. Que se joda.
—Hyung… —zarandeo un poco su brazo pero no hace
más que fruncir su ceño aun dormido. Es exasperante—. Hyung, ya es de día.
—Mmm… —Murmura y estoy seguro de que aún no es
consciente de que me tiene a su lado y que está sin camiseta frente a mí.
Y sin venir a cuento se me ocurre una idea que
aparece en mi mente de la nada, salida de los más recónditos recuerdos de mi
infancia. Mis dedos van a su vientre y agarro con dificultad un poco de piel.
Sin pensarlo retuerzo mis dedos junto con la carne haciéndole despertar de
golpe. Pero lo que pensé que sería una reacción graciosa se convierte en
aterradora cuando sus ojos se abren de golpe y todo su cuerpo se levanta agarrando
mis brazos para que con su fuerza pueda tumbarme en la cama, sentándose él
encima.
Mis brazos están a la altura de mi cabeza bien
aferrados por sus manos. Sus ojos miran directamente a los míos y su aliento es
entrecortado. Todo mi cuerpo se ha sumido, en tan solo un segundo, en un mar de
adrenalina. Hablo para calmarnos a ambos.
—Hyung, hyung, soy yo. No pasa nada. Lo siento.
–No se calma. Su expresión se mantiene—. Solo ha sido una broma. Perdóname.
Todo está bien.
Poco a poco mira mi rostro y me reconoce ya al
fin despierto. Su respiración se normaliza y se sienta en mí soltando mis
brazos. Una vez está erguido se mira el vientre viendo allí una pequeña marca
roja que toca con la yema de sus dedos. Una pequeña marca entre sus seis
abdominales que ocupan toda mi visión.
Hace un pico con sus labios demasiado adorable
y me siento culpable por haberle dañado. La verdad es que esto solían hacérmelo
a mí, así que tal vez me he pasado con la fuerza. Llevo mis dedos allí también
y toco de nuevo su piel pero para él es la primera por lo que me mira
confundido.
Mis manos van directas a su cadera y le acerco
a mí mientras yo me levanto para besar esta zona algo irritada. Su vientre
tiembla con mi contacto y mis labios hacen un ruido gracioso al chocar y
despegarse de su piel abombada por los músculos.
—¿Se puede saber qué diablos haces? –Me vuelvo
a tumbar en la cama teniendo aun su cuerpo sobre el mío.
—Disfrutar de las vistas, idiota.
—No me hagas coger de nuevo la pistola.
—¿Qué he hecho? –Pregunto inocente realmente
sorprendido por su enfado—. ¿Siempre te levantas de mal humor?
—Sí siempre y cuando me despierte un niñato feo
retorciéndome la grasa.
—¿Grasa? ¿Me tomas el pelo? –Palmeo repetidas
veces su vientre haciendo un ruido seco con mi mano allí y me rio de su
estupidez. Él no puede evitar sonreír conmigo. Sus ojos desaparecen y los
olvido oscurecidos por la claridad de su hermosa sonrisa.
—¿Dormiste bien? –Me pregunta y asiento aun
sonriendo.
—¿Tú?
—Sí, y por lo que veo aun sigo vivo a no ser
que ese pellizco fuera tu forma de matarme. –Sonríe lleno de… no sé. Picardía.
—El beso era mi arma secreta. –Digo
decepcionado.
—No es suficiente.
—¿Necesitas otro? –Me dispongo a hacerlo de
nuevo pero él se aparta de mí riéndose.
—Ag, no gracias. Uno ha sido ya demasiado.
–Cuando se ha bajado de la cama y se estira sintiendo todo su cuerpo crujir me
pregunta—: ¿Quieres darte una ducha?
Sin pensármelo dos veces asiento emocionado.
Comentarios
Publicar un comentario