EMPÉDOCLES (JiKook) - Capítulo 9

 CAPÍTULO 9


JungKook POV:

 

Cuando al fin la competición y los actos posteriores terminaron, Jimin y yo fuimos a buscar a Hoseok para despedirnos y ambos nos condujimos de nuevo a la plaza y desde allí tomamos otro camino que a medida que avanzábamos, la densidad de personas disminuía. Nos colamos por unos pasillos de poca altura, un pasillo normal con paredes a ambos lados de tierra y en estas, puertas redondas de madera con un pomo al lado. Jimin habla ya que durante un tiempo ninguno de los dos ha dicho nada.

-Yo ayudé a construir estos túneles. –Dice orgulloso mirándolos.

-¿Dónde estamos?

-En el ala de las habitaciones de los Terra. Están acondicionadas con todo lo que nosotros necesitamos.

-¿Cómo son las del resto?

-Para los Aqva deben estar inundadas. Duermen en agua aunque puedan hacerlo también en una cama normal. Los Ignos duermen una especie de vitrinas de hierro con brasas para mantener su calor corporal. Los Aer en camas normales, solo que deben ser más blandas para no dañarse las alas. –Asiento comprendiendo.

-Suena incómodo todo. –Reconozco.

-Sí. Pero ellos pensarán lo mismo del resto, ¿no crees? –Asiento.

-Tengo una pregunta. –Digo. Él asiente esperando la pregunta-. Sois eternos, inmortales. Siempre jóvenes. ¿No podéis tener descendencia?

-No. Es algo así como que somos nosotros nuestros propios hijos y nietos. Nos renovamos con el tiempo y aprendemos a amoldarnos a las costumbres de los humanos.

-¿Y si mantienes relaciones con una de tu sexo opuesto?

-¿Sexo opuesto? –Pregunta-. Nosotros no podemos engendrar vida. La única vida que creamos es la naturaleza. Yo creo árboles y flores, otros fuego, agua, viento…

-¿No puedes dejar embarazada a una mujer? –Él sonríe porque acaba de entenderlo.

-No, JungKook. No somos hombres, o mujeres. Discernimos mucho de vuestra especie aunque yo aparente serlo. ¿No has visto a Hoseok? ¿Parecía más humano que pez? No somos más que representaciones híbridas entre humanos y la naturaleza a la que pertenezcamos.

-Nunca podrás tener hijos… -Resumo.

-No. Tampoco los necesito ni tengo la voluntad. No siento la necesidad de perpetuar mi especie, ni tengo un sentimiento de paternidad, ni nada parecido. –Asiento.

-Entonces no hacéis el amor. –Digo y da un respingo a mi lado. No contesta hasta que no nos detenemos en una de las puertas de entre tantas y tras abrirla y conducirnos dentro, cierra y canda con seguro. Estamos a oscuras hasta que enciende unas luces en el techo que parecen pequeños insectos brillantes en vitrinas de cristal.

-Claro que lo hacemos, idiota. –Sonriendo algo avergonzado por el tema se gira para acomodarse en la habitación y por primera vez me fijo en ella. El enorme peluche de oso apoyado en la pared me hace sonreír de repente y mis ojos se entrecierran reconociéndolo. Es ahora mucho más enorme. Tanto que su cabeza choca con el techo y sus piernas están estiradas en el suelo. La habitación no es muy grande, al contrario, es redonda y tan solo hay una cama redonda y ese gran oso pero es preciosa y perfecta porque está decorada en cada pequeño detalle.

-¡Ese es mi oso! –Digo y lo señalo acusándole de ladrón aunque en realidad sé perfectamente que me deshice de él.

-¿Sí? –Pregunta confuso-. No lo sabía, de veras. –Se excusa-. Pero es que me encanta. Lo vi tirado por ahí y decidí quedármelo. Espero que no te importe. –Niego con la cabeza sonriendo y me acerco al peluche para acariciar una de sus patas delanteras. Jimin me mira y sonríe prosiguiendo con sus argumentos-. Es tan blando y suave. –De repente se lanza al peluche y lo abraza hundiendo su cuerpo en el del muñeco-. Huele muy bien y siempre me reconforta abrazarlo. –Lo aprieta más en sus fuertes brazos y mientras sonríe como un bebé disfrutando de la sensación de mi juguete en sus brazos miro más detenidamente su cuarto. En un lado del suelo, junto a la pared del lado opuesto a la puerta hay un par de macetas del mismo o parecido color que el de las paredes de donde sale una pequeña planta de marihuana y el resto están vacías.

-¿Para qué son las macetas vacías?

-La de marihuana es de Yoongi, -dice-, y es la que más consume. El resto son mías y cultivo en ellas lo que quiero y cuando quiero. Té, café, soja, lo que quiera.

-Ya veo. –La cama es redonda y está cubierta de mantas y gasas que parecen limpias y confortantes para un agradable sueño. Sobre el cabecero de esta hay unas cuantas plumas unidas en una cuerda tan solo como decoración. Alguna pequeña estantería donde nada destaca en ellas y poco más.

Jimin se aleja del peluche y comienza a quitarse los zapatos y los deja al lado de la puerta. Le observo detenidamente y él me indica que haga lo mismo. Le obedezco y le imito. Se quita su abrigo de piel y la camisa interior. Queda tan solo en pantalones y me mira indicándome que le siga en su acto pero me siento mucho más avergonzado y acaba encogiéndose de hombros. Rápido y veloz se tira a la cama y cae en el centro de ella riendo y produciendo una estridente risa que me pone los pelos de punta.

-Ven. ¿No querías hablar de sexo? –Me pregunta con una sonrisa ladina y avergonzado me dirijo a su lado y me siento en el centro de la cama frente a él. Es sin duda cómoda y debe de tener un relleno de algodón porque me hundo con dulzura como un agradable abrazo.

-Tampoco es cuestión de sacar un tema tan…

-No, no. Te resolveré todas las dudas que tengas.

-Pues eso, ¿haces el amor?

-Sí. Lo he hecho muchas veces.

-¿Y cómo lo haces? –Pregunto.

-Como se hace. –Ríe-. Sin más.

-Pero… ¿Solo lo haces con los de tu misma raíz oh…?

-¡No! –Grita-. No me gustan los de mi misma raíz. –Frunzo el ceño-. Es mucho más divertido hacerlo con los de otras raíces.

-¿Sí?

-¡Claro! Sobre todo hacerlo con un chico de fuego. Eso es maravilloso. Es mucho más caliente, valga la redundancia.

-¿Chico? –Frunzo el ceño y él asiente sin comprender.

-¡Ah! Claro, los complejos judeocristianos de vuestra cultura…

-¿Cómo?

-Vuestra cultura os inhibe para reprimiros en cuanto a estas cosas. Las personas debéis estar con sexos opuestos y si no, es una aberración y blah blah…

-Ya… -Suspiro.

-Eso no son más que tonterías. –Me encojo de hombros. Su pecho desnudo brilla delante de mí y pierdo completamente el hilo de la conversación por unos segundos. Cuando me reincorporo está extrayendo algo de mi pantalón y rescata de allí la pequeña bolsa de tela que me compró en el mercado.

-¿Vas a enseñarme que es eso ahora?

-¿Quieres? -Asiento emocionado mientras le veo extraer de él unas cuantas semillas que pone en mi mano. Él escoge de entre todas una y, apagando todas las luces, dejándonos a oscuras de repente una luz sale de su puño cerrado y tras abrirlo, una pequeña flor aparece. Nada más que un capullito pequeño que levita sobre la palma abierta de su mano y que poco a poco se abre haciendo que la luz sea en ella más intensa. Sus pétalos se abren, la flor madura y se aleja levitando lejos de nosotros colocándose por ahí perdida. No le pierdo ojos de vista pero Jimin se deleita en mi fascinada expresión.

-¡Dios mío! ¡Esto es hermoso! –Digo y le pido que lo haga de nuevo-. ¡Una más!

-Las que quieras. –Coge de nuevo otra y realiza exactamente lo mismo pero el color en esta es un rosa mucho más intenso. Al igual que la anterior se eleva y se aleja creando una extraña atmósfera-. Probemos otra cosa. –Dice y me quita todas las semillas de mis manos para dejarme tan solo una y me hace cerrar el puño sobre ella. Con sus manos envuelve la mía y un débil calor se cuela entre mis dedos para abastecer de vida a la pequeña semilla y la siento germinar en mi mano. Siento como se mueve, se abre y poco a poco la luz en ella se intensifica-. Flores de luz. –Me recuerda cuando ya es muy evidente-. Abrimos mis manos y esta se eleva y se aleja-. ¿Cuál es tu color favorito?

-Azul. –Digo sin pensar mirando su rostro entre las tinieblas y las sobras que las flores me proporcionan. Él escoge una semilla más y se la lleva a los labios para besarla sin que sus ojos me pierdan de vista. De nuevo la hace nacer y esta vez la luz es azul y tremendamente brillante. Es una rosa azul como nunca había visto antes-. ¡Roja! ¡Quiero una roja! –Le pido tremendamente emocionado. Jimin chasquea la lengua molesto.

-Eso no va a ser fácil. –Frunzo el ceño y torno mi expresión a una algo más comprensiva. Él juguetea con las semillas que quedan, que no son pocas, en su mano-. Necesito algo más. Ven. –Con su mano libre se dirige a mi nuca y me acerca a él mientras él se acerca a mí con la vista fija en mis labios y los suyos ya entreabiertos adelantándose al beso. Sí, me besa, muy intensamente y violando mi boca con su lengua cuando apenas nos hemos rozado. Los jugosos labios se aplastan con los míos y el calor en su boca y el sabor de su saliva consiguen volverme loco unos segundos. Pierdo consciencia y la suficiente coordinación como para apretar mis puños en las mantas sobre la cama. Cierro los ojos con fuerza escuchando atentamente los chasquidos de nuestra saliva al chocar. Una luz roja nos deslumbra a ambos y nos vemos obligados a cortar el beso porque todas las semillas germinan de golpe y con una luz tremendamente intensa-. Perdóname. –Me dice-. Me he emocionado.

Hace que las flores alcen el vuelo y rodeen la habitación dando una sensación íntima y mucho más intensa que antes. Jimin recorre con sus ojos la estela de las flores mientas las distribuye por el cuarto pero yo ya no puedo pensar en otra cosa que no sea la adrenalina recorriendo de forma temeraria mi venas. El calor que ha dejado en mis labios, la intensidad de su beso y su sabor en mí. Él parece distraído pero yo alcanzo su rostro con mis manos y lo conduzco a mí para besarlo de nuevo. Al principio parece incluso sorprendido pero acaba por acostumbrarse igual que me pasó a mí antes y ahora es él que tras coger confianza retoma el control sobre la lucha entre nuestras lenguas y se abalanza a mí para devorarme. Sus manos se colocan en mis hombros y las mías en su cintura acercándole todo lo que puedo a mi pecho.

Se deja hacer perdiendo todo control y autoridad. Se incorpora lo suficiente como para caer en mi regazo y una vez allí se sienta en mis piernas juntando su torso desnudo contra el mío aún enfundado en ropa. Parece incluso estorbarle esta en mi cuerpo y se separa de mis labios solo para quitármela rápido y desesperado por más contacto o uno más caliente e intenso.  Me dejo hacer porque al igual que él, me veo sucumbir al más dulce de los pecados. Una vez se ha desprendido de mi sudadera negra tira de mi cuerpo a la cabecera de la cama y me tumba con la cabeza en el almohadón. Allí, teniéndome debajo de él y con sus brazos sujetando los míos bajo su peso, parece mucho más fuerte, mucho más posesivo y activo. Muerdo mis labios y él se queda fijo en ese acto. Lo repite como yo lo he hecho y se lanza a morderos juntándonos de nuevo en un intenso beso que me hace perder la última gota de cordura y razón en mi mente.

Al tiempo deja de lado mi boca para besar mi mandíbula, mi cuello y se dirige a los pezones para estimularlos con su lengua y de vez en cuando, morderlos haciendo lanzar gemidos lastimeros que jamás escuché de mi propia voz. El ambiente se caldea a una velocidad vertiginosa y cuando, casi como un impulso, me coge ambas piernas y se las enrolla sobre la cintura le detengo angustiado.

-Ji-Jimin. Pa-para Jimin.

-¿Qué ocurre? –Me pregunta temiendo haber hecho algo mal.

-Qui-quiero que sepas que soy virgen. –Sonríe avergonzado.

-Pongamos que yo también. –Se encoge de hombros y regresa a besar mi abdomen.

-¡Y una mierda!

-Nunca he follado con un humano. –Me guiña un ojo y no me queda más remedio que dejarme caer en la cama y disfrutar de la extraña experiencia que me propone. Antes de darme cuenta desabrocha mis pantalones rápido y preciso y me los saca tirándolos al suelo. Regresa a mi pecho y se deshace de la llave que cuelga con la cuerda dejándola en el suelo igual-. Quítate todo, vamos.

Termino de deshacerme de toda mi ropa y él hace lo mismo con la suya. Nada más que quedamos desnudos nos miramos el uno frente al otro y me doy cuenta de que no tengo nada con lo que pueda competir. Su cuerpo es más fuerte, más robusto, su cuerpo es el de un hombre y yo no tengo más de diecisiete años. Aún me veo inocente y demasiado infantil como para tomar la iniciativa de la experiencia.

-Vas a hacer algo por mí, ¿sí? –Me dice mientras ocupa el lugar en el que estaba yo antes y se tumba boca arriba esperando por algo de mí. Su mano derecha masturba su ya necesitada polla y su izquierda palmea su vientre musculado. Perfecto-. Ponte a cuatro, mi amor, pero de espaldas a mí.

-¿Hum? ¿Cómo es eso?

-Quiero que me chupes la polla, pequeño, mientras yo te dilato. –Muerdo mis labios por sus obscenas palabras que resultan tan naturales en su boca. Asiento cohibido y me siento en él dándole la espalda mientras me inclino para llevar mis manos a su miembro. Él se suelta rápido al contacto de mis dedos y mientras lo bombeo beso su glande un par de veces haciéndole sentir escalofríos por todo el cuerpo. Él habla de nuevo-. Si lo haces bien te compenso, mi niño.

-Está bien. –Sus manos sujetan mis muslos con fuerza y comienza a morder mis glúteos son una sonrisa en sus labios. Gimo sin darme cuenta y al hacerlo frente a su polla él tiembla gimiendo igual que yo. Aprovechando su debilidad lamo toda su longitud y se endurece con los segundos. Yo ya me siento muy excitado y más aún cuando con una de sus manos masturba mi polla mientras con otra, con dedos húmedos y resbaladizos, introduce uno de ellos en mi entrada-. ¡Ah! –Exclamo por la extraña invasión en mi cavidad. Su dedo se mueve dentro provocándome una extraña sensación de incomodidad.

-Relájate, o te harás daño.

-Hum… -Murmullo mientas muevo mis caderas para crear una mayor fricción e introduzco su glande en mi boca y dejo un hilo de saliva y presemen entre nosotros cuando lo saco de mí. Ya veo un poco de líquido blanquecino saliendo de él y aprieto levemente con mis dedos allí introduciendo mi lengua en la ranura. Un segundo dedo me penetra y ya no puedo controlar mis movimientos. Me introduzco toda su polla en mi boca y la saco haciéndole una mamada al principio lenta que se acelera con los segundos.

-¡Ah! ¡Jeon Jungkookie! –Sus gemidos me avergüenzan y me siento mucho más cohibido que antes pero por otra parte me animan, porque quiero seguir escuchándolos. Llevo una de mis manos a sus testículos y los acaricio y lo acuno en mi palma. Un tercer dedo  y debo detenerme porque la incomodidad ha superado al placer.

-Ji-Jiminie… ¡AH! –Grito cuando siento su lengua invadirme tras que sus dedos salieran de mi. lloriqueo indefenso por la extraña sensación y gimo aún más alto, tanto que siento que alguien puede oírnos pero como a él parece darle igual, yo no me preocupo por ello-. Basta, basta. –Le detengo y me incorporo a quedar de cara a él de nuevo. Él me mira al principio confuso porque no entiende mi iniciativa pero cuando me siento en él de nuevo y devoro sus labios, entiende que estoy preparado.

Nos abrazamos, nos acomodamos el uno en el otro y nos miramos con nuestras manos recorriendo el cuerpo frente a nosotros. Sus labios no resisten a besar mi cuello y mi pecho. Yo beso su coronilla y su frente oliendo en él la mejor fragancia y más natural que jamás he oído. Sus brazos me rodean, me conducen a sentarme sobre su pene y allí me abrazo a su cuello aguantando varios gemidos lastimeros y algo ridículos. Todo él tiembla cuando está en mi interior y se cohíbe a moverse temiendo por mi bienestar pero no cabe duda que desea embestirme desenfrenadamente porque sus guturales gemidos me llenan de miedo e impaciencia. Desenfreno.

Cuando al fin está dentro de mí, comienzo a moverme lentamente olvidando mi dolor solo para ver en sus expresiones la locura del éxtasis. Me mueve con sus manos en mi trasero y ambos gemimos sintiéndonos esclavos del placer. Me siento al borde cuando su mano masturba mi polla rápidamente y esto me hace a mí moverme a ese ritmo consiguiendo que comencemos con las embestidas.

-Más rápido. –Le pido y ante la exigencia me coge de su regazo y me tumba en la cama abriéndome de piernas todo lo que puede. Se adentra de nuevo en mí y comienza a embestirme con toda la fuerza que tiene. Al rato se tumba sobre mí y entrelaza sus manos con las mías ambas a cada lado de mi cabeza. Su aliento, descontrolado como el mío, choca con mi rostro y el mío con el suyo. Ambos se mezclan en el poco espacio entre nosotros y puedo ver como con los segundos y a medida que nos acercamos a un orgasmo conjunto, su rostro se deforma, como el mío, seguramente, en una mueca que podía parecer de dolor pero que no es más que la fuerza del instinto para retenerse y no provocar un desastre en nuestros cuerpos.

Sentir como se corre abundantemente dentro de mí me hace vibrar. Me retuerzo en él y grito convencido de que solo con eso, vendré yo también, y así es. Me corro ensuciándonos a ambos pero no es algo que pueda controlar. Cuando ya no se aguanta sobre mí cae en mi cuerpo y se desplaza a un lado cubriéndonos a ambos con las mantas. El calor en mi cuerpo me impide disfrutar de estas pero con los segundos me enfrío y agradezco el contacto con las sábanas.

-Duerme un poco, antes del amanecer regresaremos. –Dice y cierra sus ojos acomodando su rostro en mi cuello. He perdido las ganas de dormir por completo pero el cansancio de mi cuerpo me acompaña a un dulce sueño.

 

 


 

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