EMPÉDOCLES (JiKook) - Capítulo 8
CAPÍTULO 8
JungKook POV:
Una voz alegre, feliz y jovial aparece de la
nada para sorprendernos y ambos acompañantes se giran en la dirección de donde
procede la voz. Un hombre, como el resto, se acerca a pasos nerviosos y
energéticos. Su sonrisa es todo lo que puedo ver y tras acercarse hasta llegar
a nuestro lado esquiva como puede a Yoongi sin que parezca algo muy evidente y
acaba posando su brazo sobre el hombro de Jimin dándome la espalda
completamente.
-¿Cuándo pensabais venir a…. a…? –Mira tras su
espalda a mi cuerpo aun aferrado a la mano de Jimin que me mira con lástima y
me acerca de nuevo a su lado, interponiéndome entre él y el nuevo hombre que
acaba de llegar.
-Este es Hoseok. –Me dice Jimin y veo que
Yoongi no se separa de la copa en su barra-. Hoseok, este es Jeon Jungkook, mi
amigo.
-¡Ah! Ya veo. Un humano. –Dice mirándome de
arriba abajo y acaba sonriendo algo fascinado. Deja a Jimin a un lado y se
acerca de frente a mí para estrechar mi mano de manera formal y muy
profesional. Este hombre no es como Yoongi o Jimin y puedo verlo no solo en su comportamiento
que se obliga a ser desenfadado pero que no puede evitar ser formal y refinado.
Sino sus ropas. Son tremendamente elegantes por no decir deslumbrantes. Sobre
sus hombros, unas hombreras altas y gruesas están hechas de escamas plateadas y
ambas se unen con correas de cuero negro sobre su pecho desnudo. Su cintura
está cubierta con una falda blanca con pliegues y una cenefa en la parte
inferior de color plata que me recuerda a las faldas romanas que llevaban los
antiguos guerreros romanos. En sus pies, unas botas de cuero y en su espalda
desnuda hay una espina dorsal de pez enorme que la recorre a tamaño real.
Cualquiera diría que es la suya propia saliendo de su piel.
-¿Es de verdad? –Le pregunto llevando mi mano
delicadamente al esqueleto de pez en su espada pero sonríe y niega con la
cabeza.
-Nah, mera decoración. Tengo ahora mi
presentación antes de la carrera.
-¿Carrera? –Pregunto.
-De natación. Esto no es de verdad, -señala su
espalda-, pero esto otro sí. –Dice mientras me muestra su cuello tras sus
orejas y me descubro fascinado al comprobar cómo unas agallas sobresalen de su
piel exactamente igual que las de un pez. Me esfuerzo por mirar más allá de la
mera apariencia humana que tiene y puedo ver membranas entre sus dedos y varias
escamas naturales en algunas partes de su cuerpo como en sus brazos, su pecho o
sus piernas. Pequeñas y tan solo en reducidas zonas. Pero se ven incluso
hermosas.
-Íbamos a ir ahora. –Dice Jimin aunque no
consigue convencer a Hoseok.
-Pues venga, que ya llego tarde. –Dice y coge
el brazo de Jimin y tira de él para caminar lejos de la barra pero al ver que
Yoongi no les sigue se detienen-. ¿Tú no vienes?
-¿Yo? –Pregunta confuso-. ¿Un Ignos entre tantos Aqvas? Ni lo sueñes. Si no estoy de mal humor me pondrán ellos con
sus tonterías de bichos marinos. –Hoseok se encoge de hombros y me veo obligado
a seguir a Jimin pero la mano de Yoongi aferrando mi sudadera me detiene. Me
giro a él para verle de cara a mí con un esfuerzo de sonrisa amable-. Tengo la
impresión de que no volveremos a vernos en mucho tiempo. –Dice y rebusca algo
en los bolsillos de sus pantalones-. Ha sido un placer conocerte aunque no
hayamos podido estar tanto tiempo como quisiera, eres el primer humano que
conozco-. Saca de un bolsillo un pequeño cilindro de papel marrón, duro y
consistente que apenas es más grande que mi dedo meñique. Un hilo de color
negro sobresale de uno de los extremos-. Quiero regalarte esto. Lo he hecho yo
ahora que no tengo tanto trabajo. Dile a Jimin que lo encienda. Seguro que te
encanta. –Miro atrás y veo a Hoseok y a Jimin esperándome. Me despido
rápidamente y tras darle las gracias corro de nuevo al lado de Jimin que espera
a estrecharme la mano y continuamos caminado junto. Yo guardo el extraño regalo
de Yoongi en uno de mis bolsillos y comenzamos a escuchar la animada voz de
Hoseok. Es agradable aunque no se calle en un solo momento.
…
Cuando llegamos a lo que parecen las puertas de
unos vestuarios nos dependimos de Hoseok y este entra en ellos dejándome ver
dentro a hombres como él con unas características físicas parecidas. Jimin y yo
nos damos media vuelta y comenzamos a subir por unas escaleras en forma de
caracol que nos conducen a algo parecido a unas gradas desde donde se puede ver
una gran piscina enorme e inmensa. Personas como yo y Jimin están sentados aquí
arriba mientras los competidores salen en primer lugar y vestidos para
presentarse ante el público. Antes de que comiencen las presentaciones Jimin y
yo escogemos un lugar algo apartado de las personas y nos sentamos allí, no muy
altos pero tampoco al borde inferior de las gradas.
-Había olvidado por completo que hoy era su
carrera. –Suspira y yo sonrío.
-Ya estamos aquí, no pasa nada.
-Mira, ahí sale. –Hoseok sale uno de los primeros seguido del resto de
participantes pero algo destaca en ellos y es que poco portan las mismas ropas
elegantes que él. Como si Jimin leyera mi pensamiento o entendiera mi extraña
expresión, me explica lo que sucede-. Hoseok es el hijo de uno de los generales
más importantes. –Aclara-. Por eso sus ropas son mejores.
-Oh, ya veo.
-Y además es uno de los mejores nadadores.
Ahora que no hay muchas inundaciones podemos permitirnos este pasatiempo pero
no te creas que esto es así siempre. Por eso para él es importante. –Los
hombres regresan dentro y al rato reaparecen tan solo con una pequeña prenda
que cubre sus partes.
-¿Yoongi y Hoseok no se llevan bien? –Pregunto.
-Claro que sí, el problema es que tienen
personalidades muy diferentes. A veces incluso se complementan aunque lo más
frecuente es que discutan.
-Jimin, ¿qué pasaría si se pelearan?
-¡Uf! Pues eso depende de qué fuerza nos
gobierne. Si el amor predomina tal vez Hoseok podría hacer que Yoongi muriera y
el fuego en él se apagara. Le bajaría la temperatura y podría morir. De lo
contrario, de ser el odio el que nos gobierne Yoongi deshidrataría a Hoseok. Es
sencillo de entender.
-Oh, ya veo.
-Por eso Yoongi no ha querido venir, estamos en
época del amor, y todas estas personas, la mayoría Aqvas, de sufrir un ataque de ira o algo similar no duraría ni dos
minutos.
Los nadadores se colocan cada uno en un pequeño
pedestal al lado del agua y se posicionan propiamente para saltar de inmediato
al agua. Ahí sentado, yo, apoyo mi espalda en el respaldo detrás de mí y miro
fijo la escena que se desarrolla ahí abajo. Increíblemente la mano de Jimin aún
permanece entrelazada con la mía y esto es algo que en este momento llama mucho
más mi atención. Es fuerte aunque pequeña y no conozco hasta qué punto puede
destruirme si quisiera. Los nadadores se lanzan al agua al sonido de algo parecido
a un silbato y comienzan a nadar a gran velocidad. Yo ya no puedo prestar
atención porque me siento cansado y somnoliento. Jimin me mira con una gran
sonrisa y en los labios por la emoción de la carrera pero como yo no le
correspondo se angustia y se gira a mí con el rostro asustado.
-¿Ocurre algo, Jeon? –Niego con la cabeza-.
¿Quieres regresar ya? –Me encojo de hombros.
-Todo esto me encanta pero me siento cansado.
–Digo porque se supone que debería estar dormido hace horas.
-No quiero que te vayas aun. –Forma un puchero
con sus labios, y maldita sea, no puedo resistirme. Su mano en la mía se ha
vuelto tensa por la situación y me la acerco a mi regazo y la acaricio
suavemente. Él se mira con una sonrisa triste.
-No quiero irme aun. –Digo y parece esperanzado-.
Pero debería dormir un poco.
-En ese caso déjame ayudarte. –Parece que va a
decir algo más pero la carrera es rápida y termina antes de lo esperado. Hoseok
sale del agua en el segundo lugar y tras una breve ceremonia se le concede una
pequeña insignia en forma de gota de agua de plata.
-Jimin. –Tiro de su mano para que me preste
atención a mí más que a Hoseok allí abajo. Me siento celoso de su interés por
él.
-¿Qué quieres? –Me pregunta amable y yo le
reclino hasta apoyarle del mismo modo que estaba yo y me siento a su lado
reclinando la cabeza en su hombro-. No, no te duermas aún. –Me dice pero me da
igual. Cierro los ojos y descanso unos segundos con su fragancia entrando por
mis fosas nasales. Huele a naturaleza, a vida, a pétalos de rosa fresca.
-Hueles genial. –Digo casi sin pensar y puedo
sentir como todo él se revuelve en el asiento avergonzado. La chaqueta que
tiene de pelo de animal me hace cosquillas en las mejillas pero es cómoda y
reconfortante-. Solo déjame unos segundos. –Le digo.
-Está bien. –Pasa su brazo por mis hombros-.
Pero no duermas mucho, aun tengo toda una noche preparada para ti.
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