EMPÉDOCLES (JiKook) - Capítulo 10

 CAPÍTULO 10


JungKook POV:

 

Despierto poco a poco en la medida en que el cuerpo de Jimin se mueve a mi lado y se incorpora en la cama bajando los pies al suelo y revolviéndose el pelo. Él cree que sigo dormido pero le miro con uno de mis dos ojos abiertos para escudriñar en su cuerpo desnudo cada uno de sus músculos. La espalda se mueve haciendo que las vértebras aparezcan y desaparezcan bajo su piel. Desde el pelo sobre su nuca cuelgan unas cuantas cuerdas verdes y sus manos las revuelven despejándose. Me siento aún cansado, como él, pero no hay más tiempo.

-Jungkook. –Susurra mi nombre-. Despierta, tenemos que… -No continúa porque al girarse me ha descubierto mirándole. Ambos sonreímos y me incorporo buscando entre el suelo mi ropa igual que él. Antes de empezar a cubrir con ella mi cuerpo desnudo él se agacha y recoge algo del suelo que me muestra en la palma de su mano-. ¿Esto es tuyo? –Veo en su mano el pequeño objeto que Yoongi me regaló.

-Sí. –Asiento recogiéndolo de nuevo y lo meto en el bolsillo de mis pantalones, de donde debe haber salido-. Me lo ha dado Yoongi. ¿Qué es? –Jimin sonríe y pareciera que debiera haberlo supuesto.

-Se llaman chispas del diablo.

-¿Chispas de qué?

-Son un invento de Yoongi pero no le gusta comercializarlas.

-¿Cómo funcionan? –Jimin niega con la cabeza mientras termina de vestirse y aun sin contestarme recoge una pequeña cajita negra y me mira sonriendo.

-Vamos fuera, te lo mostraré, pero antes, quiero presentarte a un amigo más.

-Está bien. –Comienzo a ponerme los zapatos, acuclillado en el suelo cuando algo bajo las sábanas brilla. Es un brillo plateado que no había visto antes y me incorporo para acercarme a la cama y sujeto una de las mantas que caen sobre la base y la retiro dejando al descubierto la estructura metálica de la cama-. ¡Qué diablos! –Exclamo haciendo que Jimin se asuste pero una sonrisa permanente en mi rostro le hace sosegarse. Sonrío porque reconozco la cenefa tallada en la superficie metálica alrededor del metal-. Esta es la pulsea de mi padre. –Digo como si nada y él asiente. Lo sabía.

-Sí. La perdiste hace mucho.

-Sí. –Llevo mis manos al metal y sonrío. Pensar que hemos hecho el amor en ella me hace sonreír aún más.

-¿Quieres llevártela? Puedo devolvértela si quieres. Perdóname…

-No, da igual. No quiero dejarte sin cama. –Jimin sonríe y asiente. Yo la toco una vez más, excitado por el extraño reencuentro.

 

 

Caminando durante alrededor de veinte minutos entre túneles como los pasillos de las habitaciones acabamos desembocando en un bosque cuya primera impresión en mí es esa, un bosque. Pero tras ser verdaderamente consciente de todo lo que me rodea me sorprendo al darme cuenta de que todo esto no es más que un jardín como podría ser el de mi casa. Lo que crece a nuestro alrededor es césped y algunos insectos pululan a nuestro alrededor superándonos en tamaño y fuerza, pero no parecen amenazantes. El olor a tierra es muy evidente y el cielo sobre nosotros aún es oscuro. Aún no ha amanecido. Jimin, sigue aferrado a mi mano.

-¿A dónde vamos? ¿Dónde estamos? –Le pregunto perdido y desorientado.

-Vamos a ver a mi amigo Taehyung. –Asiento mientras camino a su lado.

-No me lo digas, es un Aer. ¿Cierto?

-¡Sí! ¿Cómo lo has sabido?

-No lo sé. Tenía que completarse el círculo.

-¡Eso es! –Ríe a carcajadas y yo suspiro acabando por sonreír igual que él.

Seguimos caminando hasta detenernos en la base de un árbol en donde las raíces sobresalen de la tierra y el musgo trepa por la corteza. Allí, en la copa donde se mecen las hojas, sopla un viento tranquilo que parece incluso inexistente. Este se cuela entre las ramas y las mueve a su libre albedrío. Jimin mira donde yo he posado la mirada y con sus dedos en su boca deja escapar un silbido que me obliga a cubrir mis oídos.

-¿Qué haces? –Le pregunto nervioso y él señala allí donde las hojas se mecen.

-Allí está. Siempre le gusta andar por aquí a estas horas. Entiende andar por “Volar”. –Me aclara y yo frunzo el ceño. Sigo viendo como el viento se mueve pero nada más sucede-. Este chico distraído… ¡TAEHYUNG!

Y el viento, desaparece.

-¿Qué ha ocurrido? –Pregunto mirando fijamente la copa del árbol hasta que una ráfaga de viento me desequilibra y me revuelve el pelo y la ropa obligándome a apoyarme en el brazo de Jimin.

-Idiota. –Dice Jimin a la nada y el viento se instala delante de nosotros como un pequeño remolino de nuestra altura hasta que el polvo deja paso a un hombre como nosotros. Bueno, hombre, las alas en su espalda me demuestran que no lo es y el que haya aparecido de la nada, igual. Su pelo es rubio y brillante, muy revuelto. Sus ojos son grandes y muy rasgados. Sus labios grandes, su sonrisa, aún más-. Te presento a Jeon JungKook. –Dice Jimin levantando mi mano unida a la suya y tras mirarme Taehyung de arriba abajo sonríe muy ampliamente y corre hasta mí para saltar sobre mí y hacernos caer a ambos en el suelo.

-¡NO puedo creerlo! –Grita mientras me mira sobre mi cuerpo. Su rostro está tremendamente cerca del mío mientras que Jimin se acerca para separarnos muy nervioso-. ¡Es un humano! ¡Un humano de mi tamaño!

-Sí, sí, Taehyung. Pero quítate de encima. –Acaba por sujetarle del brazo para zafarlo de mi cuerpo y acaban ambos sonriéndose mutuamente.

-Que chico más guapo. –Dice de mí Taehyung lo que me hace temblar pero lo dice con una sonrisa infantil en su rostro lo que me hace pensar que nada más esté siendo sincero en vez de tener pensamientos pervertidos. Lo contrario de Jimin cuando me mira y sonríe, dándole a Taehyung la razón-. ¿Qué hace aquí?

-Es mi nuevo amigo. –Taehyung niega con la cabeza.

-No, no puede ser. Él es humano.

-¡Cállate! –Jimin me mira con un puchero en los labios-. ¿A que eres mi amigo?

-Sí, claro… -Taehyung no parece convencido.

-Pero él no puede…

-¡Basta! –Se enfada Jimin y viene a mí para abrazarse y dejarse abrazar por mí-. Es mío y punto.

-Bien, bien. –Taehyung se encoje de hombros y yo me deshago del abrazo de Jimin para acercarme a él y estirar mi mano hacia sus alas. Él parece notar mis intenciones y se aleja un poco nervioso peor tras pedir permiso con una mirada acaba asintiendo y yo llevo mis dedos allí donde unas alas de mariposa casi trasparentes brillan por la poca luz de la luna. Creo tocarlas pero no es más que una ilusión porque las atravieso como aire. Como el polvo que se escapa de mi alcance.

-No puedo tocarlas. –Me quejo.

-Ya, no se puede.

-¿Vuelas con ellas?

-¡Claro! –Se dirige a Jimin-. ¿Puedo darle una vuelta?

-¡No! Nada de eso. No quiero que me lo mates. –Taehyung hace un puchero y se deshace de repente en el aire volviendo a ser viento que me revuelve el pelo y la ropa. Forma un huracán a mi alrededor levantando el polvo y el aire y a los segundos, desaparece. Todo queda en silencio para no ver nada más que la tierra acomodarse de nuevo a su lugar y al polvo en el aire enrarecerse y desaparecer. Suspiro y me giro para buscar a Jimin con la vista porque me siento desorientado y me choco con el rostro de Taehyung que me asusta y me hace caer de espaldas al suelo por el impacto. Ambos idiotas se ríen de mí ahí en el suelo y yo me percato de la extraña ropa de Taehyung. En su pecho una camisa blanca de tirantes, en sus piernas unos pantalones blancos atados a los tobillos y a la cintura sobre la camisa. Es ropa muy fina y ligera que se zarandea con el más mínimo movimiento y en sus pies, nada más que una tela blanca recubriéndolos. Atada a los tobillos con una cuerda.

-¿Y esos zapatos? –Le pregunto mientras los señalo con aire despectivo.

-No piso el suelo con frecuencia así que no me voy a gastar el sueldo en zapatos. –Me dice de manera burlona como si fuera evidente y Jimin ríe.

-¡Eh, JungKook! –Me dice Jimin acordándose de algo de repente-. Saca la chispa del diablo. Vamos a jugar con ella ahora.

-¿Tienes una chispa de esas de Yoongi? –Pregunta Taehyung cubriéndose los labios y Jimin asiente pícaro. Yo la extraigo de mis pantalones y se la extiendo a Jimin y él saca la cajita negra que rescató antes de su cuarto. De ella saca una cerilla y mientras Taehyung sujeta el objeto en su mano, Jimin prende una cerilla y enciende lo que parece ser la mecha. Esta comienza a arder pero Taehyung no la suelta de su mano y cuando la mecha termina, nada. Los tres estamos expectantes a que suceda algo pero no es hasta pasado casi un minuto que no empieza a brillar el objeto y a temblar por su propia fuerza.

Y de repente, la luz se hace intensa y se torna fuego en las manos de Taehyung pero no lo suelta ni tampoco parece dolerle. Es un fuego que no quema. De la llama nace una chispa que sale fuera del perímetro de la llama y vuela lejos describiendo círculos en el aire. Esta se hace cada vez más brillante y grande. El fuego en las manos de Taehyung se ha convertido en cenizas y la brasa se acerca a nosotros y puedo reconocer en ella el cuerpo femenino de una mujer desnuda en la que sus características femeninas como los pechos o el pubis se ven muy difuminados por el luz de su cuerpo. Su pelo, recogido en un moño y sus alas de pájaro en llamas se mueven cerca de mi rostro. Desprende calor, desprende una sensación de miedo que llega a ser incluso excitante.

-¡Mírala! –Dice Jimin una vez la mujer se ha acercado a nosotros y comienza a juguetear con una sonrisa pícara y malvada estirando de nuestros cabellos y deslumbrándonos con su cuerpo. Frente a mí, no es más grande que la palma de mi mano y aun así, siento miedo delante de ella pero Jimin y Taehyung están divertidos-. ¡Enana fea! –Le grita Jimin haciendo que esta se vuelva a él y le miré frunciendo el ceño, arrugando su pequeño rostro enrojecido por su  naturaleza. Jimin se cruza de brazos y le saca la lengua. La pequeña mujer se acerca a él y se cruza de brazos igual y comienza a hacerle burla, lo que Jimin detesta y le da un manotazo que ella esquiva a la perfección. La pequeña mujer, ante el rostro perdido de Jimin buscando su cuerpo, se acerca a su mano, la cual ha intentado pegarla, y muerde sus dedos haciendo que Jimin grite mientras lleva su mano a sus labios para besar allí donde le ha causado dolor.

Taehyung cae al suelo muerto de risa mientras se agarra su propio vientre y la mujer, enfadada por su risa vuela hasta él y se interna dentro de su ropa haciéndole cosquillas y mordiendo su piel. Nada más que la siente allí TaeHyung comienza a dar alaridos de miedo y dolor suplicándole a Jimin por ayuda pero ahora es él quien ríe mientras ve como la luz de la mujer se trasparenta a través de la ropa y muestra como recorre toda su anatomía.

-¡Me muerde! ¡Ah! ¡Sácamela! ¡Hija de puta! –Cuando se cansa de estar bajo la ropa de Taehyung sale por una de sus mangas dejando al chico ahí tirado rascándose todo el cuerpo dolorido y viene a mí para pararse delante de mi rostro, buscando en mí alguna reacción como la que han tenido los otros dos pero yo no puedo evitar buscar en ella algún defecto el cual es inexistente. Su piel a pesar de ser roja y brillante como la luz del fuego se ve lisa y sin marcas o defectos. Es delgada y esbelta a pesar de no medir más de diez centímetros y sus alas baten el aire con las plumas en constante movimiento. Sus ojos, negros como el carbón me miran con una expresión de odio constante y sus pequeños labios fruncidos. Quiero tocarla pero no me dejará. Quiero acariciar su mejilla débilmente y sentir la piel de su espalda. Quiero, pero ella no me dejaría. Se cruza de brazos esperando por algo pero yo no soy capaz más que de dedicarle un par de palabras.

-Eres hermosa. –Digo incrédulo y su primera reacción es desfruncir su ceño confusa y después lleva una de sus manos a su pecho dolorida. Se retuerce unos segundos en el aire como si acabaran de apuñalarla y grita con un sonido desgarrador que me hace retroceder. Cae el suelo sin fuerza para volar y estalla convirtiéndose en miles de brasas que se esparcen por el suelo y desaparecen. Todo mi cuerpo se convulsiona y miro a todos lados buscándola. Ya no está, ha desaparecido.

-¿Por qué has hecho eso? –Me pregunta Taehyung confuso-. Aun quería jugar más. –Frunzo el ceño.

-Yoongi las creó para sacar nuestra ira con ellas. –Me aclara Jimin-. Cuanto más nos enfadamos nosotros más se enfadan ellas. Si las alabas o las ignoras, desaparecen. Mueren.

-Lo siento. –Digo-. No lo sabía-. Miro las cenizas en el suelo-. Pero es que era hermosa.

 

 

 


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