EL PESO DE NUESTRA PERDICIÓN (YoonMin) - Capítulo 39

 CAPÍTULO 39


YoonGi POV:

 

Como una tarde más me encamino derecho a buscar a Jimin a su habitación para llevarlo a la sala de proyecciones. A cada día que pasa se me hace el camino más pesado pero en realidad mi buen ánimo torna a la situación de un aura un tanto más alegre y risueña. Sonrío yo solo en medio del pasillo con el recuerdo de su sonrisa, o el de sus ojos mirándome de esa forma tan dulce a la que me he acostumbrado. Ya no sé vivir sin esa imagen en mi recuerdo, sin esa expresión en su rostro. Haría lo que hiciera falta para no perderla y juro que me muero si no la veo. Tuerzo la esquina del pasillo aun con esa sonrisa agradable en mi rostro mientras meto la pluma en el bolsillo de mi bata y me sujeto a la agenda en mi mano pero la imagen que me sorprende al final del pasillo, justo frente a la puerta de la habitación de Jimin, me hace sentir intranquilo.

A lo lejos oigo el sonido de sus gritos. Es un sonido que me hace dar un respingo y me yergo en mi mismo mirando al frente con ojos bien abiertos y las manos en tensión. Todo mi cuerpo se tensiona por la idea de que puedan estar haciéndole daño y solo la imagen de su cuerpo magullado me hace caminar a más velocidad hasta poder acercarme. Fuera en la puerta hay una enfermera nerviosa junto con uno de los enfermeros que la sostiene, al parecer ha sido agredida y puedo ver como en su rostro hay un par de gotas de sangre al acercarme. Pero no es suya, ella solo está indispuesta y confusa por la situación. En realidad la sangre es del propio enfermero, de la sangre de sus labios que sale a borbotones. Me siento confuso y cuando llego a ellos me miran como si yo fuera el culpable de la situación.

Me asomo a la puerta para ver como Jin contiene a Jimin desde la espalda y como dos enfermeros intentan inyectarle lo que parece un calmante, pero Jimin se contiene dando patadas al aire. La sola escena me hace sentir nervioso e impotente, y me lanzo con confusión e ira hacia los brazos de Jin para hacer que suelten a Jimin pero no me hace caso y ni siquiera parezco existir. Los enfermeros consiguen sujetar a Jimin mientras que uno de ellos alcanza a inyectar la aguja de la jeringuilla en su brazo. El sedante no es instantáneo por lo que se sigue revolviendo unos segundos más hasta que yo intervengo.

-¿Qué diablos está sucediendo aquí? –Pregunto exclamando al aire, esperando que alguien de los presentes se anime a contestarme. Solo Jin parece haberse fijado en mi presencia.

-Se ha puesto como loco, sin motivo alguno. –Exclama, casi tan confuso como yo. Suelta a Jimin de un empujón que le hace caer sobre su cama como si se deshiciera de un trasto viejo, a lo que yo le devuelvo una mirada a Jin que bien podría perforarle.

-Algo le has debido hacer. -Le digo a lo que él me mira ofendido y yo levanto las cejas, esperando una explicación.

-¿Me crees tan irresponsable? He venido a avisarle de que tenemos la sesión y se ha puesto como loco, lanzándome cosas de esta caja… -Señala la caja sobre la mesa-. ¿Estas son sus cosas? ¿Qué hace él con ellas?

-Se las he devuelto yo. –Digo a lo que ahora soy yo el que recibe una mirada acusatoria-. No me mires así, es mi paciente y he creído que era lo mejor. –Jimin se levanta de la cama, aun consciente aunque con un carácter algo más apaciguado y me dirige una mirada un tanto enfadada a lo que yo frunzo el ceño mirándole apenado-. ¿Por qué has hecho esto? –Le pregunto con voz triste y su primera y única reacción es retroceder el brazo y estampar su puño en mi rostro, haciéndome voltearlo hasta apoyarme en la mesa y caer al suelo, exhausto por el golpe y confuso por el inexplicable dolor recorriéndome el cuerpo.

-¡Jimin! –Grita la voz de Jin retumbando en mis oídos. Me llevo una mano a mi rostro y al separarla de mí me encuentro con sangre brotando de mi nariz de forma incontrolable. Me siento confuso y aturdido. No es el golpe, sino el propio gesto, completamente ajeno a la idea que yo tengo de él. Vuelve a ponerse nervioso pero es evidente ya el efecto de la medicación en él. Nadie viene a recogerme, nadie me ayuda a incorporarme y nadie parece alarmarse o sorprenderse cuando de mi nariz comienza a recorrer la sangre un recorrido a través de mi labio hasta manchar mi camisa y mi corbata. Yo presiono mi nariz para evitar la salida de la sangre pero sé que no es efectivo. Solo no quiero mancharlo todo y me pongo en mi píe con una mueca dolorida mientras miro alrededor. Los enfermeros contienen a Jimin, la enfermera sale corriendo y Jin toma una decisión por mí que me pone los pelos de punta.

-Llévenlo a las bañeras. –Dice en forma de sentencia que me hace dar un respingo. Yo sujeto el brazo de Jin mientras veo cómo se llevan a Jimin lejos.

-¡No le hagas eso! Lo pasó muy mal la última vez y…

-Se acabó, YoonGi. –Sentencia con voz autoritaria-. La conducta de este paciente…

-Hemos tenido pacientes peores. –Le digo en forma de súplica mientras intento retenerle cada vez que hace un amago por marcharse.

-El problema no está en el paciente, sino en tu comportamiento. ¿Qué diablos haces devolviéndole sus cosas? ¿Es que no aprendes?

-Pensé que sería buena idea…

-Ya veo que este paciente te viene grande, lo delegaremos a otro profesional y tú te tomarás unas semanas de descanso…

-No. –Niego con el rostro-. ¡No! No pienso dejar que otra persona esté con él…

-Estás comenzando a perder el norte, YoonGi. –Me dice serio, con una mirada más cuerda que la mía, seguro.

-¿No lo entiendes? No puedes tratarle de esta forma…

-Es su comportamiento el que es inexplicable, no el mío.

-Le harás tener fobia al agua, o a los sitios cerrados, o ye que sé. Será más difícil de tratar…

-Pensé que con la sesión de electroshock se habría calmado… -Dice Jin para sí negando con el rostro en forma de indignación, pero nadie estamos sorprendido de ello que yo.

-Solo ha sido algo puntual.

-No es puntual cuando el primer día ya necesita sedantes para controlar su carácter. Ya he tomado una decisión, YoonGi. Delegaremos en otro doctor y si este no puede, lo desahuciaremos. Es la única forma…

-¡Yo puedo curarle! –Le grito, tirando de su brazo a lo que él se deshace de mi agarre y me mira serio, señalándome con un dedo acusador.

-Basta. No insistas más. Jimin queda castigado hasta la hora de ir a dormir, y más te vale que mañana no aparezcas por aquí, o me veré en la obligación de trasladarte a otro centro fuera de la ciudad… -Me amenaza y yo frunzo el ceño del todo ofendido por su comportamiento. Me quedo en silencio y le retiro la mirada, completamente confuso con lo que está sucediendo a mi alrededor y con la sensación de desamparo que acaba de embargarme-. Oh, vamos YoonGi. –Calma su voz-. Sé que eres muy buen doctor, y sé que puedes con este paciente y con cualquiera, pero creo que te está superando la situación. Deberías tomarte unas semanas para pensar y despejarte. ¿Hum? –Yo no contesto, suspirando y mirando alrededor con una mueca triste y confusa. Yo le veo caminar hasta la caja de cartón sobre el escritorio de Jimin y la sujeta en sus brazos, llevándosela consigo-. Me desharé de esto como se merece y tú, ve a tu consulta. Descansa, tómate un té y cuando sea tu hora vete, yo me encargo de Jimin hasta mañana.

Asiento con la cabeza gacha y le veo marcharse por la puerta con la caja en brazos junto con todas las pertenencias de Jimin, desde sus cosas de higiene hasta las cartas que yo mismo rescaté de la casa de Jeon. Me siento impotente pero al mismo tiempo me sobre coge una inútil valentía por la imposibilidad de recuperar sus cosas. No lo hago, se las lleva y desaparecen de mi vista dejándome con una mueca triste y confusa. No queda nada en su cuarto más que un silencio sepulcral. Ni su colonia, ni el diario que le regalé, ni siquiera ha quedado su presencia alrededor y eso me hace sentir inquieto. Puedo aún oír sus gritos, sin embargo, al verse de nuevo en una situación que le dejó al borde de la muerte. Cierro los ojos, respiro profundo, y sin pensarlo demasiado, me encamino a mi consulta.

 

 


 

  Capítulo 38                            Capítulo 40

 Índice de capítulos

 

Comentarios

Entradas populares