DENTRO DE LA ESQUIZOFRENIA (JiKook) - Capítulo 8

 CAPÍTULO 8


Jimin POV:

 

Mientras nos sentamos el uno frente al otro miro a mi alrededor y compruebo que efectivamente, soy uno de los pocos profesionales acompañando a un enfermo. Algunos de los pacientes están solos y son capaces de servirse un desayuno decente, tomarse una pequeña pastilla de diferente color dependiendo del paciente y comer lo que tienen en el plato. Jungkook, como todos los pacientes ha cogido una bandeja, se ha servido el desayuno con ayuda de la cocinera y se ha sentado en la mesa más apartada de todas. Yo me coloco frente a él.

–Buen provecho. –Le digo sin obtener una respuesta y rápido se dedica a revolver en la leche y el tazón con cereales de chocolate en busca de algo–. ¿Qué buscas con tanta inquina?

–Ellos quieren darme pastillas sin que me dé cuenta. Ya lo han hecho antes.

–Por eso agrediste a Yoongi.

–Sí. Se lo merecía. –Dice casi en su susurro con una voz mucho más grave. Sus ojos miran con recelo todos y cada uno de los cereales para seguir con la leche y la pieza de fruta.

–¿Fue solo aquél día?

–No. Ya lo habían hecho antes.

–¿Cómo lo sabes? ¿La encontraste?

–Sé cuando me medican y cuando no. Noto los cambios en mi cuerpo.

–Eres consciente de que esos cambios pueden venir producidos por tu enfermedad, ¿verdad? Tal vez…

–Conozco bien mi enfermedad. –Me mira de repente con una expresión tremendamente grave–. He vivido muchos años con ella.

–Lo sé… –Miro a otro lado pero de repente vuelvo al rostro de Jungkook que se detienen de golpe y miran el tazón de leche con los ojos fijos en ella.

–Está en la leche disuelta… –Dice casi en un susurro.

–No te preocupes, Jeon. No hay medicina en tu comida. –Le aseguro aunque ni yo mismo lo sé ya.

–¿Cómo lo sabes? –Me pregunta.

–Trae. –Le retiro la bandeja acercándomela a mí y me llevo a la boca una cucharada de leche y un par de cereales para masticarlos con una amable expresión le devuelvo la bandeja y acaba resignado por mi gesto a continuar con su desayuno.

 

JungKook POV:

 

Cuando llevo la mitad de la leche consumida aparece un cuerpo ya bien conocido por la espalda de Jimin y se posa a su lado mirándome y observándome detenidamente como hace siempre. Analizándome constantemente. Odio sus ojos con furia, y la hierática expresión de su rostro que aunque en algunos momentos pretenda ser amable, se me antoja que guarda un odio muy profundo a este lugar. Este lugar no es agradable para nadie. Ni para los enfermos que se ven recluidos aquí dentro ni para los doctores que se ven igual de presos.

–¿Desayunando, Kookie? –Me pregunta Yoongi como si no fuera evidente y en vez de contestarle prefiero mantenerme en silencio terminando lo antes posible el desayuno para poder marcharme de nuevo a mi cuarto y dormir por unas horas más. Solo cuando duermo dejo de oír voces, dejo de sentir la asfixiante presencia de Él a mi lado. Sorprendentemente hoy me he despertado con sus ojos mirándome profundamente–. ¿Ahora no hablas? Te vengo observando desde hace un rato, pequeño. Bien que conversabas. –Jimin me mira intensamente ante las palabras de Yoongi pero yo sigo mudo.

–¿No vas a contestar, Jeon? –Pregunta Jimin y siento ganas de tirarle la poca leche que me queda a la cara pero esta leche es una realidad, y Él otra.

–Que maleducado Jeon. –Se queja Yoongi con un mohín y un puchero–. Me siento envidioso, con el doctor Park hablas y conmigo no. –Señala con su dedo el cuerpo sentado frente a mí y detengo todos mis movimientos para quedarme fijo mirando el delgado dedo de Yoongi señalando aquello que creí producto de mi mente. Un escalofrío me recorre la espina dorsal y siento terribles cosquilleos en mis costillas. Solo hay una posible salida a este cruce de ilusiones. Ahora también veo a Min Yoongi en mis alucinaciones. Perfecto.

–Genial. –Digo sarcástico y niego con una sonrisa enorme en mi rostro. Retiro la bandeja de mí–. He perdido el apetito.

–Eso es de muy mala educación. –Me riñe Él. Jimin.

–No me hables de educación. –Le espeto y Yoongi se cubre los labios con su pálida mano asombrado por mi repentino comportamiento. Es impresionante como mi mente es capaz de ver tan claramente. Incluso yo que conozco mi enfermedad, estoy alucinando. –Nótese el juego de palabras–.

–Jeon, sé respetuoso. No quiero que te encierren de nuevo. –Sus palabras son algo gruesas y las cosquillas en mi costillas se hacen más intensas hasta crear un dolor sordo que me dificulta respirar.

–¿Vas a golpearme? –Pregunto con una amplia sonrisa–. Ya no te tengo miedo. –Miento. El dolor es demasiado y aunque quiero seguir discutiendo de esta manera tan graciosa, no puedo respirar. Me llevo una mano allí a mi costado y frunzo el ceño haciendo que ambas personas se preocupen al instante. Casi como si lo necesitara me levanto del banco para alejarme de ellos pero caigo en el intento porque me fallan las piernas y me tiendo en el suelo con las manos a uno de mis costados apretando allí como si apretando se pasara el dolor, lo que no es cierto. Se intensifica en sobremanera pero no puedo evitarlo. Tengo que apretar, no, tengo que interponer las manos entre los golpes porque vuelven a golpearme. El dolor, es el mismo, maldita sea. Él aparecía de la nada para golpearme. Me pateaba con sus zapatillas rojas y me pisaba las costillas hasta que me dejaba sin aliento. Hasta que dejaba de suplicar porque no me quedaba voz para hacerlo, y tampoco aire. Solo cuando no suplicaba se detenía porque no le resultaba satisfactorio hacerlo.

 

Jimin POV:

 

De inmediato, y ante la reacción precipitada de Yoongi por abalanzarse a su cuerpo, le sigo, cayendo al lado de Jungkook en el piso para intentar comprender al menos qué le sucede. Sus gritos incesantes alarman a todos en la sala pero en sus rostros se denota una clara normalidad dado que esto, en este lugar, es algo común.

–¡No me toques! ¡Suéltame! –Grita JungKook interponiendo los brazos a cada movimiento que hacemos por sujetar su cuerpo. Sintiendo pánico ante la situación hago que Yoongi se aleje y yo mismo me encargo de tranquilizarle aferrando sus manos con fuerza intentando inmovilizarle y sentándome sobre su cintura para que deje de dar patadas y manotazos al aire que puedan dañarnos a alguno de los dos. Me resulta complicado pero cuando lo consigo y tengo todo su cuerpo entre mis piernas, le hablo con un tono calmado y tranquilo.

–Jeon. Jeon. Cálmate, por favor. Mírame. No va a pasarte nada malo. Nadie te va a golpear. –Sus ojos parecen retornar a la realidad e incluso esboza una sonrisa sádica.

–¿Cuándo te has vuelto tan blando?

 

 

Cuando vino Namjoon, Jungkook ya estaba de nuevo sentado en su asiento terminando su desayuno y parecía mucho más tranquilo que antes. Después de aquella extraña pregunta pareció despertar de una pesadilla y volvió a comportarse como se espera de él. No muy convencido de su mejora, Namjoon me obligó a dar un paseo con Jeon por los pasillos para que caminara y se le despejara la mente. Mientras caminábamos en silencio analizaba su manera de andar, de mirar a otros enfermos incluso pude ver la clara diferencia en su comportamiento cuando nos cruzábamos con alguien que le conocía. Escondía sus ojos bajo su flequillo agachando la cabeza y caminaba más rápido. Una de las veces reí por la nariz llevándome una fulminante mirada por su parte.

Llegamos a un pasillo que daba a un patio interior. Un pequeño patio donde decoraban unas cuantas plantas y un árbol central. Me quedé mirándolo un rato mientras Jungkook se sentaba en un banco de espaldas al cristal que nos delimitaba. Los rayos del sol caían perpendiculares en un precioso día.

–¿Quieres salir? –Le pregunto y me mira frunciendo el ceño. Haciendo un gesto con el rostro señalo el exterior y me mira aún más confuso.

–No podemos salir.

–¿Normas del hospital? –Él asiente–. Estaré contigo. Además, esto no parece que tenga ninguna otra salida a parte de esta. –JungKook se levanta y se queda mirando fijamente afuera cruzado de brazos.

–No quiero mojarme. No.

–¿Mojarte? –Su expresión se torna mucho más perdida que antes.

–Está lloviendo. –Afirma mientas señala fuera con su dedo. Se torna a cruzarse de brazos y yo le miro con una extraña expresión.

–No. No es cierto.

 

JungKook POV:

 

Es una completa locura salir cuando solo el sonido de las gotas de agua cayendo y golpeando contra el cristal me hacen sentir muy impotente. ¿Y él se empeña en salir? Ni en broma.

–Vamos, Jeon. Ya verás que no llueve.

Sus palabras son completamente contradictorias y el hecho de que mis ojos vean tan claramente una cosa que se empeñan en contradecirme es muy confuso dentro de mi mente. Las emociones se me mezclan, los sentimientos se funden. Pierdo la autoridad por momentos y avanzo con él hasta la puerta de cristal y le veo abrirla muy lentamente solo por mí, para no saturar mis sentidos. Al hacerlo el sonido de la lluvia es mucho más evidente y retrocedo porque el agua entra un poco mojando sus zapatos.

–No pasa nada. No tengas miedo. Mira. –Jimin estira su brazo fuera donde las gotas rebotan en su mano. La mueve de lado a lado libremente como si realmente nada le estorbara para hacerlo. Él sale por completo y se mantiene fuera al otro lado del cristal mientras alza su rostro al cielo y se deja inundar por la lluvia que cae sobre su rostro. Sin embargo, no veo como su pelo se humedece.

–Pero… yo… –Me siento muy indefenso aferrado al borde de la puerta. Jimin me mira con una sonrisa y abre sus brazos en cruz.

–Extiende tu mano fuera, ya verás. –Le obedezco estirando mi mano al aire y veo como las gotas caen aun, siento como, si cierro los ojos, cada gota se estampa en mi mano pero no es como yo recordaba. Es una sensación mucho más vaga, es nada más que un cosquilleo en partes repartidas de la palma de mi mano. Faltan muchos factores para poder decir que hay lluvia como el sentimiento de humedad, el olor a húmedo, el frío o incluso el sonido que desaparece por momentos–. Ven. Dame la mano.

Ante sus palabras retraigo mi brazo pero sus intenciones por aferrarlo no se detienen ahí y me estrecha la mano con fuerza para, de un empujón, sacarme al exterior a la fuerza. Sin consentimiento alguno. Le veo un poco borroso, como si todas las gotas de agua se hubieran unido para crear una película entre ambos. Esto me obliga a cerrar los ojos y siento su cuerpo de repente muy cerca del mío, aun aferrando mi mano con fuerza. Ese extraño cosquilleo ha desaparecido por completo y tan solo siento un brutal choque de adrenalina por la posibilidad de que me golpee. Probablemente tenga los hombros encogidos ante su presencia a mi lado, intentando acobardarme y retrotraerme en mi mismo temeroso pero tras unos segundos en los que no pasa nada, el miedo desaparece. El temblor se va. Un cierto calor en mis mejillas me es conocido y alzo el mentón al cielo para aumentar esa sensación es maravillosa.

–¿Lo sientes? –Me pregunta él a mi lado con una voz débil. Casi un susurro–. Es el sol.

Sí, lo siento y es más, quiero romper a llorar porque por primera vez en muchos años estoy sintiendo el sol en mis mejillas y no es a través de una ventana ni la luz artificial de los pasillos. Muerdo mi labio tembloroso mientras esbozo una sonrisa y algo dentro de mí se amansa. Se duerme y desparece.

 

 

Capítulo 7                             Capítulo 9

↢ Índice de capítulos


Comentarios

Entradas populares